Sería un error ubicar la cinta Grace en el poco imaginativo sub-género del terror dedicado a los "niños diabólicos". La intención de esta sobria e inteligente película no es sorprendernos con las travesuras de un infante maligno, sino mostrar el horror humano y realista del amor llevado a extremos criminales... aunque perfectamente comprensibles. El uso de un bebé como eje de la historia aporta un tono muy particular, a la vez ambiguo y simple, pues es fácil entender la disyuntiva moral de la situación cuando se toma en cuenta la inocencia de la criatura. Madeline Matheson (Jordan Ladd) es la madre de tal bebé, y al principio de la película se muestra ansiosa por tener un hijo después de varios embarazos fallidos, que le han dejado poca fe en la medicina convencional. Por eso, cuando finalmente logra concebir, decide seguir un camino naturista y "alternativo"; aunque parece terminar nuevamente en tragedia cuando un accidente automovilístico la deja viuda y en peligro de perder a su hija, que todos los médicos asumen muerta en el vientre. Sin embargo la partera naturista le ayuda a proceder con el nacimiento, y ocurre un milagro: ¡la pequeña bebé está viva! Obviamente Madeline está feliz, y nombra "Grace" a la recién nacida... pero al poco tiempo se da cuenta de que su hija tiene "requerimientos especiales"... que incluyen beber sangre.
Esta notable película visita con mayor franqueza los mismos temas que el reciente re-make de It's Alive! apenas sugirió, pero la calidad de los actores y la intensidad de sus emociones hace que Grace sea mucho más honesta, satisfactoria... e inquietante. El noventa por ciento de su éxito radica en Jordan Ladd, cuyo difícil papel la somete a una devastadora secuencia de eventos, quizás ubicados en el terreno de lo fantástico, pero absolutamente realistas gracias al feroz instinto materno que sostiene a lo largo de la película. Me agradaba esta actriz, pero nunca consideré su trabajo particularmente notable (aunque ya se notaba inusual fuerza en Madhouse). Ahora resulta obvio que solo necesitaba un buen papel y un director que supiera aprovechar su expresivo rostro e implacable compromiso hasta con el más difícil material.
Ladd no es la única que merece aplauso. La veterana canadiense Gabrielle Rose muestra también hipnótica intensidad en el papel de la suegra de Madeline y abuela de la recién nacida. Su tensa relación con la protagonista empeora después del accidente, y se torna en una tensa lucha por obtener la custodia de la bebé, pues no considera a su nuera capaz de criarla tras el impacto emocional de perder a su marido. Esa sub-trama no sólo añade conflicto externo a la historia y justifica su eventual desarrollo (por no mencionar el derramamiento de más sangre), sino que sirve como reflexión paralela sobre el instinto maternal fuera de control en un contexto más tradicional. Además, las manifestaciones de esos sentimientos en la vida privada de la suegra nos ofrecen varios perturbadores momentos, algunos tan fuertes como los que genera la trama principal. Rose hace un excelente trabajo filtrando humanidad en algunas difíciles escenas que tal vez pocas actrices hubieran enfrentado.
No obstante sentí algunas irregularidades en el libreto; por ejemplo, el fracturado arco dramático de la partera "new age" interpretada por Samantha Ferris. El desempeño de la actriz es bueno, y la filosofía naturista del personaje ofrece un adecuado contraste con la cuestionable ética de los médicos "reales". Sin embargo nunca me quedó clara la motivación de sus acciones, especialmente en la segunda mitad del guión. No me malinterpreten... me gustó el final y la evolución que experimenta la mujer... pero no entendí exactamente cómo llegó ahí. También sentí lenta la parte media de la película, quizás debido a las múltiples escenas redundantes que establecen la condición de la niña. Es bastante obvio lo que está ocurriendo y creo que no hacía falta alargar el inexistente misterio, incluso si con ello se buscaba producir más suspenso y expectativa sobre la conclusión. La primera parte del libreto es tan eficiente y concisa que todo queda claro durante los primeros cuarenta y cinco minutos, de modo que el resto del melodrama simplemente repite lo que ya vimos y entendimos. No es un problema mayor, pero siempre irrita un poco notar la típica estrategia del "rellenar" historias que tal vez no cubrían el tiempo necesario para venderse como largometrajes. Finalmente, como observación personal, me pareció un poco excesivo el uso de documentales sobre animales para enfatizar los puntos sobresalientes de la trama. Incluso me hizo reír que la televisión de Madeline estuviera eternamente sintonizada en una versión pesadillesca de Animal Planet, donde el sufrimiento de los animalitos reflejaba su propia situación.
Muchos directores contemporáneos pretenden hacer películas de terror serias y duras, libres del humor ochentero y del post-modernismo popular en los noventas. Pero en su intento por llenar la pantalla de sadismo y brutalidad olvidan las emociones de los personajes, y sólo logran que sus excesos viscerales se transforman en aburrimiento. Grace prueba que no hace falta verter litros de sangre, ni asesinar múltiples víctimas para causar una reacción en el espectador. Bajo la mano de un buen director como Paul Solet, la simple expresión de maternidad incondicional basta para generar genuina angustia y terror. Y si además de eso la historia tiene algo que decir, la experiencia resulta aún más satisfactoria. En fin, Grace es una muy recomendable película directa a DVD que debió estrenarse en cines antes de ser relegada a este menospreciado método de distribución. Ojalá sea descubierta por bastante gente, pues no es común la gestación de cintas tan profundas en el género de terror, y su ocasional brote es un auténtico regalo al genuino aficionado. ¡Felicidades! Fue niña.
Calificación: 9