Murder Loves Killers Too

A pesar de su pretencioso e inexplicable título (por no mencionar su pseudo-retro póster), Murder Loves Killers Too comienza como muchas otras cintas de terror semi-amateur directas a DVD: el obligatorio grupo de jóvenes rijosos e irresponsables se dirigen a una aislada cabaña de campo para pasar un fin de semana de sexo, alcohol y diversión. Pero, claro, el asesino en turno tiene otros planes, y procede a torturarlos uno por uno antes de matarlos de la manera más sangrienta posible. Y, desde luego, la "chica final" huye despavorida mientras el asesino la persigue por el bosque, listo para terminar lo que empezó.

Entonces comienza realmente la película.

Lástima que demore una hora para llegar a la parte interesante. Los veinte minutos finales me hicieron recuperar el interés en Murder Loves Killers Too, que perdí cuando parecía seguro que la película se limitaría a repetir la bien conocida fórmula. Sin embargo, en cuanto el asesino abre la boca replantea la película entera, ofreciendo una perspectiva poco común, bien escrita e ingeniosamente planeada. Comparten el éxito de esa estrategia el eficiente libreto de Drew Barnhardt, y la sólida actuación de Allen Andrews como el elocuente asesino con más de un secreto tras sus sanguinarios crímenes. La dirección del mismo Barnhardt rebasa los magros límites del cine "micro-budget", y muestra inusual ambición con un par de secuencias bien coreografiadas (incluyendo una larga toma continua que nos lleva por todos los cuartos de la casa). Habiendo dicho eso, no podría decir si sus ínfulas de "mini-Scorsese" demuestran talento o simple pretensión . Pero bueno... al menos evita el odiado "constante close-up" que marca tantas cintas realizadas en video por aficionados sin visión creativa.

Los actores jóvenes (o "víctimas") muestran entusiasmo y marginal talento para interpretar sus papeles, aunque no pueden evitar elevadas dosis de irritante “actitud” y exageración; pero quizás esta vez su antipatía tuvo el definido propósito de ayudarnos a comprender (¿y compartir?) la motivación del villano. Los efectos especiales son rudimentarios pero "jugosos", con abundante sangre artificial, en vez de la cada vez más común variedad digital. Y, para cerrar con broche de oro, una pegajosa y sarcástica canción ("Naughty Mittens") acompaña los (laaaaargos) créditos finales, sin los cuales la película apenas rebasaría la hora de duración.

A decir verdad no sé si ese fascinante tercio final redime la predecible y aburrida hora inicial; pero ciertamente evita que Murders Loves Killers Too se convierta en una pérdida de tiempo total. No es la mejor película independiente de terror que he visto (ni siquiera en lo que va del año); sin embargo creo que puedo recomendarla a los aficionados que conozcan bien este tipo de cine, pues serán quienes mejor aprecien los aciertos de esta película al mismo tiempo que disculpan sus fallas. En otras palabras: sólo optimistas, por favor.
Calificación: 6.5