Monstruos del Medio Oriente

Uno de los temas más socorridos en el cine de este siglo ha sido la guerra en Irak y Afganistán. Y aunque la mayor parte de esas películas han sido melodramas ideológicos o thrillers políticos, hay un buen número de cintas de terror que usan ese conflicto para añadir un "relevante" aspecto a los típicos monstruos, asesinos o eventos paranormales que fundamentan el género. La combinación es interesante, y se presta para dar un contexto diferente a las bien establecidas fórmulas del cine fantástico. Cuatro películas en particular llamaron mi atención por su muy diversa pero entretenida combinación de horrores bélicos y paranormales, donde no siempre queda claro quién es el héroe y quién es el villano.

The Objective
Del co-director de The Blair Witch Project nos llega este pausado relato en el que un grupo de solados norteamericanos investiga los vagos reportes de una nueva arma utilizada por las tropas enemigas. El servicio de inteligencia ubica el origen de esta arma en una remota región de Afganistán y, conforme los soldados se acercan al objetivo, empiezan a experimentar un colapso psicológico, que podría ser ocasionado por la ansiedad que soportan día con día... o por el arma en cuestión, que trastorna sus mentes y exacerba sus temores, dudas e inseguridades.

El final es demasiado ambiguo y no me dejó satisfecho, pero lo compensa el desarrollo lleno de tensión e incertidumbre. Las actuaciones están por encima del estándar "directo a DVD", y la dirección de Daniel Myrick enfatiza el voluble estado mental de los personajes, aprovechando perfectamente las áridas locaciones que parecen de otro planeta gracias a la fina cinematografía de Stephanie Martin. Tuve la oportunidad de ver esta película hace casi un año en una convención de ciencia ficción, y no me explico por qué sigue "enlatada", sin distribución comercial ni noticias de su debut en DVD. Sin embargo puedo recomendarla como una intrigante mirada a la guerra filtrada por el torcido ojo del género fantástico.
Calificación: 7.5

Red Sands
Esta película emplea una variación de la "casa embrujada", trasladándola a una remota aldea en el desierto afgano. Pero esta vez no hay fantasmas tradicionales, sino una entidad mitológica del Medio Oriente llamado Djinn, en quienes están basados los relatos de "genios" que cumplen los deseos de su "amo". Sin embargo, el Corán los describe como criaturas amorfas, caóticas y maliciosas que abandonaron el plano terrenal debido al odio que sentían por la humanidad. Entonces, cuando un grupo de soldados norteamericanos libera accidentalmente a un Djinn de su prisión física (no, no es una lámpara ni la botella de Mi Bella Genio), empiezan a sufrir alucinaciones en las que sus peores crímenes de guerra regresan a torturarlos.

No está tan bien escrita ni filmada como The Objective, pero Red Sands toma muy en serio el drama que se desarrolla entre sus personajes. Sin embargo es difícil aceptar con igual solemnidad la trama, pues estira al máximo la credibilidad del espectador, por no mencionar que se apoya en mediocres efectos digitales y dudosas actuaciones (aunque los sangrientos efectos prácticos son efectivos); sin embargo, balancea adecuadamente el horror sobrenatural con las terribles realidades de la guerra. Y, como atractivo adicional, el excelente actor J.K. Simmons (más conocido como J. Jonah Jameson en las cintas de Spider-Man) tiene un corto papel como el coronel que evalúa el testimonio de los sobrevivientes. La clásica sorpresa final es sin duda ridícula (y predecible); no obstante resulta consistente con la trama, y no impide darle una tenue recomendación a esta película por su buena atmósfera e interesante tema.
Calificación: 6

Manticore
En el otro extremo del espectro dramático tenemos Manticore, una declarada "película B" cuyo principal atractivo es el elenco de veteranas celebridades del género fantástico, desde Robert Beltran (Star Trek Voyager) y Jeff Fahey (Lost) hasta Heather Donahue (The Blair Witch Project) y Faran Tahir (Star Trek) sin olvidar a la ubicua Chase Masterson, cuyo generoso escote y agradable personalidad capturó la imaginación de muchos "fanboys" (incluyéndome) en Star Trek: Deep Space Nine y en su divertido y exitoso "podcast" (respectivamente). Aderezando este ecléctico elenco tenemos los divertidos (y moderadamente competentes) efectos digitales del epónimo monstruo que acecha al consabido grupo de soldados encargados de buscar terroristas en una rústica aldea iraquí.

Creo que estas películas funcionan mejor cuando ocultan un juguetón sentido del humor detrás de su absurda premisa, pero sin perder el profesionalismo de su manufactura. Manticore resultó ser un claro ejemplo de esa actitud, pues las energéticas actuaciones del tenaz elenco y la dinámica dirección de Trip Reed sostienen el interés y distraen al espectador de las obvias limitaciones económicas que afrontó la producción. Ese inquebrantable propósito de entretener impulsa a Manticore hasta ese raro estrato de "tan mala que es buena", haciendo que sus defectos parezcan virtudes, y sus virtudes se transformen en magia fílmica de dudosa calidad pero honesta intención. No es una película para todos los gustos, y admito que sería calificada como bodrio por audiencias sensatas. Pero uno no renta películas como Manticore por exceso de sensatez, sino por optimista entusiasmo que inspira el cine de bajo presupuesto comprometido a entretenernos incluso a costa de su dignidad. Y, paradójicamente, creo que por eso merece más respeto que las infladas súper-producciones hollywoodenses que sólo buscan engañarnos con su pretensión y sus excesos.
Calificación: 7

Sand Serpents
Esta cinta explora el mismo árido terreno que visitó Manticore (literal y figurativamente), aunque resulta menos divertida y más solemne en su representación de la guerra. El título dice mucho, pero hay detalles que acentúan su ridiculez: los protagonistas son (adivinaron) un grupo de soldados norteamericanos que protegen a dos geólogos encargados de examinar una mina abandonada en el desierto, para determinar si aún es productiva. Pero un terremoto interrumpe la misión... y despierta a varios titánicos gusanos (algo así como los de Dune) que devoran personas, vehículos y todo objeto a su paso, defendiendo su territorio y amenazando por igual a las tropas enemigas, amigas y científicos. Complicando el asunto están los refugiados de un pueblo cercano, que también necesitan ayuda aunque entre ellos podría estar oculto un miembro del Talibán, listo para traicionar a los valientes soldados...

Con esa descripción no hace falta aclarar que Sand Serpents se disfrutará mejor como un jugoso pero perjudicial platillo de cine chatarra. Su torpe sentido del humor es inversamente proporcional a la seriedad con la que los soldados enfrentan los gigantescos gusanos y (desde luego) sus conflictos personales. Los efectos especiales poseen esa divertida irrealidad que no viene de la incompetencia, sino de la creatividad sofocada por la falta de recursos. En otras palabras, causan risa de aprecio por su inocente ingenio, y no de burla por sus deficiencias (o al menos así me pareció). Lo mismo aplica al estoico tono de los exagerados actores y a las pintorescas locaciones rumanas (!). A fin de cuentas, Sand Serpents fue un magro antídoto contra el aburrimiento durante noventa minutos, aunque su memoria difícilmente excederá ese mismo período después de haberla visto. Supongo que puedo recomendarla por sus inciertos méritos y su humilde propósito. Además, ¿cuántas veces podremos ver un gusano gigante devorando un helicóptero? Si eso no los convence, nada lo hará.
Calificación: 6