Milk: Un Hombre, Una Revolución (Milk)

Generalmente me gustan las películas de Gus Van Sant, aunque desde hace casi nueve años abandonó la tradicional narrativa fílmica (creo que la última cinta "normal" que hizo fue Finding Forrester, en el 2000) para incursionar en terrenos más experimentales (Gerry, Elephant, Paranoid Park), que quizás fueron más satisfactorios para Van Sant como artista, pero no tanto para su público (o al menos para mi). Por eso esperé con entusiasmo Milk, aunque un poco atenuado por tratarse de una biografía, labor siempre arriesgada debido a la dificultad implícita para encontrar un eficiente balance entre realidad y entretenimiento.

Honestamente no puedo afirmar que Van Sant lo haya encontrado, pero de cualquier modo creó una fascinante película de irresoluta objetividad y valor social. El sujeto de la mencionada biografía es Harvey Milk (Sean Penn), el primer hombre norteamericano abiertamente homosexual elegido en pública votación para un puesto gubernamental. La cinta comienza a mediados de los setentas, y sigue el despertar político de Milk como respuesta a la represión ejercida por la policía y muchos ciudadanos contra la población homosexual, y continúa con su rápido ascenso primero como líder de la comunidad y después como activista, hasta juntar los recursos y apoyo para postularse como Supervisor Cívico de la ciudad de San Francisco. Pero quizás Milk se adelantó a su tiempo, pues lo que parecía ser un triunfo se convirtió en tragedia cuando la intolerancia cobró una más de sus tantas víctimas...

Siempre he respetado la técnica histriónica de Sean Penn y el incondicional compromiso que adquiere con cada papel que interpreta. Pero en casi todas sus películas me parece que su desempeño es tan estudiado que pierde espontaneidad, y dejo de "sentir" al personaje para sólo ver a un actor realizando una detallada interpretación. Afortunadamente Milk sobrevive ese obstáculo (totalmente subjetivo), ya que su argumento resulta doblemente interesante por estar basado en hechos reales, y por las cuestiones que plantea. Harvey Milk podrá haber sido un tenaz defensor de los derechos homosexuales (y no cabe duda que la postura política de esta biografía es evidente), pero a fin de cuentas Van Sant evita encasillar su película en un sólo nicho ampliando su mensaje a uno de tolerancia por todas las ideologías, cuestionando la validez no sólo de la ley, sino de la opinión pública que tradicionalmente repudia lo que encuentra diferente.

No sé si sea por la intensidad de Penn, o por el difuso guión, pero el elenco de apoyo se siente algo débil, a pesar de estar integrado por buenos actores de carácter. En el papel de un rival político, Josh Brolin es el único que resalta por su ambigüedad ideológica y su característico estilo de "cocinar a fuego lento" las emociones que burbujean bajo su estoica apariencia. Emile Hirsch, Diego Luna y James Franco tienen papeles importantes como parejas románticas o políticas (o ambas) de Milk, pero a fin de cuentas son mero material anecdótico, cumpliendo su función sin pena ni gloria. Y tampoco ayuda mucho que las caracterizaciones, fieles a la moda de los setentas, los sepulte bajo exageradas pelucas o excesivo vello facial.

Por el lado positivo puedo señalar la dirección de Van Sant, que aborda con el grado justo de fervor tanto las discursos y mítines, como la vida privada de Milk, quien no se presenta como un santo de inmaculada actitud y noble intención, sino como una persona normal en busca de trato más justo para sus semejantes, incluso si no siempre sabe navegar las traicioneras aguas de la política local. Y, hablando de su vida privada, me pareció muy interesante que Van Sant no se intimidara al mostrar los vaivenes románticos del protagonista, ni los moderadamente gráficos detalles de sus conquistas homosexuales. Pero supongo que ese es exactamente el punto de la película... no ocultar las preferencias personales, sino aceptarlas como válidas, incluso si difieren de "mayoría moral". Eso me puso a pensar en otras películas que examinan la lucha por derechos de homosexuales, como Philadelphia y The Laramie Project, cuyos protagonistas son "gay" en teoría, pero no en práctica, seguramente para no ahuyentar al público dudoso de aceptar un contenido menos sutil y más realista. Aplaudo la audacia de Van Sant (y su elenco), aunque no sé si fue la mejor estrategia para propagar el mensaje social de la película. Además, me pareció detectar una cierta ambigüedad sobre el destino final del protagonista... hubiera sido muy simple atribuir la tragedia a su orientación sexual, pero siento que hay razones para especular que su motivación pudo ser meramente política, y no represiva. Tal vez si la viera de nuevo me fijaría mejor en las "pistas" que deja el libreto... pero francamente no tengo mucho interés en ello, y ahí reside la falla principal de la película, al menos desde mi punto de vista.

Milk me pareció una sólida película en muchos aspectos, pero difícilmente memorable. No es muy innovadora, no busca sorprendernos con controversia o con brillante retórica, lo cual puede señalar sobrio celo histórico... o falta de pasión. Su mensaje es relevante y necesario para cada nueva generación, y no cabe duda que Harvey Milk merece un tributo que vaya más allá del reconocimiento local... pero quizás la película llegó demasiado tarde, o sin el entusiasmo necesario para cautivar a su audiencia. Desde luego puedo recomendarla, aunque con la advertencia de que no siento justificada la hipérbole que la precede... ni como documento histórico, ni como muestrario de actuación. Penn y Van Sant hicieron un buen trabajo, pero me temo que la película resulta ser menos que la suma de sus partes.
Calificación: 7.5