jueves, 5 de marzo de 2009

Cine Clásico: Krull (1983)

Así es... llegó el momento de otra indulgente visita a los ochentas. Mis disculpas anticipadas por ello. Para bien o para mal mi gusto por el cine empezó a madurar en aquella década (en otras palabras, empecé a notar que había otros géneros fílmicos, además de Godzilla). Y si añadimos a eso la experiencia formativa de la adolescencia, tenemos como resultado una subjetiva y nostálgica visión de películas cuya calidad real puede ser muy inferior a la que tienen en mi nebulosa memoria. Incluso cuando las veo nuevamente después de tantos años (como en este caso), me cuesta trabajo acopiar la objetividad necesaria para evaluar una obra por sus valores intrínsecos, y no por los recuerdos que trae consigo. Entonces, sirva esto como advertencia no sólo sobre este artículo (y muchos análogos), sino para las generaciones actuales, que quizás en veinte años se encuentren escribiendo diatribas similares sobre los altos valores sociales y culturales de "nostálgicas" obras como Scooby Doo, Epic Movie y Gigli. Espero estar muerto para entonces, pero en el raro caso de que no sea así, por favor recuérdenme decir: "Se los dije".

Pero bueno... la sobrevaluada película que esta vez pretendo halagar excesivamente es Krull, un bizarro híbrido de fantasía y ciencia ficción que llegó en el momento exacto de la historia para aprovechar dos corrientes en boga: la ola de películas de ciencia ficción originada por el éxito de la primera trilogía (cronológicamente) de Star Wars; y por otro lado, el breve resurgimiento de la fantasía heroica gracias al considerable éxito colectivo de Conan the Barbarian, Excalibur, Clash of the Titans, Dragonslayer y The Beastmaster. La moraleja de esa historia es que, cuando una película captura el "zeitgeist" de su momento histórico (al menos en lo que se refiere a la realidad de los "fanboys"), no hace falta mucha calidad para sobresalir entre sus semejantes.

Desde los primeros segundos de Krull queda musicalmente establecido su bombástico tono y la atmósfera de juvenil fantasía que empapa cada una de sus escenas, empleando los clichés de dos géneros para contar una historia predecible pero con suficientes variaciones para hacerla fresca y provocativa. Como ejemplo inmediato puedo señalar el comienzo de la cinta, que nos lleva al espacio exterior, donde un enorme... ¿vehículo? ¿meteorito?... hace un descenso controlado sobre la superficie del planeta Krull, aterrizando pesadamente en una verde pradera... que de inmediato se transforma en un árido desierto bajo la influencia del misterioso visitante. Mmh... nunca había visto eso en las incontables cintas de fantasía que se limitan a repetir los arquetipos establecidos por la épica arturiana, o por El Señor de los Anillos... quizás Krull resulte ser más original de lo que suponíamos.

Pero no totalmente original. Para empezar, tenemos a la hermosa princesa Lyssa (Lysette Anthony), quien es secuestrada por los esbirros de la Bestia (el ocupante de la nave-meteorito) el día de su matrimonio con el apuesto príncipe Colwyn (Ken Marshall), lo cual es bastante malo para la joven pareja, pero puede además ser catastrófico para el planeta entero, pues su unión representaba también la alianza entre dos reinos, cuya fuerza militar combinada podría quizás expulsar al demoníaco monstruo que controla Krull. Entonces, con ayuda de su místico mentor Ynyr (Freddie Jones), Colwyn emprende el rescate de la princesa, reclutando en el camino varios inusuales aliados que van desde un grupo de ladrones hasta un inepto mago, sin olvidar al melancólico cíclope y al anciano hechicero cuya magia les permitirá localizar la fortaleza de la Bestia, ya que cambia de ubicación con cada amanecer.

Mientras tanto, dentro de dicha fortaleza, la princesa Lyssa debe luchar contra los ataques psicológicos del monstruo, quien desea seducirla ofreciéndole control absoluto sobre el mundo, riqueza más allá de su imaginación, y el poder mismo sobre la vida y la muerte de sus súbditos. Pero la princesa se rehúsa a caer en la trampa pues sabe que su nuevo esposo hará lo posible por rescatarla.

Una princesa cautiva en la fortaleza del villano; un héroe en pos de su rescate auxiliado por un pintoresco grupo de rebeldes; un mentor con poderes místicos... ¿suena famliiar? Pero antes de acusar a Krull por copiar la trama de Star Wars hay que recordar que ambas películas, al igual que muchas fantasías modernas, siguen de cerca los parámetros heroicos descritos por Joseph Campbell, cuyo análisis de leyendas nórdicas, poemas épicos y mitología griega, descubrió similitudes y temas recurrentes en muy diversas culturas, que quizás se fundamentan en la estructura misma de nuestro cerebro, y en la memoria ancestral que respalda nuestros más básicos instintos. Y si bien el uso de esa fórmula hace que la trama de Krull se sienta modular y predecible (a fin de cuentas es una serie de batallas y obstáculos que se resuelven con magia, sacrificio o combate), también aporta esa rara dinámica que une las piezas de la película en un todo fluido y satisfactorio. Entonces, puede parecer infantil y un poco teatral (especialmente en las escenas "exteriores" que obviamente se filmaron en enormes escenarios), pero a cambio Krull ofrece aventura, ciencia ficción y fantasía en un paquete bien escrito, lleno de atractivas imágenes y enormemente entretenido. Desde luego sus efectos y escala no compiten con la épica trilogía fílmica de El Señor de los Anillos, pero no hay que verla como competencia, sino como una notable cinta por derecho propio, que ocupa con orgullo y solidez un muy particular nicho en el cine fantástico.

El diseño de producción combina igualmente fantasía con ciencia ficción, pues si bien hay caballos, estandartes y castillos, también hay armas de energía, futuristas uniformes y monolítica arquitectura con detalles que sugieren avanzada tecnología, en vez de la esperada rústica renacentista o medieval más común en el género. Sospecho que esa inusual estética fue una estrategia para atraer tanto a los fans de Star Wars como a los de Excalibur y Conan... pero funciona, pues la integración de ambas corrientes alberga cierta lógica y sugiere la existencia de un rico universo alternativo, lleno de potencial para contar historias de ambiguo género pero indiscutible interés . O al menos eso me pareció cuando la vi en mi adolescencia.

En el papel principal Ken Marshall parece actor de telenovela, no sólo por su esmerada apariencia (su cabello es un genuino ejemplar del "dry-look" ochentero), sino por su exagerada actuación y vacua personalidad. Pero el sólido ensamble de actores secundarios comparte la carga de la película, complementando con sus pintorescas personalidades el hueco que el malogrado héroe genera. Entre ellos tenemos a Freddie Jones como el obligado mentor, cuyos ocultos conocimientos sobre la leyenda de la mágica arma Glaive resultan invaluables para combatir al villano; al arrogante (pero inepto) mago Ergo el Magnífico (David Battley), quien es más valioso por su bondadoso espíritu (y su "comic relief") que por sus fallidos hechizos; a Bernard Bresslaw como Rell, un circunspecto cíclope de gran fuerza en combate, pero condenado a vivir una trágica y solitaria existencia; y Alun Armstrona como Torquil, el líder de un escuadrón de bandidos (entre los que se encuentra un joven Liam Neeson, en un temprano papel secundario) que apoyan a Colwyn en su misión. Claro, sin olvidar a la atractiva Lysette Anthony como al princesa Lyssa, cuya belleza es una tentación para el monstruo y una poderosa motivación para el héroe.

El actual renacimiento de la fantasía cinematográfica me ha dejado bastante decepcionado (con la excepción de la trilogía de El Señor de los Anillos). Quizás ya estoy demasiado viejo para apreciar totalmente la saga de Harry Potter o los incontables libros juveniles que se han llevado a cine en busca de una porción del éxito obtenido por el personaje de J.K. Rowling. O simplemente encuentro más entretenido el entusiasmo, inocencia y técnica "low-tech" de Krull, The Sword and the Sorcerer y Dragonslayer, que las frías y calculadas aventuras digitales que hemos visto en Eragon, The Chronicles of Narnia, Stardust y The Golden Compass. No quiero decir "ya no las hacen como en mis tiempos", pero creo que hay cierta verdad en ese cliché. Tradicionalmente la fantasía buscaba despertar nuestra imaginación y hacernos soñar mundos extraordinarios... pero cuando la computadora se encarga de imaginarlos por nosotros, se pierde gran parte del encanto y del valor narrativo. ¿Valió la pena el cambio? Usted decida. Pero antes vea Krull.
Calificación: 9

7 comentarios:

blackyman dijo...

Cuando era niño e hiba al teatro de mi ciudad veia el afiche de Krull y soñaba con verla alguna vez....solo pude hacerlo en television ,mucho tiempo despues.....snif...

Anónimo dijo...

Hola Pablo. Me da mucho gusto que hayas sacado del polvo ochentero esta película que fue parte de mi dieta filmica durante mi adolescencia, en las que se suman otras como la saga de Conan, Indiana Jones, Furia de Titanes, Willow (de Ron Howard), El Señor de las Bestias y muchas otras de mayor o menor calidad.

Es notable como los adelantos tecnológicos y la edad afectan la percepción de una humilde pero noble cinta como esta. Creo que las reflexiones que haces de sus cualidades técnicas y artísticas son muy atinadas como de costumbre y no deseo redundar en ellas. Solamente quiero expresar que esta es una de las películas que me gusta más por el hecho que se produjo en un momento especial de mi vida y donde se agudizó mi gusto por el cine, especialmente por el cine de corte fantástico. Probablemente es ese "zeitgeist" al que te refieres y que en donde soy uno de esos fanboys.

Si comento un poco de sus cualidades técnicas y artísticas, podría resaltar un factor común que la mayoría de películas del cine fantástico y de aventura tiene, principalmente en cintas de antaño. Este factor a manera reduccionista era cierta "innovación" que los guionistas y productores lograban con sus humildes recursos, así como el entusiasmo de muchos actores y actrices ponían en escena ante las limitaciones filmicas y tecnológicas existentes (presupuestos, escenarios, efectos especiales, etc). He visto que en esas las películas la narrativa y la actuación se imponía a los adornos visuales, incluso en cintas huecas o de poca trascendencia. Hoy día predomina más el aderezo que el alimento y eso es difícil de digerir.

En fin, Krull no es una película de gran calidad, pero junto con algunas que se han mencionado, fue parte de la dieta de entretenimiento en una etapa especial de mi vida en donde la producción de películas era más limitada, el VHS hacía de las suyas con el cine casero, el disco compacto reemplazaba a los viejos LPs, el walkman era el IPOD de ahora, el atari era el videjuego del momento, el celular era un lujo para unos pocos, la PC comenzaba a invadir los hogares, etc.

Krull es una vieja cinta que tiene de todo un poco, especialmente cierta épica, acción, aventura, romance, fantasía y efectos especiales. La recomiendo para quienes estamos tocando los 40.

Gracias Pablo por traerla a mi recuerdo. Un abrazo.

Pablo del Moral dijo...

Orlando: Lo importante es que lograste verla... bendita televisión, tan mala para unas cosas y tan buena para otras (o viceversa). Un abrazo.

Luis: Muchas gracias por tu eximio análisis de esta nostálgica cinta. Pensando en ella en días pasados me provocó una enorme curiosidad por ver otras de la época (The Last Starfighter, War Games y The Sword and the Sorcerer, en particular). Veremos si alguna despierta suficientes emociones para hacerme caer en la indulgencia de escribir más al respecto. Un abrazo y de nuevo muchas gracias por tu visita. Y por señalar eso de "tocando los 40" ;-)

Anónimo dijo...

Felicidades por tu regreso, Pablo (aunque en humilde formato blog, pero que importa) Y muchísimas gracias por haber reinvidicado este clásico ochentero (Peter Yates era un buen director cuando se lo proponía) Aquí podemos apreciar tantas cosas interesantes, como el primer animatronic de la historia del cine y a un jovencísimo Liam Neeson (quien debe sentirse más orgulloso de esta incursión en el cine fantástico que de su ingrato papel en esa cosa llamada Episodio I) No en vano existe un libro llamado "100 razones por las que Krull es mejor que el sexo" (por lo menos en la realidad de AMERICAN DAD, je, je) Continúa así desempolvando más películas clásicas y de esa manera el espíritu de Cinencanto vivirá para siempre. Felicidades una vez más por tu retorno y saludos a todos.

ATTE: EL SORPRENDENTE HOMBRE SPAM

Pablo del Moral dijo...

Hombre Spam: Muchas gracias por tus amables palabras y por tu apoyo. Espero que aún en forma de blog mis escritos sigan siendo útiles. En cuanto a Krull, me da gusto encontrar alguien más que recuerde con cariño su bizarra combinación de géneros. Tendre que buscar ese episodio de American Dad! Saludos y que tengas un excelente fin de semana.

Ramón Retamar dijo...

Tarde pero seguro.
A mis 37 años, hoy ví por primera vez este film, que ni sabía que existía pero gracias a internet pude descubrir muchas películas antiguas, algunas muy buenas.

En cierta medida me recordó a "La comunidad del anillo", donde seres de distintas razas se unen para combatir un enemigo común.

La película me gustó, siempre teniendo en cuenta la época en que se hizo: en ese entonces no había posibilidad de generar cosas por computadora como hoy en día, y algunos decorados (y efectos especiales) me aprecen muy buenos, creo que el mérito es doble por lograrlos con los medios que se disponían en esos años.

Tiene acción, tiene ritmo, tiene personajes con carisma (aunque quizás demasiado estereotipados "el bueno muy bueno, el malo muy malo, el mago fallido que falla y falla, etc.). En cierta medida la forma de actuar de los personaes es previsible y algo ingenua (podría haber sido una película de la Disney), pero a pesar de esas (para mí) fallas he disfrutado viéndola.

Hace poco ví otra de ciencia ficción antigua "El abismo negro" que también me gustó, por ello doy gracias a internet y a blogs como el tuyo que me permiten enterarme de obras cuya existencia desconocía.

Saludos desde Argentina

Pablo del Moral dijo...

Ramón Retamar: Muchas gracias por tu comentario! Me da gusto que encuentres útiles comentarios sobre estas películas de "antaño". Yo vi Krull en mi adolescencia, así que podrás imaginar el impacto que tuvo en el desarrollo de mis afición cinematográfica. Y gracias por mencionar The Black Hole; también me gusta mucho y pretendo escribir sobre ella algún día; solo estoy esperando la largamente prometida versión super especial en DVD. Muchos saludos y suerte!