sábado, 21 de marzo de 2009

Agente Internacional (The International)

Aunque no todas sus películas me gustan igual, soy gran admirador del director alemán Tom Tykwer, quien ganó fama mundial en 1998 con la frenética Run, Lola, Run. Y si bien el resto de su filmografía no ha ganado tanto aplauso, creo que su desempeño ha mejorado con cada película, desde la simple pero emotiva The Princess and the Warrior hasta la febril y sorprendente Perfume: The Story of a Murderer. Por eso, desde un punto de vista subjetivo, me decepcionó un poco Agente Internacional. En ningún momento sentí presente la visión de Tykwer, pues creo que la "hollywoodización" de su fondo y forma diluyeron el elegante estilo y sabor europeo de sus mejores obras. Pero, a fin de cuentas, resultó ser una película bastante entretenida y emocionante... aunque su excesiva dependencia de los cansados clichés del cine norteamericano le restan originalidad e ingenio.

La historia comienza con la conversación entre un policía y un informante. Aparentemente la Interpol está investigando los manejos ilegales de un enorme y poderoso banco internacional (IBBC), cuyas operaciones (como todo buen banco moderno) se han extendido hasta lavado de dinero, tráfico de armas y financiamiento de guerras y terrorismo. La conversación termina con el policía y el informante muertos por causas "accidentales". Pero Louis Salinger (Clive Owen), agente británico de Interpol, no cree tal coincidencia y, con ayuda de la fiscal norteamericana Eleanor Whitman (Naomi Watts) continúa la investigación que los lleva por todo el mundo, desde un político italiano relacionado con una empresa de tecnología bélica, hasta un eficiente asesino contratado para eliminar toda sospecha que pueda recaer sobre el banco. Entonces, limitados por sus corruptos superiores y sin avance visible en su investigación, Salinger y Whitman se dan cuenta de que la ley no hará nada por ayudarlos, y tendrán que buscar sus propios medios para revelar la verdad al mundo... si tan sólo la "verdad" fuera algo claro y definido.

Se podría pensar que una película que denuncia la villanía de los bancos internacionales llega en un buen momento, pero quizás no sea así. Hace apenas un año hubiera sido más sorprendente la revelación de que el producto preferido por los bancos no es el dinero, sino las deudas. Desafortunadamente la reciente crisis económica mundial ha hecho bien conocido ese fenómeno, y por ello Agente Internacional pierde bastante impacto... aunque supongo que en cierta medida lo compensa con la satisfacción de su catártico argumento.

Como todo thriller, Agente Internacional se fundamenta en una compleja serie de eventos cuyas relaciones deben ser descubiertas por los protagonistas. Y, como casi siempre sucede, el proceso requiere algunos considerables saltos de lógica (ejemplo: el análisis balístico de trayectorias), coincidencias demasiado convenientes (el policía en la cafetería) y sospechosas deducciones (la procedencia del zapato). El reto, entonces, consiste en ofrecer al espectador adecuadas dosis de atmósfera y suspenso para ayudarle a suprimir momentáneamente la incredulidad que producen tales eventos. ¿Lo logra Agente Internacional? En mi caso la respuesta fue... más o menos. No trago por completo la trama, pero la convicción de los actores y su obvio talento hacen interesante la indagación, de modo que compartí su asombro con cada pista descubierta o personaje interrogado. No obstante, en más de una ocasión me sacó de la película alguna de esas coincidencias o deducciones que estiran (y rompen) el buen balance entre ficción y realismo que la cinta trata de mantener durante su dinámico desarrollo. Además, tengo que hacer la más ridícula observación personal... algunos pasajes musicales de la banda sonora parecen timbres de teléfono móvil. ¿Alguien más notó esto, o fue simplemente mi obsesión con esas molestas interrupciones en el cine?

Como mencioné, brilla por su ausencia la onírica visión de Tom Tykwer, aunque no por ello está mal dirigida la película. Quizás sus más meditativos momentos se sienten blandos, pero hay un par de buenas secuencias de acción, ingeniosamente coreografiadas y de adecuada validez dramática. De cualquier modo cabe señalar que ese no es el punto de esta película... su estructura se apega más a la de un metódico thriller de espías que a la de un simple "Die Hard en el banco". Igualmente el multinacional elenco y locaciones aportan una cierta sofisticación que nivela sus más convencionales mecanismos... entre los que incluyo a Clive Owen. No me malinterpreten... me gusta el trabajo de este actor, aunque su encasillamiento en el papel de estoico anti-héroe me hace pensar que su rango histriónico puede ser igualmente limitado. En fin... se podría decir que encontró su nicho, y como se desempeña muy bien en él, no puedo culparlo por aceptar papeles que no retan su talento pero llenan su bolsillo sin hacer gran esfuerzo. Naomi Watts tiene el menos relevante papel de una "Scully" cualquiera, apoyando a su colega con sobria moderación y sentido común. Al menos aprecié que el libreto no forzara un innecesario romance entre ambos, aunque nada impide un poco de saludable tensión sexual. Quizás mi personaje favorito fue el interpretado por Armin Mueller-Stahl, veterano actor de carácter con impecable estilo y presencia cuyo corto pero complicado papel aprovecha al máximo su expresiva voz y ambigua actitud. Física y vocalmente es casi idéntico al personaje que hizo en Eastern Promises (también con Naomi Watts), pero sus ojos reflejan una personalidad totalmente distinta... lo cual es una clara muestra de su gran talento.

Me hubiera gustado más Agente Internacional (otra fallida traducción... el "International" del título original no es una persona, sino un banco) si fuera un poco menos "Hollywood" y un poco más inteligente; disfruté las actuaciones, los momentos de suspenso y la brutal acción, especialmente la exagerada secuencia en el Museo Guggenheim (¿Es un set? Imagino que sí, pero la ilusión es perfecta), aunque tengo algunas dudas sobre el guión, cuya intención aplaudo al mismo tiempo que cuestiono su lógica y credibilidad. A fin de cuentas creo que puedo recomendar esta película no como la nueva y muy esperada obra de Tom Tykwer, sino como un thriller socialmente relevante y ligeramente mejor armado que un episodio de la serie de televisión 24. No es algo excepcional, pero sí perfectamente adecuada para pasar un rato tenso y entretenido, al menos mientras llegan las obligatorias "películas-evento" del siempre impredecible verano hollywoodense. Sospecho que a falta de cintas sobre la agonizante guerra en Irak, el futuro nos traerá similares obras sobre los vicios de las finanzas mundiales... y en ese nivel Agente Internacional es un buen comienzo, aunque hay bastantes oportunidades de mejorar el material.
Calificación: 7.5

2 comentarios:

Alejandro Campos dijo...

Hola Pablo, hace un rato la vi y no me dejo sin aliento pero tampoco me provoco sueño. Debo admitir que comparto completamente tu opinión sobre el encasillamiento que esta sufriendo Clive Owen –mi actor favorito- al interpretar esta serie de personages, si hasta pareciera que a Jason Statham le salió competencia, ¿lo querrán volver un Sylvester Stallone? El cuento es que comparto tu opinión al respecto de agente internacional, muy buena la secuencia en el museo, los contrastes entre ciudades y hasta la típica secuencia de acción sobre los techos que dan cuenta de una ciudad; para resaltar que un producto comercial revele verdades, corrección, haga evidente verdades sobre el mundo bélicamente capitalista en el que vivimos, ese me parece el mayor acierto del guion o al menos la mejor justificación para verla pensando, para pensar después de verla. Un saludo y de seguro ambos esperemos ver algo mucho mejor, algo grandioso de Owen y Tykwer ¿de Stallone también?

“La diferencia entre la ficción y la realidad, es que la ficción debe ser justificada”… o algo así.

Pablo del Moral dijo...

Alejandro: Gracias por tu interesante perspectiva. Si la cinta no fuera de Tykwer quizás me hubiera impresionado más, pero viniendo de ese excelente cineasta creo que sentí la necesidad de ser más exigente. Pero, como dices, el mensaje es igualmente importante, y le da un innegable valor adicional. Muchos saludos y suerte.