domingo, 22 de febrero de 2009

Un Par Nada Ejemplar (Role Models)

Después de la avalancha de abono fílmico que recientemente se ha hecho pasar por "comedias", mi expectativa sobre Un Par Nada Ejemplar era previsiblemente baja (empezando por esa "graciosa" traducción del título original). Pero, aunque su labor reciente no necesariamente respalda esta aseveración, me gusta el trabajo (pasado) de Paul Rudd y Sean William Scott, de modo que decidí ignorar el sentido común y gastar mi tiempo en esta película. Hora y media después salí medianamente entretenido y no tan frustrado como esperaba. Traducción: me reí en varias ocasiones con la película y al menos no me hizo enojar (aunque pudo haber sido porque me dejé seducir por la devoción hacia el grupo Kiss que uno de los personajes tiene - y que yo comparto).

La trama se centra en los consabidos patanes Wheeler (Sean William Scott) y Danny (Paul Rudd), cuyo trabajo como promotores de una bebida energética incluye visitas a escuelas locales donde Danny propone su producto como substituto saludable de las drogas, mientras Wheeler hace piruetas usando un disfraz de minotauro. Pero un fatídico día Danny no soporta más su risible profesión, y tiene un colapso nervioso en un auditorio repleto de estudiantes, donde enumera detalladamente las razones por las que deberían usar drogas y abandonar todos sus sueños futuros. Esa desafortunada experiencia, junto con un aparatoso accidente automovilístico, pone al par en peligro de caer en la cárcel, a menos que acepten trabajar durante un tiempo como mentores de niños con problemas emocionales para una organización caritativa. Lamentablemente los niños elegidos como protegidos de la pareja son el increíblemente soez y precoz Ronnie (Bobb'e J. Thompson) y el tímido y fantasioso Augie (Christopher Mintz-Plasse), quien se ampara en su obsesión con los juegos de rol para evitar madurar. Sin embargo, lo que parece inicialmente una labor intolerable, se transforma a través de la convivencia en una influencia benéfica... y no sólo de los mentores hacia los niños, sino también en el sentido inverso.

Supongo que en cierto modo Un Par Nada Ejemplar podría considerarse como una torcida y vulgar versión de la fórmula "maestro inspira a sus alumnos"... pero con lecciones sobre cómo ver pechos femeninos, en vez de poesía, literatura, o baile de salón. Por consiguiente podemos esperar que toque todos los puntos necesarios en su simplón desarrollo: la desconfianza inicial entre estudiante y maestro; la gradual aceptación de los valores mutuos; y eventualmente la catártica conclusión, en la que se ponen a prueba las lecciones que ambos bandos han aprendido. Resulta refrescante entonces ver que la cinta logra mantener el mismo nivel de irreverencia en su paso por los más previsibles y empalagosos elementos de la fórmula, generando algunas risas en el proceso hasta llegar a la conclusión, que es su mejor momento y será particularmente graciosa (u ofensiva) para "larpers" (Live Action Role Players), aquellos aficionados a juegos de rol que llevan sus personajes al mundo real.

Es inútil hablar de actuaciones en una película como Un Par Nada Ejemplar; Rudd y Scott cómodamente repiten el mismo papel que siempre han interpretado; Elizabeth Banks nuevamente tiene que balancear madurez y accesibilidad para que sea creíble verla como pareja romántica del disfuncional protagonista; y los jóvenes Christopher Mintz-Plasse (más conocido como McLovin en Superbad) y Bobb'e J. Thompson se dan gusto regodeándose en la incomodidad y vulgaridad de sus respectivos papeles. También me hizo reír la usualmente estoica Jane Lynch con las bizarras anécdotas de su vida como cocainómana, y el siempre gracioso Ken Marino como el ignorante padre de Augie.

No puedo decir que sea una buena película, pero Un Par Nada Ejemplar (¡Aargh! Me da coraje cada vez que escribo ese estúpido título) merece crédito como graciosa comedia que no se basa exclusivamente en la vulgaridad para producir risas, sino en la cínica actitud de su libreto y en la simpática excentricidad de sus personajes. Por su tenue (pero adecuada) credibilidad emocional, y por emplear humor ligeramente más pulido que la obra promedio de Judd Apatow (quien no tuvo nada que ver con esta película), puedo recomendarla para fans de Kiss, y para quienes hayan quedado decepcionados por las recientes comedias juveniles que reemplazan humor por mal gusto y honestidad por antipatía. Cuando la competencia es tan mediocre, cualquier esbozo de aptitud parece genialidad. Triste halago, pero mejor que nada.
Calificación: 7.5

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pablo. Gracias por tu crítica y puedo decirte que no disfruto mucho de este tipo de comedias aunque tiendo a verlas con mente abierta y porque soy cinéfilo empedernido (algo similar como te sucede a tí con las comedias romáticas...)

Luego de ver la película, considero que este tipo de cine es un nicho que está siendo explotado inmisericordemente por Hollywood debido a que tiene una atractiva audiencia comercial ávida por el humor ligero y un tanto escatológico. Para nada me considero un intelectual del cine..de veras!!! y ocasionalmente disfruto estas comedias no por sus actuaciones ni por el guión, sino sencillamente por alguna proyección o exageración de situaciones de la vida misma, o bien, porque permiten un escape a una realidad alterna o distorsionada de nuestras situaciones cotidianas. Creo que de allí deriva su éxito.

Pero basta de explicaciones pseudo-psicológicas y en mi humilde opinión, lo que rescata esta película (así como muchas otras similares...), es la actuación de los niños quienes se divierten a lo lindo y dan un fresco balance en la intervención de los protagonistas adultos.

Tiende a irritarme la interpretación de algunos actores que solamente se cambian de película para interpretar el mismo personaje, tal es el caso de Sean William Scott (el eterno Stifler que le pone o quita cosas a su personaje y que estoy pensando seriamente si sus chuscas bromas y su comportamiento en sí mismo son un reflejo de su realidad....realmente no lo sé). En el caso de Paul Rudd creo que es un buen actor pero me preocupa que se está encasillando (si no es que ya ha sucedido...) en los trillados personajes de este tipo de comedia. Probablemente junto con Seth Rogen sea uno de los musos de Judd Apatow y compañía pero ojala que opte en el futuro por cine que rete su talento.

De mi parte, como la película misma, un moderado pretexto para pasar un rato ligero sin mayores pretenciones y esperar que algo mejor venga cruzando la esquina.

Pablo del Moral dijo...

Luis: Tienes razón al señalar que "Stifler" no tiene más variaciones en su repertorio. Incluso en su papel "serio" en Southland Tales se siente el mismo humor socarrón por debajo del drama. Sin embargo, considero que hace bien ese papel, y cuando el actor se ajusta al personaje muchas veces puedo excusar su falta de talento real. Por ejemplo, me encanta el trabajo de Tina Fey como actriz, aunque siento que cae en el mismo caso... no la puedo imaginar en un rol dramático real... pero me gustan mucho sus repetitivos papeles cómicos en la película Baby Mama y en las series de televisión Saturday Night Live y 30 Rock. Entonces, mientras Sean William Scott siga encontrando papeles aptos para su reducido rango, supongo que seguiré riendo, siempre y cuando el libreto sea realmente gracioso. Muchos saludos y gracias por su interesante perspectiva de esta película.