Furia de Titanes (Clash of the Titans)

Allá por principios de los ochentas, la original Clash of the Titans re-interpretó al mejor estilo de Hollywood la densa mitología griega con ayuda de vistosos efectos especiales diseñados para atraer al público de Star Wars (y sus imitaciones). El resultado me pareció simpático para su tiempo pero narrativamente inerte, y solo la recuerdo por los efectos del veterano Ray Harryhausen, quizás primitivos para ojos modernos, pero desbordantes de encanto y pericia artesanal. Ahora, treinta años después y con todos los trucos digitales que pueden comprar casi cien millones de dólares, el director Louis Leterrier nos ofrece su nueva versión de Furia de Titanes, añadiendo algunas modernizaciones en la actitud de los personajes y un tímido mensaje humanista y secular. Sin embargo sus buenas intenciones (junto con el trabajo de su entusiasta elenco) quedan sepultadas por los excesos visuales, flojo libreto y confusa acción que aburre en vez de emocionar.

Al principio de la película conocemos a Perseus (Sam Worthington), humilde pescador que pierde a sus padres adoptivos por culpa de los dioses del Olimpo. Entonces, deseoso de venganza, Perseus se une a un grupo de soldados con la misión de evitar el ataque de Hades (Ralph Fiennes) y su monstruoso Kraken sobre la ciudad de Argos, dictaminado por Zeus (Liam Neeson) como castigo por la arrogancia de la humanidad que ha dado la espalda a los dioses olímpicos. Sobra decir que Perseus encontrará muchos peligros durante su aventura, una que otra referencia a la película original, y algunas tentaciones que podrían hacerlo olvidar su lazo con la humanidad.

El director francés Louis Leterrier tiene una respetable filmografía de películas de acción que de algún modo resultaron mejores de lo que esperaba. Como protegido de Luc Besson realizó The Transporter y su primera secuela, ambas ridículas pero muy entretenidas y llenas de mordaz humor. Y cuando se integró a la maquinaria de Hollywood dirigió Danny the Dog, una de las mejores cintas norteamericanas de Jet Li; y la secuela/"re-boot" The Incredible Hulk, que disfruté más por sus sólidas actuaciones y detallados personajes que por los efectos especiales. Furia de Titanes representa un viraje absoluto de esa estrategia, pues pone mayor énfasis en las imágenes que en la narrativa, desperdiciando a Sam Worthington en un hueco personaje que no logra generar suficiente convicción para hacer creíbles los exabruptos emocionales provocados por sus "daddy issues" (¿ya no hay héroes con familias balanceadas y funcionales?). El resto del elenco tiene todavía menos fortuna, pues encontramos a veteranos como Liam Neeson, Ralph Fiennes y Alexander Siddig sobre-actuando hasta el punto de la parodia y gritando sus diálogos como si cada frase fuera "THIS...IS...SPARTA!!!". Las escasas actrices de la película son mero adorno, aunque desde luego poseen la obligatoria actitud liberada y moderna que se ha vuelto indispensable en el cine contemporáneo... pero no me engañan. Aunque Gemma Arterton (en el papel de la semi-diosa Io) participe en un par de escenas de acción, resulta obvio que su función principal es ser el premio romántico para el héroe... o el sacrificio que tendrá que soportar para prevalecer en la batalla. Sí... muy "liberadas" estas heroínas modernas; ¡gracias Hollywood!

Sin embargo, lo peor de todo es el libreto carente de emoción o suspenso. El héroe está rodeado de personajes desechables, listos para ser sacrificados en aras del drama durante las periódicas escenas de acción. Pero no sirve de nada, pues no se invirtió esfuerzo alguno en atribuirles humanidad o al menos personalidades identificables. Supongo que no hacen falta cuando su destino es convertirse en comida de escorpión gigante, o juguete de alguna otra mítica criatura diseñada y animada con gran atención al detalle, movimiento y texturas, pero con muy poco impacto en el espectador. Y lo peor es que, a pesar de las exageradas actuaciones, el principio de Furia de Titanes es bastante prometedor, pues pretende abordar el escabroso tema del hombre como dueño de su destino cuando se libera de supersticiones e influencia divina. Sin embargo no es un mensaje muy consistente cuando estamos viendo que los dioses son totalmente reales, todopoderosos e impredecibles. Pero bueno... no dejemos que la lógica obstruya los heroicos desplantes del protagonista, ni su triunfo sobre obstáculos inimaginables. Hablando de lo cual, ¿mencioné la peor Medusa en la historia del cine? Creo que hasta Uma Thurman fue más “realista” en ese papel cuando hizo el ridículo en Percy Jackson y Los Dioses del Olimpo.

Con todas estas quejas parecería que odié Furia de Titanes, pero la verdad es que me solo me decepcionó profundamente. Y, de cualquier modo, sostuvo mi interés la mayor parte del tiempo (excepto en algunas de las más aparatosas secuencias de acción, durante las cuales me estaba durmiendo... incluso en la versión 3D). Pero no me interesó por sus virtudes reales, sino porque en muchas ocasiones parece que intentará algo distinto, innovador o audaz... aunque invariablemente se desinfla, pierde energía y termina regresando a su mismo nivel de indolencia. Es obvio que la intención de este re-make no fue divertirnos ni asombrarnos, sino quedar en primer lugar de taquilla durante un fin de semana, para poder decir algo bueno en la publicidad del DVD que seguramente llegará en un par de meses. Entonces, para disfrutar una buena historia mitológica con acción, monstruos y humor, mejor regresaré a mis viejos DVDs de Xena: Warrior Princess. Eso sin duda dejará satisfecho mi apetito por deidades griegas... y mujeres liberadas.
Calificación: 6