lunes, 4 de mayo de 2009

Passchendaele

Parecería que Hollywood ha monopolizado el cine de guerra desde los mismos inicios de ese arte. Como consecuencia, estimo que el 70 u 80 por ciento de las películas bélicas incluyen al heroico ejército de los Estados Unidos haciendo lo suyo, ya sea defendiendo al mundo de nazis y japoneses en la Segunda Guerra Mundial, usando drogas y reflexionando sobre la la existencia humana en Vietnam; o conciliando órdenes contradictorias en un innecesario conflicto inspirado por el petróleo. Por eso resulta siempre interesante ver una película que refleje circunstancias similares, pero examinadas desde un punto de vista fresco y menos conocido.

Mi favorita en ese sub-género es quizás Zwartboek, y aunque Passchendaele no la desbancará sin duda comparte dignamente ese nicho, a pesar de ciertas deficiencias que puedo disculpar en vista de su noble intención, ambiguo mensaje y audaz ambición. Su punto de vista es el de la milicia canadiense, que perdió a miles de hombres a lo largo de varias batallas en Francia y Bélgica durante la Primera Guerra Mundial. Una de las más cruentas y memorables fue la de Passchendaele, que en 1917 costó 600,000 vidas, y donde de desarrolla el emocional acto final de la película.

La trama sigue a dos hombres unidos por una mujer y una guerra: Michael Dunn (Paul Gross) regresa a la ciudad de Calgary tras haber sido herido (física y emocionalmente) en Francia. Durante su convalescencia se enamora de la sensible enfermera Sara (Caroline Dhavernas), aunque el protocolo prohibe tal relación. Cuando Dunn se recupera, sus superiores lo encuentran incapaz de regresar al frente de batalla, y lo asignan a la oficina de reclutamiento, donde conoce al joven David Mann (John Dinicol), hermano de Sara, quien desea enrolarse en el ejército para impresionar al padre de su novia y conseguir su permiso de casarse con ella. Dunn lo rechaza por estar enfermo de asma, pero usando influencias de gente importante (y la desesperación del ejército por reclutar más soldados) Mann logra enlistarse y rápidamente se encuentra en camino a la fatídica batalla de Passchendaele, a donde Dunn lo sigue para protegerlo, inspirado por el amor que siente por su hermana Sara... quien también acude a la batalla como enfermera de campo. Sobra decir que el drama familiar, romántico y militar culminará en esa histórica batalla, aunque no todos salgan de ella con vida...

Inspirado por las experiencias de su abuelo en Bélgica, el actor Paul Gross decidió escribir y dirigir la película por sí mismo, obteniendo considerable respaldo económico... al menos dentro de los parámetros del cine canadiense. El resultado es una obra obviamente cercana a su corazón, y quizás por eso un poco indulgente en lo que se refiere al melodrama. Particularmente dudosa es una secuencia cercana al final que pretende incorporar una forzada alegoría religiosa; no funcionó para mi, pero tal vez el público canadiense la encuentre más significativa o justificada. Por lo demás me gustó que la trama se alejara un poco de los clichés bélicos que hemos visto en el cine norteamericano. También encontré interesante el desarrollo de los personajes y sus diversas motivaciones. Además, como en la vida real, no hay fácil respuesta para la eterna disyuntiva de la guerra como un mal necesario o una noble actividad. Los villanos de la historia (no necesariamente los nazis) tienden a enarbolar el patriotismo como justificación de toda atrocidad; y aunque los héroes sufran por los horrores del conflicto armado, no pueden ignorar la necesidad de defender la libertad de quienes amenazan con arrebatarla. Supongo que a fin de cuentas lo único importante son los miles de cadáveres semi-enterrados en el lodoso suelo de Bélgica... y metafóricamente del resto del mundo.

Una nota adicional: usualmente no me interesa escribir sobre las características técnicas de los DVDs. Ya hay suficientes sitios donde se pueden leer párrafos sobre "la densidad del color negro" o “el grano en las escenas oscuras”, o mi favorito: "los artefactos de compresión“. No obstante, esta vez tengo que hacer mención de la horrible mezcla de audio que tiene el DVD canadiense de Passchendaele. Muchas veces me he encontrado con el odioso fenómeno de "música demasiado alta y diálogo demasiado bajo", pero pocas veces tan marcado como en este disco. Es muy desagradable estar viendo la película a la mitad de la noche (literalmente) con el volumen al máximo para poder escuchar los susurrantes diálogos, y súbitamente encontrarse con una explosión, o acento musical, o algún efecto de sonido incidental que hace retumbar las paredes, vibrar los vidrios y despertar con un sobresalto a los perros (por no mencionar a los vecinos). Entiendo que los diseñadores de audio se entusiasman con las herramientas digitales que les permite manipular el sonido para complementar eficazmente la narrativa, pero alguien tiene que señalarles la diferencia entre acentuar el efecto de una escena y arruinarla por no saber controlarse. Fin de la nota editorial.

Considero prudente no juzgar Passchendaele bajo el mismo criterio que uno usaría con una similar película bélica norteamericana. Hay que entender las limitaciones de su presupuesto, la única situación política que refleja y el intensamente personal mensaje de su director. Con todo eso en mente puedo darle una cauta recomendación, pues aunque exagera considerablemente en los aspectos melodramáticos encontré la historia interesante, los personajes creíbles y el contexto histórico fascinante. Quizás algunas personas consideren excesivas las escenas de batalla; otros pensarán lo mismo del drama romántico. Pero en general me gustó su balance, las actuaciones y la audacia de su actor-escritor-director. El atractivo de la película es un poco anacrónico, y sospecho que será más apreciada por quienes gusten del cine bélico de décadas pasadas, en vez de su post-moderna e irónica tendencia actual. Es un interesante enfoque que quizás veamos con más frecuencia conforme cambie la situación mundial. Veremos si se convierte en el futuro estándar o en una moda pasajera.
Calificación: 7.5

3 comentarios:

CESAR dijo...

Hola Pablo¡¡

Bueno, conmigo mataste un diablo con tu critica (por ahora ja ja¡¡¡)

Antes que nada debo agradecerte, una vez más, tu gentileza y paciencia al compartir tus conocimientos, tiempo y dedicación, con los que como tu disfrutamos del cine ....

Respecto a la pelicula, no se si a tí en especial te parecio un tanto melodramatico, pero lo que a mí me gusto más de toda ella fue la escena en la que en el acantilado miran el hermoso paisaje canadience, ella le dice que "esta dañada...." y luego hablan de la foto que ven, y que luego continuarán utilizando como su "lenguaje especial"... hasta el final .........

Tambien resalto el papel de Gross, en el sentido de que es de aquellos que te convencen que el solo podría acabar con todo el ejercito nazi y a uno le parece normal... imaginatelo en el papel de punisher ... con su vozarron, y peligrosa tranquilidad... que opinas ja ja ja...

Hablando de esto, me recuerda una de las ultimas escenas de un juego de 360 que terminé ayer.... Las cronicas de Riddick Asalto a Atenea Oscura... (fabuloso nombre.. o no) ... Despues de que Riddick a vencido al segundo de la malvada capitana (supuestamente invencible) ... se va caminando y sin mirar atras dice (con su vozarron) ... despues de todo, al final, todos sangran igual ..¡¡

Chau Pablo, un abrazo y mis respetos.

César

@lfredo dijo...

Humm... Yo que soy fanático de las películas bélicas, francamente no sé si pueda aguantar un melodrama altamente dosificado como el que describes en el post. Será porque me viene a la mente el film Gallipoli de Weir (que tengo entre mi colección en DVD de clásicos de ese tipo de género), y temo que en la comparación inevitable que vaya hacer, la que salga perdiendo será Passchendaele.

Serán cosas mías, pero creo que para que una película de este tipo funcione -aunque hay que reconocer que muchas se quedan en la mera buena intensión- los romances deberían estar fuera de la trama, o por lo menos ser una parte muy marginal de ésta.

Saludos.

Pablo del Moral dijo...

César: Tienes razón; debí mencionar los impresionantes paisajes canadienses que luce esta película (sospecho que el ministerio de turismo contribuyó con algunas monedas al presupuesto de la película: funcionó para mi!). Y también me gustó Paul Gross, cuya carrera francamente desconocía. Pero tienes razón al sugerirlo como buena opción para Punisher. En cuanto al juego de Riddick, contemplé comprarlo para PC, pero mientras no disminuya mi obsesión con Call of Duty: World At War, estimo inútil gastar dinero en juegos que no van a jugarse mucho ;-) Muchos saludos y gracias por tus comentarios!

@lfredo: Uy, no... si usas Gallipolli como punto de comparación, ni te acerques a Passchendaele. Pero si la tomas como un modesto "blockbuster" canadiense resulta entretenido, aunque entiendo si sientes el romance fuera de lugar. En fin, si decides verla y te dan ganas de compartir tu opinión, será muy bienvenida. Saludos y gracias!