Entre la reciente avalancha de vulgares comedias dirigidas al público adulto-joven (al estilo de Judd Apatow y Will Ferrell), creo que la que más me gustó fue Waiting (2005). Estrictamente hablando es una película mediocre; su historia es casi inexistente y se limita a mostrar viñetas sobre las peripecias de los meseros durante un frenético día en el restaurante "Shenaniganz". El único arco narrativo coherente es el del protagonista, indeciso entre aceptar un puesto elevado pero frustrante en ese lugar, o renunciar para buscar algo más satisfactorio. En el aspecto técnico la dirección carece de estilo o visión, lo cual empeora con su pobre cinematografía y torpe edición. Pero lo que me gusta es su cínico e irreverente sentido del humor, combinado con personajes pintorescos que residen en la línea misma entre realidad y parodia, exagerando sus desvaríos sin perder humanidad.
Ahora, 4 años después, se estrena Still Waiting directamente en DVD, haciendo su su mejor esfuerzo por duplicar la química del elenco anterior y el humor de su libreto. Sin embargo se queda corta en su esfuerzo al no mejorar las fallas de su predecesora ni aportar algo realmente nuevo. Cuando los créditos iniciales son uno de los mejores elementos de la película estamos en problemas.
La trama sigue de nuevo un importante día en el restaurante Shenaniganz, donde un grupo de meseros, cocineros y administradores hacen lo posible por mejorar las ventas, motivados por el rumor de que el establecimiento cerrará definitivamente si no cumplen sus expectativas económicas. Pero no será fácil atraer más clientes pues, además de la apatía e incompetencia de los empleados, el restaurante familiar debe competir con un bar vecino, llamado Ta-Ta's, cuyo principal atractivo no es la comida, sino los breves y escotados uniformes de sus atractivas meseras. Entonces, la presión por mantener el restaurante abierto recae en Dennis (John Michael Higgins), el sufrido gerente, quien no tiene objeción en mentir y manipular a sus empleados para lograr sus metas personales...
Sobra decir que varios actores se abstuvieron de participar en esta segunda parte; Ryan Reynolds y Anna Faris brillan por su ausencia; Justin Long y Chi McBride tienen breves apariciones, pero su presencia parece un forzado favor y no parte real de la trama. Algunos de los actores secundarios reciclan sus antiguas rutinas, aunque la segunda vez no resultan tan graciosos; no obstante me gustó ver de nuevo a Andy Milonakis como el "wigger" que aprende una nueva lección de vida; a la iracunda Alanna Ubach, aún más amargada por su obligatoria interacción con los clientes; y a Luis Guzmán como el obsceno cocinero (esta vez frente al horno en Ta-Ta's) rodeado de guapas mujeres e intentando convencerlas de participar en "el juego" que vimos en la cinta anterior... excepto que con distintas partes de su anatomía.
En el papel protagónico John Michael Higgins es adecuado pero difícilmente memorable. Su rostro es uno de esos que se sienten familiares, aunque difíciles de ubicar en el entorno de la comedia moderna (creo que su trabajo más famoso fue como la pareja de Molly Shannon en la espantosa serie televisiva Kath and Kim -versión norteamericana- y como el homosexual fanático de Yes que golpea a Vince Vaughn en The Break-Up). Me parece que Higgins tiene suficiente presencia y aptitud cómica para cargar con el peso de una película entera (idealmente una mejor escrita que Still Waiting), aunque dudo que su desempeño en esta innecesaria secuela contribuya mucho a su ascenso a la fama... o a su regreso a la oscuridad. Pero mis mejores deseos para que ocurra lo primero.
En resumen, Still Waiting es una pobre y diluida imitación de Waiting, escrita por el mismo guionista pero dirigida por el productor de la primera parte... quien obviamente no aprendió de sus errores pasados. Escena por escena la película tiene suficientes risas para darle la más tímida recomendación (por ejemplo, los grotescos consejos de Adam Carolla), pero la experiencia total es cansada, difusa y difícil de seguir durante los extensos períodos de chistes fallidos y vulgaridad sin ingenio que la respalde. Los mencionados créditos iniciales (en forma de menú con platos muy descriptivos: "Luis Guzmán, servido con chile verde, arroz puertorriqueño y guacamole") y los créditos finales (con otro ridículo rap cortesía de Milonakis y Max Kasch) son un comienzo y conclusión auspiciosos... lástima que no haya ocurrido lo mismo con los ochenta minutos intermedios.
Calificación: 6
miércoles, 8 de abril de 2009
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