Encontré absolutamente fascinante la mirada al espionaje corporativo que nos da la película Duplicidad. La información extraída de eventos aparentemente triviales; los análisis de afluencia vehicular; estadísticas sobre uso de equipo corporativo para buscar pornografía; el reclutamiento de ex-espías "reales" como empleados de seguridad... todo ello es muy interesante, especialmente cuando el drama y la intriga no giran en torno a bombas atómicas, armas biológicas o cualquier otro "mcguffin" frecuentemente empleado en películas de espionaje... sino en torno a la industria de la higiene personal.
La trama salta constantemente entre pasado y presente para mostrar los esfuerzos de dos corporaciones por conseguir una preciada fórmula que cambiará el futuro de los artículos de baño. Claire Stenwick (Julia Roberts), ex-agente de la CIA, trabaja para una de las empresas, y su labor como encargada de seguridad es proteger a toda costa el secreto de la fórmula. En la empresa rival tenemos a Ray Koval (Clive Owen), ex-agente de MI-6 (el servicio de inteligencia británico), cuya función como asesor de seguridad consiste en obtener la fórmula a toda costa. Pero lo que ignoran los jefes de ambos empleados es que Ray y Claire tienen un tortuoso pasado romántico que los inspira a trabajar juntos para dar un gran golpe: robar la fórmula para ellos mismos y venderla a una empresa europea. Entonces, echando mano de todos los trucos aprendidos en sus respectivas agencias de espionaje, la pareja arma un complicado plan que eventualmente podría derrumbarse cuando la presión de su misión empieza a afectar su relación... haciendo que cada uno sospeche que el otro lo está traicionando.
Como dije, el aspecto práctico del espionaje me gustó mucho, pero no así la fórmula romántica. Entiendo que el director y guionista Tony Gilroy (cuyo impresionante debut fue la aclamada Michael Clayton) quiso usar ese interesante entorno para examinar metafóricamente la dinámica natural del romance, y cómo la confianza puede sostener o derrumbar cualquier relación. Sin embargo, por muy ingeniosa que sea la esgrima verbal de los protagonistas, y por perfecta que pueda ser la conexión entre sus habilidades, actitudes y propósitos, nunca sentí honesta la supuesta tensión sexual que debería encender cada escena y hacernos creer en su romance. Incluso podemos encontrar ocultos en la compleja mecánica del argumento los puntos clave de cualquier comedia romántica, desde la típica atracción entre polos opuestos hasta el artificial conflicto que los separa temporalmente. Hace apenas unas semanas escribí sobre The International (¡también con Clive Owen!), cuyos personajes se ven envueltos en una peligrosa intriga sin caer víctimas del amor sólo porque resulta más lucrativo para la película tener un eje romántico. Entonces, aunque la publicidad de Duplicidad parece centrarse en la chispeante relación entre Julia Roberts y Clive Owen, fue lo que menos funcionó para mi de la película entera. Pero entiendo si resulta lo más atractivo para otras personas que no estén tan cansadas como yo de esas añejas rutinas.
Afortunadamente hay tantas cosas buenas en Duplicidad que trascienden dicho romance (bueno o malo). El hábil guión se ajusta al clásico "gran golpe", y desde el principio parece fácil estimar hacia dónde se dirige; sin embargo, como un veterano mago experto en desviar la atención del público, Gilroy encuentra astutas maneras de engañarnos y genuinamente sorprendernos con el desenlace y sus inesperadas revelaciones. Quizás no sea del todo creativo, pero admito que no lo vi venir.
Otro punto fuerte son las actuaciones, no necesariamente de los protagonistas pero sí del elenco secundario. Paul Giamatti es brillante, como siempre, en el papel del exuberante e impaciente director de una de las empresas; su maniática energía y sus constante impaciencia me recordó una mezcla de Steve Ballmer y un vendedor de coches usados. Como líder de la empresa competidora tenemos al excelente Tom Wilkinson, sobrio y calculador, pero igualmente vehemente en su odio por su rival, como podemos ver en la hilarante pelea en cámara lenta que inicia la película. Y aunque sus nombres sean casi desconocidos, el notable trabajo de Dan Daily, Rick Worthy, Oleg Shtefanko y Kathleen Chalfant merece mención, toda vez que su anonimato hace más creíbles a sus avispados personajes. Finalmente, Gilroy luce su estilizada dirección, más traviesa que en la solemne Michael Clayton, y en cierto modo similar a la de Ocean's 11 y sus secuelas que, por cierto, yo consideraría muy inferiores a Duplicidad.
Aunque el "candente" romance de la película me dejó frío, el resto de la intriga, espionaje y bizantinos giros del libreto mantuvieron mi interés a lo largo de sus dos horas. El armado de la trama es también digno de examen, pues la fractura cronológica de su desarrollo no es un capricho tarantinesco, sino una válida herramienta para acentuar el suspenso dándonos las piezas del rompecabezas en desorden, pero con pistas para su eventual solución. Entonces, sirva esto con una recomendación entusiasta, pues tras haber visto incontables películas sobre complicados planes criminales, pensé que sería difícil encontrar una resolución realmente sorpresiva... aunque no hay que esperar algo muy subversivo. Además, sobra decir que las virtudes de Duplicidad se multiplicarán si el espectador disfruta el romance central... y si acepta a Julia Roberts como ex-agente de la CIA. Pero, independientemente de eso, esta película logró que Tony Gilroy se convirtiera en un director indispensable; veremos si logra "sacarla del parque" por tercera vez en su siguiente proyecto.
Calificación: 8.5
jueves, 9 de abril de 2009
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3 comentarios:
Pablo : no entendí qué quisiste decir con la frase "sacarla del parque".
Gracias y saludos.
Después de ver esta película, terminé con perspectivas contradictorias. No estoy seguro de si puedo decir que me gustó. Tiene elementos, eso sí, pero no me convenció por completo. Según yo, después de un buen inicio, tiene un largo bache que dura más allá de la mitad de la película. Durante este periodo, ni el recurso del manejo de tiempos para la narración ni una técnica cinematográfica muy correcta logran sostener una trama que se aletarga y se espesa. No obstante, la historia parece cuajar al final, y el tono de suspenso mejora mucho, para terminar con una resolución más que correcta. Julia Roberts no me convence mucho en lo personal nunca, pero, creo que en esta película cumple bien. Clive Owen, impresionante, por su capacidad de permanecer inexpresivo durante toda la película, como en todas sus películas (lo recuerdo particularmente bien aprovechado en Los Hijos del Hombre), pero en conclusión, bien. Coincido completamente con Pablo en que el elenco de apoyo está excelente. Yo diría que es una película con ciertos elementos interesantes, pero no redonda, ni lejos. Según yo, no sería tanto un home run (en referencia al comentario de Pablo). Quizá un sencillo para llegar a la primera base, sin producir carreras. Pero bueno, evidentemente, eso es solo para comentar que a mi no me gustó tanto. De acuedo en que tiene buenas secuencias y que está bien en varias partes, pero también cae durante una buena parte. A ver que opina alguien más que la vea. Saludos Pablo, y como siempre, mi reconocimiento y gratitud por compartir tus opiniones.
Anónimo: Como Orlando dedujo, es una referencia al "home run" del béisbol. Lo que quise decir es que Tony Gilroy lleva dos home-runs, y espero que el tercero sea mejor, y saque del estadio la bola. Mis disculpas por usar esos localismos. Trataré de ser más claro la próxima vez.
Orlando: Agradezco mucho tus comentarios. Creo que el aspecto del espionaje corporativo me gustó lo suficiente para mantener mi interés durante esas partes lentas que mencionas (y que también noté). Tampoco soy fan de Julia Roberts en general, pero me parece que tiene mejores resultados en este tipo de papeles ambiguos que en las comedias y dramones que usualmente prefiere (me acordé de su otro papel como agente de la CIA -o algo así- en "Confessions of a Dangerous Mind"). Un abrazo y de nuevo gracias.
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