Poder sin Límites (Chronicle)

Para este momento ya siento desconfianza automática por cualquier película "pseudo documental", pues lo que inicialmente parecía un giro innovador sobre temas convencionales, se ha convertido en una cansada muletilla que ya no engaña a nadie, y además fomenta la proliferación de cineastas perezosos con la errónea creencia de que una cámara al hombro y actuaciones exageradas bastarán para rescatar sus mediocres argumentos. Sin embargo, me alegra decir que todavía existen perspectivas frescas e interesantes en el pseudo-documental, sobre todo cuando toca temas diferentes y está aderezado con genuino ingenio, personajes bien dibujados y una visión realmente creativa que no teme jugar con las reglas del género para establecer su propia identidad. Como prueba de ello tenemos la nueva película Poder sin Límites, posiblemente mi "pseudo documental" favorito desde Cloverfield, lo cual no es extraño, pues comparte una estructura similar, amén de tomar un concepto tradicional para darle una inesperada vuelta que se siente al mismo tiempo clásica y moderna.

La trama de Poder sin Límites (uf... otro título para la colección) sigue a tres jóvenes estudiantes; Andrew Detmer (Dane DeHaan) es un "nerd" tímido y retraído, que sufre abusos constantes de "bullies" en la escuela y de su padre alcohólico en el hogar; por eso adoptó como mecanismo de defensa una cámara de video, con la cual graba constantemente su vida, para tener una especie de "barrera emocional" que le ayude a sobrellevar las humillaciones, así como el dolor de tener una madre enferma. Su único amigo es su primo Matt (Alex Russell), quien trata sinceramente de ayudarlo a ser más sociable y llevar una vida más normal. Y Steve Montgomery (Michael B. Jordan) es el deportista popular que todos admiran. Pero la vida de los tres cambia una noche, durante una ruidosa fiesta, cuando descubren en el bosque una caverna de donde salen sonidos extraños... y cuando se internan en ella para investigar (grabándolo todo, naturalmente) reciben una dosis de extraña radiación que les da poderes telekinéticos. Al principio el trío se divierte de lo lindo moviendo legos con la mente y alzando faldas de porristas... pero cuando el poder se incrementa se dan cuenta de que sus nuevas habilidades podrían convertirse en maldición...

Independientemente del formato pseudo-documental, Poder sin Límites también podría encajar en el género de "superhéroe realista" que hemos visto florecer en cintas como Defendor, Kick-Ass y Super; pero en vez de satirizar el concepto del superhéroe, Poder sin Límites le rinde tributo con una excelente "historia de origen" donde los súper-poderes no son un fin por sí mismos, sino el catalizador del crecimiento emocional de los personajes. En otras palabras, el punto de la historia no es ofrecernos una simple fantasía infantil de "buenos contra malos", sino examinar el efecto que tiene el poder sobre tres adolescentes con circunstancias personales muy distintas. Obviamente el director Josh Trank (probando que la mini-serie Kill Point no fue casualidad) y el guionista Max Landis (hijo del legendario John Landis) tomaron muy en serio aquello de "con gran poder viene gran responsabilidad"; y cuando fusionan este tradicional precepto con el estilo documental tenemos como resultado una de las más íntimas y satisfactorias películas de superhéroes que he visto, donde sabiamente se evitan los más forzados elementos del género, como los disfraces y las amenazas cósmicas. El énfasis de la historia está en la humanidad de los personajes, y no en su "súper-humanidad".

Claro, la corta duración de la cinta y los arquetípicos personajes impiden que este "estudio de carácter" llegue más allá de lo obvio y superficial, pero no hace falta más para darle inesperada profundidad al argumento, ya de por sí eficiente, conciso y libre de obstáculos que impidan sumergirnos en el conflicto central. Lo que no logra evitar son los típicos vicios del “video casero“... y no me refiero a los bruscos movimientos que podrían marear a algunos espectadores, sino a la "coincidencia" de que alguien siempre está grabando los momentos más significativos de la trama. Pero bueno, cuando todo lo demás está tan bien balanceado, esas pequeñas fallas de credulidad tienden a desaparecer, sobre todo cuando llegamos al fantástico desenlace, cuando el punto de vista cambia a otras fuentes de video para darnos ángulos inusuales y espectaculares vistas de... bueno, no quiero revelar más de la cuenta. Baste decir que, como ocurrió en Cloverfield, a veces lo que no vemos es tan importante como lo que vemos.

Hablando de lo cual, merece considerable aplauso el estudio Rhythm and Hues por tomar un concepto tan difícil y hacerlo realidad con asombrosas imágenes que casi siempre nos convencen de que no estamos viendo "efectos especiales", sino la realidad capturada por simples cámaras caseras. Quizás haya un par de instancias donde el "wire-fu" parece un poco torpe, pero por lo demás Poder sin Límites tiene algunos de los mejores "efectos invisibles" que he visto. Y vale también mencionar las actuaciones de Dane DeHaan, Alex Russell y Michael B. Jordan, haciendo justicia al aspecto "coming of age" de la trama, naturalmente auxiliados por la dinámica y precisa dirección del mencionado Josh Trank. Entonces, solo me queda darle una efusiva recomendación a esta película, tanto para fans del melodrama juvenil como del popular género de superhéroes. Quizás Poder sin Límites no esté basada en un comic específico (aunque hay fuertes ecos de X-Men, Superman: Secret Identity y Ex Machina), pero sus creadores reconocen lo que funciona en ese medio, y supieron llevarlo a la pantalla con gran realismo, emoción y peso dramático. Tal vez suene como herejía, pero después de Poder sin Límites, creo que ya no necesito ver una adaptación de Marvels.
Calificación: 9