miércoles, 17 de junio de 2009

Cine Clásico: The Dam Busters (1955)

Dejemos descansar por un momento al horror ochentero, y centremos la atención en la excelente película The Dam Busters, realizada en 1955 para narrar la hazaña combinada de científicos y pilotos británicos que idearon un descabellado pero brillante plan para destruir el suministro de agua que requería la industria bélica nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

El argumento de
The Dam Busters parecería absurdo si no estuviera basado en hechos reales: en 1942, meses antes de la incorporación de los Estados Unidos a la guerra, el Reino Unido temía que el avance nazi por Europa no se detendría en Francia. Era indispensable buscar nuevas estrategias para combatir al entonces imparable enemigo, pero al mismo tiempo los recursos del país estaban extendidos al máximo para mantener su infraestructura sin descuidar las necesidades del ejército. En ese nervioso entorno encontramos al creativo Dr. Wallis (Michael Redgrave), ingeniero y diseñador de aviones con una exótica idea sobre cómo destruir las presas nazis. Al principio de la película lo vemos haciendo experimentos en el patio de su casa, con ayuda de sus hijos y otros niños cuya labor es tomar anotaciones y buscar los proyectiles extraviados que el Doctor dispara sobre una superficie líquida. Wallis está ansioso por completar los últimos cálculos de su experimento, pues al día siguiente presentará una propuesta al comité gubernamental con poca disposición para aceptar teorías extravagantes; y la de Wallis es bastante inusual: bombas que rebotan en el agua durante cientos de metros antes de golpear las paredes de las presas, causando mayor daño del que sería posible con un bombardeo convencional.

Tomando la idea del juego infantil que consiste en lanzar piedras en una trayectoria rasante para rebotarlas en el agua, Wallis realiza todos los cálculos necesarios para duplicar ese comportamiento con bombas esféricas de cinco toneladas que deberán lanzarse a altura y velocidad muy específicas para llegar a su destino y destruir los muros de las presas que abastecen de agua las fábricas alemanas. Sobra decir que el comité rechaza en primera instancia tal idea, pero debido a la estatura de Wallis en el mundo científico, y a su diseño del popular bombardero Wellington, le conceden la oportunidad de hacer una prueba con bombas simuladas. El experimento es un exito, y el alto mando se ve obligado a admitar que hace falta una nueva estrategia para ganar terreno en la guerra, pues Gran Bretaña podría caer bajo el dominio nazi si continúan por su tradicional camino. Entonces, con los necesarios recursos a su disposición, el Doctor Wallis comienza la fabricación de las bombas. Pero ¿cómo encontrar a un piloto lo suficientemente audaz para lanzarlas?

Lo cual nos lleva al Comandante Guy Gibson (Richard Todd), quien recientemente completó una serie de peligrosos bombardeos y se dispone a disfrutar un merecido tiempo libre. Sin embargo sus planes tendrán que cambiar, pues resulta ser el mejor candidato para dirigir el escuadrón de pilotos expertos que participará en una ultra secreta misión sobre territorio Alemán. Pero no será un bombardeo común... las condiciones de vuelo y ataque son tan específicas que hará falta un extenso entrenamiento para garantizar el éxito; entonces Gibson recluta a sus mejores hombres y proceden a prepararse para cumplir los extraños requerimientos de su misión...

La historia es fascinante y, bajo la firme mano del director Michael Anderson, se desarrolla de manera fluida y simple, evitando excesos dramáticos o adornos estilísticos que la interesante trama no necesita. Anderson tiene confianza en el libreto y en el talento de sus actores, y no teme mantener un ritmo natural y metódico para hacernos partícipes de sus triunfos y fracasos. Este es el sobrio cine característico de Gran Bretaña, que contrasta fuertemente con las películas bélicas de los Estados Unidos, atrapadas desde entonces en las ultra-patrióticas fórmulas de incólumes héroes luchando por el bien, como tantas veces vimos a John Wayne, Forrest Tucker y Robert Mitchum. Por el contrario, The Dam Busters nos presenta genuinos actores (no estrellas de cine) que encarnan sus papeles con eficiencia y dignidad, prestando realismo a las concisas escenas que integran el relato. Y aunque la película ganó varios premos por efectos especiales (a pesar de sus deficientes compuestos ópticos), las secuencias de combate aéreo no opacan los más sutiles momentos de drama humano, igualmente intensos e interesantes.

Hace alrededor de diez años Mel Gibson trató de realizar un re-make de The Dam Busters; cuando fracasó el proyecto Peter Jackson adquirió los derechos y, hasta donde sé, sigue en proceso de pre-producción. Pero incluso con los más avanzados efectos digitales dudo mucho que una moderna versión alcance el mismo impacto emocional que provoca ver imágenes reales de auténticos bombarderos lanzando bombas de cinco toneladas que rebotan en el agua como canicas. Igualmente pienso que será imposible armar un elenco tan realista y sincero; como es costumbre en Hollywood, probablemente reducirán la edad de los personajes para poder contratar actores más jóvenes y comerciales. Y sin duda tendrán que eliminar algunos anacronismos poco aceptables en este nuevo siglo, como el nombre del perrito negro del Comandante Gibson: "Nigger".

Pero independientemente de ese hipotético re-make, The Dam Busters subsiste como una excelente cinta bélica cuyo realismo histórico y credibilidad narrativa excede por mucho el de sus contrapartidas norteamericanas. La historia que cuenta basta para recomendarla, y el excelente trabajo del director, elenco y personal técnico sólo confirman su valor como entretenimiento con sólidas bases dramáticas que resulta tan satisfactorio y emocionante como cualquier película moderna. Quizás más. Desafortunadamente The Dam Busters no goza de tanta fama como otras obras de la época (por ejemplo Sands of Iwo Jima o The Longest Day), pero vale la pena buscarla para disfrutar una perspectiva a la vez clásica y fresca de un conflicto lleno de héroes desconocidos, no siempre en el frente de batalla, sino en el escritorio del ingeniero, en el laboratorio del científico... y en el patio del Doctor Wallis.
Calificación: 9.5

4 comentarios:

@lfredo dijo...

En verdad que The Dam Busters es excelente; la última vez que la vi, en Cinecanal Classics (y también lo han pasado en TCM), la disfruté igual que la primera vez, y es que es el tipo de películas que no me canso de ver una y otra vez (vaya que si soy friki). Por ahí te comenté que soy gran aficionado al cine bélico, y este ha sido uno de mis preferidos, junto con clásicos como The Bridge on the River Kwai, La battaglia di Algeri, The Battle of Britain, Paths of Glory y otras que tengo coleccionadas.
Por cierto que una de mis recientes adquisiciones es un clásico que es también poco conocido por las generaciones actuales, aunque creo que tú sí lo debes conocer: All Quiet on the Western Front, que me motivó luego a leer la novela de Remarque en que se versionó la película, luego que vi el filme hace muchos años en un canal local. Por cierto, leyendo que posíblemente vayan a hacer un remake de la película que reseñas (aunque tengo una duda: ¿es una nueva versión del filme original, o tal vez lo que van a hacer es una versión propia e independiente de los hechos alrededor de la Operación Chastise?), curiosamente, recordé que de Sin novedad en el frente la piensan otra vez versionar para el cine.
Dudo mucho que ambos remakes, si se realizan, le puedan llegar a las suelas de los zapatos de nuestros venerables clásicos.

Un gran saludo.

Pablo del Moral dijo...

@lfredo: Me da mucho gusto saber que alguien más aprecia esta maravillosa película! Yo también la descubrí en TCM hace tiempo, y cada vez que la veo descubro algo nuevo. En cuanto a su posible re-make, la verdad ignoro si será una nueva versión directa de la película o de los libros que la inspiraron, o de otra fuente. Supongo que tendermos que esperar para ver qué deciden Jackson y el director que elija para realizar el proyecto. Finalmente, recuerdo haber visto muchas de las películas que mencionas (incluyendo All Quiet in the Western Front) durante mi juventud, durante maratónicas sesiones de cine bélico que tanto disfrutaba mi abuelo. Pero confieso que no recuerdo lo suficiente para hacer un comentario apropiado. Sin embargo, efectivamente parece estar en desarrollo un re-make, aunque por la información sobre él en el IMDb parece que aún falta bastante tiempo para su estreno (si es que sigue activo). Supongo que tengo tiempo suficiente para ver de nuevo la original. Muchas gracias por tu comentario y un gran saludo!

Anónimo dijo...

No ví la pelicula pero estare atento a ver si la pasan.
Un dato, esta es la película que mira Pink en la película The Wall.

Saludos

Pablo del Moral dijo...

Anónimo: No lo sabía! Gracias por el dato y saludos!