Temple de Acero (True Grit)

Mi abuelo era un gran aficionado a las películas de John Wayne, y gracias a él tuve oportunidad de ver en mi infancia cintas como Sands of Iwo Jima, The Quiet Man y, claro, True Grit. Para bien o para mal recuerdo muy poco de esta última, así que pude ver la nueva versión (titulada en México Temple de Acero) sin prejuicios ni expectativas empañadas por la nostalgia. Sin embargo, lo que definitivamente influyó en mi percepción fue el previo desempeño de los Hermanos Coen, cuyas recientes cintas han sido de muy variable calidad. O, mejor dicho, de muy irregular recepción. ¿Resultaría Temple de Acero otro exótico capricho disfrazado de "cine de arte"? ¿O reflejaría nuevamente el temple (jo, jo) narrativo que los Coen demostraron en su mejor época? ¿O acaso están viviendo su mejor época? No hace falta responder; seguramente olvidaré la pregunta antes del tercer párrafo.

Al parecer esta versión de Temple de Acero no es propiamente un re-make de la original de 1969, sino una nueva adaptación de la novela homónima escrita por Charles Portis que inspiró a ambas. La trama está centrada en una clásica fórmula del "western" tradicional: la persecución de un asesino por los agrestes territorios del viejo oeste. La diferencia es que en esta ocasión la búsqueda está conducida por una niña de catorce años llamada Mattie Ross (Hailee Steinfeld), quien no se detendrá hasta encontrar a Tom Chaney (Josh Brolin), el asesino de su padre. La inteligente y bien educada muchacha tiene abundante talento para negociar con vendedores de caballos, abogados y sepultureros; sin embargo sabe que necesitará ayuda de alguien recio y valiente para enfrentar a Chaney, y decide contratar al tosco pero honorable Rooster Cogburn (Jeff Bridges), un mercenario cuya afiliación con la ley es bastante ambigua. Al principio, desde luego, Cogburn no toma en serio a la niña, pero eventualmente acepta el trabajo, y juntos parten en busca del asesino que aparentemente se oculta en territorio indio. Pero no será tan fácil, pues un arrogante alguacil tejano llamado LaBoeuf (Matt Damon) está buscando al mismo forajido para cobrar la recompensa que se ofrece por su captura. Entonces, a veces como rivales y a veces colaborando, el trío recorre paisajes nevados, bosques y praderas en busca de pistas que los lleven a su presa.

Temple de Acero parece un sólido "western", pero creo que vale más como "road movie", donde el destino final no es tan importante como el desarrollo de los personajes y el crecimiento emocional que adquieren durante el recorrido. En otras palabras, lo que mantuvo mi interés a lo largo de casi dos horas no fue necesariamente la búsqueda del asesino, sino el progreso en la relación de Mattie y Rooster, que en todo momento se siente cabal y sincera. La joven Hailee Steinfeld y el veterano Jeff Bridges están en extremos opuestos del espectro humano, pero de algún modo nos transmiten lo mucho que sus personajes tienen en común, y lo bien que se complementan sus respectivos talentos; lo cual de ninguna manera resta atractivo al aspecto más mundano de este "western", con algunas tensas confrontaciones entre anti-héroes y villanos, algunas balaceras y muchos deliciosos detalles de la vida en el viejo oeste, vívidamente capturados por los diseñadores de producción (en particular me gustó el oso que cabalga).

En la última década los Hermanos Coen han exagerado un poco su legendario talento para crear personajes bizarros e historias extrañas, y en películas como The Ladykillers y The Man Who Wasn’t There siento que se excedieron hasta llegar al punto de la auto-parodia (lo cual no me impidió disfrutar esas obras en cierto nivel). Afortunadamente Temple de Acero los ve de regreso en un terreno dramático más firme, donde el "color" y extravagancia de los personajes no obstruye su humanidad y realismo. Y, claro, al decir "drama" no quiero sugerir que se haya perdido el característico humor de estos cineastas; por el contrario, entre más solemne sea la historia, mejor saben balancearla con astutos momentos de humor que no restan gravedad ni suspenso a la película.

Habiendo dicho todo eso, no sé si me uniría a la aclamación por Temple de Acero que parece inundar el Internet. Sin duda es una muy recomendable película con excelentes actuaciones, extraordinaria cinematografía y una historia al mismo tiempo compleja y accesible, que se puede disfrutar en cualquier nivel que desee el espectador. Sin embargo, no me pareció "la octava maravilla", ni particularmente original. En el contexto de la filmografía de los hermanos Coen la pondría más o menos al mismo nivel que No Country For Old Men; y supongo que no es coincidencia que repitan el éxito de aquella con otro western, esta vez más tradicional, pero no por ello menos ingenioso e interesante. Y, sobre todo, fue un alivio disfrutar tanto Temple de Acero después de la impenetrable e hiper-personal A Serious Man; por suerte parece que el dúo ya superó su etapa de "películas sin final".

Calificación: 9