jueves, 22 de enero de 2009

Otis

Impulsado por el éxito de películas como Hostel (y su secuela), los remakes de The Texas Chainsaw Massacre y The Hills Have Eyes (y sus respectivas secuelas) y Saw (y sus interminables secuelas), el cine de tortura (también conocido por el amarillista término de "porno-tortura") ascendió rápidamente en el gusto de los aficionados al terror, y con igual rapidez parece estar extinguiéndose, dejando el terreno libre para la siguiente obligatoria etapa: la sátira de ese controversial sub-género.

Otis es quizás la primera película que acepta el reto de encontrar humor en el rancio concepto del villano que secuestra jóvenes para torturarlas y satisfacer sus torcidos impulsos sexuales. En gran medida lo logra, encontrando un ingenioso e inesperado giro que da un enfoque totalmente nuevo a la fórmula. Pero así como hace muchas cosas bien, también tropieza en varios aspectos que tienden a diluir sus considerables logros. Sin embargo, no puedo negar que la experiencia resultó ser muy diferente a la que ofrecen muchas otras películas que manejan los mismos temas sin imaginación o gracia.

El Otis del título es un obeso y obsesivo repartidor de pizzas con la horrible costumbre de secuestrar atractivas chicas, encadenarlas en su sótano y usarlas para recrear (con muchas mejoras) su adolescencia. Así es como Riley (Ashley Johnson), su más reciente víctima, se ve en el involuntario papel de porrista que admira al mejor jugador de fútbol (Otis), o como quinceañera con su mejor vestido en el baile de graduación acompañando a su apuesta pareja (Otis), o en un automóvil en el autocinema, soportando las torpes manos de su tímido novio (Otis). Pero cuando Riley logra escapar, su desesperada familia (irritada ante la impotencia de la policía) mantiene el secreto sobre la identidad del secuestrador, pues planea cobrar venganza a su muy personal manera.

Como dije, el libreto de Otis rebosa humor (aunque no siempre funciona) y su principal fuente es la familia de la víctima, que desde antes de ser secuestrada vive en un entorno suburbano previsiblemente disfuncional, con un hermano apático (Jared Kusnitz), un padre pusilánime (Daniel Stern) y una madre dominante (Ileana Douglas) que no duda en mostrar violenta iniciativa para vengar las vejaciones inflingidas a su hija... y más allá. No cabe duda que la familia aporta los mejores momentos de la película, en los que el realismo de sus reacciones genera genuino impacto emocional... pero también son culpables de generar las peores escenas, en las que sus exageradas actuaciones nos sacan de la historia y diluyen la tensión. Los primeros veinte minutos (que nos muestran al villano y sus métodos) y la media hora final (donde vemos la venganza de la familia) son lo mejor de la película y supongo que por sí mismos hacen que Otis merezca una recomendación. Pero la hora intermedia transcurre pesadamente, mostrándonos por un lado las aburridas obsesiones del villano y la estoica actitud de su víctima, y por otro la tediosa investigación en la que un inepto agente del FBI riñe con la cada vez más antagónica familia, en repetitivas escenas que pudieron abreviarse sin alterar la historia y sin cansarnos con redundantes discusiones y ruidosa gritería. En resumen, parece que el director y guionista encontró un sólido concepto, pero no tuvo suficiente confianza en él, de modo que decidió añadir elementos y situaciones que obstruyeron lo bueno de su idea y enfatizaron lo malo.

Quizás las fallas de Otis me parecieron más notorias porque el resto funciona bastante bien y, a fin de cuentas, no queda más que admitir que incluso con sus deficiencias resulta mucho mejor que tantas otras cintas similares que no aspiran a nada que no sea regurgitar los bien conocidos ingredientes de la tortuosa receta. Pero para no terminar con ese vago elogio, diré que un elemento que me sorprendió agradablemente fue la música. Como asiduo espectador de cine independiente de terror, estoy acostumbrado a escuchar bandas sonoras que van de lo simplista a lo pretencioso; de pistas orquestales generadas digitalmente hasta genéricas canciones de rock, usualmente donadas por grupos desconocidos que gustosamente contribuyen a cambio de la exposición que la cinta les dará (o porque son amigos del director). No obstante, Otis luce una impresionante colección de famosas canciones (Venus, de Shocking Blue; Cum On Feel the Noize de Quiet Riot; Don't Fear the Reaper, de Blue Oyster Cult; I Ran, de A Flock of Seagulls, etc.), interpretadas por los artistas originales, un impresionante (¡y seguramente costoso!) logro que aporta considerable atmósfera y credibilidad a una humilde cinta que resultó mucho mejor de lo que yo esperaba, pero no lo suficiente como para aclamarla incondicionalmente. Pero bueno... mientras no llegue una mejor sátira del cine de tortura, supongo que Otis podrá presumir de estar en la cima de su raro nicho y no estará mintiendo. Veremos cuánto le dura el gusto.
Calificación: 7

3 comentarios:

CaoZ dijo...

Hola Pablo:

Quiero agradecerte por que desde cinencanto haz hecho que mi vision del mundo del cine sea diferente y gracias a ti descubrí joyas como "May" y la genial Re-animator del director Stuart Gordon entre muchas mas.

Por lo cual agradezco las criticas de este genero que otros criticos ni se atreven a reseñar.

Lo mejor para ti y en cuanto vea "Otis" expresaré mi opinion.

Salu2

CaoZ dijo...

Ah, lo olvide, viste la ultima pelicula de Stuart Gordon "Stuck" (2007) claro sin contar su aparicion en Master of horror y Fear itself, me gustaria saber tu oponion y/o critica, ya que la de Edmond me desilucionó bastante.

Muchas gracias!!!

Pablo del Moral dijo...

CaoZ: Qué coincidencia que preguntes eso! La vi el fin de semana pasado (por fin) y planeo pronto escribir la correspondiente crítica. En resumen, me entretuvo, pero creo que cada nuevo psico-drama de Gordon lo aleja más de su época dorada en el terror. Muchos saludos!