Supongo que la cinta Penélope tiene buenas intenciones al ofrecer una pintoresca fábula llena de coloridos personajes que aprenden (con humor y melodrama) valiosas lecciones de vida, incluyendo la eterna moraleja de "la belleza real está en el interior". El problema es que su pseudo-burtoniana estética (más similar a la del programa de televisión Pushing Daisies) y su frecuentemente absurdo guión no logran capturar la "magia" que la historia requiere, al mismo tiempo que evaden el cimiento de realidad que todo cuento de hadas necesita para sentirse creíble y asimilable a nivel humano.
Dicho guión se centra en los problemas de Penélope (Christina Ricci), una joven nacida con facciones similares a las de un cerdo debido a una antigua maldición que cierta bruja arrojó sobre su aristocrática familia. Y ahora que Penélope tiene edad para casarse, su obsesiva madre busca un novio de aceptable alcurnia... pero que también tolere la bizarra cara de la muchacha, que por lo demás parece inteligente y agradable, aunque con la natural veta de pesimista cinismo que su condición le ha dejado. Entonces, tras una larga lista de potenciales esposos que huyen despavoridos ante el rostro de Penélope, finalmente aparece Max (James McAvoy), quien no sólo acepta la cara de la joven, sino que parece ser perfectamente compatible y caballeroso... lo cual desafortunadamente podría ser parte de un plan para revelar al mundo la deformación de Penélope...
Lo mejor de la película es el trío de actores que logran resolver el mencionado balance entre fantasía y realidad: Christina Ricci encuentra el centro emocional del personaje y carga su ocasionalmente ingrato papel con aplomo y profesionalismo, evitando caer en el forzado humor que sabotea una buena parte de la película. Como el potencial esposo de Penélope, James McAvoy tiene quizás el papel peor escrito de la cinta, pues lo obliga a comportarse de manera poco consistente y no siempre agradable o creíble; no obstante, su gran talento y expresivo rostro consiguen congraciarlo con la audiencia a pesar del errático comportamiento que debe asumir. Y finalmente el siempre genial Peter Dinklage funciona muy bien como el ostensible villano, un reportero obsesionado con revelar al mundo el rostro del "monstruo" que alguna vez le causó severo daño físico. También merecen mención Reese Witherspoon en un papel secundario bastante corto (que seguramente hizo como favor, pues también es co-productora de la película) como la persona que guía a Penélope durante su primera incursión en el mundo real; y Russell Brand (¡está en todo últimamente!), para variar interpretando a un criminal de poca monta tangencialmente relacionado con el personaje de McAvoy.
El director primerizo Mark Palansky realizó un sobresaliente trabajo en los aspectos técnicos de Penélope , pero el guión no estuvo al mismo nivel, y como resultado tenemos una película con atractivas imágenes y buenos actores, pero demasiado larga, un poco cansada y con un indolente romance; el final me gustó (particularmente los comentarios de los niños), pero llegó demasiado tarde para compensar el tedio previamente causado. Respeto su mensaje de tolerancia y belleza interna, y su velada sátira de la cultura obsesionada con celebridades y apariencia física; sin embargo, por buenas que sean sus intenciones no puedo pasar por alto sus considerables desaciertos y su artificial narrativa. Digamos que me gustó su cara, pero cuando la conocí bien me decepcionó su vacío emocional.
Calificación: 6
viernes, 9 de enero de 2009
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