El Curioso Caso de Benjamin Button (The Curious Case of Benjamin Button)

Por lo general me dan desconfianza las películas demasiado largas, pues siento que están tratando de engañarnos, extendiendo su historia innecesariamente para disimular las limitaciones del libreto o el simple hecho de que no saben exactamente qué decir... y quizás si hablan mucho alguien interpretará su verborrea como filosofía. Funciona para los políticos y también para directores enamorados de su película, que no pueden contemplar siquiera la pérdida de un segundo de pietaje sin sentir que están sacrificando su integridad artística. Por otro lado, hay películas que deseamos que nunca terminaran, porque cada segundo enriquece el momento previo, y sus personajes dejan de ser actores diciendo palabras escritas por otros, transformándose en personas que reconocemos como viejos amigos que nunca habíamos conocido. El Curioso Caso de Benjamin Button está en algún punto intermedio... no es tan mágica como quisiera ser, pero lo compensa con un buen número de excelentes personajes, no sólo por las actuaciones que les dan vida, sino por representar diferentes aspectos de la condición humana a través de la historia.

La película comienza con una anciana hospitalizada. Para ayudarle a pasar el tiempo (del cual obviamente le queda muy poco), su hija lee en voz alta el diario de un amigo que la mujer tuvo en su juventud, cuya extraordinaria vida ofrece un interesante punto de vista sobre la interacción humana. El hombre fue Benjamin Button (Brad Pitt), quien nació con las características de un anciano y rejuveneció con el paso del tiempo, ganando así una perspectiva única sobre el siglo veinte, que vemos a través de sus ojos con una mezcla de inocencia y claridad rara vez expresada en la pantalla grande. Sin embargo, el precio que tiene que pagar es que sus relaciones con otros humanos son necesariamente efímeras y dolorosas, por la opuesta dirección en la que lo lleva el tiempo... lo cual se hace más evidente cuando en su tardía "juventud" tiene un reencuentro con Daisy (Cate Blanchett), quien podría ser el amor de su vida... o su fugaz equivalente en la invertida existencia de Button.

Para no andar con rodeos diré que El Curioso Caso de Benjamin Button aspira a ser el Forrest Gump del nuevo siglo (¡el guión está incluso escrito por la misma persona!). Su protagonista ve el mundo a través de una sensibilidad diferente, originada por una condición física distinta a la de las personas que lo rodean. Pero dentro de su inocencia hay una sólida veta de sentido común y de intuitiva sabiduría que nos presenta nuevos aspectos de cosas que damos por sentadas, con lo cual aprendemos al mismo tiempo que recorremos la vida del personaje. Y, desde un punto de vista más técnico, también comparte con Forrest Gump su extraordinaria manufactura, con profunda atención a todos los detalles y con proezas de visualización digital que pretenden ser invisibles, cooperando para generar un vívido entorno pero sin llamar vulgarmente la atención sobre sí mismas. Incluso la narración en la voz del protagonista tiene un muy similar acento sureño y una expresiva simpleza que disuelve la complejidad de la vida en bocadillos de percepción asimilables y simpáticos.

Pero, a diferencia de Forrest Gump, el protagonista de El Curioso Caso de Benjamin Button tiende a ser más blando y pasivo. Además de su extraña condición física, no hay nada particularmente interesante o profundo que nos identifique con él... supongo que tendrá que bastar el hecho de que esté interpretado por el actor más famoso del mundo.

Ayudando a balancear la película tenemos un vibrante grupo de actores que dan vida a los cortos papeles secundarios que enriquecen la trama. Por lo general me gusta mucho el trabajo de la actriz Cate Blanchett, pero siento que la presencia femenina más fuerte de la película fue la de Tilda Swinton, como una enigmática mujer que desarrolla una breve pero significativa conexión con el protagonista cuando aún es un "anciano". Con apenas unos minutos de duración, ese romance me pareció más interesante e intenso que el que ocupa las dos horas restantes de la película. También dignos de mención son Taraji P. Henson (recordada por su asombroso desempeño en Hustle & Flow) como la mujer que cría a Benjamin, el siempre confiable Jared Harris como un viejo marinero que inspira los viajes del protagonista, y Julie Ormond como la mujer que lee el diario de Button; su papel incluye algunas de las más ridículas escenas de la película, y aún así logra mantenerse creíble y real.

Y hablando de ridículo, hay que admitir que la historia frecuentemente cae en afectaciones y sentimentalismo barato para inspirar emoción, pues sus abundantes divagaciones hacen que la narrativa pierda el rumbo, nublando su intención y mensaje... ¿Es un romance? ¿Una fábula mágica? ¿O simplemente una colección de viñetas sin mucho significado más allá de sus aspiraciones al Óscar? Francamente no podría asegurarlo... creo que de todo un poco. Como sea, El Curioso Caso de Benjamin Button es una fascinante experiencia cinematográfica, tan interesante por lo que hace bien como por los errores que comete. La puedo recomendar por su ambición, sus actuaciones y sus virtudes técnicas, aunque no siempre logre ser honesta y creíble. Sólo espero que el espectador aprecie la ironía de una película que busca enseñarnos lo valiosa que es la vida al mismo tiempo que nos roba tres horas de ella. Bien jugado, Fincher.
Calificación: 8