sábado, 10 de noviembre de 2012

Argo

Recuerdo haber escuchado en mi niñez numerosas noticias sobre los "rehenes en Irán", el Ayatollah Khomeini y el Sha (Sah) de Irán. Hasta muchos años después me enteré a grandes rasgos de los eventos que transcurrieron en la embajada norteamericana de aquel país a fines de los años setentas y principios de los ochentas. Sin embargo una parte importante de ese capítulo histórico se mantuvo en secreto hasta 1997, y cuando finalmente se reveló, resultó ser un fascinante relato de espionaje, intriga internacional y ofuscación gubernamental. Esa es la historia que nos cuenta Argo y, bajo la dirección de Ben Affleck, se convierte en una cinta épica en sus connotaciones políticas, pero íntima en sus detalles humanos. Y además hace algunas divertidas observaciones sobre la industria del cine y el género de la ciencia ficción.

Los mencionados rehenes son los 52 trabajadores, diplomáticos y guardias de la embajada norteamericana en Irán que fue capturada por militantes islámicos en noviembre de 1979, como represalia al asilo político que el gobierno de los Estados Unidos extendió al odiado "Sha" de Irán cuando fue derrocado por el Ayatollah Khomeini. Pero seis empleados del consulado lograron escapar y se refugiaron en la residencia del embajador de Canadá (Victor Garber), donde cada día que pasa incrementa el riesgo de ser descubiertos. Mientras tanto, en los Estados Unidos, la Secretaría de Estado busca desesperadamente una estrategia política o militar que le permita extraer a esos seis ciudadanos norteamericanos antes de que sean capturados y probablemente ejecutados como espías enemigos. Entonces el auxiliar de la CIA Tony Méndez (Ben Affleck) propone una idea "tan descaballada que podría funcionar": con su amigo John Chambers (John Goodman), experto en efectos especiales y con muchos contactos en Hollywood, fingirán ser productores de una película canadiense de ciencia ficción titulada "Argo", que usará escenarios del Medio Oriente para representar un lejano planeta. Así Méndez podrá viajar a Irán con la excusa de "buscar locaciones", llevando en secreto papeles falsos para que los seis fugitivos puedan escapar adoptando la identidad de técnicos canadienses trabajando en la película. Sin embargo el gobierno de Irán sabe que algunas personas escaparon de la embajada, y los buscan desesperadamente. ¿Logrará Méndez cumplir su misión? ¿O al menos saldrá con vida de un país que odia con pasión a los norteamericanos?

Si alguien me hubiera dicho en 1998: "Ese pésimo actor de Phantoms va a dirigir una de las mejores películas del año 2012", probablemente me hubiera reído mientras me ponía los audífonos de mi DiscMan® y sacaba la antena de mi teléfono Star*TAC para reportar a este hipotético maniático, que obviamente estaba "alucinando barato" (como decíamos en aquella patética era prehistórica). Pero bueno... llegamos al 2012 y aquella (falsa) predicción se volvió realidad... Ben Affleck realizó un excelente trabajo como director de la cinta Argo. Claro que no debería sorprendernos, pues sus dos previas obras demostraron creciente talento y ambición dramática, de modo que ahora lo encontramos más maduro como artista y con la seguridad de un cineasta experimentado, a pesar de su relativamente corta carrera en ese oficio. Como actor quizás no ha mejorado mucho, pero al menos encontró el papel perfecto para aprovechar su inexpresivo rostro e imperceptibles reacciones. Los exabruptos emocionales se los deja al muy competente elenco secundario, y ni siquiera hace falta exagerarlos para mantenernos en tensión durante las dos horas de la película.

Aprovechando el período histórico, Affleck y el director de fotografía Rodrigo Prieto gozan recreando las imágenes, modas y atmósfera de los tempranos ochentas, pero cuidando que la forma nunca obstruya el fondo. Lo mismo ocurre con la banda sonora, compuesta por memorables canciones que no solo nos ubican en la época, sino que acentúan (o a veces contrastan) el suspenso de esta verídica historia de espías, carente de balazos y explosiones, pero rebosante de personajes interesantes y los clásicos conflictos morales que forman el núcleo narrativo de los mejores relatos políticos. Ben Affleck hace un decente trabajo como el exhausto experto en extracciones constantemente luchando entre su conciencia y las órdenes de sus superiores. Bryan Cranston se encarga de la parte pasional, peleando contra la indecisión burocrática que pone vagas ideas de "seguridad nacional" por encima de las vidas de sus ciudadanos. Y, por el lado más ligero, John Goodman, Alan Arkin y Richard Kind se divierten como "magnates" de Hollywood negociando la filmación de una inexistente película de cuestionable calidad, pero indiscutible utilidad como pantalla de la audaz operación de rescate. Imagino que Affleck, como veterano en ambos lados de la cámara, debe haber disfrutado bastante esta pequeña sátira de la industria cinematográfica, donde el talento genuino rara vez se valora tanto como las conexiones y los "deals".

Mis únicas quejas sobre Argo giran en torno al libreto. Por el momento prefiero no meterme a Wikipedia para confirmar la veracidad de los hechos retratados (ya lo haré más adelante, cuando se haya diluido mi entusiasmo); de cualquier modo hay demasiadas escenas que se sienten falsas y burdamente manipuladas para incrementar el suspenso, que ya de por sí es bastante bueno y no necesitaba trucos para mejorarse artificialmente. Al mismo tiempo entiendo que algunos aspectos de la historia pueden parecer secos o confusos (quizás hubiera convenido incorporar más explicaciones sobre el clima político en los Estados Unidos y la “crisis petrolera“), así que puedo disculpar la intrusión de estos momentos más hollywoodenses para apretar las tuercas de la narrativa y orientarnos sobre todo lo que estaba en juego, no solo a nivel personal, sino en el contexto de la turbulenta política exterior del Medio Oriente, que hasta la fecha sigue ocupando los noticieros. Entonces, recomiendo con entusiasmo Argo y aplaudo la notable evolución de Ben Affleck como director; ¿quién lo hubiera imaginado? Y, hablando de imaginación, me pregunto cuántas historias "secretas" se revelarán en 20 años sobre los conflictos actuales. Sin duda hay material suficiente para mantener ocupado a Hollywood durante décadas.
Calificación: 9

18 comentarios:

Anónimo dijo...

Pablo, cuando tu critica de la película NO?

Saludos!

Koolebra dijo...

Estimado Pablo: ¿Te gustaría que yo publicare un artículo acerca de este rescate que salió publicado en Selecciones del Reader's Digest de Agosto de 1998? Yo tengo unas ganas enormes de ver esta película, ya que dicho artículo me pareció súper bueno.

Anónimo dijo...

Hola Pablo:

Disfruté mucho "Argo", y creo que la sensación del público en la sala era la misma. Excelentes banda sonora, fotografía y elección de elenco, (los personajes de Alan Arkin y John Goodman me produjeron carcajadas cinéfilas). Es buena en el sentido de ser un cine adulto que remite al cine de los 70´s, incluso el logo de Warner parte como el antiguo. La secuencia animada de apertura me pareció objetiva y clarificadora. La secuencia final no me molestó para nada aunque tiene concesiones, pero me gustó la nobleza (que fue lo mismo que me pasó con "The town") de personajes comunes y corrientes que se deben sobreponer a circunstancias adversas y ser un poco héroes cotidianos. Todavía no logro ver "Skyfall" pero organizé mi lista de próximas proyecciones con películas para ver de acuerdo a los puntajes y me llevé buenas satisfacciones con "The tall man" y "Moonrise kingdom", creo que ahora sigue "Ruby sparks", ando buscando "Safety not guaranteed". Salud, buena semana y comentarios prósperos. La pregunta sobre el rendimiento sexual y el cine de terror me pareció hilarante pero no descabellada, es buen tema para un foro, aunque me gustaría comprobar personalmente la hipótesis con algunas chicas fanáticas del terror, lástima que mi esposa no lo consienta, como fanática de la comedia romántica. Aunque el factor preponderante es qué subgénero del terror influye (si el slasher incrementa mejor la líbido que el de zombies, etc), personalmente tengo mis fetiches con las chicas finales, por ejemplo recientemente me gustó Kristen Conolly de "The cabin in the woods". Lo último ¿podrías escribir la actualización de tus 10 mejores películas de 2012, o tus 10 películas recomendadas como imprescindibles, se pueden crear varias categorías.
Saludos
Gabriel Bazuca (Fuentes)
Desde Chile

KRISTA dijo...

Cuales son tus expectativas para la ultima de la saga Crepusculo?? espero que hagas la critica el viernes, por favor, quiero leerla antes de verla el sabado :)

Anónimo dijo...

Estimado koolebra:
Sí Pablo no tiene inconveniente apoyo tu propuesta sobre el artículo que mencionaste, de no ser así por favor deja un link para leerlo fuera del foro
Ojalá sí se pudiera como introducción a la película a la cuál Pablo refiere una crítica tan positiva
Gracias y hasta pronto.
Su amigo
@ntonio

Pablo del Moral dijo...

Anónimo: Servido! Gracias y saludos.

Koolebra: Claro! Suena muy interesante, gracias por proponerlo. O, si te resulta más fácil, nada más déjanos el link, como sugirió @ntonio. Saludos!

Gabriel Bazuca: Gracias por compartir tu opinión de Argo. Cuando fui a verla el cine estaba prácticamente vacío... no sé si por el horario (AM) o por falta de interés en Ben Affleck. Tal vez muchos lo recuerdan aún como pareja de Jennifer López, o algo así. Como sea, ojalá Argo sea descubierta por más gente, pues tiene mucho que ofrecer. En cuanto a la relación entre rendimiento sexual y horror, creo que interpreté de manera diferente la pregunta... mejor no digo más ;-) Y bueno, sobra decir que el propósito indiscutible de toda "chica final" es el que mencionas. Finalmente, mi lista actualizada (pero muy poco confiable) de 10 películas favoritas del 2012 sería: Absentia; The Pact; Safety Not Guaranteed; Prometheus; The Cabin in the Woods; Beyond the Black Rainbow; Father's Day; The Avengers; Tinker, Tailor, Soldier, Spy; y Drive. Saludos!

KRISTA: Mis expectativas son bajísimas... cada una me ha parecido peor que la anterior, y no sé si el "gran final" (sea cual sea) logre romper la tendencia. En cuanto a la publicación de la crítica, agradezco mucho tu interés, pero veo muy difícil que sea el viernes, pues eso significaría ir a verla durante el día, con el cine repleto de niñas gritonas (ya cometí ese error en la primera de la saga). Además, sospecho que los boletos ya estarán agotados. Lo más realista sería ir el sábado o domingo en la mañana, para evitar multitudes y encontrar boleto. Mis disculpas y saludos!

@ntonio: Apoyo la moción!

Koolebra dijo...

Ya que el público lo pidió, aquí traigo lo prometido:

PRIMERA PARTE

ESCAPE CON EL AMO DEL DISFRAZ

Un agente de la CIA pone en marcha un arriesgado plan para rescatar a seis estadounidenses en la capital iraní


Una noche de agosto de 1997, al regresar a su casa, en una zona rural de Maryland, Antonio Méndez, de 57 años, y su esposa, Jonna, encontraron una carta encajada en la orilla de la puerta.
— ¿De quien es? —preguntó ella.
—Del director de la CIA —respondió Méndez mientras leía la carta—. Esto es increíble.
La CIA iba a rendirle homenaje por ser uno de los "pioneros" de la dependencia. Sin poder conciliar el sueño a causa de la emoción, Méndez se puso a mirar las condecoraciones que tenía en su estudio.
Para sus vecinos, Méndez era un tranquilo burócrata jubilado. La CIA por fin iba a revelar la verdad sobre los 25 años que este hombre había dedicado al espionaje. Al levantar una medalla de bronce, recordó aquel terrible invierno en que se jugó la vida para salvar a seis compatriotas.
En noviembre de 1979, unos se¬guidores del ayatola Jomeini invadieron la embajada de Estados Unidos en Teherán y tomaron como rehenes a más de 60 personas. Jomeini exigió que el depuesto Sha de Irán, quien estaba en Nueva York recibiendo un tratamiento médico, fuera extraditado para ser sometido a juicio. Entre tanto, la embajada de Canadá había ayudado a esconderse a seis estadounidenses.
A fines de diciembre, Norb Garrett, jefe de la división de la CIA para Irán, llamó a Méndez a una reunión urgente y le informó de que la situación era crítica. La prensa no había divulgado la noticia sobre los estadounidenses que estaban ocultos, pero todo podía salir a la luz en cualquier instante y eso expondría tanto a aquellos como a los canadienses.

Koolebra dijo...

SEGUNDA PARTE:

Méndez, nieto de un mexicano, era el amo del disfraz de la CIA. En 1965, cuando vivía en Denver y aspiraba a volverse pintor, respondió a un anuncio de periódico en el que la "Armada" solicitaba pintores que quisieran ganar un buen sueldo trabajando en el extranjero. Lo enviaron a una base de la CIA en Asia, donde aprovechó su talento artístico y sus habilidades ma¬nuales para ayudar a modernizar el laboratorio de disfraces de la agencia.
Después de que el Sha huyó de su país, a principios de 1979, Méndez viajó a Teherán a rescatar a un agente de la CIA que estaba escondido. Lo disfrazó para que pudiera usar un pasaporte falso y lo escoltó hasta el aeropuerto.
Meses después, la CIA quería que Méndez resca¬tara a otros seis estadouni¬denses. Pero éstos no eran agentes adiestrados para escapar, sino diplomáticos: Robert Anders, de 54 años, Mark Lijek, de 29, su esposa, Cora Amburn-Lijek, de 25, y Henry Lee Schatz, de 31, quienes estaban escondidos en la finca de John y Zena Sheardown.
El cónsul estadounidense Joseph Stafford, de 30 años, y su esposa, Katleen, de 28, estaban ocultos en la residencia de Ken Taylor, el embajador canadiense. Jomeini había declarado “centro de espionaje" a la embajada de Estados Unidos, y decretado que sólo los rehenes que fuera exonerados del “cargo de espionaje” saldrían libres.
Una nublada tarde de diciembre, Cora Amburn-Lijek miraba con fastidio el tablero de un juego de mesa en el escondite de los Sheardown. Llevaban ocho semanas tratando de ahuyentar el tedio y la tensión con juegos. Todos los días oían la radio de onda corta en espera de noticias sobre la crisis. ¿Cuándo vamos a salir de aquí? Se preguntaba Cora.
Mientras volaba hacia Canadá para consultar a sus colegas de ese país, Méndez se puso a analizar planes para rescatar a los diplomáticos sin que la Guardia Revolucionaria lo advirtiera.
De pronto le vino a la mente John Chambers, un genio del maquillaje en Hollywood que lo había ayudado a pulir las técnicas del disfraz. Cuando trabajaba con él, había observado lo empeñosas que eran las compañías de cine para acabar un filme. Méndez pensó que una compañía productora canadiense no iba a permitir que el problema de los rehenes le impidiera buscar locaciones en Irán.


Continuará...

Koolebra dijo...

TERCERA PARTE:

Entonces telefoneó a Chambers.
— ¿Cuántas personas se encargan normalmente de buscar locaciones? — le preguntó.
—Unas seis —respondió John.
¡Estupendo!, pensó Méndez, mientras anotaba los puestos que Chambers iba mencionando: gerente de producción, escenógrafo, guionista, jefe de transporte...
El agente redactó luego un plan. Proponía que la CIA creara una compañía de cine fantasma y que los seis diplomáticos fingieran ser empleados canadienses de esa empresa. Con la paranoia que imperaba en Teherán, seria muy arriesgado ponerles máscaras, pero, aun así, confiaba en que podría disfrazarlos.
Para probar que el plan era realizable, viajó a Los Ángeles a consultar a Chambers. A fin de aparentar que todo era autentico, alquilaron unas oficinas de la Columbia Pictures y le pusieron titulo a la película: Argo. John propuso llamar Studio Six a la compañía productora.
El 16 de enero de 1980, Variety y The Hollywood Reporter publicaron un anuncio de una Plana en el que se informaba de que Argo empezaría a rodarse en marzo.
De regreso en Washington, Méndez explicó su plan al subjefe de la división de la CIA para el Oriente Me¬dio, quien después de escucharlo lo felicitó por su trabajo.
El Primer Ministro de Canadá autorizó pasaportes con nombres falsos para los seis diplomáticos. Mientras los técnicos de la CIA falsificaban visas iraníes, la policía canadiense emitió permisos para conducir con nombres y direcciones falsos. El grupo de Méndez contribuyó con cajas de fósforos, notas de tintorería y tarjetas de afiliación de clubes canadienses.
Mientras los talleres gráficos de la CIA imprimían tarjetas de presentación de Studio Six, otro equipo preparaba el guión de Argo y una carpeta con fotografías de los ejecutivos de la compañía y unos currículos redactados en términos convincentes.
El embajador Taylor se encorvó sobre su escritorio para leer un telegrama secreto proveniente de Ottawa. En el decía que el equipo de la CIA llegaría a Teherán dentro de una semana. Taylor y tres de sus colaboradores que aún seguían en Irán pensaban abandonar el país el mismo día que los seis estadounidenses: el lunes 28 de enero de 1980.



Continuará...

Koolebra dijo...

CUARTA PARTE:

El 24 de Enero, Méndez, fingiendo ser un miembro europeo del equipo, viajó a Teherán con su colega, Ed, un agente de la CIA que se hacia pasar por el productor financiero de Argo. Allí se reunieron con los diplomáticos.
—Bien, amigos —les dijo Méndez mientras extendía los documentos sobre la mesa—. Me gustaría que vieran lo que hemos preparado.
Les mostró el anuncio de Argo publicado en Variety. "Basada en un relato de Teresa Harris", leyó, y luego, lanzándole una sonrisa a Cora, dijo:
—Usted será Teresa.
Entonces le dio un pasaporte canadiense con la foto de ella.
Durante el fin de semana, los diplomáticos estudiaron sus papeles. Taylor les envió formularios de inmigración iraníes, que ellos firmaron con sus nombres y direcciones falsos.
Méndez les recordó que, cuando llegaron a Irán, las autoridades migratorias debieron quedarse con el original del formulario que tuvieron que llenar —una hoja blanca— y darles una copia amarilla junto con sus pasaportes. El agente quemó luego las copias autenticas.
-- ¿Y si alguien en el aeropuerto quisiera cotejar nuestras copias con sus originales? —preguntó uno.
—Háganse los tontos —dijo Méndez—. Ustedes no tendrían por que saber que pasó con la hoja blanca.
Después se presentó Roger Lucy, un asistente de Taylor, vestido con el uniforme de la Guardia Revolucionaria, y sometió a cada uno de los diplomáticos a un interrogatorio.
— ¿Dónde le dieron esa visa? —Gritó Roger con acento iraní— ¿Cuándo? ¿Cómo se llama su madre? ¿Qué día nació su padre? ¡Miente! ¡Usted es un espía!
Quienes no pasaban la prueba tenían que someterse de nuevo a ella. Los hombres de la CIA no pararon hasta que quedaron satisfechos.
La tarde del domingo, Méndez se concentró en disfrazar a los diplomáticos. Oscureció con rimel la barba rubia de Mark Lijek, y ayudó a Kathleen Stafford a recogerse en la nuca su largo cabello negro, y le dio unas gafas de montura gruesa.
Robert Anders, quien era muy conocido en Teherán, planteaba un reto especialmente difícil. Pero Méndez quedó complacido cuando lo vio entrar a la sala vestido con una camisa de seda azul con el cuello desabrochado, un medallón de oro colgando en el pecho y un voluminoso copete de pelo entrecano.
Méndez llegó al aeropuerto poco después de las 3 de la madrugada para hacer una inspección. Ya había llegado el avión de Swissair que iban a tomar. Les hizo señas a los estadounidenses, que aguardaban en un coche estacionado enfrente de la terminal de pasajeros, y los seis bajaron asiendo nerviosamente sus maletas.
-Vamos- dijo Anders.



Continuará...

Koolebra dijo...

QUINTA PARTE (Y FINAL)

Actuando como un arrogante ejecutivo de cine, se echó la gabardina al hombro y se dirigió hacia la terminal al frente del grupo. Méndez y Ed los siguieron, atentos a descubrir cualquier indicio de vigilancia.
Aún a esa hora había muchos iraníes en el aeropuerto. Cora sentía que todos la estaban observando.
Méndez vio pasar a Schatz por el mostrador de la aerolínea y la aduana y desaparecer después por el corredor que conducía al puesto de control de pasaportes. Schatz puso el suyo sobre el mostrador y el agente de inmigración lo revisó con cuidado.
--¿Esta foto es suya? —preguntó. —Si..., claro —respondió el diplomático tartamudeando.
El agente se puso de pie y salió por una puerta. ¡Ay, no!, se dijo Schatz. Está buscando la hoja blanca. Aquél regresó con el pasaporte en la mano.
—En la foto se ve distinto —dijo.
Schatz se atusó el bigote para dar a entender que se lo había recortado y ya no se lo dejaba como en la foto. El hombre selló el pasaporte y lo arrojó sobre el mostrador.
Cuando los otros 1 legaron al puesto, el agente había vuelto a alejarse por unos minutos. Regresó moviendo una taza de té con una cuchara. Kathleen Stafford cerró los Ojos mientras él interrogaba a una familia iraní que había llegado antes. Por suerte, agotó su tiempo y su paciencia con ellos y terminó sellando los pasaportes como un autómata.
Méndez y su compañero esperaron a que los seis diplomáticos estuvieran en la sala de salida. Todavía no estamos a salvo, se dijo Cora con nerviosismo. Tenía la impresión de que en el aeropuerto había policías iraníes buscando fugitivos.
En eso se escuchó un anuncio por el altavoz:
—El vuelo 363 de Swissair está retrasado por problemas mecánicos.
¿Acaso era una trampa? La sala de salida se fue llenando a medida que se alargaba la demora. Entraron unos jóvenes guardias revolucionarios y con rudeza ordenaron a la gente mostrar sus documentos. Cora intentaba charlar con su esposo con naturalidad. Joseph Stafford tomó un periódico y fingió que leía. ¡Dios mío!, exclamó Cora para sus adentros al ver que era un diario impreso en farsi, idioma que un miembro de un equipo de filmación canadiense muy difícilmente podría saber.
Por fin sonó de nuevo el altavoz: —Vuelo 363 de Swissair, listo para el embarque.
Los seis diplomáticos y los agentes de la CIA subieron al avión. Cuando el aparato salió del espacio aéreo iraní, Méndez se volvió hacia sus compatriotas, les sonrió y levantó el pulgar en señal de triunfo.
EN MAYO DE 1980, en una ceremonia secreta, la CIA le otorgó a Antonio Méndez la Estrella del Espionaje por el rescate. Él trabajó 11 años más en la agencia y siguió realizando arriesga¬das operaciones.
El 18 de septiembre de 1997, el director de la CIA, George Tenet, le confirió a Méndez el Premio Pionero. En la carta de felicitación que le envió, Tenet señaló que en el espionaje el secreto es fundamental. "Sin embargo", añadió, "estoy seguro de que el pueblo le estaría profundamente agradecido si estuviera enterado de lo que usted ha hecho".


Por Malcolm McConell
Fuente: Selecciones del Reader's Digest, Agosto de 1998

Pablo del Moral dijo...

Koolebra: Muchas gracias por publicar el artículo. Muy interesante por su contenido, y además me gustó encontrar de nuevo ese característico estilo narrativo de Selecciones... crecí leyéndolas y ya no lo recordaba claramente. Saludos y gracias!

Anónimo dijo...

Saludos Koolebra:

Gracias por publicar el artículo, es muy interesante, comparto la sensación que Pablo experimentó ya que de niño en casa se acostumbraba leer la revista y por consiguiente yo también lo hacía.(al principio ojeandola y después leyendo algunos artículos completos, y siempre con ese estilo particular del Riders Digest de contar las historias.
Un saludo hasta Chile, gracias.
Atte Tu amigo
@ntonio

Anónimo dijo...

Soy Lourdes

Hola Pablo tengo 2 preguntas.
1 ¿Cuándo vas hacer la crítica de la película “Después de Lucía“?
2 ¿ En tu blog hay un lugar en dónde te podemos comentar algún tema como mi pregunta 1 que no sea por ejemplo dentro de los comentarios de la película Argo?

Por el momento me despido y que tengas un buen día-tarde-noche

Lourdes

Pablo del Moral dijo...

Lourdes: Honestamente no me dieron ganas de ver "Después de Lucía". ¿Tu la viste? ¿Valía la pena? En cuanto a tu otra pregunta, no hay una sección especializada para comentarios "off topic"; sin embargo, se aceptan todo tipo de comentarios aunque no tengan que ver con la película en turno (si no fuera así casi no habría comentarios ;-) Gracias y saludos!

Anónimo dijo...

Soy Lourdes

Hola Pablo, pienso que sí vale la pena ver “Después de Lucía“ es una película actual y real. Siempre había dicho que la película Mexicana más fuerte que había visto era “Perfume de Violetas“ pero DDL me ha dejado igual. No me la he podido sacar de la cabeza y más porque la veo más cercana en mi entorno social que podría ser mi sobrina. Está muy bien actuada y filmada de una manera que parece que estás con ellos, adentro del coche, en el cuarto, escuela etc etc. Te da una sensación de no ser sólo expectador si no partícipe en la historia. Por lo menos así me pareció a mi. Me dejó triste, asombrada y con una sensación de que no se pude hacer nada al respecto como con Perfume de Violetas.

Saludos Lourdes

manipulador de alimentos dijo...

Entretenida, con ritmo, a la vieja usanza, también previsible y superficial, 'Argo' sin embargo es una prueba más del talento narrativo de Affleck. Un buen rato de cine, que es mucho, pero tampoco nada más. Saludos!!!!

Pablo del Moral dijo...

Lourdes: Aprecio mucho tu recomendación, pues a mi también me gustó "Perfume de Violetas". Sin embargo creo que "Después de Lucía" ya salió de cartelera, así que tendré que esperar hasta el DVD. Muchas gracias y saludos!

manipulador de alimentos: Excelente cápsula, con la que coincido por completo. Saludos y gracias!