lunes, 11 de junio de 2012
The Shrine
Si nos limitamos a leer la caja del DVD de The Shrine, parecería ser un refrito de Hostel que llegó tarde a la fiesta de "porno-tortura". Afortunadamente el director Jon Knautz solo emplea la cansada premisa de "turistas extraviados en Europa" como punto de partida para contar una historia tensa e impredecible, bañada en sangre y con el aderezo justo de terror sobrenatural para distinguirla de obras similares pero menos imaginativas.
Al principio de The Shrine conocemos a Carmen (Cindy Sampson), ambiciosa reportera de un pequeño periódico local que está cansada de escribir artículos triviales y aburridos. Lo que realmente le interesa es investigar las misteriosas desapariciones de turistas norteamericanos en cierta región de Europa Oriental, las cuales han sido ignoradas durante años por las autoridades en ambos lados del océano. Por eso Carmen decide desobedecer las órdenes de su jefe, y emprende un viaje a Albania en compañía de su novio fotógrafo Marcus (Aaron Ashmore), quien cubrirá la parte gráfica del reportaje; y su joven asistente Sara (Meghan Heffern). Pero la investigación encuentra problemas desde que llegan a Albania y el trío es recibido con gran hostilidad por los recelosos habitantes de la región... sobre todo cuando Carmen empieza a indagar sobre una extraña área del bosque que parece estar cubierta por una eterna neblina... ¿Qué estará ocultándose en ese tenebroso lugar?
Sin revelar demasiado (espero) diré que me gustó la ecléctica mezcla de asesinos encapuchados, visiones fantasmales y hasta exorcismos que nos arroja el libreto de The Shrine. Suena incongruente y hasta un poco caótico, pero los escritores se las arreglan para mantener una estructura coherente, así como cierta lógica interna que nos conduce a un trágico pero satisfactorio "twist" final que logró arrancarme una perversa sonrisa. Por otro lado, la trama sufre de algunos problemas comunes en el cine de terror independiente, como personajes con ataques de estupidez espontánea, y ridículas licencias dramáticas que a veces nos "sacan" de la película, y quizás debieron resolverse con mayor ingenio (por ejemplo, la cinta nos pide aceptar que todos los niños de una remota aldea albanesa saben inglés... ¿tal vez son fans de Nickelodeon?)
Los personajes tampoco son originales, pero están interpretados por decentes actores como Aaron Ashmore en el papel de típico héroe sensible, y Cindy Sampson como la tenaz Carmen, cuya actuación me pareció igualmente creíble en situaciones mundanas y en los más bizarros momentos de terror, donde debe mostrar reacciones y actitudes tan extremas que francamente me dejaron sorprendido por su rango y realismo emocional. Definitivamente una actriz superior al promedio de las "chicas finales" que habitualmente encontramos en el género. Corre menos suerte Meghan Heffern como la tímida asistente Sara, quien prácticamente lleva tatuada en la frente la palabra "víctima"; pero bueno, también cumple con decoro su ingrata función. Finalmente, por el lado de los villanos tenemos genéricos patanes rústicos, aunque eso no impide que el elenco canadiense (sí, otra obra de “euro-terror” filmada en los bosques de Ontario) logre adquirir cierta profundidad conforme se van develando los misterios de la historia.
A fin de cuentas creo que el auténtico héroe de The Shrine es el director y co-guionista Jon Knautz, pues además de incorporar elementos innovadores en una premisa trillada, consiguió un flujo narrativo razonablemente natural y creíble que nos lleva del punto A al punto B sin demasiados tropiezos ni agujeros en el libreto. Obviamente se trata de una producción muy modesta, así que será necesario disculpar algunos efectos digitales poco afortunados (como algunos deficientes rotoscopios y algunas escenas con neblina pobremente integrada al pietaje real); por el lado positivo tenemos "gore" competente y abundante, con breves secuencias de violencia que no solo impactan por su intensidad, sino porque tienen un propósito dramático más allá del típico "psicópata asesino". Entonces, puedo recomendar The Shrine porque resultó mejor de lo que esperaba, y aún cuando no alcanza el estrato de "joya oculta" me pareció entretenida, tensa y agradablemente impredecible. Quizás ya expiró el tedioso sub-género de la “porno-tortura”, pero me alegra que su influencia pueda contribuir ahora a la creación de obras mejores y más creativas de las que jamás se incluyeron en aquel menospreciado nicho. Esto al menos me da esperanza sobre el futuro de las cintas sobre vampiros románticos…
Calificación: 8
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