domingo, 25 de septiembre de 2011

Delirios Siniestros (Hierro)

No es raro que la pérdida de un hijo sea un tema tan frecuente en el cine dramático pues, además de oprimir los "botones emocionales" de casi cualquier persona, no requiere muchas explicaciones para transmitir al espectador el sufrimiento de los personajes. Y, claro, lleva consigo la implícita promesa de que seguiremos a los padres (en singular o plural) durante el catártico proceso de recuperación, incluso si el final no fuera necesariamente feliz. La cinta española Hierro (estrenada en México bajo el engañoso título de "Delirios Siniestros") representa una bizarra re-invención de esta fórmula, y aunque ofrece considerables innovaciones estilísticas y técnicas, me costó trabajo interesarme en sus revueltos giros y ambiguos simbolismos... o lo que sea.

La historia comienza cuando María (Elena Anaya) y su pequeño hijo Diego (Kaiet Rodríguez) salen de vacaciones en un "ferry" rumbo a las Islas Canarias, específicamente a la Isla El Hierro. Durante el trayecto María se queda dormida, y al despertar descubre que Diego desapareció sin dejar rastro alguno. La policía examina la embarcación de proa a popa, e incluso organizan expediciones de rescate, en caso de que el niño hubiera caído al mar... pero regresan sin resultado alguno. Meses después María regresa a la isla por solicitud de las autoridades, y comienza a indagar por su cuenta con ayuda de su mejor amiga Laura (Bea Segura). Entonces empieza a tener febriles visiones de su hijo, las cuales parecen ofrecer pistas de su ubicación... a menos que sean manifestaciones psicológicas de su intensa culpa y dolor.

Entiendo que el director (y ex-animador) Gabe Ibáñez no está necesariamente interesado en seguir una historia lineal, sino en hacernos partícipes del horror y desolación que la protagonista experimenta por haber extraviado a su hijo. Sin embargo Hierro no es un drama fundamentado en el llanto y el colapso familiar (como lo fue Rabbit Hole, por ejemplo), sino una especie de viaje metafórico donde la culpa, esperanza y dolor toman distintas formas en la torturada mente de María. O al menos así lo interpreté yo. Pero si abandonamos la palabrería pseudo-intelectual, también podríamos describir la película como un confuso y leeeeento experimento artístico que no satisface en el nivel narrativo ni en el emocional. Cada quién sabrá cómo asimilar este curioso... ¿drama sobrenatural? ¿Thriller psicológico? ¿Fábula espiritual? Ni siquiera estoy seguro de cómo describirla.

Lo que puedo asegurar es que no se trata de una película de terror, como pretende hacernos creer la publicidad que le hizo el distribuidor mexicano (el colmo de las malas “traducciones“: cambiar el nombre de una película que ya tiene un buen título en español) (Aunque, ahora que lo pienso, no es la primera vez que ocurre). De cualquier modo, Hierro muestra muchos aciertos en el aspecto técnico, empezando por la excelente cinematografía de Alejandro Martínez que transforma cualquier locación (ya sea una agreste playa negra o la inmunda guarida de un ermitaño) en un cuadro de onírica y perturbadora belleza; hasta la inquietante banda sonora de Zacarías M. de la Riva, a veces elegantemente minimalista y a veces sofocantemente cacofónica, pero siempre subrayando la atmósfera mitad macabra y mitad melancólica del relato. Y desde luego incluyo entre los aciertos la intensa actuación de Elena Anaya, quien sabiamente evita todo exceso histriónico para ser el único punto estable en el cada vez más difuso desarrollo de la trama.

Sin embargo, no puedo decir que la experiencia total haya sido particularmente interesante, memorable o entretenida. Respeto la visión del director y aplaudo su valor para barnizar una historia "normal" con una espesa capa de simbolismo (o lo que sea) para darle mayor profundidad y ponernos a pensar (sin duda lo consigue); y desde luego esperaré el momento de ver este talento aplicado a una estructura dramática menos enredada y más concreta. Pero mientras eso ocurra, solo puedo recomendar Hierro como un frustrante experimento no exento de virtudes, aunque no las suficientes para compensar por completo la obtusa narrativa y el previsible final. Finalmente, no es culpa del director ni de la película, pero TACHE al distribuidor que trató de engatusar incautos (como yo) disfrazando este drama como película de terror (“Delirios Siniestros - De los productores de El Orfanato y El Laberinto de Pan“). Me sorprende que no hayan metido el nombre de Guillermo del Toro por ahí (“Una película realizada por un humano como Guillermo del Toro”)
Calificación: 7

3 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Nunca entendí porque la muñeca y los buhos movian los ojos y parpadeaban

Pablo del Moral dijo...

raciel gurria: Honestamente no recuerdo muchos detalles sobre esta película, pero estimo que los elementos que mencionas fueron tan solo para darle más "atmósfera" a la película, y no tenían una función narrativa específica. Pero podría estar equivocado. Mis disculpas por no poderte ayudar más, y muchos saludos!