jueves, 27 de mayo de 2010

Cine Clásico: They Might Be Giants (1971)

Uno de los más fascinantes personajes en la mitología moderna es sin duda Sherlock Holmes y, como corresponde a todo héroe literario, sus aventuras fueron llevadas al cine prácticamente desde el momento de su creación, comenzando por la epónima Sherlock Holmes, de 1916. Desde entonces el famoso detective creado por Sir Arthur Conan Doyle ha aparecido en más de doscientos programas de televisión, series radiales y películas, incluyendo las que interpretó Basil Rathbone entre 1939 y 1946, consideradas por muchos como la versión definitiva del personaje. Sin embargo, hay muchas interesantes variantes que no necesariamente siguieron al pie de la letra la adusta prosa de Doyle; sin ir muy lejos, la reciente Sherlock Holmes (de Guy Ritchie) ofreció una interesante perspectiva con más énfasis en la acción y con el genial Robert Downey, Jr. apropiándose del papel; sin embargo mi Holmes favorito sigue siendo el gran George C. Scott en la bizarra, pero muy entretenida They Might Be Giants.

La trama se ubica en Nueva York, en época actual (o "actual" al momento de filmarse la película, a principios de los años 70s). El protagonista es Justin Playfair (George C. Scott), exitoso abo
gado que perdió la razón tras el fallecimiento de su esposa, y por eso su ambicioso hermano Blevins (Lester Rawlins) quiere declararlo legalmente incompetente para controlar su fortuna. Pero no será tan fácil, pues la enfermedad de Justin es muy curiosa... el hombre está convencido de ser el legendario Sherlock Holmes, y no solo lo emula en su característica vestimenta, sino en su tremenda sagacidad mental, con la que asombra a los doctores que tratan de analizarlo. Desde luego "Holmes" desprecia cualquier ayuda médica, y solo quiere que lo dejen tranquilo para poder resolver un "caso" nuevo que exige su atención. Pero su opinión cambia cuando conoce a la psiquiatra encargada de atenderlo... cuyo nombre es nada menos que la Dra. Watson (Joanne Woodward). Entonces "Holmes" la adopta de inmediato como asistente y, con la confusa doctora a cuestas, comienza su investigación sobre la más reciente fechoría de su eterno enemigo, el Profesor Moriarty.

La primera mitad de They Might Be Giants es una maravillosa combinación de elegante humor, chispeantes diálogos e inteligentes homenajes al legado literario de Sherlock Holmes. Aunque el protagonista no siempre se toma la molestia de explicar sus procesos lógicos, es muy divertido presenciar su análisis de personas y situaciones para desentrañar misterios o resolver problemas... aunque sean tan triviales como abordar un taxi. Lo mejor de todo es que nunca estamos totalmente seguros de la locura de "Holmes"... desde luego es un hombre que adoptó una fantasía como mecanismo de defensa contra la pérdida de su esposa; pero también hay sutiles pistas que sugieren la existencia de una conspiración real, con un "Moriarty" detrás de los eventos que retrata la película, de modo que la historia nos va atrapando, hasta hacernos cómplices en la locura del protagonista, poniéndonos de su lado para que cumpla exitosamente su misión.

El problema (siempre hay un problema) llega con la segunda mitad de la película. Poco a poco la historia pierde cohesión y termina acercándose peligrosamente a la farsa, gracias a algunos momentos de torpe "slapstick" y a una conclusión que bordea en la incoherencia... aunque algunos le llamarían "realismo mágico". Como sea, me parece un error desperdiciar las firmes bases de la historia con una conclusión ambigua y nada satisfactoria. O quizás el director Anthony Harvey nos preparó una trampa, y todos los elementos cuidadosamente colocados para hacernos creer que la película se dirigía a un punto específico eran meras ilusiones; de ese modo sentimos una similar confusión a la que experimenta "Holmes" cuando sus planes no rinden los frutos esperados. O una tercera alternativa: Harvey simplemente no supo cómo terminar la película.

A pesar de ese considerable tropiezo, They Might Be Giants merece una cauta recomendación por el sobresaliente trabajo de George C. Scott y Joanne Woodward. Quizás no sean muy conocidos por las nuevas generaciones de cinéfilos, pero en su momento fueron enormes íconos de la pantalla grande, y con mucha razón. Además de sus impecables actuaciones individuales podemos disfrutar la traviesa química generada por su interacción, repleta de guiños al espectador pero sin dejarnos olvidar el nudo dramático y las consecuencias que amenazan a los protagonistas si llegara a derrumbarse el "castillo en el aire" de sus delirios detectivescos. Y, por si fuera poco, me encantó descubrir que, tras esa densa maraña de ideas, locura y misterios, persiste la esencia de Doyle mismo, con una sólida base intelectual adornada por humor y personajes vibrantes que capturan la imaginación del lector (o espectador).

E
ntonces, dista mucho de ser una película perfecta, pero sigo viendo con cariño They Might Be Giants por su irreverente pero preciso retrato de un Sherlock Holmes moderno y a la vez antiguo, con una actitud adecuada para la urbe contemporánea, sin olvidar el refinamiento del Londres victoriano. Supongo que podría llamársele "cinta de culto" con la implícita aceptación de fallas significativas que no alcanzan a destruir sus grandes virtudes... al menos desde el punto de vista de sus admiradores. Desafortunadamente el DVD se encuentra descontinuado, aunque algunos comerciantes lo venden a precios exorbitantes; por eso la mejor opción para verla parecen ser los canales de películas clásicas, donde puede descubrirse ocasionalmente como una piedra semi-preciosa de escaso valor material, pero alto nivel recreativo. No se si Arthur Conan Doyle hubiera aprobado este "frívolo" tratamiento de su creación; pero sin duda se hizo con la mejor intención de respetar su memoria. Si tan sólo Moriarty no hubiera arruinado el final...
Calificación: 8

6 comentarios:

@lfredo dijo...

Menuda sorpresa encontrarme una crítica aquí de esa curiosa película. Yo la vi, la primera vez, hace mucho tiempo y efectivamente la primera mitad me pareció genial. Lástima que perdiera el rumbo en la segunda mitad, tanto, que sentí una enorme pena por el personaje que interpreta Scott por la forma en que se estaba echando a perder el ritmo de la historia, especialmente por ese ininteligible final. ¿Sería esa la intención? Aunque por otra parte, leí por ahí que algunos se lo achacan a la edición final que impuso el estudio que la produjo, donde se eliminaron escenas en el montaje.
Como sea que sea, lo que sí estoy seguro que lo que seguramente estuvo a punto de ser una memorable cinta de culto ahora es una curiosidad casi desconocida.
Una verdadera lástima.

Saludos.

Pablo del Moral dijo...

@lfredo: Me alegra que alguien más la conozca! Y, desde luego, coincido con lo que dices. Pero la primera parte me gusta tanto que después de haberla visto varias veces ya no me irrita ese inexplicable final ;-) Saludos y feliz fin de semana!

Koryrik dijo...

Pues justamente ayer vi esta película, atraído por el argumento y puedo decir que no me decepcionó. Como bien apuntáis, el inicio es sublime. Nos presentan un Sherlock Holmes cuidadoso con los detalles, lógico, sagaz,...
La figura de la dra. Watson es una sorpresa para mi, desde el momento en que nos la presentan a poco a poco como evoluciona para convertirse en un Sancho, fiel compañero de Don Quijote.

La película tiene muchas referencias a Don Quijote, desde el título (en inglés), hasta algunos comentarios sobre él, pasando por la trama principal que es la de un doctor que sigue a su paciente en su locura y en el que al final acaba creyendo en él.

El final se deshincha un poco o no, según si has logrado ver a los "gigantes" :)

Pablo del Moral dijo...

Koryrik: Me da gusto que hayas tenido oportunidad de verla, y muchas gracias por esa interesante perspectiva; aunque los personajes hacen la mención de Don Quijote, yo no había profundizado tanto en la analogía, y suena sin duda apropiada. Mucha suerte y un saludo!

Anónimo dijo...

La vi hace algun tiempo, me parecio una historia singular, y no me parece que se pierda continuidad porque el personaje de Scott precisamente es asi, por el escape de la realidad y la complejidad de la vida y su relacion con el personaje de J.Woodward, brillantemente interpretados. Es una pelicula que quizas no sea muy conocida, pero si es inolvidable.

Pablo del Moral dijo...

Anónimo: Entiendo lo que dices sobre el personaje de "Holmes", y sin duda es consistente su escape de la realidad. Pero el resto de la historia está tan ingeniosamente construida, que no pude evitar decepcionarme con ese súbito giro final hacia la fantasía. Por lo demás, concuerdo en que es inolvidable. Gracias y saludos!