lunes, 24 de noviembre de 2008

Vecinos en la Mira (Lakeview Terrace)

En el pasado hemos visto algunas películas sobre las tensas relaciones que puede haber entre vecinos, y esta vez la película Vecinos en la Mira decide añadir un poco de volátil racismo a la mezcla, dándole una dimensión adicional a lo que podría haber sido un simple thriller en el que la lucha de voluntades entre dos hombres va escalando hasta niveles excesivos.

La mencionada lucha comienza cuando una pareja interracial se muda a un acomodado vecindario, donde terminan como vecinos del policía Abel Turner (Samuel L. Jackson), un individuo estricto e inflexible que tiene reglas muy definidas para garantizar la fácil convivencia en la comunidad. El problema es que los recién llegados no parecen encajar en ese rígido entorno, y lo que comienza como diplomática tensión se transforma en agresión primero pasiva... y eventualmente violenta.


No soy fan del director Neil LaBute (especialmente desde su estúpido e innecesario remake de The Wicker Man), pero aprecio su atención al desarrollo de personajes, y Vecinos en la Mira aprovecha muy bien esa aptitud, construyendo un personaje principal fuerte y definido, pero suficientemente ambiguo para mantener al espectador en suspenso sobre sus intenciones y motivación... aunque, claro, ayuda bastante que sea interpretado por Samuel L. Jackson. Pero desafortunadamente la pareja semi-antagónica resulta tan blanda y anónima que cuesta trabajo interesarse en sus problemas... en otras palabras, Jackson los devora con su arrolladora presencia, y sobra decir que este es uno de esos papeles que podría interpretar hasta dormido; pero, por el lado amable, debo admitir que cada uno de sus tipos rudos tiene algo que lo distingue de los demás, y eso es lo que lo hace un buen actor. Desde su genérico y risible villano en Jumper hasta su intenso artista en Black Snake Moan, podemos ver los detalles que Jackson añade a sus personajes, dándoles vida e identidad propia; de hecho, esa rara cualidad es aún más notoria en las abundantes malas películas que frecuentemente lo emplean, y de vez en cuando se convierte en el único punto positivo de esas cintas. No quiero decir que Vecinos en la Mira sea una de esas malas películas, aunque definitivamente no es de sus mejores proyectos.


El problema principal de la cinta es tratar de hacer un fuerte comentario social sobre la pluralidad cultural prevaleciente en muchas ciudades, y la intolerancia racial que ello provoca. Claro, las cuestiones raciales son siempre un fácil y candente tema de discusión, y muchas películas las emplean para confrontar a su audiencia y promover la discusión de temas sin fácil solución. Creo que Crash lo logró (a pesar de lo que piensan sus abundantes detractores); también la excelente Rabbit Proof Fence y desde luego la clásica To Kill a Mockingbird; pero en manos del director Neil LaBute parece ser sólo una excusa para complicar una historia excesivamente simple y disimular el hecho de que el ridículamente autoritario villano, a pesar de su racismo, paranoia, y obvia inestabilidad emocional, tiene la razón en muchos de sus comentarios. El resultado es que encontré imposible estar a favor de alguien en la película, pues terminé también sintiendo igual antipatía por los inocentes "héroes"... no por su raza o situación marital, sino porque simplemente son malos vecinos. ¿Arrojar colillas de cigarro a la propiedad de otras personas? Totalmente inaceptable ¿Realizar actividades sexuales a la vista de otros? No me ofenden personalmente, pero entiendo que a muchas personas podría parecerles inapropiado. En resumen, ninguno es inocente, y todos son culpables de algo. ¿Fue ese el punto de la cinta? Lo ignoro, pero después de casi dos horas de "estira y afloja", ya había perdido interés.


Entonces, hay indudablemente puntos interesantes en Vecinos en la Mira, incluyendo la actuación de Samuel L. Jackson, algunos intensos momentos de ambigua moralidad (como el enfrentamiento entre el policía y un criminal latino), pero también abundan las escenas ridículas y forzadas (como la fiesta con bailarinas o una conversación al lado de la piscina). En general me mantuvo entretenido (aunque algo irritado) y no me arrepiento de haberla visto, pero hubiera deseado un enfoque más sobrio sobre el tema, con personajes más inteligentes y con menos artífices de thriller (incluyendo el atrozmente operático final). En resumen, empieza bien pero se desmorona durante la segunda hora, cuando todo se sale de control... los personajes, la naturaleza... y hasta el guión mismo.

Calificación: 6.5

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