domingo, 13 de mayo de 2012

Casa de Mi Padre


Me parece buena idea parodiar el exagerado melodrama de las telenovelas y películas rancheras mexicanas, pues muchas de ellas funcionan como comedias involuntarias por derecho propio. Desafortunadamente la extraña cinta Casa de Mi Padre no consigue extender el chiste más allá de sus más obvias aplicaciones, y termina desperdiciando la oportunidad de hacer algo genuinamente innovador en este único y exótico nicho cultural.

La trama de Casa de Mi Padre se centra en Armando (Will Ferrell), el menospreciado hijo de la familia Álvarez que siempre ha sido considerado tímido y torpe, sobre todo cuando se compara con su exitoso hermano Raúl (Diego Luna). Al principio de la historia Raúl regresa triunfalmente al rancho familiar en compañía de la atractiva Sonia (Génesis Rodríguez), su futura esposa. Pero gradualmente Armando descubre que el aparente éxito de su hermano se debe a sus conexiones con el negocio del narcotráfico, lo cual pone a la familia entera en la mira de un peligroso narco llamado “La Onza” (Gael García Bernal), quien no se detendrá ante nada para eliminar cualquier competencia que amenace su imperio criminal. Mientras tanto, el corrupto Agente Parker (Nick Offerman), de la D.E.A., trata de manipular la situación para su propio beneficio...

Lo más gracioso de Casa de Mi Padre es el concepto mismo de su existencia: una película de mediano presupuesto producida por un estudio norteamericano, realizada en el estilo de las telenovelas mexicanas y hablada casi totalmente en español, incluyendo a su estrella, Will Ferrell. La incongruencia de estos elementos es ciertamente chistosa, pero no basta para sustentar hora y media de película, así que la experiencia termina pareciendo un "sketch" extendido de Saturday Night Live que se salió de control, y no encuentra la manera de llegar a un final satisfactorio (lo cual no es coincidencia, pues el director Matt Piedmont y el guionista Andrew Steele trabajaron como escritores de aquel programa televisivo durante la “época dorada“ de Will Ferrell). Creo que el problema fundamental está en el libreto, pues si bien arranca un par de sonrisas con sus más surrealistas momentos (como el inesperado "gato blanco"), no ofrece una estructura sólida, o una historia interesante que de sentido a los estereotípicos personajes. Y no sé si ya estoy envejeciendo, pero algunas de las balaceras y "narco-ejecuciones" me parecieron material un poco inapropiado en un contexto cómico. Me interesaría saber cómo es recibida esta película en el norte de México, donde el asunto del narcotráfico es una trágica realidad cotidiana, quizás demasiado presente para satirizarse en una mediocre película.

Habiendo dicho eso, creo que Casa de Mi Padre merece verse tan solo por ser uno de los más bizarros experimentos cinematográficos que he visto en años recientes. Las actuaciones son intencionalmente malas (o eso quieren que pensemos); algunos escenarios y tomas de establecimiento están realizadas con maquetas por alguna razón; y, bueno, me gustaría hablar más del "gato blanco", pero es lo mejor de la película, así que prefiero no revelar demasiado. La cinematografía de Ramsey Nickell contribuye sustancialmente al humor, y lo mismo ocurre con el simpático diseño de producción; por mucho que Casa de Mi Padre quiera parecer “mal hecha“, se nota que hubo considerable esfuerzo para obtener la inusual atmósfera y textura visual de la cinta. Entonces, podría recomendarla más como curiosidad fílmica que como una auténtica comedia; y vale decir que desconozco casi por completo las películas y telenovelas que Casa de Mi Padre busca parodiar, así que probablemente me perdí de muchos chistes y referencias que podrían generar más risas entre los auténticos fans del género. Además, si no la hubiera visto me hubiera quedado sin escuchar A Whiter Shade of Pale en español, como acompañamiento de una boda. Eso sí fue algo que no se ve todos los días.
Calificación: 6.5

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