lunes, 7 de noviembre de 2011

Winter el Delfín (Dolphin Tale)

Más allá de su labor como película familiar, me interesaba Winter el Delfín por estar basada en una historia real que combina ecología, compasión hacia los animales e ingeniería. Y aunque sin duda tuvo predominancia el aspecto cursi y sentimental de la historia, me pareció lo suficientemente entretenida para pasar un rato de inofensiva distracción con la familia, que al menos podría inspirar a los pequeños sin venderles Cajitas Felices de McDonalds, ni el más reciente éxito de hueca música pop.

Al principio de Winter el Delfín conocemos a Sawyer (Nathan Gamble), un niño retraído y tímido, con dificultad para encontrar amigos. Pero cuando descubre un delfín herido en la playa, su vida encuentra nuevo significado y, con la ayuda de varios amigos en un refugio para animales acuáticos, Sawyer contribuye a la recuperación del delfín (hembra), a quien bautizan como Winter. Sin embargo, las heridas sufridas por el animalito hacen inevitable la amputación de su cola, y aunque inicialmente se adapta a su nueva condición, es obvio que no podrá vivir una vida normal... hasta que Sawyer tiene la inspiración de reclutar al Dr. Haskett (Morgan Freeman), un veterano especialista en prótesis, para desarrollar una cola artificial que pueda usar Winter. Pero incluso si logran resolver los incontables problemas técnicos que ello representa, nadie sabe si el delfín logrará adaptarse a su nueva cola.

En caso de que la historia del delfín no baste para sostener la atención del espectador, el libreto añade varias instancias de drama humano para darle forma a los personajes y rellenar el tiempo de la película (por ejemplo, pasamos un rato preocupándonos por los problemas financieros del refugio animal, y compartiendo el sufrimiento de un soldado que no puede aceptar su propia prótesis, etc.) Lamentablemente este "drama" es tan elemental que cuesta trabajo tomarlo en serio, y los actores tampoco se esfuerzan demasiado en hacerlo más creíble o relevante. El único que vale la pena señalar es Morgan Freeman en una actuación ligera y casual que funciona gracias a su acostumbrada gravedad y mágica voz. Y, claro, la auténtica estrella es "Winter", una combinación de delfines reales (incluyendo a la genuina Winter), efectos animatrónicos y digitales que se emplearon para dar vida a la protagonista. Ah, y el "comic relief" va por cuenta de un simpático pelícano muy celoso de su territorio.

A fin de cuentas creo que me hubiera gustado más ver un documental sobre Winter y su cola artificial, en vez de este forzado melodrama que añade demasiados adornos tangenciales en lo que debió ser una historia más sencilla, que no necesitaba tantos trucos para ser auténticamente emotiva y edificante. Pero, como dije al principio, dentro del pobre entorno del cine familiar, Winter el Delfín podría ser más apetecible que otra ruidosa cinta animada, u otro refrito de Twilight o Harry Potter para niños hambrientos de una franquicia fantástica. En ese aspecto Winter el Delfín se preocupa más por la historia que por la mercadotecnia, lo cual es tan raro que por sí mismo merece una recomendación, incluso si su "historia" se siente artificial y recargada. Además, ¿a quién no le gustan los delfines?
Calificación: 6.5

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos Sr. del Moral:

No sé la causa de su odio hacia el foro sol, pero la música de Aerosmith, con sus propiedades curativas y demás beneficios (demasiados para que quepan en esta sección) puede hacer que si no le quite el odio por ese lugar, al menos no se arrepienta de ir.

Y bueno, Aerosmith pateó traseros en grande. Los ví por 1era. vez en el 2007 y se superaron a ellos mismos. A mí me gusta el death metal melódico (Killswitch Engage, All That Remains, In Flames, por ejemplo) y con este concierto demostraron que no necesitan pedir los decibeles y poderío de esas bandas.

Una vez más supe por qué me encanta esa banda. Me despido diciendo Livin' On The Edge.

ATTE
IMPALA

Pablo del Moral dijo...

Impala: Odio el Foro Sol porque me pareció un embuste la primera vez que fui (creo que vi a Kiss durante la gira Psycho Circus). Yo estaba sentado en la primera fila de asientos disponibles (en el límite de la ENORME área sin asientos), y me pareció que era lo más lejos que jamás había estado de un escenario en un concierto. A tres metros de mi habían personas que habían pagado 1000 pesos más por estar prácticamente en el mismo lugar, pero parados. Y el sonido era simplemente HORRIBLE... apagado, distante, con muchos altibajos. No sé si habrá sido culpa de la banda, pero ocurrió lo mismo en Iron Maiden (a pesar de que estaba en un costado, mucho más cerca del escenario). En fin... el punto es que me pareció una arena diseñada para exprimir todo el dinero posible de los fans, sin dar a cambio una experiencia equiparable al costo de los boletos. Por eso prefiero limitarme al Palacio de los Deportes (lejos de ser perfecto, pero más tolerable), el Auditorio Nacional o salones más pequeños (como el Circo Volador, que de todos modos es donde tocan el estilo de música que me gusta). En cuanto a Aerosmith, disfruto generalmente su música, pero no lo suficiente para sentir la necesidad de verlos nuevamente en vivo. Un abrazo y buena semana!

Lupita Belmonte dijo...

Me gusta muchísimo esta película ya que la historia de Winter el Delfín es muy emocionante y emotiva, contiene un gran mensaje para toda la familia pues debemos ser valientes y luchar hasta conseguir lo que queremos; sus personajes también nos demuestran otros valores como el amor y la amistad.