Hellraiser: Revelations

¿Esta basura fue lo que estuve esperando tantos meses? Hace un par de años se anunció un remake/reboot/recrap de la original Hellraiser (1987) pero el proyecto fue cancelado (o solo se retrasó… no estoy seguro ni me interesa averiguarlo), lo cual aparentemente violó algún arcano contrato, y como consecuencia el estudio Lionsgate estaba en riesgo de perder la licencia del título y los personajes. Para evitarlo, decidieron producir otra secuela directa a DVD (la novena parte de la saga, por si alguien está contando), y el resultado fue esta decepción llamada Hellraiser: Revelations.

La trama (si así pudiéramos llamarle) comienza con dos antipáticos jóvenes estudiantes de visita en Tijuana, donde planean gozar todos los placeres (legales e ilegales) que puedan. Pero las cosas no salen como esperaban, y cuando terminan con una prostituta muerta en su habitación no saben qué hacer. Entonces, un misterioso vagabundo les ofrece una pequeña caja-acertijo (la Configuración de los Lamentos, para quienes sean fans de la saga) con la promesa de que, si logran abrirla, recibirán placeres inimaginables (no estoy seguro cómo esto les ayudará a resolver el asunto de la mujer muerta, pero no importa, pues este es el nivel de lógica y arbitraria causalidad que mantiene la película durante sus piadosamente cortos 75 minutos). Eventualmente uno de los jóvenes resuelve el acertijo y, sin darse cuenta, invoca a los cenobitas, inmisericordes entes infernales que proceden a administrar sus acostumbradas torturas con ganchos, cuchillas y cadenas. Aterrado, el otro amigo escapa y regresa a los Estados Unidos... pero a Pinhead (Stephan Smith Collins), líder de los cenobitas, no le gusta extraviar almas condenadas, así que procede a perseguir al fugitivo. Y, cuando lo encuentra escondiéndose en casa de sus padres... digamos que la familia entera pagará por los pecados del hijo.

No sé ni por dónde empezar... Hellraiser: Revelations tiene muchos problemas, pero el principal es un libreto sin pies ni cabeza, que comienza como una mala imitación de la cinta original (la víctima de los cenobitas necesita sangre fresca para recobrar forma humana), y a la mitad del camino se transforma en una tediosa colección de escenas "gore" vagamente centradas en una "invasión doméstica", mientras Pinhead recita sus clásicas frases poéticas-horrorosas. A esta agria receta se le agregan pésimas actuaciones, diálogos estúpidos e incierta edición, y listo... secuela servida. Lo único medianamente rescatable fueron esos momentos de "gore", supervisados por Mike Regan, mientras su colega, el artista de efectos especiales Gary J. Tunnicliffe (con años de experiencia en la franquicia) heredó el ingrato trabajo de escribir el libreto de este desastre. Lamentablemente la falta de dinero (o ambición, o imaginación, o todo junto) impidió que el director Victor García (quien, para su crédito, dirigió dos sólidas secuelas directas a DVD: Return to House on Haunted Hill y Mirrors 2) pudiera usar las épicas vistas del infierno, las grotescas criaturas que lo habitan, y la elegante atmósfera que vimos en las primeras dos películas. En vez de eso, casi toda la trama se desarrolla en un inmundo cuarto de hotel, en la sala de una casa, y en un claustrofóbico cuarto de torturas, de donde no salen los cenobitas. En otras palabras, cine "B" rebajado a "Z" y adornado por personajes vagamente conocidos.

Lo cual nos lleva al clavo final (jo, jo) en el ataúd de la franquicia: el actor Stephan Smith Collins, quien resulta ser un patético reemplazo del majestuoso Doug Bradley en el papel de Pinhead. Se nota que Smith Collins hace un esfuerzo por emular la actitud y "gravitas" de su predecesor, pero se queda muy corto, y por lo tanto la figura de Pinhead pierde su bizarra combinación de amenaza, dignidad y demoníaca belleza. Ahora comprendo por qué Bradley rechazó participar en esta bazofia; quizás hubiera sido peor verlo tratando inútilmente de rescatar una película más allá de toda redención.

La original Hellraiser es una de mis películas de terror favoritas, y la secuela Hellraiser: Hellbound me gusta casi tanto como la primera. La tercera (Hellraiser: Hell on Earth) es simplemente aburrida, y la cuarta parte (Hellraiser: Bloodline) se convirtió en uno de mis más culposos placeres. Desafortunadamente de la quinta película en adelante fue simplemente una competencia para ver cuál era la "menos peor" (Hellraiser: Deader, en mi humilde opinión), y ahora Hellraiser: Revelations se gana el premio por mayor ineptitud en casi todos sus aspectos. Entonces, no sólo recomiendo evitarla activamente, sino que la señalo como razón muy convincente para que nunca se realice el mencionado re-make que tanto temía. En ese sentido, Hellraiser: Revelations quizás fue lo mejor que pudo ocurrirle a la franquicia. Como diría Pinhead: "Placer y dolor indistinguible uno del otro". Oh, ironía.

Calificación: 4