El Precio del Mañana (In Time)

Con el estreno de Gattaca hace 14 años, el director Andrew Niccol reveló ser un realizador interesado en genuina ciencia ficción, basada en fascinantes ideas y no en simples escenas de acción futurista. Sin embargo, ninguna de sus siguientes películas alcanzó el mismo nivel de calidad o inteligencia, lo cual es demasiado aparente en su nueva obra El Precio del Mañana, cuya premisa vagamente creativa se desmorona por culpa de un libreto pobremente construido y ejecutado. Pero bueno... el diseño de producción tiene el mismo sabor "retro-industrial" que se usó en Gattaca, así que al menos en algo logró emular a aquella notable cinta.

La historia de El Precio del Mañana se desarrolla en un impreciso futuro donde el tiempo se usa como moneda corriente (por ejemplo, una taza de café cuesta cuatro minutos de nuestra vida, un viaje en autobús puede costar hasta dos horas, etc.) y el cuerpo deja de envejecer a los 25 años, lo cual significa la muerte, a menos que se adquiera más tiempo como remuneración por trabajo, por donativo... o por medios ilegales. Los pobres viven literalmente día a día, mientras que los ricos son prácticamente inmortales. En esa perturbadora distopía vive Will Salas (Justin Timberlake), cuyo tiempo expiró hace dos años y ahora trabaja arduamente para ganar las horas extras que necesitan él y su madre Rachel (Olivia Wilde). Pero cuando Will casualmente recibe una fortuna de más de cien años, se convierte en blanco de un "protector del tiempo" llamado Raymond Leon (Cillian Murphy), cuya labor de mantener el orden social podría ocultar fines más siniestros...

Me gustó que el libreto de El Precio del Mañana trate de plantear algunas interesantes preguntas sobre los efectos psicológicos de la inmortalidad, sus consecuencias prácticas en un mundo sobre-poblado, y la utilidad de la muerte como motivador universal. Igualmente Niccol añade algunas intrigantes metáforas sobre el desbalance económico que sufrimos actualmente, lo cual otorga a la película una inesperada relevancia tópica si la vemos en el contexto del movimiento "Occupy Wall Street". Pero lamentablemente el universo creado por el director para hacer reales estos cuestionamientos es demasiado improbable, absurdo y plagado por reglas arbitrarias e incomprensibles. En otras palabras, la premisa me pareció un válido experimento filosófico que sin embargo no funciona como sustento de una narrativa, sobre todo cuando además debe cumplir los requerimientos de un genérico thriller de acción.

De hecho, incluso si estuviera dispuesto a tragar esta premisa, todavía habría que lidiar con las torpes mecánicas de la trama, las inescrutables motivaciones de los personajes (tanto héroes como villanos) y los fallidos momentos dramáticos (por no mencionar los románticos) que no logran despertar la más mínima emoción (excepto risa, en algunos desafortunados casos). En general El Precio del Mañana me dejó la impresión de haber sido concebida durante una noche de borrachera, en la que un escritor desempleado dijo: "¿Te imaginas si en vez de usar dinero tuviéramos que pagar con el tiempo que nos queda de vida?" Y su amigo (igualmente intoxicado) respondió: "¡Dude! ¡Que profundo! ¡Deberías escribir una película!" Y así procedieron a hacerlo, sin escuchar las objeciones del menos ebrio amigo que preguntaba: "¿Pero, cómo funcionaría esa economía? ¿Qué sociedad aceptaría recibir un tiempo absoluto de caducidad? ¿Y cómo sería posible desde el punto de vista orgánico?" Entonces el escritor respondió con las palabras tan temidas: "¿Qué importa? Es ciencia ficción... ¡podemos hacer lo que queramos!"

Creo que esa arrogancia es lo que hunde a El Precio del Mañana. Su desarrollo está integrado por escenas "cool" que no resisten el menor análisis lógico. Como ejemplos puedo señalar: el juego de póker (o lo que sea) donde literalmente se juegan la vida (¿el gran plan del héroe se fundamenta en un imposible golpe de suerte?); el paso por "zonas de tiempo" que van desde "ghettos" para pobres hasta enclaves elitistas para ricos (¿dónde demonios viven los cocineros, jardineros y estilistas de los poderosos?); la persecución automovilística entre dos hermosos automóviles clásicos (¿cómo puede manejar tan expertamente el héroe que unas horas antes apenas podía pagar su pasaje en autobús?) Todo esto se combina para formar una cinta que parece ser lo opuesto de la legítima ciencia ficción... estúpida cuando trata de ser inteligente, convencional cuando quiere ser novedosa, y aburrida durante sus pasajes más “emocionantes“.

Si parece que estoy sobre-analizando esta película, es porque la obra del director Andrew Niccol estableció un precedente de creatividad e ingenio que lo pone en un nivel distinto al de directores menos ambiciosos, de quienes no esperamos tanto. Pero bueno... si ignoramos ese precedente, supongo que El Precio del Mañana está bastante bien hecha, luce muy bien el mencionado diseño de producción "retro", y logra entretener gracias a la convicción de su pareja protagónica. Justin Timberlake sigue mejorando como actor (aunque sigo viéndolo como “Justin Timberlake actuando“, y no como un personaje formado y creíble), mientras que Amanda Seyfried parece divertirse con su papel de "niña rica transformada en activista social", sin perder su perfecta apariencia de supermodelo europea. Entonces, puedo darle a la película una renuente recomendación porque al menos se atrevió a hacer algo diferente, pero a fin de cuentas me pareció demasiado similar a otros fracasos conceptuales (como Surrogates), cuyas futuristas ideas resultaron incompatibles con las viejas fórmulas de Hollywood. No siento que haya perdido el tiempo viendo El Precio del Mañana, pero me pregunto qué hubiera podido comprar en su mundo con esa hora y media gastada. ¿Quizás el Blu-Ray de Gattaca?

Calificación: 6.5