Devil's Playground

A pesar de que el cine de zombies está bastante gastado, siempre me interesa ver interpretaciones europeas de este sub-género, pues al menos ofrecen un “sabor” internacional para aderezar los mismos conceptos y escenas que hemos visto mil veces (literalmente). Devil’s Playground es la más reciente cinta de zombies proveniente de la Gran Bretaña, y aunque tiene un par de ideas interesantes (no necesariamente buenas), comete el error de plagiar desvergonzadamente las sagas de Resident Evil y 28 Days Later, pero con un ritmo más lento, mala dirección y largos períodos de nada, lo cual casi arruina los pocos elementos que podríamos considerar rescatables.

La trama sigue las terribles consecuencias de una droga experimental desarrollada por la corporación Umbrel... perdón, N-Gen, para mejorar el desempeño físico de sus usuarios (digamos que es un esteroide legal para gente común). Desafortunadamente las 30,000 personas que prueban inicialmente el compuesto tienen una violenta reacción alérgica que los convierte en zombies agresivos y super-ágiles, cuyas mordidas contagian a sus víctimas. Y, desde luego, las cosas empeoran rápidamente, sumiendo a Londres en un caos urbano que amenaza con extenderse al resto del mundo. Pero... ¡un momento! La única persona inmune a la droga es una misteriosa mujer llamada Angela (MyAnna Buring), cuya sangre podría guardar el antídoto contra la infección zombie. Y la imposible misión de encontrar a la chica recae en el mercenario Cole (Craig Fairbrass), quien no solo deberá combatir las hordas de muertos vivientes, sino los efectos de la infección misma, pues fue mordido por una de las criaturas, y lo único que lo mantiene vivo es el suero especial que recibió de sus jefes en N-Gen. ¿Logrará encontrar a Angela antes de que se le acabe el tiempo?

Al principio de la película me dio risa la idea de zombies que mágicamente se vuelven expertos en parkour (o “free running“), pero admito que la agilidad, energía y ferocidad que muestran al perseguir sobrevivientes los hace genuinamente temibles y amenazadores. En general sigo siendo partidario de los zombies lentos y melancólicos de las películas de George A. Romero, porque siento que tienen mayor potencial narrativo; pero en lo que respecta a simple urgencia y peligrosidad, los zombies de Devil’s Playground me parecieron tan eficientes cómo los de 28 Days Later (o, para poner otro ejemplo, los del re-make de Dawn of the Dead). Esto genera algunas intensas escenas de acción, respaldadas por buenas dosis de “gore” tradicional, pero sin llegar a extremos caricaturescos que traicionen el solemne tono de la película (aunque no por ello está exenta de ocasional humor negro). Al menos puedo decir que el director Mark McQueen tiene talento para emular correctamente los elementos que tomó “prestados” de mejores películas.

Donde tuvo menos suerte fue en el libreto. Devil’s Playground empieza y termina razonablemente bien, pero la parte media es tan aburrida que me hizo bostezar con alarmante frecuencia (en mi defensa, la vi como a las dos de la mañana). Sin embargo, con apenas 90 minutos de duración (incluyendo créditos) tanto lo bueno como lo malo pasa bastante rápido y no hay tiempo para dormirse. Y además podemos distraernos con las actuaciones de un sólido reparto de veteranos británicos con amplia experiencia en el cine fantástico. Craig Fairbrass (la voz de Gaz “Ghost” en los videojuegos de Modern Warfare) seguramente recibe todas las ofertas que rechaza Vinnie Jones, pues ambos comparten la apariencia de rudos anti-héroes con capacidad de mostrar su lado sensible. Danny Dyer se aleja un poco de su imagen cómica (la cual aprovechó bastante bien en las geniales Doghouse y Severance), para representar al típico hombre común atrapado en circunstancias extraordinarias. Y Jaime Murray usa su clásica ambivalencia moral para mantenernos en suspenso sobre su auténtica motivación.

En resumen, Devil’s Playground tiene sus defectos, y no se acerca siquiera a las mejores muestras de zombies europeos, como La Horde o Dead Snow; pero si no hay nada más interesante que hacer puede servir como rápida dosis de inocuo “gore” durante un domingo aburrido. Por eso puedo recomendarla en la categoría de “horror desechable de bajas expectativas y medianos resultados“. Y, a fin de cuentas, la encontré más entretenida que las primeras Resident Evil, las cuales costaron mucho más y lograron mucho menos. Tan solo por eso puedo disculparle su falta de originalidad.

Calificación: 6.5