La trama es al mismo tiempo ridículamente simple e innecesariamente complicada. Al principio de la película nos enteramos de que el experto agente Johnny English (Rowan Atkinson) fue despedido de la organización secreta MI7 después de arruinar una importante misión en Mozambique. Entonces, para controlar su sentimiento de culpa, English se mudó al Tibet, donde estudia avanzadas técnicas de meditación y artes marciales (algunas de las cuales incluyen arrastrar una roca con el pene - ¡Jo, jo, jo! ¡Comedia familiar!). Pero cuando la directora de MI7 descubre una conspiración para asesinar al Premier chino, se ve obligada a reclutar nuevamente a English, pues solo el mejor agente será capaz de detener el complot y descubrir a los misteriosos integrantes de un grupo terrorista llamado "Vortex". ¿Logrará el renovado agente superar sus inseguridades (y su ineptitud) para salvar al Premier y evitar una catástrofe internacional?
La respuesta a esa pregunta es menos importante que el curioso proceso de investigación que sigue Johnny English, el cual consiste primordialmente en dar y recibir golpes en los genitales, hacer el ridículo enfrente de sus superiores, y ganar accidentalmente las peleas contra los abundantes enemigos que quieren eliminarlo. Admito que hay cierto humor en estas rutinas, así como en los pequeños momentos de comedia más sutil y personal (como algunas reacciones faciales de English o de sus sorprendidos colegas). Sin embargo el principal problema (en mi humilde opinión) es que el libreto siempre toma la ruta fácil... el chiste obvio y predecible que vemos venir desde lejos, y por lo tanto carece de sorpresa o ingenio. El personaje de Johnny English comenzó como una parodia de James Bond y, en vista de lo mucho que evolucionó esa serie en las últimas dos décadas, hubiera sido agradable ver reflejado el cambio en esta parodia. Quizás un sutil barniz de cínico post-modernismo hubiera hecho más interesante Johnny English Recargado, sin perder el atractivo para el público familiar.
Por lo menos resultó simpático ver a varios buenos actores respaldando las peripecias de Rowan Atkinson, empezando por Gillian "Dana Scully" Anderson luciendo un excelente acento inglés como la directora de MI7; Rosamund Pike, aprovechando la experiencia que obtuvo en una auténtica película de James Bond; la seductora voz de Mariella Frostrup dándole personalidad al Rolls Royce inteligente del protagonista; y Dominic West ejercitando sus aptitud de "héroe de acción" (bueno, dentro de lo que cabe para una estrella del teatro británico). Sin embargo, no puedo recomendar Johnny English Recargado porque, a fin de cuentas, no me hizo reír lo suficiente (aunque no juzgaré a quienes la encuentren hilarante), y porque la serie de Austin Powers realizó un mejor trabajo parodiando el arquetipo del súper agente secreto (para el caso, algunas de las cintas de James Bond de los ochentas, con Roger Moore, podrían considerarse también parodias del personaje). Entonces, hasta que alguien se decida a hacer Black Adder: The Movie, creo que me abstendré de recibir más dosis de Mr. Bean (o Johnny English). Pude invertir esta hora y media viendo sitcoms mediocres y quizás me hubiera divertido más.
Calificación: 5
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