La epónima Hanna (Saoirse Ronan) vive en el bosque con Erik Heller (Eric Bana), un hábil y mortal ex-agente secreto que lleva años entrenando a la niña en todas las disciplinas imaginables para garantizar su supervivencia cuando lleguen los enemigos de quienes se han escondido durante mucho tiempo. Eventualmente la gélida agente Marissa Wiegler (Cate Blanchett) descubre la ubicación de los fugitivos y ordena su captura inmediata. Pero no será fácil, pues Hanna y Erik tienen preparado un complejo procedimiento de escape que lleva a la niña hasta el medio oriente, donde una amable familia le ofrece transporte y refugio temporal. Este primer contacto con la civilización aturde a Hanna y la hace “bajar la guardia”, sobre todo cuando encuentra a Sophie (Jessica Barden), su primera amiga. Pero, claro, Marissa y su equipo de crueles mercenarios le siguen la pista de cerca, y será cuestión de tiempo para que llegue la temida confrontación... ¿o será la culminación de una misión de venganza?
Como dije, mis expectativas por una realista cinta de espionaje probablemente nublaron mi percepción inicial de Hanna, pues encontré un tanto irregular su tono, a veces inflexiblemente realista y en otros momentos demasiado estilizado y fantasioso para tomarse en serio. Como ejemplo puedo señalar (ligero SPOILER de algo que ocurre en los primeros veinte minutos de la película) el escape de la niña de un complejo de alta seguridad donde la interrogan sobre la ubicación de su padre. El director Joe Wright combina solemnes procedimientos militares e intriga de la Guerra Fría con secuencias de acción que parecen salir de un comic de Warren Ellis (lo cual es un halago, realmente). En otras palabras, hay escenas meticulosamente realistas, seguidas por escenas "spy-pop" al estilo de The Man From U.N.C.L.E., con vastas guaridas subterráneas, luces estroboscópicas y genéricos soldados en uniformes sesenteros listos para ser despachados por la ingeniosa niña. No me malinterpreten... disfruté mucho esa secuencia, así como el resto de la película; pero no pude evitar pensar que Wright debió decidirse por un solo camino, ya fuera un intenso thriller de espionaje moderno, o una fantasía comiquera para deleitar a los "fanboys" (como yo).
Pero bueno, las actuaciones son tan buenas, y la dirección de Wright tan dinámica que no me costó trabajo asimilar esta extraña fusión de estilos, y para la segunda mitad de Hanna ya me habían capturado por completo la historia, los entrañables personajes (incluyendo a la perfecta villana), y los atisbos de una conspiración que se dibuja vagamente en la periferia del misterioso mundo de alto espionaje creado por el guionista Seth Lochhead. Hablando de actuaciones, sobra decir que Saoirse Ronan se lleva las palmas con su interpretación de la feroz Hanna, quien es al mismo tiempo una peligrosísima adversaria y una niña inocente que perdió su infancia en aras de una causa que ni siquiera alcanza a comprender. Sus secuencias de acción están muy bien coreografiadas, y casi nos hacen creer que puede aniquilar un escuadrón de soldados a pesar de su ligera complexión y pasiva mirada. Por su parte, Eric Bana tiene un papel más genérico y no muy bien desarrollado, aunque podría ser intencional para conservar el misterio central del argumento durante el mayor tiempo posible. Como sea, su transformación de ermitaño montañés a agente secreto es creíble y muy divertida. Finalmente tenemos a la siempre confiable Cate Blanchett como la agente Weigler, cuya despiadada mirada basta para convencernos de que ha hecho cosas horribles en el pasado... y quizás no solo por defender la seguridad de su país, sino porque secretamente disfruta el poder e impunidad de su posición.
Entre mis escasas quejas (además de las antes mencionadas) es que la historia se siente un poco plana y monótona. A fin de cuentas Hanna es una persecución de noventa minutos, lo cual no deja mucho tiempo para profundizar en los elementos más provocativos y enigmáticos del argumento. No es una falla significativa (y quizás ni siquiera sea una falla, sino una válida decisión del director), pero definitivamente me dejó con ganas de más fondo y menos forma. Además, me decepcionó un poco que la clasificación "PG-13" mantenga la acción inocua e indolora; creo que si la violencia hubiera sido más brutal y realista hubiera servido mejor como contraste para acentuar el drama del personaje y la contradicción de su existencia. O quizás fue simplemente que mi fetiche de “gore” no quedó satisfecho; ustedes decidan. Entonces, hasta cierto punto Hanna me pareció menos que la suma de sus partes; sin embargo, dichas partes son tan buenas (¿mencioné la extraordinaria banda sonora de The Chemical Brothers?) que superan con creces sus limitaciones narrativas para convertirla en una emocionante, entretenida y hasta emotiva cinta de acción cuyo énfasis está en los personajes, y no en vacuos efectos especiales o innecesarios giros sorpresivos. Definitivamente merece una recomendación, y aunque el final es perfecto en su forma actual, no me molestaría ver un par de secuelas donde pudiéramos explorar más a fondo el fascinante universo de Hanna y su misterioso pasado. O, siguiendo el ejemplo de los comics, quizás podríamos ver un "team-up" de Hanna y Hit Girl; pero por favor, que sea "R" en vez de "PG-13".
Calificación: 8