Me da la impresión de que el nuevo siglo trajo consigo una fractura en el género de la comedia juvenil, dividiéndola en dos corrientes cinematográficas distintas: por un lado tenemos baratas comedias vulgares directas a DVD, dedicadas a la clásica fórmula de "adolescentes en busca de sexo" (como las secuelas de American Pie). Y, por otro lado, tenemos melodramas "indie" que toman en serio (a veces demasiado en serio) la turbulencia emocional acarreada por el final de la niñez y el comienzo de la vida adulta (por ejemplo Daydream Nation, It’s Kind of a Funny Story y The Art of Getting By). En lo personal me gustaban las películas de los ochentas y noventas donde se combinaban ambos aspectos (Clueless, Weird Science); pero bueno... si hay que decidir, definitivamente me quedo con el lado "indie" de la ecuación porque, a fin de cuentas, tienden a estar mejor escritas y presentadas con refrescante realismo... incluso si de vez en cuando caen en la pretensión.
Así podría describirse la notable cinta Las Ventajas de Ser Invisible. Al igual que las mejores muestras del género juvenil, nos ofrece personajes realistas enfrascados en una lucha interna y externa repleta de humor, drama y confusión, todo ello expresado con devastadora honestidad y sólido impacto emocional. El protagonista es Charlie (Logan Lerman), un joven inteligente pero lacónico y retraído a causa de varias tragedias personales en su pasado. Por eso al comenzar el primer grado de la escuela preparatoria, toma la decisión de ser tan "invisible" como sea posible, absteniéndose de hacer amigos y de participar en actividades escolares. Sin embargo, casi por accidente, Charlie es “adoptado” por dos compañeros de tercer grado, los hermanastros Patrick (Ezra Miller) y Sam (Emma Watson), quienes lo aceptan incondicionalmente a pesar de sus fallas y virtudes, y además le sirven como guías en el difícil camino hacia la vida adulta. Pero, como ocurre frecuentemente durante la adolescencia, es fácil dejar que el caos emocional ponga en peligro hasta las más fuertes amistades, tomando decisiones cuyo impacto llegará mucho más allá de la vida escolar.
Siempre es riesgoso dejar que un novelista escriba el libreto y dirija la película basada en su novela, pero en el caso de Las Ventajas de Ser Invisible, el novelista/guionista/director Stephen Chbosky realizó un excelente trabajo en todos los aspectos de la producción, empezando con la selección de los actores. El azaroso recorrido emocional de los personajes requiere considerable talento para crear escenas repletas de significado, muchas veces expresado sin necesidad de palabras. Entonces no solo hacen falta buenas actuaciones, sino buenos actores que compartan una impecable química para llenar los huecos de la narrativa y transmitir todo aquello que necesitamos para entender su situación, sus dudas y temores. El joven Logan Lerman me pareció simpático pero mediocre en Percy Jackson & the Goblet of Azkaban (o como se haya llamado aquella barata imitación de Harry Potter), pero su trabajo en Las Ventajas de Ser Invisible es una revelación, modulando cuidadosamente las múltiples facetas de Charlie para evitar convertirlo en estereotipo (ya fuera “genio incomprendido“ o “nerd inadaptado“); de hecho, ese es uno de los grandes aciertos de la película (y del libro, supongo)... los personajes son inusualmente complejos y poseen una voz propia, rechazando las habituales clasificaciones del género, de modo que no encontraremos al típico deportista villano, novia virginal, "chicas pesadas" ni amigos bufones. O quizás estén ahí, pero Chbosky no permite que una característica superficial los defina por completo.
Otra notable actuación es la de Ezra Miller como Patrick, un joven sensible y muy sociable a pesar de no encajar en los obligatorios nichos escolares; y Emma Watson, como su hermanastra Sam, personifica las características de "chica ideal", pero añadiendo un trasfondo oscuro y melancólico que empaña su aparente perfección. Nina Dobrev tiene una interesante participación como la hermana mayor de Charlie, ocupada en su propio drama romántico pero aún así vigilante de su hermano menor, pues conoce su tendencia a la depresión; a pesar de que no tienen muchas escenas juntos, Lerman y Dobrev logran evocar la dinámica fraternal de amor/irritación típica del período adolescente. Los roles adultos son un poco más genéricos (empezando por las casi anónimas figuras paternas que existen únicamente como complemento del entorno doméstico), y solo destacan Paul Rudd como el comprensivo profesor de Literatura que estimula el talento latente de Charlie; y Melanie Lynskey como la finada tía que tuvo un rol fundamental en la niñez del protagonista. Ah, y casi me caigo de la butaca cuando vi al mismísimo Tom Savini en el corto pero gracioso papel de maestro de artes manuales. Finalmente, para continuar las alabanzas, señalaré también la ecléctica banda sonora que no solo sirve para apoyar el tono de las escenas, sino que arteramente nos ubica en el contexto histórico de los años noventas, sin resultar demasiado obvia o estorbosa (aunque para audiencias modernas quizás llamará la atención la ausencia de teléfonos móviles, y la dificultad para encontrar una canción específica en aquel período pre-iTunes).
No obstante, lo mejor de Las Ventajas de Ser Invisible es la historia misma, suficientemente impredecible para mantener nuestra atención, pero respetando la familiar estructura del "coming of age" que nos invita a revivir aquel complicado período del desarrollo humano. Mi principal queja sería sobre los últimos diez o quince minutos, cuando el drama se incrementa súbitamente para darnos una dosis de forzado conflicto psicológico que, honestamente, no hacía falta para complementar la bien planteada narrativa. Pero bueno... supongo que la catarsis de un personaje siempre funciona como validación del desarrollo obtenido a lo largo de la trama. Algunas personas están diciendo que Las Ventajas de Ser Invisible es "el Breakfast Club del nuevo siglo", y me siento inclinado a coincidir con algunos aspectos de esta hiperbólica aseveración. Dudo mucho que se convierta en un ícono cultural, pero admiro su habilidad para mostrarnos de manera creíble la transición a la madurez, examinando los temores e inseguridades resultantes de internarse en ese territorio desconocido. En resumen, me gustó bastante esta película y definitivamente puedo recomendarla, aunque no estoy seguro de que entrará a mi "salón de la fama" de comedias juveniles... quizás ya me volví inmune a la nostalgia adolescente gracias al cinismo que he cultivado en mi vejez. Esa fue mi catarsis.
Calificación: 9
lunes, 29 de octubre de 2012
sábado, 27 de octubre de 2012
Terror en Silent Hill 2: La Revelación (Silent Hill: Revelation)
Allá por el año 2006, la película Silent Hill me pareció una mediana cinta de terror con un libreto difuso y forzado, pero adornada con increíble diseño de producción que el director francés Christophe Gans aprovechó para crear una atmósfera abrumadora y pesadillesca, similar a la del videojuego que la inspiró. Ahora, seis años después, la secuela Terror en Silent Hill 2: La Revelación trata de usar los mismos ingredientes en una receta similar; pero el resultado es inferior porque esta vez le asignaron la película a un director más prosaico y literal, lo cual convierte la experiencia en un monótono desfile de monstruos e ingeniosas criaturas carentes de contexto narrativo o peso dramático. En otras palabras, un buen muestrario de efectos especiales y punto.
La trama comienza varios años después de los hechos retratados en la original Silent Hill: Christopher DaSilva (Sean Bean) y su hija Sharon (Adelaide Clemens) cambiaron sus nombres a “Harry” y “Heather” para ocultarse de las fuerzas malignas que los persiguen desde que Rose (Radha Mitchell), la madre de Sharon, se sacrificó para rescatar a su hija en el pueblo maldito de Silent Hill. Desde entonces Harry y Heather se mudan constantemente de una ciudad a otra, pero eventualmente son descubiertos por los emisarios de la temible Orden de Valtiel, quienes secuestran a Harry para atraer a Heather a Silent Hill, donde su presencia podría cambiar para siempre el futuro de sus habitantes. Entonces, con ayuda de su amigo Vincent (Kit Harrington), Heather se interna nuevamente en las tinieblas creadas por la maléfica Alessa, quien tiene planes muy específicos para la recién llegada...
La primera media hora de Terror en Silent Hill 2: La Revelación parece seguir una ruta concreta, pero en cuanto llegamos a Silent Hill la historia languidece y pierde definición, degenerando en diálogos absurdos e interminables paseos por corredores oscuros e inmundos, donde todo está construido con óxido y periódicos viejos para darle esa apariencia "grunge" que resultó tan atractiva en la primera película. Sería fácil disculpar estas repetitivas rutinas si fueran parte integral de una historia definida... si sintiéramos un flujo natural entre una escena y otra, dándonos una satisfactoria relación de causas y consecuencias. Lamentablemente el guión de Michael J. Bassett no gasta energía en esos detalles, y solo busca oportunidades para lucir las criaturas que ya conocemos, junto con un par de novedades visualmente atractivas pero narrativamente irrelevantes. Y, entre visitas de monstruos, nos da ocasionales "revelaciones" completamente arbitrarias para simular desarrollo dramático, aunque no tengan mucho sentido o consistencia lógica con lo poco que sabíamos sobre la trama.
Conviene señalar en este punto que no estoy al tanto de la mitología actual de los videojuegos de Silent Hill (solo jugué el primer título hace trece años, y una parte del segundo), así que quizás el argumento tendrá más sentido para quienes no se han perdido un solo juego de la serie. De cualquier modo eso no excusa la creación de una película tan floja, ni el derroche de adornos visuales aplicados a una narrativa torpe y tediosa, apenas rescatada por algunos breves momentos de inspiración, que solo acentúan el potencial desperdiciado por Bassett. Entre los contados puntos positivos podría señalar el diseño de la "araña" (que desafortunadamente se reveló en los cortos); la escena de las enfermeras; y desde luego la “batalla final”, demasiado breve y horriblemente editada, aunque fue el único momento donde sentí cierta emoción o interés por los genéricos y mal definidos personajes.
En casos así el reparto termina funcionando como "props" y "mcguffins", pero al menos aprecio el esfuerzo y convicción de los actores (bueno, la mayoría). La australiana Adelaide Clemens evita perderse entre el caos de efectos especiales, aunque sospecho que la contrataron principalmente por su parecido a Michelle Williams. No entiendo por qué no usaron a Jodelle Ferland para retomar el papel de Sharon, pero bueno... quizás fue Ferland quien rechazó este mediocre guión para trabajar en la muy superior The Tall Man, en cuyo caso creo que tomó la decisión correcta. Sean Bean es el mencionado "mcguffin" que apenas tiene 5 o 10 minutos en pantalla; y Kit Harington es sin duda uno de los más blandos y olvidables "galanes" del cine fantástico en años recientes. Ah, y para colmo de males, tuve que ver Terror en Silent Hill 2: La Revelación en versión 3D, donde los lentes polarizados hicieron aún más confusas las escenas demasiado oscuras, y más ridículos los intentos por “asustarnos“ con picos y “gore“ arrojados a la cámara. Entonces, para no perder más tiempo, diré que esta inútil secuela tiene buen diseño de producción, algunas creativas criaturas, y una o dos escenas hábilmente coreografiadas. Pero todo lo bueno de la primera Silent Hill está ausente, empezando por la sensibilidad artística del director y la genuina sensación de angustia y terror creada por la plañidera sirena que anunciaba la llegada de "la oscuridad" (creo que en esta cinta solo escuchamos la sirena una vez). La historia es un desastre, los actores apenas marcan su presencia, y los noventa minutos se alargan hasta convertirse en interminable tortura. Solo recomendada para devotos de la franquicia y para fetichistas de enfermeras deformes, maniquíes siniestros e individuos musculosos con pirámides en la cabeza (no estoy juzgando...)
Calificación: 6
La trama comienza varios años después de los hechos retratados en la original Silent Hill: Christopher DaSilva (Sean Bean) y su hija Sharon (Adelaide Clemens) cambiaron sus nombres a “Harry” y “Heather” para ocultarse de las fuerzas malignas que los persiguen desde que Rose (Radha Mitchell), la madre de Sharon, se sacrificó para rescatar a su hija en el pueblo maldito de Silent Hill. Desde entonces Harry y Heather se mudan constantemente de una ciudad a otra, pero eventualmente son descubiertos por los emisarios de la temible Orden de Valtiel, quienes secuestran a Harry para atraer a Heather a Silent Hill, donde su presencia podría cambiar para siempre el futuro de sus habitantes. Entonces, con ayuda de su amigo Vincent (Kit Harrington), Heather se interna nuevamente en las tinieblas creadas por la maléfica Alessa, quien tiene planes muy específicos para la recién llegada...
La primera media hora de Terror en Silent Hill 2: La Revelación parece seguir una ruta concreta, pero en cuanto llegamos a Silent Hill la historia languidece y pierde definición, degenerando en diálogos absurdos e interminables paseos por corredores oscuros e inmundos, donde todo está construido con óxido y periódicos viejos para darle esa apariencia "grunge" que resultó tan atractiva en la primera película. Sería fácil disculpar estas repetitivas rutinas si fueran parte integral de una historia definida... si sintiéramos un flujo natural entre una escena y otra, dándonos una satisfactoria relación de causas y consecuencias. Lamentablemente el guión de Michael J. Bassett no gasta energía en esos detalles, y solo busca oportunidades para lucir las criaturas que ya conocemos, junto con un par de novedades visualmente atractivas pero narrativamente irrelevantes. Y, entre visitas de monstruos, nos da ocasionales "revelaciones" completamente arbitrarias para simular desarrollo dramático, aunque no tengan mucho sentido o consistencia lógica con lo poco que sabíamos sobre la trama.
Conviene señalar en este punto que no estoy al tanto de la mitología actual de los videojuegos de Silent Hill (solo jugué el primer título hace trece años, y una parte del segundo), así que quizás el argumento tendrá más sentido para quienes no se han perdido un solo juego de la serie. De cualquier modo eso no excusa la creación de una película tan floja, ni el derroche de adornos visuales aplicados a una narrativa torpe y tediosa, apenas rescatada por algunos breves momentos de inspiración, que solo acentúan el potencial desperdiciado por Bassett. Entre los contados puntos positivos podría señalar el diseño de la "araña" (que desafortunadamente se reveló en los cortos); la escena de las enfermeras; y desde luego la “batalla final”, demasiado breve y horriblemente editada, aunque fue el único momento donde sentí cierta emoción o interés por los genéricos y mal definidos personajes.
En casos así el reparto termina funcionando como "props" y "mcguffins", pero al menos aprecio el esfuerzo y convicción de los actores (bueno, la mayoría). La australiana Adelaide Clemens evita perderse entre el caos de efectos especiales, aunque sospecho que la contrataron principalmente por su parecido a Michelle Williams. No entiendo por qué no usaron a Jodelle Ferland para retomar el papel de Sharon, pero bueno... quizás fue Ferland quien rechazó este mediocre guión para trabajar en la muy superior The Tall Man, en cuyo caso creo que tomó la decisión correcta. Sean Bean es el mencionado "mcguffin" que apenas tiene 5 o 10 minutos en pantalla; y Kit Harington es sin duda uno de los más blandos y olvidables "galanes" del cine fantástico en años recientes. Ah, y para colmo de males, tuve que ver Terror en Silent Hill 2: La Revelación en versión 3D, donde los lentes polarizados hicieron aún más confusas las escenas demasiado oscuras, y más ridículos los intentos por “asustarnos“ con picos y “gore“ arrojados a la cámara. Entonces, para no perder más tiempo, diré que esta inútil secuela tiene buen diseño de producción, algunas creativas criaturas, y una o dos escenas hábilmente coreografiadas. Pero todo lo bueno de la primera Silent Hill está ausente, empezando por la sensibilidad artística del director y la genuina sensación de angustia y terror creada por la plañidera sirena que anunciaba la llegada de "la oscuridad" (creo que en esta cinta solo escuchamos la sirena una vez). La historia es un desastre, los actores apenas marcan su presencia, y los noventa minutos se alargan hasta convertirse en interminable tortura. Solo recomendada para devotos de la franquicia y para fetichistas de enfermeras deformes, maniquíes siniestros e individuos musculosos con pirámides en la cabeza (no estoy juzgando...)
Calificación: 6
viernes, 26 de octubre de 2012
Cita de Sangre (The Loved Ones)
Nota: Milagrosamente se estrena en México esta excelente cinta de terror, así que publico de nuevo la crítica para comodidad de los lectores.
Había leído buenos comentarios sobre la película australiana The Loved Ones, pero tras dos años de espera infructuosa la cinta aún no consigue distribución internacional en DVD. ¿Quizás no sería tan buena como la describieron en varios festivales de cine fantástico? ¿O será otra de esas inexplicables omisiones de los distribuidores que aceptan horribles películas norteamericanas mientras ignoran notables esfuerzos internacionales? Sí... creo que fue esto último, pues si bien The Loved Ones no será un hito en el género de terror, sin duda es una notable obra que combina las fórmulas de tortura y venganza para darnos un relato ingenioso, brutal y violento, sin escatimar en lo que respecta a sangre e impacto emocional.
El protagonista es Brent (Xavier Samuel), un popular estudiante afligido por el remordimiento que siente desde el accidente automovilístico en el que falleció su padre. Sin embargo el joven está recuperándose física y emocionalmente gracias al apoyo de su atractiva novia Holly (Victoria Thaine), con quien planea ir al baile de graduación de su escuela. Por eso Brent tiene que declinar (amablemente) la invitación de la tímida Lola (Robin McLeavy) para asistir a la misma fiesta. Sin embargo la engañosamente inofensiva chica no toma bien el rechazo y, con ayuda de su perturbado padre, procede a secuestrar a Brent. Así comienza una "fiesta de graduación" privada, en la que Lola y su pesadillesca familia torturan al joven, quien hace lo posible por escapar de sus captores. Mientras tanto, Holly encuentra muy extraña la desaparición de su novio, y empieza a indagar sobre su posible ubicación..
.
A diferencia de otras cintas sobre tortura, The Loved Ones construye un misterio sustentado en la humanidad de sus personajes, y no en los mórbidos fetiches de algún guionista; de ese modo logra enfrascar al espectador y despertar su curiosidad sobre las extremas circunstancias que nos llevaron hasta encontrar al protagonista atado a una silla mientras la enloquecida muchacha lo amenaza con un taladro eléctrico. Independientemente de su validez moral como entretenimiento, creo que la "porno-tortura" ha fallado en el plano narrativo por suponer que su razón de ser es la sangre y la violencia sin sentido; quizás por eso los cineastas que experimentan en este sub-género rara vez exploran la motivación de sus personajes más allá del aburrido "los malos son malos porque matan gente" y "las víctimas son víctimas por ser estúpidas". Pero cuando dicha fórmula se enriquece con una sólida narrativa y personajes interesantes, nos damos cuenta de que puede ser tan intensa y atractiva como cualquier drama tradicional… pero con más sangre (mucha más).
Pero bueno... para variar estoy sobre-analizando una simple película de terror, solo porque me sorprendió agradablemente al desafiar mis expectativas sobre una modalidad de cine que consideraba casi extinta. Y aunque The Loved Ones no vaya a inspirar un renacimiento en la porno-tortura (empezando por su pésima difusión); sin duda nos ofrece un fascinante atisbo a lo que un denigrado género puede alcanzar en manos de cineastas que combinan adecuadamente los requerimientos esenciales del cine con los excesos que atraen a los fans del terror. Habiendo dicho eso, admito que The Loved Ones ni siquiera está realizada con gran calidad técnica o artística. Tampoco digo que esté mal hecha; simplemente que todo lo que consigue es a base de un inteligente libreto, eficiente dirección y un elenco tan bien seleccionado que ni siquiera necesitan ser grandes actores para tomar posesión de sus respectivos papeles.
Después de tantos elogios mencionaré algunas cosas que no me gustaron. Por alguna razón hay una larga sub-trama que sigue al mejor amigo de Brent en su alocada noche de graduación en compañía de su novia "goth". Pensé que en algún momento se conectarían estas historias pero nunca encontré relación entre ambas. A menos que haya sido una cruel comparación entre las aventuras juveniles "normales", y la pesadillesca "fiesta de graduación" que sufre el protagonista a manos de sus torturadores. Como sea, no aporta mucho a la trama principal y solo sirve para inflar la duración de la película. Por lo demás, The Loved Ones me pareció una admirable cinta de terror independiente cuya grotesca violencia y derramamiento de sangre no se emplean como excusas para ignorar la historia, sino como el perfecto aderezo que incrementa el impacto emocional de un eficiente relato centrado en venganza, locura y los más bizarros lazos familiares que he visto desde Mum & Dad. Casualmente encontré The Loved Ones en un remoto canal de TV satelital, pero confío en que pronto rectifique su problema de distribución, y se estrene en DVD alrededor del mundo, pues lo merece mucho más que otras obras carentes de imaginación y estilo. Van dos seguidas de los australianos; ojalá continúen la tendencia.
Calificación: 9
Había leído buenos comentarios sobre la película australiana The Loved Ones, pero tras dos años de espera infructuosa la cinta aún no consigue distribución internacional en DVD. ¿Quizás no sería tan buena como la describieron en varios festivales de cine fantástico? ¿O será otra de esas inexplicables omisiones de los distribuidores que aceptan horribles películas norteamericanas mientras ignoran notables esfuerzos internacionales? Sí... creo que fue esto último, pues si bien The Loved Ones no será un hito en el género de terror, sin duda es una notable obra que combina las fórmulas de tortura y venganza para darnos un relato ingenioso, brutal y violento, sin escatimar en lo que respecta a sangre e impacto emocional.
El protagonista es Brent (Xavier Samuel), un popular estudiante afligido por el remordimiento que siente desde el accidente automovilístico en el que falleció su padre. Sin embargo el joven está recuperándose física y emocionalmente gracias al apoyo de su atractiva novia Holly (Victoria Thaine), con quien planea ir al baile de graduación de su escuela. Por eso Brent tiene que declinar (amablemente) la invitación de la tímida Lola (Robin McLeavy) para asistir a la misma fiesta. Sin embargo la engañosamente inofensiva chica no toma bien el rechazo y, con ayuda de su perturbado padre, procede a secuestrar a Brent. Así comienza una "fiesta de graduación" privada, en la que Lola y su pesadillesca familia torturan al joven, quien hace lo posible por escapar de sus captores. Mientras tanto, Holly encuentra muy extraña la desaparición de su novio, y empieza a indagar sobre su posible ubicación..
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A diferencia de otras cintas sobre tortura, The Loved Ones construye un misterio sustentado en la humanidad de sus personajes, y no en los mórbidos fetiches de algún guionista; de ese modo logra enfrascar al espectador y despertar su curiosidad sobre las extremas circunstancias que nos llevaron hasta encontrar al protagonista atado a una silla mientras la enloquecida muchacha lo amenaza con un taladro eléctrico. Independientemente de su validez moral como entretenimiento, creo que la "porno-tortura" ha fallado en el plano narrativo por suponer que su razón de ser es la sangre y la violencia sin sentido; quizás por eso los cineastas que experimentan en este sub-género rara vez exploran la motivación de sus personajes más allá del aburrido "los malos son malos porque matan gente" y "las víctimas son víctimas por ser estúpidas". Pero cuando dicha fórmula se enriquece con una sólida narrativa y personajes interesantes, nos damos cuenta de que puede ser tan intensa y atractiva como cualquier drama tradicional… pero con más sangre (mucha más).
Pero bueno... para variar estoy sobre-analizando una simple película de terror, solo porque me sorprendió agradablemente al desafiar mis expectativas sobre una modalidad de cine que consideraba casi extinta. Y aunque The Loved Ones no vaya a inspirar un renacimiento en la porno-tortura (empezando por su pésima difusión); sin duda nos ofrece un fascinante atisbo a lo que un denigrado género puede alcanzar en manos de cineastas que combinan adecuadamente los requerimientos esenciales del cine con los excesos que atraen a los fans del terror. Habiendo dicho eso, admito que The Loved Ones ni siquiera está realizada con gran calidad técnica o artística. Tampoco digo que esté mal hecha; simplemente que todo lo que consigue es a base de un inteligente libreto, eficiente dirección y un elenco tan bien seleccionado que ni siquiera necesitan ser grandes actores para tomar posesión de sus respectivos papeles.
Después de tantos elogios mencionaré algunas cosas que no me gustaron. Por alguna razón hay una larga sub-trama que sigue al mejor amigo de Brent en su alocada noche de graduación en compañía de su novia "goth". Pensé que en algún momento se conectarían estas historias pero nunca encontré relación entre ambas. A menos que haya sido una cruel comparación entre las aventuras juveniles "normales", y la pesadillesca "fiesta de graduación" que sufre el protagonista a manos de sus torturadores. Como sea, no aporta mucho a la trama principal y solo sirve para inflar la duración de la película. Por lo demás, The Loved Ones me pareció una admirable cinta de terror independiente cuya grotesca violencia y derramamiento de sangre no se emplean como excusas para ignorar la historia, sino como el perfecto aderezo que incrementa el impacto emocional de un eficiente relato centrado en venganza, locura y los más bizarros lazos familiares que he visto desde Mum & Dad. Casualmente encontré The Loved Ones en un remoto canal de TV satelital, pero confío en que pronto rectifique su problema de distribución, y se estrene en DVD alrededor del mundo, pues lo merece mucho más que otras obras carentes de imaginación y estilo. Van dos seguidas de los australianos; ojalá continúen la tendencia.
Calificación: 9
miércoles, 24 de octubre de 2012
Cine Clásico: The Black Hole (1979)
Hoy parece difícil de creer, pero a fines de los años setentas y principios de los ochentas, Walt Disney Pictures era una productora en problemas, sin rumbo definido y sumergida en constantes disputas legales entre los herederos de Walt Disney y los inversionistas de la empresa. Desde el punto de vista artístico carecía de una visión unificada, y sus películas habían perdido la "magia" narrativa de antaño con el gradual retiro de los "Nueve Ancianos" que forjaron la brillante filmografía de las cuatro décadas anteriores. Sin embargo, me atrevería a decir que ese caos corporativo tuvo un lado positivo, pues hizo a los productores más audaces y creativos en su selección de temas y géneros, lo cual fomentó la realización de obras quizás hoy menospreciadas, pero que (en mi humilde opinión) integran uno de los períodos más originales en la historia de esta venerable productora. Claro, en los noventas el panorama económico mejoró bastante gracias al extraordinario éxito de The Little Mermaid, Beauty and the Beast y The Lion King (por no mencionar la inflexible dictadura de Jeffrey Katzenberg), las cuales establecieron fórmulas mercadológicas vitales para la empresa hasta nuestros días. Pero estimo que jamás veremos nuevamente en Disney ese espíritu experimental que no estaba interesado exclusivamente en incrementar el valor de sus acciones, sino en crear películas familiares con historias interesantes que no insultaran la inteligencia del público. Ese fue el entorno que condujo a la creación de obras como Something Wicked This Way Comes, The Watcher in the Woods, Tron y, desde luego, The Black Hole.
También hay que aceptar otro importantísimo factor en la creación de The Black Hole: el enorme éxito de Star Wars. Los años posteriores a 1977 gozaron (o sufrieron) un constante desfile de imitaciones, algunas buenas y otras no tanto, que buscaban aprovechar el entusiasmo del público por la ciencia ficción. Para no quedarse atrás (y con poco que perder, excepto veinte millones de dólares) Disney decidió probar suerte en este género con un extraño libreto, influenciado en igual medida por la ciencia ficción oscura y cerebral de los setentas, y por los requerimientos tradicionales del cine infantil. El resultado fue una extraña mezcla de pseudo-ciencia, simbología religiosa, clichés de ciencia ficción y un sentido del humor a veces incongruente pero a fin de cuentas divertido. Y así, bajo la dirección de Gary Nelson (veterano de la televisión sesentera), se estrenó en 1979 The Black Hole para convertirse en un rotundo fracaso de taquilla. No obstante, re-visitándola treinta años después, descubro que me gusta cada vez más, no solo por su valor como reliquia histórica, sino por las bizarras ideas que fundamentan la trama, su fantástico diseño de producción e indescriptible atmósfera, al mismo tiempo filosófica y superficial. Además, para estudiosos de los efectos especiales será fascinante explorar las ambiciosas técnicas empleadas en la cinta; hoy podrán parecer primitivas, pero revelan la sorprendente creatividad, ingenio y talento artesanal necesarios para crear impresionantes imágenes en los años previos a la revolución digital.
La historia comienza a bordo de la nave espacial Palomino, tripulada por el Capitán Dan Holland (Robert Forster), la Dra. Kate McCrae (Yvette Mimieux), el jefe científico Alex Durant (Anthony Perkins), el teniente Charlie Pizer (Joseph Bottoms), el reportero Harry Booth (Ernest Borgnine) y el robot V.I.N.CENT. (voz de Roddy McDowall). Durante su regreso a la Tierra, el Palomino se ve obligado a hacer un cambio de curso para evitar la influencia gravitacional de un agujero negro, y entonces el robot V.I.N.CENT. descubre con incredulidad que hay una enorme nave estacionada más allá del "evento horizonte", donde cualquier otra materia sería absorbida irremediablemente por el agujero negro. La nave fantasma es identificada como la Cygnus, extraviada desde hace dos décadas, cuando realizaba una investigación planetaria bajo el mando del Dr. Hans Reinhardt (Maximilian Schell) y el Capitán Frank McCrae, padre de Kate. Tras una peligrosa maniobra de abordaje, la tripulación del Palomino es recibida por Reinhardt mismo, quien les explica que eligió quedarse a bordo de la Cygnus para continuar sus experimentos gravitacionales cuando el resto de la tripulación abandonó la nave durante una emergencia. Entonces Reinhardt construyó un ejército de autómatas para ayudarlo en la creación de un campo estable que (supuestamente) le permitirá viajar al interior del agujero negro. El Capitán Holland se da cuenta de que la soledad y la obsesión han enloquecido a Reinhardt, pero Durant muestra gran interés en los descubrimientos del Doctor, y hasta se ofrece para acompañarlo en su descabellada misión. Esto provoca tensión entre ambas tripulaciones, y la situación empeora cuando se revela la auténtica procedencia de los autómatas de Reinhardt. Entonces Holland y los demás, con ayuda de un desvencijado robot llamado Old B.O.B. (voz de Slim Pickens) tratarán de escapar de la Cygnus antes de que inicie su fatídico descenso hacia el abismo negro.
Esta sinopsis podría encajar cómodamente en el nicho de "ciencia ficción psicológica" que ocupan cintas como 2001: A Space Odyssey, Zardoz y Silent Running. Desafortunadamente The Black Hole incluye muchos elementos que demeritan sus aspiraciones dramáticas: robots chistosos, innecesarias batallas con armas de rayos, y algunas actuaciones tan exageradas que adquieren un aire bufonesco, como si el director hubiera tratado de compensar los temas serios con blanda acción y humor infantil para entretener a los niños que no prestarían atención a las metáforas religiosas y subtexto social. Tampoco podemos ignorar los vergonzosos contrastes entre "hard sci-fi" y las ridículas licencias artísticas que ponen a los héroes flotando placidamente en el espacio SIN TRAJE ESPACIAL, pero sin sufrir los desastrosos efectos que esto provocaría. En otras palabras, el director trata de ser fiel al género, pero sólo cuando le conviene. No obstante, la cinta muestra suficiente ambición narrativa y creatividad visual para exonerarla de sus crímenes contra el sentido común. Además, merece puntos extra por esa rimbombante y operática partitura musical del veterano John Barry, quien obviamente tomó muy en serio los temas bíblicos y melodrama shakesperiano, reflejándolos en composiciones que van del típico tema triunfal (estilo John Williams) hasta los alarmantes metales y cuerdas de la introducción, cuyas catastróficas notas recuerdan la amenaza de Night on Bald Mountain.
Hablando de temas bíblicos, el momento más memorable de The Black Hole es sin duda el desconcertante final, obviamente diseñado para emular una similar secuencia psicodélica en 2001: A Space Odyssey. Su simbología religiosa es demasiado obvia, aunque su significado real resulta confuso y suficientemente ambiguo para que cada espectador lo interprete a su gusto. Y, en vista del cambiante tono que lleva la película durante dos horas, me atrevo a decir que ese bizarro capricho final resulta más apropiado y satisfactorio que cualquier resolución compatible con las expectativas del cine familiar. Entonces, a pesar de sus fallas, inconsistencias e incierta intención, The Black Hole podría considerarse una joya semi-olvidada, rebosante de energía y con una historia bastante interesante que no ha perdido relevancia. Y, bueno, si comparamos los robots chistosos V.I.N.CENT. y Old B.O.B. con otros notorios "comic reliefs" de la ciencia ficción (te estoy viendo, Jar Jar Binks), descubriremos que aún los elementos infantiles de la cinta no son tan estorbosos ni irritantes como parecen (por no mencionar que de niño estuve obsesionado con los juguetes de V.I.N.CENT. y Maximillian). Con más disciplina narrativa y celo científico, The Black Hole estaría hoy al lado de clásicos de la ciencia ficción setentera; pero incluso en su estado actual merece la oportunidad de encontrar al público que la ignoró hace treinta años. Después de todo, pocas cintas familiares culminan con un viaje simbólico por el cielo y el infierno, y con la promesa de un nuevo universo por explorar... o destruir.
Calificación: 8.5
También hay que aceptar otro importantísimo factor en la creación de The Black Hole: el enorme éxito de Star Wars. Los años posteriores a 1977 gozaron (o sufrieron) un constante desfile de imitaciones, algunas buenas y otras no tanto, que buscaban aprovechar el entusiasmo del público por la ciencia ficción. Para no quedarse atrás (y con poco que perder, excepto veinte millones de dólares) Disney decidió probar suerte en este género con un extraño libreto, influenciado en igual medida por la ciencia ficción oscura y cerebral de los setentas, y por los requerimientos tradicionales del cine infantil. El resultado fue una extraña mezcla de pseudo-ciencia, simbología religiosa, clichés de ciencia ficción y un sentido del humor a veces incongruente pero a fin de cuentas divertido. Y así, bajo la dirección de Gary Nelson (veterano de la televisión sesentera), se estrenó en 1979 The Black Hole para convertirse en un rotundo fracaso de taquilla. No obstante, re-visitándola treinta años después, descubro que me gusta cada vez más, no solo por su valor como reliquia histórica, sino por las bizarras ideas que fundamentan la trama, su fantástico diseño de producción e indescriptible atmósfera, al mismo tiempo filosófica y superficial. Además, para estudiosos de los efectos especiales será fascinante explorar las ambiciosas técnicas empleadas en la cinta; hoy podrán parecer primitivas, pero revelan la sorprendente creatividad, ingenio y talento artesanal necesarios para crear impresionantes imágenes en los años previos a la revolución digital.
La historia comienza a bordo de la nave espacial Palomino, tripulada por el Capitán Dan Holland (Robert Forster), la Dra. Kate McCrae (Yvette Mimieux), el jefe científico Alex Durant (Anthony Perkins), el teniente Charlie Pizer (Joseph Bottoms), el reportero Harry Booth (Ernest Borgnine) y el robot V.I.N.CENT. (voz de Roddy McDowall). Durante su regreso a la Tierra, el Palomino se ve obligado a hacer un cambio de curso para evitar la influencia gravitacional de un agujero negro, y entonces el robot V.I.N.CENT. descubre con incredulidad que hay una enorme nave estacionada más allá del "evento horizonte", donde cualquier otra materia sería absorbida irremediablemente por el agujero negro. La nave fantasma es identificada como la Cygnus, extraviada desde hace dos décadas, cuando realizaba una investigación planetaria bajo el mando del Dr. Hans Reinhardt (Maximilian Schell) y el Capitán Frank McCrae, padre de Kate. Tras una peligrosa maniobra de abordaje, la tripulación del Palomino es recibida por Reinhardt mismo, quien les explica que eligió quedarse a bordo de la Cygnus para continuar sus experimentos gravitacionales cuando el resto de la tripulación abandonó la nave durante una emergencia. Entonces Reinhardt construyó un ejército de autómatas para ayudarlo en la creación de un campo estable que (supuestamente) le permitirá viajar al interior del agujero negro. El Capitán Holland se da cuenta de que la soledad y la obsesión han enloquecido a Reinhardt, pero Durant muestra gran interés en los descubrimientos del Doctor, y hasta se ofrece para acompañarlo en su descabellada misión. Esto provoca tensión entre ambas tripulaciones, y la situación empeora cuando se revela la auténtica procedencia de los autómatas de Reinhardt. Entonces Holland y los demás, con ayuda de un desvencijado robot llamado Old B.O.B. (voz de Slim Pickens) tratarán de escapar de la Cygnus antes de que inicie su fatídico descenso hacia el abismo negro.
Esta sinopsis podría encajar cómodamente en el nicho de "ciencia ficción psicológica" que ocupan cintas como 2001: A Space Odyssey, Zardoz y Silent Running. Desafortunadamente The Black Hole incluye muchos elementos que demeritan sus aspiraciones dramáticas: robots chistosos, innecesarias batallas con armas de rayos, y algunas actuaciones tan exageradas que adquieren un aire bufonesco, como si el director hubiera tratado de compensar los temas serios con blanda acción y humor infantil para entretener a los niños que no prestarían atención a las metáforas religiosas y subtexto social. Tampoco podemos ignorar los vergonzosos contrastes entre "hard sci-fi" y las ridículas licencias artísticas que ponen a los héroes flotando placidamente en el espacio SIN TRAJE ESPACIAL, pero sin sufrir los desastrosos efectos que esto provocaría. En otras palabras, el director trata de ser fiel al género, pero sólo cuando le conviene. No obstante, la cinta muestra suficiente ambición narrativa y creatividad visual para exonerarla de sus crímenes contra el sentido común. Además, merece puntos extra por esa rimbombante y operática partitura musical del veterano John Barry, quien obviamente tomó muy en serio los temas bíblicos y melodrama shakesperiano, reflejándolos en composiciones que van del típico tema triunfal (estilo John Williams) hasta los alarmantes metales y cuerdas de la introducción, cuyas catastróficas notas recuerdan la amenaza de Night on Bald Mountain.
Hablando de temas bíblicos, el momento más memorable de The Black Hole es sin duda el desconcertante final, obviamente diseñado para emular una similar secuencia psicodélica en 2001: A Space Odyssey. Su simbología religiosa es demasiado obvia, aunque su significado real resulta confuso y suficientemente ambiguo para que cada espectador lo interprete a su gusto. Y, en vista del cambiante tono que lleva la película durante dos horas, me atrevo a decir que ese bizarro capricho final resulta más apropiado y satisfactorio que cualquier resolución compatible con las expectativas del cine familiar. Entonces, a pesar de sus fallas, inconsistencias e incierta intención, The Black Hole podría considerarse una joya semi-olvidada, rebosante de energía y con una historia bastante interesante que no ha perdido relevancia. Y, bueno, si comparamos los robots chistosos V.I.N.CENT. y Old B.O.B. con otros notorios "comic reliefs" de la ciencia ficción (te estoy viendo, Jar Jar Binks), descubriremos que aún los elementos infantiles de la cinta no son tan estorbosos ni irritantes como parecen (por no mencionar que de niño estuve obsesionado con los juguetes de V.I.N.CENT. y Maximillian). Con más disciplina narrativa y celo científico, The Black Hole estaría hoy al lado de clásicos de la ciencia ficción setentera; pero incluso en su estado actual merece la oportunidad de encontrar al público que la ignoró hace treinta años. Después de todo, pocas cintas familiares culminan con un viaje simbólico por el cielo y el infierno, y con la promesa de un nuevo universo por explorar... o destruir.
Calificación: 8.5
domingo, 21 de octubre de 2012
Actividad Paranormal 4 (Paranormal Activity 4)
Aunque la franquicia de Paranormal Activity está llegando al punto de la saturación (algunos dirán que ya llegó), no puedo culpar al estudio Paramount Pictures por sacar provecho de una fórmula exitosa, produciendo estas películas anualmente y a un costo tan bajo que, aún sin ser enormes éxitos de taquilla, rinden frutos garantizados (supongo que aprendieron la lección de Lionsgate y su fallida secuela de The Blair Witch Project). Incluso me ha gustado el metódico (y muuuuy lento) desarrollo del misterio establecido en la original Paranormal Activity, donde vimos los eventos que asolaron a una pareja californiana, para posteriormente enterarnos de sus posibles causas y de los secretos que guardaba la familia. Sin embargo, para la cuarta película, Actividad Paranormal 4, la relación con dicho misterio es demasiado tangencial y tiene toda la apariencia de una estrategia desesperada por extender la producción de huevos de oro sin matar a la gallina.
Los directores Henry Joost y Ariel Schulman (perdiendo los últimos vestigios de la credibilidad artística ganada con Catfish) tienen la amabilidad de comenzar Actividad Paranormal 4 recordándonos lo que ocurrió al final de la tercera parte (¿Spoiler?): en un aparente estado de posesión, la enigmática Katie (Katie Featherston) secuestró a Hunter, el bebé de su hermana, y ambos desaparecieron para siempre. Ahora, cinco años después y en otra ciudad, la familia Nelson acepta cuidar por unos días al pequeño Robbie (Brady Allen), hijo de una vecina que estará hospitalizada unos días. Al principio todo va bien... Wyatt (Aiden Lovekamp), el hijo menor de los Nelson, se hace amigo de Robbie y juntos juegan por horas en la "casa del árbol" que tienen en el jardín. Sin embargo la hija mayor Alex (Kathryn Newton) tiene algunas reservas sobre el invitado, pues lo ha filmado caminando a altas horas de la noche, para luego negarse a dar explicaciones sobre su errático comportamiento. Entonces, con ayuda de su amigo Ben (Matt Shively), Alex decide poner "webcams" en puntos estratégicos de la casa para vigilar los movimientos del misterioso niño, y de paso averiguar si es responsable por los extraños ruidos que ha escuchado durante la noche. Sobra decir que los videos revelan algo mucho más siniestro de lo que la muchacha imaginaba...
Aceptémoslo: Actividad Paranormal 4 es la tercera secuela de una película bastante plana y superficial, así que sería un error esperar un argumento complicado o sustancioso. Bajo la excusa de dejar muchas cosas a la imaginación, Joost y Schulman se dan maña para mostrar poco y confiar en que el espectador completará la historia en su mente. A veces funciona el truco, creando suspenso sobre la relación e identidad de ciertos personajes (un momento... Katie secuestró a su sobrino Hunter hace cinco años, y ahora nos encontramos con un protagonista de seis años... Mmh... ¿Habrá alguna conexión?); pero en otras ocasiones parece simple pereza de los directores, reemplazando genuino desarrollo narrativo por "eventos paranormales" que no conducen a nada... vamos, ni siquiera a un sobresalto. En otras palabras, el súbito movimiento de una silla no basta para justificar largos momentos de aburrimiento, viendo las mismas tomas estáticas de siempre, donde tenemos que escudriñar cada pixel en busca de movimiento o manifestaciones tenebrosas. A estas alturas ya vimos todos los trucos que ofrece esa fórmula, e incluso cuando tratan de encontrar maneras creativas de asustarnos (confieso que las escenas del XBox Kinect fueron bastante innovadoras) la triste verdad es que no ocurren suficientes cosas para llenar satisfactoriamente la corta (y al mismo tiempo larga) hora y media de la película.
Por el lado positivo señalaré el eficiente diseño de audio, amenazándonos con registros tan bajos que no se perciben con los oídos sino con las entrañas (al menos en un cine con buen sistema de sonido). La clásica afectación de los personajes empeñados en grabar cada minuto de su vida se ve levemente atenuada con el uso de "webcams" (aunque no explica muchas escenas donde parece incongruente la presencia de una cámara, sobre todo al final). Y los actores crean una atmósfera familiar bastante natural, absteniéndose de las exageraciones que se han vuelto la norma en el sub-género del "video casero". Particularmente eficiente es Kathryn Newton como ostensible protagonista, enormemente fotogénica y simpática pero sin perder el realismo de una adolescente normal atravesando una agobiante situación familiar. Y en cuanto al terror... me temo que es mucho menor que en las películas anteriores. Como dije antes, ya vimos casi todas las variaciones de puertas abriéndose, cobijas moviéndose, y sombras atravesando el campo de la cámara, así que es mucho más difícil crear sobresaltos, y mucho menos terror (cuando los directores echan mano del cliché "gato brincando" sabemos que se les terminaron las ideas). Entonces, supongo que ya ocurrió lo inevitable: la franquicia de Paranormal Activity cayó en los abismos de mediocridad previamente reservados para sus baratas imitadoras. Quizás podría recomendarla para fans incondicionales de la saga (¿existe alguno realmente?) y para quienes adoren a tal grado el estilo semi-documental que puedan disculpar sus repetitivas fórmulas y típicas fallas. Pero, por lo demás, no veo razón para gastar el tiempo en Actividad Paranormal 4, sobre todo cuando hay películas de terror con mejores recompensas a nuestra atención. No obstante, si deciden verla, quédense hasta el final de los créditos para presenciar un posible preludio de la quinta parte (¡en español!) Confieso que despertó mi curiosidad.
Calificación: 6
Los directores Henry Joost y Ariel Schulman (perdiendo los últimos vestigios de la credibilidad artística ganada con Catfish) tienen la amabilidad de comenzar Actividad Paranormal 4 recordándonos lo que ocurrió al final de la tercera parte (¿Spoiler?): en un aparente estado de posesión, la enigmática Katie (Katie Featherston) secuestró a Hunter, el bebé de su hermana, y ambos desaparecieron para siempre. Ahora, cinco años después y en otra ciudad, la familia Nelson acepta cuidar por unos días al pequeño Robbie (Brady Allen), hijo de una vecina que estará hospitalizada unos días. Al principio todo va bien... Wyatt (Aiden Lovekamp), el hijo menor de los Nelson, se hace amigo de Robbie y juntos juegan por horas en la "casa del árbol" que tienen en el jardín. Sin embargo la hija mayor Alex (Kathryn Newton) tiene algunas reservas sobre el invitado, pues lo ha filmado caminando a altas horas de la noche, para luego negarse a dar explicaciones sobre su errático comportamiento. Entonces, con ayuda de su amigo Ben (Matt Shively), Alex decide poner "webcams" en puntos estratégicos de la casa para vigilar los movimientos del misterioso niño, y de paso averiguar si es responsable por los extraños ruidos que ha escuchado durante la noche. Sobra decir que los videos revelan algo mucho más siniestro de lo que la muchacha imaginaba...
Aceptémoslo: Actividad Paranormal 4 es la tercera secuela de una película bastante plana y superficial, así que sería un error esperar un argumento complicado o sustancioso. Bajo la excusa de dejar muchas cosas a la imaginación, Joost y Schulman se dan maña para mostrar poco y confiar en que el espectador completará la historia en su mente. A veces funciona el truco, creando suspenso sobre la relación e identidad de ciertos personajes (un momento... Katie secuestró a su sobrino Hunter hace cinco años, y ahora nos encontramos con un protagonista de seis años... Mmh... ¿Habrá alguna conexión?); pero en otras ocasiones parece simple pereza de los directores, reemplazando genuino desarrollo narrativo por "eventos paranormales" que no conducen a nada... vamos, ni siquiera a un sobresalto. En otras palabras, el súbito movimiento de una silla no basta para justificar largos momentos de aburrimiento, viendo las mismas tomas estáticas de siempre, donde tenemos que escudriñar cada pixel en busca de movimiento o manifestaciones tenebrosas. A estas alturas ya vimos todos los trucos que ofrece esa fórmula, e incluso cuando tratan de encontrar maneras creativas de asustarnos (confieso que las escenas del XBox Kinect fueron bastante innovadoras) la triste verdad es que no ocurren suficientes cosas para llenar satisfactoriamente la corta (y al mismo tiempo larga) hora y media de la película.
Por el lado positivo señalaré el eficiente diseño de audio, amenazándonos con registros tan bajos que no se perciben con los oídos sino con las entrañas (al menos en un cine con buen sistema de sonido). La clásica afectación de los personajes empeñados en grabar cada minuto de su vida se ve levemente atenuada con el uso de "webcams" (aunque no explica muchas escenas donde parece incongruente la presencia de una cámara, sobre todo al final). Y los actores crean una atmósfera familiar bastante natural, absteniéndose de las exageraciones que se han vuelto la norma en el sub-género del "video casero". Particularmente eficiente es Kathryn Newton como ostensible protagonista, enormemente fotogénica y simpática pero sin perder el realismo de una adolescente normal atravesando una agobiante situación familiar. Y en cuanto al terror... me temo que es mucho menor que en las películas anteriores. Como dije antes, ya vimos casi todas las variaciones de puertas abriéndose, cobijas moviéndose, y sombras atravesando el campo de la cámara, así que es mucho más difícil crear sobresaltos, y mucho menos terror (cuando los directores echan mano del cliché "gato brincando" sabemos que se les terminaron las ideas). Entonces, supongo que ya ocurrió lo inevitable: la franquicia de Paranormal Activity cayó en los abismos de mediocridad previamente reservados para sus baratas imitadoras. Quizás podría recomendarla para fans incondicionales de la saga (¿existe alguno realmente?) y para quienes adoren a tal grado el estilo semi-documental que puedan disculpar sus repetitivas fórmulas y típicas fallas. Pero, por lo demás, no veo razón para gastar el tiempo en Actividad Paranormal 4, sobre todo cuando hay películas de terror con mejores recompensas a nuestra atención. No obstante, si deciden verla, quédense hasta el final de los créditos para presenciar un posible preludio de la quinta parte (¡en español!) Confieso que despertó mi curiosidad.
Calificación: 6
sábado, 20 de octubre de 2012
Locos por los Votos (The Campaign)
El período electoral en los Estados Unidos es tradicionalmente un rico manantial de material humorístico que explotan al máximo los comediantes, la mayor parte en televisión, pero también en cine. Este año la cinta más notoria del ciclo satírico-político es Locos por los Votos (uf...), dirigida por Jay Roach, cuya filmografía incluye algunas comedias muy exitosas, como la trilogía de Austin Powers... y algunas muy irritantes (por respeto al Sr. Roach me abstendré de mencionar Meet the Fockers). También vale señalar que Locos por los Votos no es la primera incursión de este cineasta en el campo político, pues la muy exitosa tele-cinta Game Change realizó un excelente trabajo (en mi humilde opinión) de mostrarnos las presiones y vicios de una campaña presidencial desde un punto de vista serio y (más o menos) imparcial. ¿Podrá hacer lo mismo en un contexto humorístico? Sí y no.
Al principio de Locos por los Votos conocemos al arrogante y sinvergüenza Congresista Cam Brady (Will Ferrell), quien lleva años regodeándose en la corrupción del poder político porque nadie se ha ofrecido como candidato de oposición. Pero las próximas elecciones serán distintas, ya que un turbio "cartel" de acaudalados empresarios desea poner en el poder a un nuevo "títere", más fácil de manipular para que acepte la construcción de fábricas exentas de reglamentos laborales y ecológicos, lo cual pondrá en peligro a los trabajadores y a la comunidad en general… pero producirá el doble de ganancias. Para ello eligen como candidato al simplón Marty Huggins (Zach Galifianakis), el "hijo idiota" de uno de los empresarios, que nunca tuvo el empuje y ambición para seguir en los pasos de su padre. A primera vista Marty es un individuo inepto, ignorante y demasiado ingenuo para navegar las peligrosas aguas de la política; pero con ayuda de un mercenario y despiadado asesor, la imagen y actitud de Marty van cambiando, hasta convertirlo en un oponente genuino. ¿Qué podrá hacer Cam Brady para recuperar la credibilidad de sus votantes?
Creo que hay una excelente sátira política oculta en algún lugar de Locos por los Votos. La premisa general sobre el inepto patán que es transformado en un carismático candidato manipulado por la elite económica me pareció muy interesante; y aunque no sea completamente original, conviene recordarla de vez en cuando para reconocerla cuando la encontremos en el mundo real (lo cual sin duda ocurre con lamentable frecuencia). Sin embargo, la escasa inteligencia del libreto se ve diluida por el burdo y vulgar humor que Roach emplea como vehículo de su mensaje. Admito que reí en muchas ocasiones (¿me iré al infierno por haber reído tanto con el "Padre Nuestro"?), y definitivamente encontré ingenio en la creación de situaciones absurdas pero creíbles (al menos en el inmundo contexto de la política moderna)... sin embargo, por cada escena que funciona hay cinco o seis que solo provocan quejidos, especialmente por la tendencia de los actores a "hacerse los chistosos". Creo que éste es un punto muy subjetivo en cualquier comedia; pero en mi gusto personal, el humor siempre es mejor cuando los actores toman en serio sus papeles y dejan que la comedia fluya naturalmente en sus actitudes y reacciones. Cuando tratan de forzar las risas con alguna afectación física o verbal, pierden espontaneidad y, sobre todo, destruyen la realidad de los personajes para convertirlos en caricaturas.
Pero bueno... como dije, esa es tan solo mi humilde opinión. Y, por otro lado, tanto Will Ferrell como Zach Galifianakis son expertos en esos modismos, así que el porcentaje de chistes exitosos podría elevarse considerablemente para quienes disfruten este estilo cómico. Independientemente de eso, el libreto se muestra demasiado inocente y previsible, prefiriendo la ruta segura del final feliz en vez de mantener la cínica convicción que mostró al principio. Y también debo advertir que el nivel de vulgaridad es bastante elevado, al menos en lo que respecta a los diálogos, así que procedan con precaución... definitivamente no es una película para niños. Entonces, supongo que no todas las sátiras políticas pueden ser tan sutiles y acertadas como Wag the Dog o In the Loop; aún así Locos por los Votos tiene buenas ideas, divertidos “cameos” (incluyendo cierto célebre perrito) y ágil dirección para mantener las cosas en movimiento e impedir que la trama se atore en los chistes malos. Roach nos presenta muchas buenas ideas envueltas en una premisa tristemente cierta, y aunque me hubiera gustado un tono más sobrio y disciplinado, siempre será recomendable escuchar mensajes como éste, con valiosas verdades disfrazadas de humor y libres de innecesario "partidismo". Porque, a fin de cuentas, ¿no son iguales todos los políticos? Si llegaron a ese puesto fue por algo.
Calificación: 7.5
Al principio de Locos por los Votos conocemos al arrogante y sinvergüenza Congresista Cam Brady (Will Ferrell), quien lleva años regodeándose en la corrupción del poder político porque nadie se ha ofrecido como candidato de oposición. Pero las próximas elecciones serán distintas, ya que un turbio "cartel" de acaudalados empresarios desea poner en el poder a un nuevo "títere", más fácil de manipular para que acepte la construcción de fábricas exentas de reglamentos laborales y ecológicos, lo cual pondrá en peligro a los trabajadores y a la comunidad en general… pero producirá el doble de ganancias. Para ello eligen como candidato al simplón Marty Huggins (Zach Galifianakis), el "hijo idiota" de uno de los empresarios, que nunca tuvo el empuje y ambición para seguir en los pasos de su padre. A primera vista Marty es un individuo inepto, ignorante y demasiado ingenuo para navegar las peligrosas aguas de la política; pero con ayuda de un mercenario y despiadado asesor, la imagen y actitud de Marty van cambiando, hasta convertirlo en un oponente genuino. ¿Qué podrá hacer Cam Brady para recuperar la credibilidad de sus votantes?
Creo que hay una excelente sátira política oculta en algún lugar de Locos por los Votos. La premisa general sobre el inepto patán que es transformado en un carismático candidato manipulado por la elite económica me pareció muy interesante; y aunque no sea completamente original, conviene recordarla de vez en cuando para reconocerla cuando la encontremos en el mundo real (lo cual sin duda ocurre con lamentable frecuencia). Sin embargo, la escasa inteligencia del libreto se ve diluida por el burdo y vulgar humor que Roach emplea como vehículo de su mensaje. Admito que reí en muchas ocasiones (¿me iré al infierno por haber reído tanto con el "Padre Nuestro"?), y definitivamente encontré ingenio en la creación de situaciones absurdas pero creíbles (al menos en el inmundo contexto de la política moderna)... sin embargo, por cada escena que funciona hay cinco o seis que solo provocan quejidos, especialmente por la tendencia de los actores a "hacerse los chistosos". Creo que éste es un punto muy subjetivo en cualquier comedia; pero en mi gusto personal, el humor siempre es mejor cuando los actores toman en serio sus papeles y dejan que la comedia fluya naturalmente en sus actitudes y reacciones. Cuando tratan de forzar las risas con alguna afectación física o verbal, pierden espontaneidad y, sobre todo, destruyen la realidad de los personajes para convertirlos en caricaturas.
Pero bueno... como dije, esa es tan solo mi humilde opinión. Y, por otro lado, tanto Will Ferrell como Zach Galifianakis son expertos en esos modismos, así que el porcentaje de chistes exitosos podría elevarse considerablemente para quienes disfruten este estilo cómico. Independientemente de eso, el libreto se muestra demasiado inocente y previsible, prefiriendo la ruta segura del final feliz en vez de mantener la cínica convicción que mostró al principio. Y también debo advertir que el nivel de vulgaridad es bastante elevado, al menos en lo que respecta a los diálogos, así que procedan con precaución... definitivamente no es una película para niños. Entonces, supongo que no todas las sátiras políticas pueden ser tan sutiles y acertadas como Wag the Dog o In the Loop; aún así Locos por los Votos tiene buenas ideas, divertidos “cameos” (incluyendo cierto célebre perrito) y ágil dirección para mantener las cosas en movimiento e impedir que la trama se atore en los chistes malos. Roach nos presenta muchas buenas ideas envueltas en una premisa tristemente cierta, y aunque me hubiera gustado un tono más sobrio y disciplinado, siempre será recomendable escuchar mensajes como éste, con valiosas verdades disfrazadas de humor y libres de innecesario "partidismo". Porque, a fin de cuentas, ¿no son iguales todos los políticos? Si llegaron a ese puesto fue por algo.
Calificación: 7.5
viernes, 19 de octubre de 2012
Mentiras Mortales (Arbitrage)
En vista de su título original ("Arbitraje") y su distinguido elenco, yo esperaba que Mentiras Mortales sería una versión "Hollywood" de la interesante cinta independiente Margin Call. En otras palabras, una denuncia dramatizada sobre la desmedida ambición de los "peces gordos" de Wall Street, y las malas decisiones que llevaron al colapso económico del año 2008. Y, en efecto, la cinta cubre parcialmente esos temas; sin embargo el énfasis del argumento gira en torno a una fórmula más convencional de thriller, únicamente interesante por el sólido trabajo de sus actores. Si no fuera por ellos, Mentiras Mortales podría haber sido un melodrama televisivo anónimo e inmediatamente olvidable.
El protagonista es Robert Miller (Richard Gere), dueño y director de una importante firma financiera neoyorquina que está a punto de ser adquirida por una empresa transnacional, lo cual hará inmensamente ricos a Miller y sus inversionstas. Sin embargo (como siempre ocurre en negocios de este tamaño), las cosas no son lo que parecen, pues en realidad la firma está al borde de la bancarrota, y la única manera de simular solvencia económica es por medio de un préstamo secreto de más de cuatrocientos millones de dólares. Desafortunadamente el prestamista (otro titán de Wall Street) empieza a preocuparse por la operación y exige la devolución inmediata de su dinero. Entonces Miller se encuentra en una situación imposible: si regresa el dinero se descubrirá el mal estado económico de su firma y perderá al comprador; y si no lo devuelve, el prestamista podría tomar acción legal que mancharía su reputación, lo cual también cancelaría la venta. Para empeorar las cosas, el abrumado hombre se ve envuelto en un trágico escándalo que podría llevarlo a presidio, y de paso arruinar su matrimonio con Ellen (Susan Sarandon). Y así es como Miller se ve obligado a mentir, traicionar y usar todas las mañas posibles para escapar su inevitable destino. ¿Triunfará el dinero o la justicia?
La tendencia del "thriller financiero" parece seguir vigente, y Mentiras Mortales sin duda pertenece al mismo nicho de cintas como The International y Wall Street: Money Never Sleeps, así como la mencionada Margin Call; sin embargo el director y guionista Nicholas Jarecki tuvo el acierto (o cometió el error, según preferencias del espectador) de poner el dinero en segundo plano, centrándose en el melodrama y suspenso del protagonista enfrentando múltiples crisis en todos los aspectos de su vida. Al presentarlo como una persona de dudosa conciencia y cuestionable comportamiento, Jarecki crea una curiosa disyuntiva moral para el público... ¿queremos que Robert Miller se salga con la suya, o que sea castigado por sus múltiples transgresiones? El número de actores que podrían navegar exitosamente estos altibajos éticos es muy reducido, y afortunadamente Richard Gere es uno de ellos (supuestamente reemplazando a Al Pacino, quien abandonó el proyecto antes de comenzar la filmación). Su capacidad para conservar la simpatía del espectador es impresionante, ya sea que esté cometiendo fraudes millonarios, engañando a su esposa, o mintiendo desvergonzadamente al policía que está obsesionado con su arresto. No niego que Gere sea un buen actor, pero creo que su talento principal es esa conexión que logra con la audiencia, preservando la humanidad e integridad de sus personajes hasta en cintas mediocres. Esa es la marca de una genuina estrella de cine.
El resto del elenco está a la altura del protagonista. Susan Sarandon maneja muy bien su papel de esposa devota que quizás sepa más de lo que aparenta. Brit Marling es tan convincente como siempre en su interpretación de la hija y socia de Miller, que ni siquiera imagina los taimados manejos de su padre; y Tim Roth es el policía dispuesto a sacrificar su carrera para atrapar al "pez gordo", pues sabe que las leyes no funcionan igual para miembros de las altas esferas financieras. El director aprovecha bien a su elenco y conduce la película con un estilo sobrio, visualmente atractivo pero sin afectaciones nocivas; y su libreto incorpora adecuadamente suspenso, melodrama familiar y el mínimo necesario de jerga financiera para sentirnos parte de la "elite" bancaria. A fin de cuentas no sé si Mentiras Mortales trató de ser una cínica farsa sobre las "hazañas" de un anti-héroe perteneciente al 1%, o una tardía acusación de los vicios capitalistas que perjudicaron las vidas de millones de personas alrededor del mundo. Como sea, cumple su misión de entretener, ponernos a pensar un poco, y cuestionar si algunas de esas fallidas decisiones económicas fueron "males necesarios" para evitar un perjuicio mayor (aunque para explorar estos temas yo recomendaría algunos de los excelentes documentales realizados desde el 2008). Entonces, Mentiras Mortales merece una recomendación como frívolo entretenimiento adornado por un delgado barniz de relevancia social; pero definitivamente debió ser más profunda y analítica para tomarse en serio en el contexto de las finanzas contemporáneas. Claro que resulta más fácil y divertido centrarse en "los problemas de los ricos"... después de todo, las telenovelas llevan décadas con esa premisa y siguen tan exitosas como siempre.
Calificación: 8
El protagonista es Robert Miller (Richard Gere), dueño y director de una importante firma financiera neoyorquina que está a punto de ser adquirida por una empresa transnacional, lo cual hará inmensamente ricos a Miller y sus inversionstas. Sin embargo (como siempre ocurre en negocios de este tamaño), las cosas no son lo que parecen, pues en realidad la firma está al borde de la bancarrota, y la única manera de simular solvencia económica es por medio de un préstamo secreto de más de cuatrocientos millones de dólares. Desafortunadamente el prestamista (otro titán de Wall Street) empieza a preocuparse por la operación y exige la devolución inmediata de su dinero. Entonces Miller se encuentra en una situación imposible: si regresa el dinero se descubrirá el mal estado económico de su firma y perderá al comprador; y si no lo devuelve, el prestamista podría tomar acción legal que mancharía su reputación, lo cual también cancelaría la venta. Para empeorar las cosas, el abrumado hombre se ve envuelto en un trágico escándalo que podría llevarlo a presidio, y de paso arruinar su matrimonio con Ellen (Susan Sarandon). Y así es como Miller se ve obligado a mentir, traicionar y usar todas las mañas posibles para escapar su inevitable destino. ¿Triunfará el dinero o la justicia?
La tendencia del "thriller financiero" parece seguir vigente, y Mentiras Mortales sin duda pertenece al mismo nicho de cintas como The International y Wall Street: Money Never Sleeps, así como la mencionada Margin Call; sin embargo el director y guionista Nicholas Jarecki tuvo el acierto (o cometió el error, según preferencias del espectador) de poner el dinero en segundo plano, centrándose en el melodrama y suspenso del protagonista enfrentando múltiples crisis en todos los aspectos de su vida. Al presentarlo como una persona de dudosa conciencia y cuestionable comportamiento, Jarecki crea una curiosa disyuntiva moral para el público... ¿queremos que Robert Miller se salga con la suya, o que sea castigado por sus múltiples transgresiones? El número de actores que podrían navegar exitosamente estos altibajos éticos es muy reducido, y afortunadamente Richard Gere es uno de ellos (supuestamente reemplazando a Al Pacino, quien abandonó el proyecto antes de comenzar la filmación). Su capacidad para conservar la simpatía del espectador es impresionante, ya sea que esté cometiendo fraudes millonarios, engañando a su esposa, o mintiendo desvergonzadamente al policía que está obsesionado con su arresto. No niego que Gere sea un buen actor, pero creo que su talento principal es esa conexión que logra con la audiencia, preservando la humanidad e integridad de sus personajes hasta en cintas mediocres. Esa es la marca de una genuina estrella de cine.
El resto del elenco está a la altura del protagonista. Susan Sarandon maneja muy bien su papel de esposa devota que quizás sepa más de lo que aparenta. Brit Marling es tan convincente como siempre en su interpretación de la hija y socia de Miller, que ni siquiera imagina los taimados manejos de su padre; y Tim Roth es el policía dispuesto a sacrificar su carrera para atrapar al "pez gordo", pues sabe que las leyes no funcionan igual para miembros de las altas esferas financieras. El director aprovecha bien a su elenco y conduce la película con un estilo sobrio, visualmente atractivo pero sin afectaciones nocivas; y su libreto incorpora adecuadamente suspenso, melodrama familiar y el mínimo necesario de jerga financiera para sentirnos parte de la "elite" bancaria. A fin de cuentas no sé si Mentiras Mortales trató de ser una cínica farsa sobre las "hazañas" de un anti-héroe perteneciente al 1%, o una tardía acusación de los vicios capitalistas que perjudicaron las vidas de millones de personas alrededor del mundo. Como sea, cumple su misión de entretener, ponernos a pensar un poco, y cuestionar si algunas de esas fallidas decisiones económicas fueron "males necesarios" para evitar un perjuicio mayor (aunque para explorar estos temas yo recomendaría algunos de los excelentes documentales realizados desde el 2008). Entonces, Mentiras Mortales merece una recomendación como frívolo entretenimiento adornado por un delgado barniz de relevancia social; pero definitivamente debió ser más profunda y analítica para tomarse en serio en el contexto de las finanzas contemporáneas. Claro que resulta más fácil y divertido centrarse en "los problemas de los ricos"... después de todo, las telenovelas llevan décadas con esa premisa y siguen tan exitosas como siempre.
Calificación: 8
jueves, 18 de octubre de 2012
Lovely Molly
Después de cambiar el rostro del cine de terror con la cinta The Blair Witch Project (1999), los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez tomaron rumbos separados (y mucho menos exitosos), pero siguen mostrando inusual madurez y ambición en sus modestas obras posteriores. Como muestra tenemos la fascinante The Objective (2008), de Myrick, y ahora la nueva cinta Lovely Molly, de Eduardo Sánchez, donde emplea temas ambiguamente sobrenaturales para enmarcar un devastador drama marital apoyado por intensa dirección y el excelente trabajo de su actriz principal. El resultado fue mucho más profundo y perturbador de lo que esperaba, con un pausado ritmo que nos deja saborear el terror y re-evaluar constantemente el origen de los eventos que presenciamos, hasta llegar a un final simultáneamente inevitable y sorprendente. Y aunque aparecen de vez en cuando escenas de "cámara en mano", esta vez no constituyen un truco estilístico, sino parte integral de la narrativa.
Al principio de la película vemos la feliz boda de Molly (Gretchen Lodge) y su novio Tim (Johnny Lewis). Por razones económicas deciden mudarse a la vieja casa que Molly heredó de sus padres, pero desde la primera noche encuentran fenómenos inquietantes. Desafortunadamente Tim trabaja como camionero, y Molly pasa muchas noches sola, cada vez más asustada por los sonidos de voces susurrantes, cascos de caballos y llantos infantiles. Su hermana mayor Hannah (Alexandra Holden) asume que están regresando algunos dolorosos recuerdos de la niñez que compartieron en esa casa, pero Molly insiste en la presencia de un fantasma... concretamente el fantasma de su padre, un hombre abusivo que estaba más interesado en sus caballos que en su familia. Tim tampoco cree el testimonio de su esposa, pues Molly tiene un historial de drogadicción, y le preocupa que esté "usando" de nuevo. No obstante, por la razón que sea, es indudable que algo está perturbándola hasta el punto del colapso nervioso. ¿Será su imaginación, un fantasma, o algo aún más terrible?
La fórmula de "¿será real o lo está imaginando?" está bastante gastada, pero Sánchez la explota expertamente para confundirnos sobre el rumbo exacto que tomará la historia. El libreto de Jamie Nash rechaza las explicaciones fáciles y nos obliga a buscar pistas para relacionar elementos aparentemente inconexos que conspiran de algún modo para afectar el estado emocional de Molly (vale decir que encontré muchas de estas pistas hasta la segunda vez que vi la película). De hecho, los materiales extras del DVD incluyen varios "cortometrajes virales" donde se explica mejor la historia... pero no me gustó verlos. Prefiero la intrigante ambigüedad narrativa de Lovely Molly para complementar su tenebrosa atmósfera y estilo casi onírico, como una pesadilla en cámara lenta que no podemos escapar. Habiendo dicho eso, su lentitud podría hacerla aburrida para algunos espectadores, y sus turbios temas no encajan adecuadamente en los esquemas tradicionales de "casa embrujada", "slasher flick" o "fantasma vengativo". Para bien o para mal, el plan de Sánchez no fue bañarnos en "gore" (aunque hay un poco) ni hacernos brincar con apariciones truculentas, sino revelar gradualmente el horror para que el espectador comparta la angustia de la protagonista, y su frustración al perder el control de su vida. En otras palabras, el horror no está en la sangre ni en las puertas que se abren solas, sino en el inevitable colapso mental de Molly.
Sobra decir que nada de esto hubiera funcionado sin una sólida actriz en el papel principal. Eduardo Sánchez se sacó la lotería con Gretchen Lodge (¡en su primer papel profesional!), y espero sinceramente que puedan aprovecharla en más y mejores proyectos. Su interpretación de Molly es extraordinaria, al mismo tiempo cálida, trágica y repelente. Supongo que un libreto tan exigente no tiene escenas "fáciles", pero Lodge responde con igual profesionalismo y pasión en todo momento, ya sea sentada en su cama esperando patéticamente el siguiente evento paranormal, o tratando de seducir al bien intencionado pastor que solo pretendía aliviar su soledad. Johnny Lewis y Alexandra Holden llenan con decoro los papeles secundarios de esposo confuso y hermana mayor (respectivamente), y nunca se ven opacados por el desemepeño de la protagonista. La cinematografía de John W. Rutland es cruda y desalmada, regodeándose en la decrepitud de la casa y en la progresivamente desaliñada apariencia de Molly como reflejo de su turbulencia interna. El diseño de audio es sutil pero efectivo para evocar gran parte del terror; y, finalmente, aplaudo la decisión de mantener los efectos especiales al mínimo, lo cual hace más impactantes las inolvidables escenas finales. Por todo esto puedo recomendar Lovely Molly como una pausada y perturbadora historia de terror con diversas perspectivas sobre el derrumbe emocional y mental de una persona. Drogas, remordimiento, fantasmas, o algo más... realmente no importan tanto las causas sino los devastadores efectos.
Calificación: 8
Al principio de la película vemos la feliz boda de Molly (Gretchen Lodge) y su novio Tim (Johnny Lewis). Por razones económicas deciden mudarse a la vieja casa que Molly heredó de sus padres, pero desde la primera noche encuentran fenómenos inquietantes. Desafortunadamente Tim trabaja como camionero, y Molly pasa muchas noches sola, cada vez más asustada por los sonidos de voces susurrantes, cascos de caballos y llantos infantiles. Su hermana mayor Hannah (Alexandra Holden) asume que están regresando algunos dolorosos recuerdos de la niñez que compartieron en esa casa, pero Molly insiste en la presencia de un fantasma... concretamente el fantasma de su padre, un hombre abusivo que estaba más interesado en sus caballos que en su familia. Tim tampoco cree el testimonio de su esposa, pues Molly tiene un historial de drogadicción, y le preocupa que esté "usando" de nuevo. No obstante, por la razón que sea, es indudable que algo está perturbándola hasta el punto del colapso nervioso. ¿Será su imaginación, un fantasma, o algo aún más terrible?
La fórmula de "¿será real o lo está imaginando?" está bastante gastada, pero Sánchez la explota expertamente para confundirnos sobre el rumbo exacto que tomará la historia. El libreto de Jamie Nash rechaza las explicaciones fáciles y nos obliga a buscar pistas para relacionar elementos aparentemente inconexos que conspiran de algún modo para afectar el estado emocional de Molly (vale decir que encontré muchas de estas pistas hasta la segunda vez que vi la película). De hecho, los materiales extras del DVD incluyen varios "cortometrajes virales" donde se explica mejor la historia... pero no me gustó verlos. Prefiero la intrigante ambigüedad narrativa de Lovely Molly para complementar su tenebrosa atmósfera y estilo casi onírico, como una pesadilla en cámara lenta que no podemos escapar. Habiendo dicho eso, su lentitud podría hacerla aburrida para algunos espectadores, y sus turbios temas no encajan adecuadamente en los esquemas tradicionales de "casa embrujada", "slasher flick" o "fantasma vengativo". Para bien o para mal, el plan de Sánchez no fue bañarnos en "gore" (aunque hay un poco) ni hacernos brincar con apariciones truculentas, sino revelar gradualmente el horror para que el espectador comparta la angustia de la protagonista, y su frustración al perder el control de su vida. En otras palabras, el horror no está en la sangre ni en las puertas que se abren solas, sino en el inevitable colapso mental de Molly.
Sobra decir que nada de esto hubiera funcionado sin una sólida actriz en el papel principal. Eduardo Sánchez se sacó la lotería con Gretchen Lodge (¡en su primer papel profesional!), y espero sinceramente que puedan aprovecharla en más y mejores proyectos. Su interpretación de Molly es extraordinaria, al mismo tiempo cálida, trágica y repelente. Supongo que un libreto tan exigente no tiene escenas "fáciles", pero Lodge responde con igual profesionalismo y pasión en todo momento, ya sea sentada en su cama esperando patéticamente el siguiente evento paranormal, o tratando de seducir al bien intencionado pastor que solo pretendía aliviar su soledad. Johnny Lewis y Alexandra Holden llenan con decoro los papeles secundarios de esposo confuso y hermana mayor (respectivamente), y nunca se ven opacados por el desemepeño de la protagonista. La cinematografía de John W. Rutland es cruda y desalmada, regodeándose en la decrepitud de la casa y en la progresivamente desaliñada apariencia de Molly como reflejo de su turbulencia interna. El diseño de audio es sutil pero efectivo para evocar gran parte del terror; y, finalmente, aplaudo la decisión de mantener los efectos especiales al mínimo, lo cual hace más impactantes las inolvidables escenas finales. Por todo esto puedo recomendar Lovely Molly como una pausada y perturbadora historia de terror con diversas perspectivas sobre el derrumbe emocional y mental de una persona. Drogas, remordimiento, fantasmas, o algo más... realmente no importan tanto las causas sino los devastadores efectos.
Calificación: 8
martes, 16 de octubre de 2012
Sound of My Voice
Una de mis películas favoritas del 2011 fue Another Earth, donde la escritora (y actriz) Britt Marling usó temas de ciencia ficción como marco de un fascinante "estudio de carácter" dedicado a explorar las complejas relaciones de dos personajes unidos por un doloroso evento pasado. Y ahora, en su nueva película, Sound of My Voice, Marling emplea otra popular fórmula de ciencia ficción para darle contexto a un relato sobre identidad, religión y fe, envueltos en un ingenioso acertijo narrativo de impactante profundidad emocional. Al igual que en la cinta anterior, Sound of My Voice ofrece ideas muy interesantes, perfectas actuaciones y una producción muy pulida a pesar de su bajo presupuesto; lamentablemente siento que le faltó trabajo al libreto, pues básicamente carece de un tercer acto que resuelva satisfactoriamente la trama.
Los protagonistas son Peter (Christopher Denham) y su novia Lorna (Nicole Vicius), reporteros amateur que pretenden realizar un documental para denunciar las prácticas fraudulentas de un bizarro culto secreto dirigido por una enigmática mujer llamada Maggie (Brit Marling). Aparentemente Peter y Lorna han invertido meses sometiéndose a preparativos, estudios y pruebas de lealtad para ser invitados por fin a una de las "sesiones" impartidas por Maggie, las cuales se llevan a cabo en absoluto secreto y con un número muy reducido de "estudiantes". Y no es para menos, pues Maggie afirma provenir del año 2054, y sus pláticas intercalan relatos del futuro con ideas y reflexiones que retan las expectativas de sus devotos y los hacen cuestionar su actual estilo de vida frívolo y consumista. Las lecciones son tan convincentes que los reporteros empiezan a dudar de su propósito inicial... ¿será posible que Maggie venga realmente del futuro? Y si así fuera... ¿cuál será el misión final de sus estudiantes?
La premisa es muy interesante, y el director Zal Batmanglij aprovecha al máximo su bajo presupuesto, apoyando el drama con una producción simple, casi minimalista y muy bien diseñada para ocupar locaciones simples pero elocuentes en sus detalles. El libreto me pareció elegante y conciso, omitiendo todo aquello que no contribuya directamente al desarrollo de los personajes; su estructura juega con nuestra percepción pero nunca confunde; y al mismo tiempo incorpora intrigantes atisbos a la vida de personas oblicuamente relacionadas con el culto, lo cual incrementa el suspenso y la deliciosa sensación de que estamos ante una historia genuinamente original e impredecible. Pero justo cuando se conjugan todos estos elementos y la trama se prepara para entrar a un nuevo nivel... la película termina. Es cierto que Marling hizo lo mismo en Another Earth; sin embargo aquel ambiguo final (en mi humilde opinión) resultaba muy apropiado y satisfactorio; desafortunadamente no sentí lo mismo en Sound of My Voice. En los extras del Blu-Ray se menciona que el proyecto empezó como una serie web, lo cual tiene más sentido, pues en ese caso la película constituiría un excelente "programa piloto", lleno de misterios para explorar en futuros episodios. Sin embargo no será así, y eso nos deja con una historia truncada y frustrante por su falta de resolución ¿Habrá sido una decisión artística de Marling y Batmanglij para dejar que el espectador saque sus propias conclusiones? ¿O una estrategia desesperada por no saber hacia dónde llevar la narrativa? Quisiera pensar lo primero, pero no niego que mi reacción inicial fue más cercana a lo segundo. Por otro lado vale decir que, reflexionando en retrospectiva, la cinta incluye más respuestas de las que aparenta... aunque eso no alivia la sensación de desengaño.
Incluso con ese abrupto final hay mucho que admirar en Sound of My Voice. Las lecciones de Maggie están maravillosamente escritas, combinando la calidez y sinceridad de una redentora con la amenaza y opresión de un experto manipulador, recordándonos constantemente el alto precio que podríamos pagar por obtener conocimientos ocultos. O, por otro lado, podríamos verlo como manifestación del control físico y mental que una fraudulenta pseudo-religión necesita ejercer sobre sus víctimas para garantizar su lealtad. ¿Catarsis religiosa o lavado de cerebro? ¿O por qué no ambos? Mis únicas quejas (además del mencionado final) serían algunas coincidencias algo forzadas (como el asunto del vómito), así como los convenientes cambios de actitud de ciertos personajes… aunque esto podría formar parte del mensaje básico: hasta la más estricta ideología racional puede desmoronarse cuando las emociones se interponen al pensamiento crítico. A fin de cuentas puedo recomendar Sound of My Voice como un relato fascinante ubicado en un contexto de ciencia ficción que no requiere efectos especiales ni explosiones, sino solo la paciencia necesaria para pensar y digerir las provocativas ideas que plantea (algunas de las cuales podrían estar basadas en los escritos de John Titor, el "auténtico" viajero en el tiempo del año 2036). Y aunque tenga reservas sobre las decisiones de la escritora y el director, sin duda esperaré las futuras cintas de Marling con igual interés... y un poco de precaución para no crear expectativas irreales. Lo cual, por cierto, también podría aplicarse a los miembros de cualquier culto. Piénsenlo bien antes de beber el Kool Aid.
Calificación: 8
Los protagonistas son Peter (Christopher Denham) y su novia Lorna (Nicole Vicius), reporteros amateur que pretenden realizar un documental para denunciar las prácticas fraudulentas de un bizarro culto secreto dirigido por una enigmática mujer llamada Maggie (Brit Marling). Aparentemente Peter y Lorna han invertido meses sometiéndose a preparativos, estudios y pruebas de lealtad para ser invitados por fin a una de las "sesiones" impartidas por Maggie, las cuales se llevan a cabo en absoluto secreto y con un número muy reducido de "estudiantes". Y no es para menos, pues Maggie afirma provenir del año 2054, y sus pláticas intercalan relatos del futuro con ideas y reflexiones que retan las expectativas de sus devotos y los hacen cuestionar su actual estilo de vida frívolo y consumista. Las lecciones son tan convincentes que los reporteros empiezan a dudar de su propósito inicial... ¿será posible que Maggie venga realmente del futuro? Y si así fuera... ¿cuál será el misión final de sus estudiantes?
La premisa es muy interesante, y el director Zal Batmanglij aprovecha al máximo su bajo presupuesto, apoyando el drama con una producción simple, casi minimalista y muy bien diseñada para ocupar locaciones simples pero elocuentes en sus detalles. El libreto me pareció elegante y conciso, omitiendo todo aquello que no contribuya directamente al desarrollo de los personajes; su estructura juega con nuestra percepción pero nunca confunde; y al mismo tiempo incorpora intrigantes atisbos a la vida de personas oblicuamente relacionadas con el culto, lo cual incrementa el suspenso y la deliciosa sensación de que estamos ante una historia genuinamente original e impredecible. Pero justo cuando se conjugan todos estos elementos y la trama se prepara para entrar a un nuevo nivel... la película termina. Es cierto que Marling hizo lo mismo en Another Earth; sin embargo aquel ambiguo final (en mi humilde opinión) resultaba muy apropiado y satisfactorio; desafortunadamente no sentí lo mismo en Sound of My Voice. En los extras del Blu-Ray se menciona que el proyecto empezó como una serie web, lo cual tiene más sentido, pues en ese caso la película constituiría un excelente "programa piloto", lleno de misterios para explorar en futuros episodios. Sin embargo no será así, y eso nos deja con una historia truncada y frustrante por su falta de resolución ¿Habrá sido una decisión artística de Marling y Batmanglij para dejar que el espectador saque sus propias conclusiones? ¿O una estrategia desesperada por no saber hacia dónde llevar la narrativa? Quisiera pensar lo primero, pero no niego que mi reacción inicial fue más cercana a lo segundo. Por otro lado vale decir que, reflexionando en retrospectiva, la cinta incluye más respuestas de las que aparenta... aunque eso no alivia la sensación de desengaño.
Incluso con ese abrupto final hay mucho que admirar en Sound of My Voice. Las lecciones de Maggie están maravillosamente escritas, combinando la calidez y sinceridad de una redentora con la amenaza y opresión de un experto manipulador, recordándonos constantemente el alto precio que podríamos pagar por obtener conocimientos ocultos. O, por otro lado, podríamos verlo como manifestación del control físico y mental que una fraudulenta pseudo-religión necesita ejercer sobre sus víctimas para garantizar su lealtad. ¿Catarsis religiosa o lavado de cerebro? ¿O por qué no ambos? Mis únicas quejas (además del mencionado final) serían algunas coincidencias algo forzadas (como el asunto del vómito), así como los convenientes cambios de actitud de ciertos personajes… aunque esto podría formar parte del mensaje básico: hasta la más estricta ideología racional puede desmoronarse cuando las emociones se interponen al pensamiento crítico. A fin de cuentas puedo recomendar Sound of My Voice como un relato fascinante ubicado en un contexto de ciencia ficción que no requiere efectos especiales ni explosiones, sino solo la paciencia necesaria para pensar y digerir las provocativas ideas que plantea (algunas de las cuales podrían estar basadas en los escritos de John Titor, el "auténtico" viajero en el tiempo del año 2036). Y aunque tenga reservas sobre las decisiones de la escritora y el director, sin duda esperaré las futuras cintas de Marling con igual interés... y un poco de precaución para no crear expectativas irreales. Lo cual, por cierto, también podría aplicarse a los miembros de cualquier culto. Piénsenlo bien antes de beber el Kool Aid.
Calificación: 8
domingo, 14 de octubre de 2012
Bel Ami, El Seductor (Bel Ami)
Aunque los dramas "de época" pueden parecer películas elegantes e inteligentes con aspiraciones al Óscar, muchas veces sufren los mismos problemas y fallas de géneros menos prestigiosos. Como claro ejemplo tenemos la cinta Bel Ami, El Seductor, cuyos distinguidos vestuarios y fastuosos decorados no logran rescatar el tedioso argumento de romance prohibido y lucha de clases, una combinación que hemos visto mejor empleada en otras obras del mismo estilo. Y si a eso añadimos un personaje central plano e inerte, tenemos como resultado una frustrante película con algunos interesantes elementos históricos perdidos en casi dos horas de melodrama romántico carente de pasión y energía.
Basada en una famosa novela de Guy de Maupassant, Bel Ami, El Seductor tiene como personaje central a Georges Duroy (Robert Pattinson), un pobre ex-soldado tratando de sobrevivir en París a fines del siglo dieciocho. Sus perspectivas futuras no son muy alentadoras, hasta que encuentra casualmente a un viejo amigo de su mismo regimiento que ahora trabaja en un importante periódico con tintes revolucionarios. Madeleine Forestier (Uma Thurman), la amable esposa del amigo, sugiere que Georges podría escribir un artículo desde el punto de vista del soldado en tiempos de paz, e incluso le ayuda a redactarlo, pues el joven no es precisamente culto. Para su sorpresa el artículo es un éxito, y el editor del periódico le ofrece a Georges empleo permanente. Esto lo pone en contacto con la crema y nata de la sociedad parisina... incluyendo varias mujeres que podrían ayudarlo en su ascenso social y económico. Y así comienza su selectiva seducción, fingiendo interés y rompiendo corazones según convenga a sus intereses. Pero... ¿podrá Georges mantenerse emocionalmente distante de sus conquistas, o terminará enamorándose sin darse cuenta?
Con un tema tan provocativo como los enredos sexuales de la "Bella Época" francesa, parece mentira que Bel Ami, El Seductor aborde ese período con tanta pesadez y apatía. Los directores primerizos Declan Doñean y Nick Ormerod quizás entienden la forma del relato, pero descuidan por completo el fondo emocional, presentándonos a Georges Duroy como un galán insípido sin voluntad propia ni auténtica pasión por sus mujeres... o por cualquier otra cosa. Sería fácil echarle la culpa al actor Robert Pattinson, pero creo que su desempeño no es malo (tampoco particularmente bueno). Se nota su esfuerzo por responder adecuadamente a los requerimientos de la historia, y sin duda su mera presencia bastará para atraer a cierta porción del público; sin embargo me pareció mala idea asignarle un papel complejo que requiere considerable carisma para interpretar un anti-héroe romántico con suficiente cinismo para pisotear las esperanzas de sus enamoradas, pero suficientemente encantador para no convertirse en una figura repelente. El reparto femenino muestra mejor disposición representando facetas de la feminidad en aquella época: Uma Thurman es la mujer progresiva y ambiciosa que no depende de un hombre para forjar su futuro; Kristin Scott Thomas es la dócil y modesta esposa tentada por primera vez para engañar a su marido; y Christina Ricci parece divertirse un poco como dama respetable en público y seductora sexualmente liberada en la intimidad (no se preocupen; la cinta es clasificación "R", pero las situaciones apenas rebasan "PG-13", sin duda para no ahuyentar a las fans de Edward Cullen).
Confieso no haber leído la novela en la que se basa la cinta, pero quiero pensar que los directores al menos preservaron algunos de sus aspectos políticos e históricos, ya que fueron lo único que encontré vagamente interesante en Bel Ami, El Seductor. Para variar, me hubiera gustado que la intriga revolucionaria tomara precedencia sobre el pseudo-romance, pero la intención de los productores se inclinó claramente por el cuadrángulo amoroso y la (débil) denuncia de la injusticia entre roles sociales (y sexuales) de aquella época. Como dije antes, hay mejores cintas sobre este tema (aunque no necesariamente estén ubicadas en la misma ciudad y período), así que no puedo recomendar Bel Ami, El Seductor, excepto para fans de Robert Pattinson que estén dispuestas a disculpar la lerda narrativa y blanda estructura de la cinta con tal de ver a su ídolo manteniendo la misma expresión durante la película entera, sin importar la situación en que se encuentre. Ah, y también se le ve el trasero (aunque no podría decir si fue real o un "stunt butt").
Calificación: 5
Basada en una famosa novela de Guy de Maupassant, Bel Ami, El Seductor tiene como personaje central a Georges Duroy (Robert Pattinson), un pobre ex-soldado tratando de sobrevivir en París a fines del siglo dieciocho. Sus perspectivas futuras no son muy alentadoras, hasta que encuentra casualmente a un viejo amigo de su mismo regimiento que ahora trabaja en un importante periódico con tintes revolucionarios. Madeleine Forestier (Uma Thurman), la amable esposa del amigo, sugiere que Georges podría escribir un artículo desde el punto de vista del soldado en tiempos de paz, e incluso le ayuda a redactarlo, pues el joven no es precisamente culto. Para su sorpresa el artículo es un éxito, y el editor del periódico le ofrece a Georges empleo permanente. Esto lo pone en contacto con la crema y nata de la sociedad parisina... incluyendo varias mujeres que podrían ayudarlo en su ascenso social y económico. Y así comienza su selectiva seducción, fingiendo interés y rompiendo corazones según convenga a sus intereses. Pero... ¿podrá Georges mantenerse emocionalmente distante de sus conquistas, o terminará enamorándose sin darse cuenta?
Con un tema tan provocativo como los enredos sexuales de la "Bella Época" francesa, parece mentira que Bel Ami, El Seductor aborde ese período con tanta pesadez y apatía. Los directores primerizos Declan Doñean y Nick Ormerod quizás entienden la forma del relato, pero descuidan por completo el fondo emocional, presentándonos a Georges Duroy como un galán insípido sin voluntad propia ni auténtica pasión por sus mujeres... o por cualquier otra cosa. Sería fácil echarle la culpa al actor Robert Pattinson, pero creo que su desempeño no es malo (tampoco particularmente bueno). Se nota su esfuerzo por responder adecuadamente a los requerimientos de la historia, y sin duda su mera presencia bastará para atraer a cierta porción del público; sin embargo me pareció mala idea asignarle un papel complejo que requiere considerable carisma para interpretar un anti-héroe romántico con suficiente cinismo para pisotear las esperanzas de sus enamoradas, pero suficientemente encantador para no convertirse en una figura repelente. El reparto femenino muestra mejor disposición representando facetas de la feminidad en aquella época: Uma Thurman es la mujer progresiva y ambiciosa que no depende de un hombre para forjar su futuro; Kristin Scott Thomas es la dócil y modesta esposa tentada por primera vez para engañar a su marido; y Christina Ricci parece divertirse un poco como dama respetable en público y seductora sexualmente liberada en la intimidad (no se preocupen; la cinta es clasificación "R", pero las situaciones apenas rebasan "PG-13", sin duda para no ahuyentar a las fans de Edward Cullen).
Confieso no haber leído la novela en la que se basa la cinta, pero quiero pensar que los directores al menos preservaron algunos de sus aspectos políticos e históricos, ya que fueron lo único que encontré vagamente interesante en Bel Ami, El Seductor. Para variar, me hubiera gustado que la intriga revolucionaria tomara precedencia sobre el pseudo-romance, pero la intención de los productores se inclinó claramente por el cuadrángulo amoroso y la (débil) denuncia de la injusticia entre roles sociales (y sexuales) de aquella época. Como dije antes, hay mejores cintas sobre este tema (aunque no necesariamente estén ubicadas en la misma ciudad y período), así que no puedo recomendar Bel Ami, El Seductor, excepto para fans de Robert Pattinson que estén dispuestas a disculpar la lerda narrativa y blanda estructura de la cinta con tal de ver a su ídolo manteniendo la misma expresión durante la película entera, sin importar la situación en que se encuentre. Ah, y también se le ve el trasero (aunque no podría decir si fue real o un "stunt butt").
Calificación: 5
sábado, 13 de octubre de 2012
Siniestro (Sinister)
A pesar de su mala reputación, el cine de terror siempre ha funcionado como reflejo de la conciencia colectiva, expresando los temores particulares del período histórico en turno (desde el "terror atómico" de años los cincuentas hasta los zombies consumistas de la última década). Eso tal vez explica el gradual giro que está tomando el género en años recientes, dejando atrás los protagonistas juveniles y altamente sexualizados para centrarse en familias en peligro. Las amenazas podrán ser mundanas o sobrenaturales, y la tendencia misma podría ser simplemente una nueva moda de Hollywood; pero de un modo u otro también revela la inseguridad que sentimos en un entorno social, político y económico cada vez más incierto, donde el antiguo santuario del hogar ya no se siente tan inviolable como antes. La más reciente cinta que explora estos temas es Siniestro, y aunque podría catalogarse como mediana adición al nicho de "casa embrujada", su diestra combinación de estilos y perfecto manejo del suspenso la hace digna de nuestra atención, aunque no alcance la categoría de "clásica".
La familia en turno está integrada por el padre Ellison Oswalt (Ethan Hawke), la madre Tracy (Juliet Rylance), el hijo Trevor (Michael Hall D‘Addario) y la pequeña Ashley (Clare Foley). Al principio de la película los encontramos mudándose a su nueva casa; el cambio de residencia fue supuestamente por razones económicas, pero Ellison eligió ese inmueble por una razón muy específica (aunque no ha tenido el valor de decírselo a su esposa). Hace unos años, en ese mismo lugar, fue asesinada una familia en circunstancias muy misteriosas; y Ellison, un escritor que no ha tenido éxito en casi diez años, cree que una detallada investigación del crimen podría servir como base de un “best seller“. La suerte parece estar de su lado, pues el primer día encuentra inesperadamente una caja con viejas películas Súper 8 en el ático de la casa... y cuando las proyecta descubre que la muerte de la familia podría estar relacionada con similares asesinatos cometidos a lo largo de varias décadas, y en muy diversas ciudades de los Estados Unidos. ¿Habrá encontrado evidencia de un terrible asesino serial que está matando desde hace cuarenta años? Su primer instinto es comunicar el descubrimiento a la policía; pero pensando en el bienestar económico de su familia, Ellison decide proseguir en secreto con su libro... aunque frecuentemente se vea interrumpido por los misteriosos sonidos provenientes del ático, y las terribles pesadillas que sufren sus pequeños hijos... ¿tendrán estos fenómenos alguna relación con el asesino?
Me gustó bastante el tratamiento semi-realista que el director Scott Derrickson le dio a Siniestro, enfocando la primera mitad de la película en el drama doméstico de Ellison Oswalt, cuyo errático comportamiento evoluciona naturalmente conforme se eleva el temor, primero por el futuro económico de su familia, y luego por su vida misma. Su esposa Tracy trata de apoyarlo y soporta estoicamente los vaivenes emocionales del marido, así como su tendencia a beber demasiado. Derrickson se toma el tiempo necesario para establecer la situación, creando tensión y una angustiante atmósfera previa a los fenómenos paranormales; y cuando finalmente llegan no se sienten como forzadas intrusiones del más allá, sino como extensión lógica de la crisis familiar, y de la presión que siente el protagonista ante su dilema. Este barniz de realidad facilita la asimilación de elementos francamente absurdos e inverosímiles, como la inexplicable aparición de las películas Súper 8 (¿nadie revisó el ático de la casa donde ocurrió un cuádruple asesinato?), la arbitraria forma que toman las manifestaciones sobrenaturales (esa larga escena donde Ellison recorre la casa con un bat de béisbol casi me hizo reír), y la obligatoria "explicación" ofrecida por el clásico profesor experto en ocultismo (revelar la identidad del asesino solo sirve para disfrazar la ausencia de explicaciones concretas).
Afortunadamente esos problemas se vuelven (más o menos) irrelevantes gracias al excelente trabajo del elenco. La actuación de Ethan Hawke podrá parecer exagerada (a veces alcanza niveles "Nicolas Cage"), pero funciona muy bien en el contexto de la película, ofreciéndonos un protagonista intenso e impredecible que nunca pierde de vista su motivación principal. En el papel de la esposa Juliet Rylance (aclamada actriz de teatro británica especializada en Shakespeare... ¿qué hace en esta película?) se siente honesta y comparte buena química con Hawke, creando la ilusión de una pareja que lleva años compartiendo buenos y malos. Los niños Clare Foley y Michael Hall D’Addario tienen poco que hacer, pero nunca se sienten innecesarios y mucho menos irritantes. En cuanto a los aspectos técnicos debo mencionar la excelente manufactura de las tétricas "películas familiares" donde se ven los previos crímenes del villano; la nostalgia e inocencia del formato Súper 8 contrastan violentamente con las horribles escenas que retrata; y el broche de oro es la enervante atmósfera auditiva creada por el diseñador de sonido Dane A. Davis y el compositor Christopher Young, cuyas atonales piezas musicales incluyen inquietantes ruidos y voces susurrantes para complementar a la perfección el suspenso y horror de las escenas. Habiendo dicho eso, me desagradó el excesivo uso de sobresaltos acompañados por ruidos estruendosos... creo que el argumento y dirección de Siniestro bastan para evocar terror, así que no hacía falta este recurso tan barato para hacernos brincar en los asientos. De cualquier modo creo que Siniestro gana con creces una recomendación como buen cine de terror comercial, repleto de clichés pero bien manejados, y con un concepto adecuadamente tenebroso que gana puntos por tomar en serio hasta sus más ridículos elementos. Sospecho que los productores tienen intención de continuar la franquicia, y quizás aspiran a convertirse en el reemplazo de Paranormal Activity como obligatoria cinta de Halloween; pero necesitarán encontrar una manera de evolucionar la narrativa, y no limitarse a repetir la misma rutina con una nueva familia. Tuvieron un buen comienzo... ahora viene el reto real.
Calificación: 8
La familia en turno está integrada por el padre Ellison Oswalt (Ethan Hawke), la madre Tracy (Juliet Rylance), el hijo Trevor (Michael Hall D‘Addario) y la pequeña Ashley (Clare Foley). Al principio de la película los encontramos mudándose a su nueva casa; el cambio de residencia fue supuestamente por razones económicas, pero Ellison eligió ese inmueble por una razón muy específica (aunque no ha tenido el valor de decírselo a su esposa). Hace unos años, en ese mismo lugar, fue asesinada una familia en circunstancias muy misteriosas; y Ellison, un escritor que no ha tenido éxito en casi diez años, cree que una detallada investigación del crimen podría servir como base de un “best seller“. La suerte parece estar de su lado, pues el primer día encuentra inesperadamente una caja con viejas películas Súper 8 en el ático de la casa... y cuando las proyecta descubre que la muerte de la familia podría estar relacionada con similares asesinatos cometidos a lo largo de varias décadas, y en muy diversas ciudades de los Estados Unidos. ¿Habrá encontrado evidencia de un terrible asesino serial que está matando desde hace cuarenta años? Su primer instinto es comunicar el descubrimiento a la policía; pero pensando en el bienestar económico de su familia, Ellison decide proseguir en secreto con su libro... aunque frecuentemente se vea interrumpido por los misteriosos sonidos provenientes del ático, y las terribles pesadillas que sufren sus pequeños hijos... ¿tendrán estos fenómenos alguna relación con el asesino?
Me gustó bastante el tratamiento semi-realista que el director Scott Derrickson le dio a Siniestro, enfocando la primera mitad de la película en el drama doméstico de Ellison Oswalt, cuyo errático comportamiento evoluciona naturalmente conforme se eleva el temor, primero por el futuro económico de su familia, y luego por su vida misma. Su esposa Tracy trata de apoyarlo y soporta estoicamente los vaivenes emocionales del marido, así como su tendencia a beber demasiado. Derrickson se toma el tiempo necesario para establecer la situación, creando tensión y una angustiante atmósfera previa a los fenómenos paranormales; y cuando finalmente llegan no se sienten como forzadas intrusiones del más allá, sino como extensión lógica de la crisis familiar, y de la presión que siente el protagonista ante su dilema. Este barniz de realidad facilita la asimilación de elementos francamente absurdos e inverosímiles, como la inexplicable aparición de las películas Súper 8 (¿nadie revisó el ático de la casa donde ocurrió un cuádruple asesinato?), la arbitraria forma que toman las manifestaciones sobrenaturales (esa larga escena donde Ellison recorre la casa con un bat de béisbol casi me hizo reír), y la obligatoria "explicación" ofrecida por el clásico profesor experto en ocultismo (revelar la identidad del asesino solo sirve para disfrazar la ausencia de explicaciones concretas).
Afortunadamente esos problemas se vuelven (más o menos) irrelevantes gracias al excelente trabajo del elenco. La actuación de Ethan Hawke podrá parecer exagerada (a veces alcanza niveles "Nicolas Cage"), pero funciona muy bien en el contexto de la película, ofreciéndonos un protagonista intenso e impredecible que nunca pierde de vista su motivación principal. En el papel de la esposa Juliet Rylance (aclamada actriz de teatro británica especializada en Shakespeare... ¿qué hace en esta película?) se siente honesta y comparte buena química con Hawke, creando la ilusión de una pareja que lleva años compartiendo buenos y malos. Los niños Clare Foley y Michael Hall D’Addario tienen poco que hacer, pero nunca se sienten innecesarios y mucho menos irritantes. En cuanto a los aspectos técnicos debo mencionar la excelente manufactura de las tétricas "películas familiares" donde se ven los previos crímenes del villano; la nostalgia e inocencia del formato Súper 8 contrastan violentamente con las horribles escenas que retrata; y el broche de oro es la enervante atmósfera auditiva creada por el diseñador de sonido Dane A. Davis y el compositor Christopher Young, cuyas atonales piezas musicales incluyen inquietantes ruidos y voces susurrantes para complementar a la perfección el suspenso y horror de las escenas. Habiendo dicho eso, me desagradó el excesivo uso de sobresaltos acompañados por ruidos estruendosos... creo que el argumento y dirección de Siniestro bastan para evocar terror, así que no hacía falta este recurso tan barato para hacernos brincar en los asientos. De cualquier modo creo que Siniestro gana con creces una recomendación como buen cine de terror comercial, repleto de clichés pero bien manejados, y con un concepto adecuadamente tenebroso que gana puntos por tomar en serio hasta sus más ridículos elementos. Sospecho que los productores tienen intención de continuar la franquicia, y quizás aspiran a convertirse en el reemplazo de Paranormal Activity como obligatoria cinta de Halloween; pero necesitarán encontrar una manera de evolucionar la narrativa, y no limitarse a repetir la misma rutina con una nueva familia. Tuvieron un buen comienzo... ahora viene el reto real.
Calificación: 8
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