Esta no es una crítica; es una advertencia. Una Chica Fuera de Serie está basada en una aplaudida cinta sur-coreana que no he visto. Pero sospecho que cualquier magia fílmica que haya conjurado la original, desapareció por completo de su odioso re-make norteamericano.
La trama sigue el extraño romance entre Charlie (Jesse Bradford) y Jordan (Elisha Cuthbert), no sólo extraño por las circunstancias de su encuentro, sino por que me parece imposible que alguien encuentre aceptable una relación con una mujer (o un hombre, si ese fuera el caso) impredecible, caprichosa y egoísta en extremos patológicos. Pero bueno... Charlie acepta todos los insultos e inconveniencias de Jordan... hasta que ella corta la relación. Pero asoma un rayo de esperanza cuando deciden reunirse un año más tarde y leer cartas donde describen sus sentimientos... ¿lograrán reconciliarse, o todo fue un capricho pasajero?
Entiendo como esta historia pudo tener un fuerte centro emotivo, pero en manos del realizador Yann Samuell las excentricidades de sus personajes rebasan toda comprensión y se convierten en irritantes manías que los hacen poderosamente antipáticos. Francamente no entiendo el punto... ¿es una fantasía femenina de amor que supera toda disfunción emocional? ¿O quizás es una excitante ilusión sado-masoquista? Como muchos lectores saben, soy fan del cine de terror y he encontrado muy perturbadoras cintas como Henry: Portrait of a Serial Killer, Feed y Glitter. Sin embargo, puedo asegurar que Una Chica Fuera de Serie las supera fácilmente, y está entre las cinco películas más desagradable que he visto en mi vida (Material Girls es otra de ellas... no me pregunten por las otras tres, pues lo más probable es que mi mente las haya bloqueado). Finalmente, para no ser tan negativo (aunque lo respalde el título de este blog), diré que Una Chica Fuera de Serie hace que Date Movie parezca una brillante comedia romántica de genial humor y notable inteligencia.
Acepto que a mi avanzada edad me he transformado en un viejito refunfuñón que ha perdido toda calidez en el corazón, lo cual me hace incapaz de apreciar un fresco romance juvenil. Si ese es el caso, mis disculpas, pero me alegra que así sea, pues no puedo imaginar cómo podría gustarme esta espantosa película, en la que no quiero gastar ni un segundo más. Evítenla si pueden o véanla y acepten las consecuencias.
Calificación: 1 (sólo por las pintorescas locaciones neoyorquinas).
sábado, 28 de febrero de 2009
viernes, 27 de febrero de 2009
El Sustituto (Changeling)
Por alguna razón, no he encontrado excepcionales las películas de Clint Eastwood por las que ha recibido tanta aclamación en su faceta como director. Mystic River, Million Dollar Baby, Flags of Our Fathers... me gustaron y de ningún modo las considero malas, pero tampoco merecedoras de tanta hipérbole. Entonces, mi expectativa sobre El Sustituto era relativamente baja; y quizás por eso logró impresionarme más de lo que esperaba.
La trama (tristemente inspirada por un historia real) se desarrolla en 1928, y se centra en Christine Collins (Angelina Jolie), madre soltera muy eficiente en su trabajo y en su cuidado de Walter (Gattlin Griffith), su pequeño hijo de nueve años. Por eso cuando el niño desaparece, Christine comienza una desesperada cruzada por recuperarlo, hasta que parece conseguir su propósito y Walter regresa a su lado. Pero hay un problema... el niño no es su hijo. O eso es lo que ella asegura, aunque la policía hace su mejor esfuerzo por convencerla de que está equivocada, y que su "confusión" se debe al estrés de la situación y a los cambios sufridos por Walter durante sus meses de ausencia. La realidad, sin embargo, es muy distinta y podría tener insospechados orígenes políticos.
Angelina Jolie es una excelente actriz, pero inicialmente pensé que sería difícil aceptarla como mujer trabajadora de principios del siglo veinte. Para mi sorpresa fue todo lo contrario; sus enormes ojos y gruesos labios se adaptan perfectamente a la estética favorecida en los años veintes, y combinados con el diseño de vestuario venden completamente la realidad del período. Además, tenemos su notable y detallada actuación; hubiera sido fácil simplemente elevar el volumen del llanto y las gesticulaciones de dolor en su papel de madre desesperada (y sí hay algo de eso), pero su trabajo aspira a un más elevado nivel, gracias en parte al libreto que toma una tragedia real y la emplea no como explotación del sufrimiento humano, sino como ejemplo de un sistema misógino cuyas injusticias lamentablemente no han desaparecido del todo.
No quiero revelar demasiado sobre el guión (escrito por el gurú de los comics J. Michael Straczynksi) pues, a pesar de que parece predecible, guarda muchas sorpresas que serían difíciles de aceptar si no hubieran ocurrido en la realidad. Baste decir que además de su importante mensaje, la película nos ofrece un fascinante misterio, apuntalado por personajes bien definidos que evaden el obvio cliché gracias a sus múltiples (y en ocasiones nebulosas) motivaciones y comportamientos. Jeffrey Donovan (cuyo trabajo en la serie Burn Notice he disfrutado mucho) muestra siniestra ambigüedad como un rígido policía más interesado con la reputación de su departamento que en cumplir su trabajo; Amy Ryan es hipnóticamente intensa como una paciente psiquiátrica con más sentido común que la gente "cuerda"; y me dio mucho gusto ver a John Malkovich en un genuino papel dramático que luce su enorme talento, en vez de las simples (pero lucrativas) apariciones como "figura de prestigio" en películas de dudosa calidad (como Eragon y The Hitchhiker's Guide to the Galaxy).
En la silla del director Clint Eastwood realiza un eficiente trabajo, evitando caer en el fácil sentimentalismo de la historia pero sin perder la intensidad emocional. Creo que algunas personas han acusado El Sustituto de ser demasiado clínica y fría, pero yo siento que fue el tono correcto para abordar un relato que no requiere excesivo dramatismo para hacerlo memorable. De hecho, creo que un enfoque más exagerado hubiera explotado innecesariamente la tragedia, perdiendo la riqueza de sus detalles a favor de malabares histriónicos.
Así como Million Dollar Baby comienza con un tema familiar y eventualmente se convierte en algo más oscuro, El Sustituto igualmente desafía nuestras expectativas tomando una historia deprimente y llevándola hasta perturbadores extremos. Pero la pericia del director y elenco logra anclar la película, evitando que se salga de control o que pierda de vista su mensaje principal. Habiendo dicho eso, no todo me pareció perfecto; las actuaciones infantiles distan mucho de ser tan buenas como las de los adultos, y las dos horas de la película parecen excesivas, especialmente durante el prolongado final (cuando parece que va a terminar aún faltan cuarenta y cinco minutos; y luego vuelve a ocurrir con otros dos "pre-finales"). Pero nada de eso evita darle una entusiasta recomendación a esta película que merece ser vista no sólo por sus cualidades visuales, técnicas y narrativas, sino por las importantes ideas que la respaldan y que conviene nunca olvidar, especialmente en este momento de la historia en el que se nos alecciona a estar constantemente aterrorizados y demandando la protección del gobierno. El Sustituto es una película importante, pero no por ello olvida ser muy interesante y absorbente. En mi humilde opinión, mucho más merecedora de aplauso que todas las anteriores de Clint Eastwood.
Calificación: 9
La trama (tristemente inspirada por un historia real) se desarrolla en 1928, y se centra en Christine Collins (Angelina Jolie), madre soltera muy eficiente en su trabajo y en su cuidado de Walter (Gattlin Griffith), su pequeño hijo de nueve años. Por eso cuando el niño desaparece, Christine comienza una desesperada cruzada por recuperarlo, hasta que parece conseguir su propósito y Walter regresa a su lado. Pero hay un problema... el niño no es su hijo. O eso es lo que ella asegura, aunque la policía hace su mejor esfuerzo por convencerla de que está equivocada, y que su "confusión" se debe al estrés de la situación y a los cambios sufridos por Walter durante sus meses de ausencia. La realidad, sin embargo, es muy distinta y podría tener insospechados orígenes políticos.
Angelina Jolie es una excelente actriz, pero inicialmente pensé que sería difícil aceptarla como mujer trabajadora de principios del siglo veinte. Para mi sorpresa fue todo lo contrario; sus enormes ojos y gruesos labios se adaptan perfectamente a la estética favorecida en los años veintes, y combinados con el diseño de vestuario venden completamente la realidad del período. Además, tenemos su notable y detallada actuación; hubiera sido fácil simplemente elevar el volumen del llanto y las gesticulaciones de dolor en su papel de madre desesperada (y sí hay algo de eso), pero su trabajo aspira a un más elevado nivel, gracias en parte al libreto que toma una tragedia real y la emplea no como explotación del sufrimiento humano, sino como ejemplo de un sistema misógino cuyas injusticias lamentablemente no han desaparecido del todo.
No quiero revelar demasiado sobre el guión (escrito por el gurú de los comics J. Michael Straczynksi) pues, a pesar de que parece predecible, guarda muchas sorpresas que serían difíciles de aceptar si no hubieran ocurrido en la realidad. Baste decir que además de su importante mensaje, la película nos ofrece un fascinante misterio, apuntalado por personajes bien definidos que evaden el obvio cliché gracias a sus múltiples (y en ocasiones nebulosas) motivaciones y comportamientos. Jeffrey Donovan (cuyo trabajo en la serie Burn Notice he disfrutado mucho) muestra siniestra ambigüedad como un rígido policía más interesado con la reputación de su departamento que en cumplir su trabajo; Amy Ryan es hipnóticamente intensa como una paciente psiquiátrica con más sentido común que la gente "cuerda"; y me dio mucho gusto ver a John Malkovich en un genuino papel dramático que luce su enorme talento, en vez de las simples (pero lucrativas) apariciones como "figura de prestigio" en películas de dudosa calidad (como Eragon y The Hitchhiker's Guide to the Galaxy).
En la silla del director Clint Eastwood realiza un eficiente trabajo, evitando caer en el fácil sentimentalismo de la historia pero sin perder la intensidad emocional. Creo que algunas personas han acusado El Sustituto de ser demasiado clínica y fría, pero yo siento que fue el tono correcto para abordar un relato que no requiere excesivo dramatismo para hacerlo memorable. De hecho, creo que un enfoque más exagerado hubiera explotado innecesariamente la tragedia, perdiendo la riqueza de sus detalles a favor de malabares histriónicos.
Así como Million Dollar Baby comienza con un tema familiar y eventualmente se convierte en algo más oscuro, El Sustituto igualmente desafía nuestras expectativas tomando una historia deprimente y llevándola hasta perturbadores extremos. Pero la pericia del director y elenco logra anclar la película, evitando que se salga de control o que pierda de vista su mensaje principal. Habiendo dicho eso, no todo me pareció perfecto; las actuaciones infantiles distan mucho de ser tan buenas como las de los adultos, y las dos horas de la película parecen excesivas, especialmente durante el prolongado final (cuando parece que va a terminar aún faltan cuarenta y cinco minutos; y luego vuelve a ocurrir con otros dos "pre-finales"). Pero nada de eso evita darle una entusiasta recomendación a esta película que merece ser vista no sólo por sus cualidades visuales, técnicas y narrativas, sino por las importantes ideas que la respaldan y que conviene nunca olvidar, especialmente en este momento de la historia en el que se nos alecciona a estar constantemente aterrorizados y demandando la protección del gobierno. El Sustituto es una película importante, pero no por ello olvida ser muy interesante y absorbente. En mi humilde opinión, mucho más merecedora de aplauso que todas las anteriores de Clint Eastwood.
Calificación: 9
jueves, 26 de febrero de 2009
Alien Raiders
El principio de Alien Raiders no es muy prometedor: rock genérico, imágenes realizadas en video casero y frenéticamente editadas, actuaciones algo exageradas... afortunadamente antes de 10 minutos la narrativa ya se solidificó en una tensa y dinámica historia con una ingeniosa premisa e interesantes personajes. El director Ben Rock no pierde tiempo en explicaciones, y tiene suficiente confianza en su guión para dejarnos descubrir poco a poco los giros y sorpresas que nos depara la película, y si un defecto tiene es que el final no es tan sorpresivo como pretende. Pero me estoy adelantando.
Alien Raiders comienza con lo que parece ser un asalto a un supermercado en un pequeño pueblo de los Estados Unidos. Un bien organizado (y bien armado) equipo de hombres y mujeres amenazan al personal y los clientes que tuvieron la mala fortuna de estar en la tienda durante el "asalto". Entonces, tras matar a varios rehenes (cuidadosamente elegidos), los "criminales" explican que su auténtica misión es exterminar peligrosos extraterrestres con forma humana que amenazan a la población general... y que se están escondiendo en el supermercado. Desde luego su explicación es difícil de tragar, y los rehenes sobrevivientes empiezan a planear su contra-ataque, mientras la policía rodea el edificio al mismo tiempo que se eleva la tensión...
Económicamente filmada en una locación principal, Alien Raiders combina varias fórmulas bien conocidas. Pero la exacta dirección del ex-documentalista Ben Rock, las elocuentes actuaciones y el astuto libreto se combinan diestramente para encontrar nuevos ángulos en una historia aparentemente simple, pero con potencial para abundantes complicaciones, de modo que lo que podría haber sido un cansado refrito de Alien (ubicado en un supermercado) se convierte en un tenso híbrido de acción policíaca, ciencia ficción y terror que luce con orgullo su bajo presupuesto, sabiendo que logró trascenderlo y al mismo tiempo honrarlo.
Como dije, el principal problema de la cinta es que durante la última media hora trata de distraernos de una obvia circunstancia, con la que eventualmente intentará sorprendernos al final. Y aunque no lo logra, se puede decir que ese supuesto final inesperado no es esencial para disfrutar el resto de la película. Por lo demás, no tengo más que elogios para esta humilde cinta. Comenté hace un momento que las actuaciones son exageradas, y así lo parece al principio, pero conforme se revelan las actitudes de los personajes van teniendo sentido sus histéricas reacciones, de modo que se puede disculpar su inicial estridencia. Además, fue un placer ver a Carlos Bernard en un papel protagónico, en cierto sentido similar al que realizó como Tony Almeida en la serie de televisión 24, pero suficientemente distinto para darle nueva identidad y apreciar el rango del actor. También destacan Rockmond Dunbar como el más violento y volátil del equpo, y Bonita Friedericy como una drogadicta con razones bastante buenas para justificar su adicción.
Conviene hacer las recomendaciones acostumbradas cuando se enfrenta una película directa a DVD de bajo presupuesto: los efectos especiales son funcionales, pero no siempre convincentes; la edición trata de cubrir algunas escenas con elementos incompletos; algunos actores se sienten demasiado "ligeros" y los valores de producción en general podrían decepcionar a quien no tenga experiencia con este tipo de cine (aunque están muy por encima de tantos bodrios grabados en video que he visto recientemente).
No será muy original, pero puedo recomendar con confianza Alien Raiders por haber superado con creces mis expectativas, y la considero parte de ese reducido grupo de inesperadas sorpresas que recompensan la ingrata afición al cine directo a DVD. Como he dicho muchas veces, el factor más importante en una película es el talento de los cineastas, y no los recursos con los que cuentan para dar vida a su historia. Por eso me da mucho gusto encontrar películas que confirman esa idea... y que al mismo tiempo consiguen entretenernos más que tantas otras cintas "grandes", realizadas con exceso de dinero y escasez de ideas. Sin duda Alien Raiders tiene elementos de Alien, The Thing y The Mist... pero la creatividad no está en la novedad de los ingredientes, sino en el ingenio con el que se combinan.
Calificación: 8.5
Alien Raiders comienza con lo que parece ser un asalto a un supermercado en un pequeño pueblo de los Estados Unidos. Un bien organizado (y bien armado) equipo de hombres y mujeres amenazan al personal y los clientes que tuvieron la mala fortuna de estar en la tienda durante el "asalto". Entonces, tras matar a varios rehenes (cuidadosamente elegidos), los "criminales" explican que su auténtica misión es exterminar peligrosos extraterrestres con forma humana que amenazan a la población general... y que se están escondiendo en el supermercado. Desde luego su explicación es difícil de tragar, y los rehenes sobrevivientes empiezan a planear su contra-ataque, mientras la policía rodea el edificio al mismo tiempo que se eleva la tensión...
Económicamente filmada en una locación principal, Alien Raiders combina varias fórmulas bien conocidas. Pero la exacta dirección del ex-documentalista Ben Rock, las elocuentes actuaciones y el astuto libreto se combinan diestramente para encontrar nuevos ángulos en una historia aparentemente simple, pero con potencial para abundantes complicaciones, de modo que lo que podría haber sido un cansado refrito de Alien (ubicado en un supermercado) se convierte en un tenso híbrido de acción policíaca, ciencia ficción y terror que luce con orgullo su bajo presupuesto, sabiendo que logró trascenderlo y al mismo tiempo honrarlo.
Como dije, el principal problema de la cinta es que durante la última media hora trata de distraernos de una obvia circunstancia, con la que eventualmente intentará sorprendernos al final. Y aunque no lo logra, se puede decir que ese supuesto final inesperado no es esencial para disfrutar el resto de la película. Por lo demás, no tengo más que elogios para esta humilde cinta. Comenté hace un momento que las actuaciones son exageradas, y así lo parece al principio, pero conforme se revelan las actitudes de los personajes van teniendo sentido sus histéricas reacciones, de modo que se puede disculpar su inicial estridencia. Además, fue un placer ver a Carlos Bernard en un papel protagónico, en cierto sentido similar al que realizó como Tony Almeida en la serie de televisión 24, pero suficientemente distinto para darle nueva identidad y apreciar el rango del actor. También destacan Rockmond Dunbar como el más violento y volátil del equpo, y Bonita Friedericy como una drogadicta con razones bastante buenas para justificar su adicción.
Conviene hacer las recomendaciones acostumbradas cuando se enfrenta una película directa a DVD de bajo presupuesto: los efectos especiales son funcionales, pero no siempre convincentes; la edición trata de cubrir algunas escenas con elementos incompletos; algunos actores se sienten demasiado "ligeros" y los valores de producción en general podrían decepcionar a quien no tenga experiencia con este tipo de cine (aunque están muy por encima de tantos bodrios grabados en video que he visto recientemente).
No será muy original, pero puedo recomendar con confianza Alien Raiders por haber superado con creces mis expectativas, y la considero parte de ese reducido grupo de inesperadas sorpresas que recompensan la ingrata afición al cine directo a DVD. Como he dicho muchas veces, el factor más importante en una película es el talento de los cineastas, y no los recursos con los que cuentan para dar vida a su historia. Por eso me da mucho gusto encontrar películas que confirman esa idea... y que al mismo tiempo consiguen entretenernos más que tantas otras cintas "grandes", realizadas con exceso de dinero y escasez de ideas. Sin duda Alien Raiders tiene elementos de Alien, The Thing y The Mist... pero la creatividad no está en la novedad de los ingredientes, sino en el ingenio con el que se combinan.
Calificación: 8.5
martes, 24 de febrero de 2009
13 Hours in a Warehouse
El principio de 13 Hours in a Warehouse no me dio mucha confianza... dos minutos de leeeentos créditos con un diseño bastante feo, adornados con efectos mal hechos y escritos con tres tipografías distintas, todas ellas supuestamente tenebrosas... y, sí, aunque no lo crean, el número 13 del título está dibujado con sangre, al estilo de William Castle en los 50s. La primera escena no mejora mucho las cosas, pero al menos establece de inmediato la frase que usaron los escritores para vender la película: "Es como 'Reservoir Dogs', pero con fantasmas".
Muy bien... no será muy original, pero puedo tragar el concepto: Un grupo de jóvenes y violentos criminales planea el audaz robo a un museo, tomando especial cuidado en despistar a la policía. Una vez realizado el golpe (con una rehén a cuestas), se refugian durante la noche en una bodega abandonada, mientras llega el comprador de la obra de arte robada. Pero durante la tensa espera comienzan a aflorar los predecibles conflictos internos, sospechas y traiciones... situación que sólo empeora cuando los criminales experimentan eventos paranormales que podrían estar relacionados con el misterioso pasado del edificio.
Como dije, esta película trata de imitar a Reservoir Dogs, y sobra decir que no logra ni una fracción de la atmósfera, suspenso y diálogos de aquella cinta... pero al menos lo intenta. Las largas pláticas que sostienen los criminales durante su vigilia buscan ese raro balance de humor, realismo y sensibilidad "pop" que Tarantino implementó como aparente reto para cientos de cineastas que dijeron "Yo también puedo escribir sobre hamburguesas". Películas como 13 Hours in a Warehouse prueban que no, realmente no pueden. Pero bueno, después de una "graciosa" discusión sobre Robin Williams y su obra, la película mejora un poco. Los eventos paranormales están mostrados con sutileza y estilo (aunque, si se analizan un poco, pueden resultar ridículos), y las reacciones del elenco son razonablemente realistas. Entonces, cuando finalmente se revela la causa de las manifestaciones, la historia abandona sus aspiraciones tarantinescas para generar adecuado terror y suspenso... aunque para hacerlo expande su catálogo de "préstamos", copiando desvergonzadamente escenas de muchas otras películas.
La dirección de 13 Hours in a Warehouse es ligeramente superior a la que veríamos en una telenovela, e incluso hay un par de tomas con mayor intención artística de la que usualmente presenciamos en estas cintas directas a DVD. Las actuaciones apenas rebasan el nivel amateur y el guión cambia de tono demasiadas veces en su búsqueda de humor negro o al menos un esbozo de cínica ironía. Por otro lado, lo que ocasionalmente funciona son las escenas dramáticas, especialmente cuando se revela el origen de los eventos paranormales, y su relación con algunos de los criminales. Para fans del "gore" hay un par de violentas escenas (y un absurdo asesinato en un baño), pero realmente no se trata de una película sangrienta, pues se apoya más en su fúnebre atmósfera y en la tensión que se acumula con cada giro que da la historia.
Me atrevería a decir que un equipo creativo con mayor talento podría haber creado una mejor película con el mismo libreto (excluyendo la plática sobre Robin Williams), lo cual es en cierto modo un halago a la solidez del concepto y una crítica a las limitaciones artísticas y técnicas de los cineastas. Como sea, lo importante es que no me aburrió, pues la historia realmente mejora conforme avanza y compensa su torpe comienzo. No por ello resulta del todo recomendable, aunque definitivamente he visto peores, y acepto que puede resultar apropiada para pasar un perezoso domingo en el sofá, con el cerebro en plácido punto neutral mientras catalogamos las películas que 13 Hours in a Warehouse desvergonzadamente usó como "inspiración". Créanme que son bastantes.
Calificación: 6
Muy bien... no será muy original, pero puedo tragar el concepto: Un grupo de jóvenes y violentos criminales planea el audaz robo a un museo, tomando especial cuidado en despistar a la policía. Una vez realizado el golpe (con una rehén a cuestas), se refugian durante la noche en una bodega abandonada, mientras llega el comprador de la obra de arte robada. Pero durante la tensa espera comienzan a aflorar los predecibles conflictos internos, sospechas y traiciones... situación que sólo empeora cuando los criminales experimentan eventos paranormales que podrían estar relacionados con el misterioso pasado del edificio.
Como dije, esta película trata de imitar a Reservoir Dogs, y sobra decir que no logra ni una fracción de la atmósfera, suspenso y diálogos de aquella cinta... pero al menos lo intenta. Las largas pláticas que sostienen los criminales durante su vigilia buscan ese raro balance de humor, realismo y sensibilidad "pop" que Tarantino implementó como aparente reto para cientos de cineastas que dijeron "Yo también puedo escribir sobre hamburguesas". Películas como 13 Hours in a Warehouse prueban que no, realmente no pueden. Pero bueno, después de una "graciosa" discusión sobre Robin Williams y su obra, la película mejora un poco. Los eventos paranormales están mostrados con sutileza y estilo (aunque, si se analizan un poco, pueden resultar ridículos), y las reacciones del elenco son razonablemente realistas. Entonces, cuando finalmente se revela la causa de las manifestaciones, la historia abandona sus aspiraciones tarantinescas para generar adecuado terror y suspenso... aunque para hacerlo expande su catálogo de "préstamos", copiando desvergonzadamente escenas de muchas otras películas.
La dirección de 13 Hours in a Warehouse es ligeramente superior a la que veríamos en una telenovela, e incluso hay un par de tomas con mayor intención artística de la que usualmente presenciamos en estas cintas directas a DVD. Las actuaciones apenas rebasan el nivel amateur y el guión cambia de tono demasiadas veces en su búsqueda de humor negro o al menos un esbozo de cínica ironía. Por otro lado, lo que ocasionalmente funciona son las escenas dramáticas, especialmente cuando se revela el origen de los eventos paranormales, y su relación con algunos de los criminales. Para fans del "gore" hay un par de violentas escenas (y un absurdo asesinato en un baño), pero realmente no se trata de una película sangrienta, pues se apoya más en su fúnebre atmósfera y en la tensión que se acumula con cada giro que da la historia.
Me atrevería a decir que un equipo creativo con mayor talento podría haber creado una mejor película con el mismo libreto (excluyendo la plática sobre Robin Williams), lo cual es en cierto modo un halago a la solidez del concepto y una crítica a las limitaciones artísticas y técnicas de los cineastas. Como sea, lo importante es que no me aburrió, pues la historia realmente mejora conforme avanza y compensa su torpe comienzo. No por ello resulta del todo recomendable, aunque definitivamente he visto peores, y acepto que puede resultar apropiada para pasar un perezoso domingo en el sofá, con el cerebro en plácido punto neutral mientras catalogamos las películas que 13 Hours in a Warehouse desvergonzadamente usó como "inspiración". Créanme que son bastantes.
Calificación: 6
lunes, 23 de febrero de 2009
El Transportador 3 (Transporter 3)
Bajo la explosiva dirección de Corey Yuen y Louis Leterrier (respectivamente), las cintas The Transporter y Transporter 2 ofrecieron frívola acción respaldada por un sólido protagonista y sutil humor que nos invitaba a no tomar muy en serio sus improbables acrobacias y ridículas premisas. En otras palabras, nada memorable, pero suficientemente entretenidas para garantizar un poco de hueca diversión. No obstante Leterrier no pudo regresar para la tercera parte por estar ocupado dirigiendo The Incredible Hulk, de modo que el productor Luc Besson seleccionó a otro de sus protegidos para dirigirla... desafortunadamente no fue uno de sus más adeptos estudiantes.
No sé si fue la falta de ambición del director Olivier Megaton o la falta de presupuesto, pero El Transportador 3 se siente esta vez pobre y genérica; además, trata de ser ligeramente más realista que la cinta previa, lo cual no es necesariamente malo... el problema es que carece también de la exuberante energía y dinamismo que impulsó el moderado éxito de la serie. De hecho, El Transportador 3 parece una de tantas mediocres secuelas directas a DVD, en las que el protagonista original ha sido reemplazado por algún actor venido a menos o algún luchador en ascenso. Excepto que esta cinta se estrenó en cines con el beneficio del actor original... pero no es difícil imaginarla con Casper van Dien al frente, o mejor aún, Dina Meyer (Transportador femenino... debo registrar esa idea).
Como sea, al principio de El Transportador 3 encontramos al enigmático Frank Martin (Jason Statham) disfrutando su retiro y pescando con su amigo, el inspector francés Tarconi (François Berléanda). Pero cuando la muerte de otro transportador obliga a Frank a aceptar un trabajo que había previamente rechazado, lo vemos nuevamente sumergido en un torbellino de intriga, entregando un misterioso paquete que podría estar relacionado con la peligrosa toxina que un grupo de terroristas tratan de introducir ilegalmente a Europa. Sobra decir que la misión incluye veloces persecuciones, explosiones y una súper modelo ucraniana.
Como puede esperarse, Transportador 3 comienza con una persecución en automóvil, aunque su corta duración y blanda coreografía presagian la mediocridad de la cinta entera. Inicialmente creí que la historia buscaba ser más creíble que sus exuberantes y ridículas predecesoras, pero creo que ese pseudo-realismo fue tan sólo una consecuencia del apático libreto, que no busca aportar nada nuevo a la saga, contentándose con repetir sus previos "grandes éxitos", pero con menor energía, ingenio y visión. Incluso las usualmente vibrantes peleas coreografiadas por Corey Yuen pierden impacto y sentido por la excesiva edición y la pobre dirección de Megaton. Al menos puedo señalar las eclécticas locaciones entre los escasos aciertos de la película, cuyo exótico sabor cosmopolita la enriquece, a pesar de que pasa más tiempo en la pintoresca campiña de Europa Oriental que en sus claustrofóbicas ciudades.
No resulta interesante ni el misterio central de la película, ni sus genéricos villanos. La mencionada modelo ucraniana (Natalya Rudakova) es atractiva, pero su antipático personaje sólo empeora con su pobre actuación. Y el marginalmente gracioso "comic relief", en la forma de François Berléand, simplemente recicla su inexplicable habilidad para controlar con su encanto francés cualquier cuerpo policíaco de Europa. Sólo Jason Statham y su estoico carisma sostienen la película, lo cual no es un gran halago pues no hay mucho que sostener. En fin, supongo que será difícil (e innecesario) esperar una cuarta parte, lo cual puede ser benéfico para la otra saga de acción estelarizada por Statham (Crank y su próxima secuela). Ojalá tenga mejor suerte con esa franquicia, y no la dejen languidecer como ocurrió con El Transportador 3. No hacía falta mucho para complacer a sus fans, y ni eso pudo lograr su insulso director. Lástima.
Calificación: 5
No sé si fue la falta de ambición del director Olivier Megaton o la falta de presupuesto, pero El Transportador 3 se siente esta vez pobre y genérica; además, trata de ser ligeramente más realista que la cinta previa, lo cual no es necesariamente malo... el problema es que carece también de la exuberante energía y dinamismo que impulsó el moderado éxito de la serie. De hecho, El Transportador 3 parece una de tantas mediocres secuelas directas a DVD, en las que el protagonista original ha sido reemplazado por algún actor venido a menos o algún luchador en ascenso. Excepto que esta cinta se estrenó en cines con el beneficio del actor original... pero no es difícil imaginarla con Casper van Dien al frente, o mejor aún, Dina Meyer (Transportador femenino... debo registrar esa idea).
Como sea, al principio de El Transportador 3 encontramos al enigmático Frank Martin (Jason Statham) disfrutando su retiro y pescando con su amigo, el inspector francés Tarconi (François Berléanda). Pero cuando la muerte de otro transportador obliga a Frank a aceptar un trabajo que había previamente rechazado, lo vemos nuevamente sumergido en un torbellino de intriga, entregando un misterioso paquete que podría estar relacionado con la peligrosa toxina que un grupo de terroristas tratan de introducir ilegalmente a Europa. Sobra decir que la misión incluye veloces persecuciones, explosiones y una súper modelo ucraniana.
Como puede esperarse, Transportador 3 comienza con una persecución en automóvil, aunque su corta duración y blanda coreografía presagian la mediocridad de la cinta entera. Inicialmente creí que la historia buscaba ser más creíble que sus exuberantes y ridículas predecesoras, pero creo que ese pseudo-realismo fue tan sólo una consecuencia del apático libreto, que no busca aportar nada nuevo a la saga, contentándose con repetir sus previos "grandes éxitos", pero con menor energía, ingenio y visión. Incluso las usualmente vibrantes peleas coreografiadas por Corey Yuen pierden impacto y sentido por la excesiva edición y la pobre dirección de Megaton. Al menos puedo señalar las eclécticas locaciones entre los escasos aciertos de la película, cuyo exótico sabor cosmopolita la enriquece, a pesar de que pasa más tiempo en la pintoresca campiña de Europa Oriental que en sus claustrofóbicas ciudades.
No resulta interesante ni el misterio central de la película, ni sus genéricos villanos. La mencionada modelo ucraniana (Natalya Rudakova) es atractiva, pero su antipático personaje sólo empeora con su pobre actuación. Y el marginalmente gracioso "comic relief", en la forma de François Berléand, simplemente recicla su inexplicable habilidad para controlar con su encanto francés cualquier cuerpo policíaco de Europa. Sólo Jason Statham y su estoico carisma sostienen la película, lo cual no es un gran halago pues no hay mucho que sostener. En fin, supongo que será difícil (e innecesario) esperar una cuarta parte, lo cual puede ser benéfico para la otra saga de acción estelarizada por Statham (Crank y su próxima secuela). Ojalá tenga mejor suerte con esa franquicia, y no la dejen languidecer como ocurrió con El Transportador 3. No hacía falta mucho para complacer a sus fans, y ni eso pudo lograr su insulso director. Lástima.
Calificación: 5
domingo, 22 de febrero de 2009
Un Par Nada Ejemplar (Role Models)
Después de la avalancha de abono fílmico que recientemente se ha hecho pasar por "comedias", mi expectativa sobre Un Par Nada Ejemplar era previsiblemente baja (empezando por esa "graciosa" traducción del título original). Pero, aunque su labor reciente no necesariamente respalda esta aseveración, me gusta el trabajo (pasado) de Paul Rudd y Sean William Scott, de modo que decidí ignorar el sentido común y gastar mi tiempo en esta película. Hora y media después salí medianamente entretenido y no tan frustrado como esperaba. Traducción: me reí en varias ocasiones con la película y al menos no me hizo enojar (aunque pudo haber sido porque me dejé seducir por la devoción hacia el grupo Kiss que uno de los personajes tiene - y que yo comparto).
La trama se centra en los consabidos patanes Wheeler (Sean William Scott) y Danny (Paul Rudd), cuyo trabajo como promotores de una bebida energética incluye visitas a escuelas locales donde Danny propone su producto como substituto saludable de las drogas, mientras Wheeler hace piruetas usando un disfraz de minotauro. Pero un fatídico día Danny no soporta más su risible profesión, y tiene un colapso nervioso en un auditorio repleto de estudiantes, donde enumera detalladamente las razones por las que deberían usar drogas y abandonar todos sus sueños futuros. Esa desafortunada experiencia, junto con un aparatoso accidente automovilístico, pone al par en peligro de caer en la cárcel, a menos que acepten trabajar durante un tiempo como mentores de niños con problemas emocionales para una organización caritativa. Lamentablemente los niños elegidos como protegidos de la pareja son el increíblemente soez y precoz Ronnie (Bobb'e J. Thompson) y el tímido y fantasioso Augie (Christopher Mintz-Plasse), quien se ampara en su obsesión con los juegos de rol para evitar madurar. Sin embargo, lo que parece inicialmente una labor intolerable, se transforma a través de la convivencia en una influencia benéfica... y no sólo de los mentores hacia los niños, sino también en el sentido inverso.
Supongo que en cierto modo Un Par Nada Ejemplar podría considerarse como una torcida y vulgar versión de la fórmula "maestro inspira a sus alumnos"... pero con lecciones sobre cómo ver pechos femeninos, en vez de poesía, literatura, o baile de salón. Por consiguiente podemos esperar que toque todos los puntos necesarios en su simplón desarrollo: la desconfianza inicial entre estudiante y maestro; la gradual aceptación de los valores mutuos; y eventualmente la catártica conclusión, en la que se ponen a prueba las lecciones que ambos bandos han aprendido. Resulta refrescante entonces ver que la cinta logra mantener el mismo nivel de irreverencia en su paso por los más previsibles y empalagosos elementos de la fórmula, generando algunas risas en el proceso hasta llegar a la conclusión, que es su mejor momento y será particularmente graciosa (u ofensiva) para "larpers" (Live Action Role Players), aquellos aficionados a juegos de rol que llevan sus personajes al mundo real.
Es inútil hablar de actuaciones en una película como Un Par Nada Ejemplar; Rudd y Scott cómodamente repiten el mismo papel que siempre han interpretado; Elizabeth Banks nuevamente tiene que balancear madurez y accesibilidad para que sea creíble verla como pareja romántica del disfuncional protagonista; y los jóvenes Christopher Mintz-Plasse (más conocido como McLovin en Superbad) y Bobb'e J. Thompson se dan gusto regodeándose en la incomodidad y vulgaridad de sus respectivos papeles. También me hizo reír la usualmente estoica Jane Lynch con las bizarras anécdotas de su vida como cocainómana, y el siempre gracioso Ken Marino como el ignorante padre de Augie.
No puedo decir que sea una buena película, pero Un Par Nada Ejemplar (¡Aargh! Me da coraje cada vez que escribo ese estúpido título) merece crédito como graciosa comedia que no se basa exclusivamente en la vulgaridad para producir risas, sino en la cínica actitud de su libreto y en la simpática excentricidad de sus personajes. Por su tenue (pero adecuada) credibilidad emocional, y por emplear humor ligeramente más pulido que la obra promedio de Judd Apatow (quien no tuvo nada que ver con esta película), puedo recomendarla para fans de Kiss, y para quienes hayan quedado decepcionados por las recientes comedias juveniles que reemplazan humor por mal gusto y honestidad por antipatía. Cuando la competencia es tan mediocre, cualquier esbozo de aptitud parece genialidad. Triste halago, pero mejor que nada.
Calificación: 7.5
La trama se centra en los consabidos patanes Wheeler (Sean William Scott) y Danny (Paul Rudd), cuyo trabajo como promotores de una bebida energética incluye visitas a escuelas locales donde Danny propone su producto como substituto saludable de las drogas, mientras Wheeler hace piruetas usando un disfraz de minotauro. Pero un fatídico día Danny no soporta más su risible profesión, y tiene un colapso nervioso en un auditorio repleto de estudiantes, donde enumera detalladamente las razones por las que deberían usar drogas y abandonar todos sus sueños futuros. Esa desafortunada experiencia, junto con un aparatoso accidente automovilístico, pone al par en peligro de caer en la cárcel, a menos que acepten trabajar durante un tiempo como mentores de niños con problemas emocionales para una organización caritativa. Lamentablemente los niños elegidos como protegidos de la pareja son el increíblemente soez y precoz Ronnie (Bobb'e J. Thompson) y el tímido y fantasioso Augie (Christopher Mintz-Plasse), quien se ampara en su obsesión con los juegos de rol para evitar madurar. Sin embargo, lo que parece inicialmente una labor intolerable, se transforma a través de la convivencia en una influencia benéfica... y no sólo de los mentores hacia los niños, sino también en el sentido inverso.
Supongo que en cierto modo Un Par Nada Ejemplar podría considerarse como una torcida y vulgar versión de la fórmula "maestro inspira a sus alumnos"... pero con lecciones sobre cómo ver pechos femeninos, en vez de poesía, literatura, o baile de salón. Por consiguiente podemos esperar que toque todos los puntos necesarios en su simplón desarrollo: la desconfianza inicial entre estudiante y maestro; la gradual aceptación de los valores mutuos; y eventualmente la catártica conclusión, en la que se ponen a prueba las lecciones que ambos bandos han aprendido. Resulta refrescante entonces ver que la cinta logra mantener el mismo nivel de irreverencia en su paso por los más previsibles y empalagosos elementos de la fórmula, generando algunas risas en el proceso hasta llegar a la conclusión, que es su mejor momento y será particularmente graciosa (u ofensiva) para "larpers" (Live Action Role Players), aquellos aficionados a juegos de rol que llevan sus personajes al mundo real.
Es inútil hablar de actuaciones en una película como Un Par Nada Ejemplar; Rudd y Scott cómodamente repiten el mismo papel que siempre han interpretado; Elizabeth Banks nuevamente tiene que balancear madurez y accesibilidad para que sea creíble verla como pareja romántica del disfuncional protagonista; y los jóvenes Christopher Mintz-Plasse (más conocido como McLovin en Superbad) y Bobb'e J. Thompson se dan gusto regodeándose en la incomodidad y vulgaridad de sus respectivos papeles. También me hizo reír la usualmente estoica Jane Lynch con las bizarras anécdotas de su vida como cocainómana, y el siempre gracioso Ken Marino como el ignorante padre de Augie.
No puedo decir que sea una buena película, pero Un Par Nada Ejemplar (¡Aargh! Me da coraje cada vez que escribo ese estúpido título) merece crédito como graciosa comedia que no se basa exclusivamente en la vulgaridad para producir risas, sino en la cínica actitud de su libreto y en la simpática excentricidad de sus personajes. Por su tenue (pero adecuada) credibilidad emocional, y por emplear humor ligeramente más pulido que la obra promedio de Judd Apatow (quien no tuvo nada que ver con esta película), puedo recomendarla para fans de Kiss, y para quienes hayan quedado decepcionados por las recientes comedias juveniles que reemplazan humor por mal gusto y honestidad por antipatía. Cuando la competencia es tan mediocre, cualquier esbozo de aptitud parece genialidad. Triste halago, pero mejor que nada.
Calificación: 7.5
sábado, 21 de febrero de 2009
Quisiera Ser Millonario (Slumdog Millionaire)
Me alegra mucho ver la súbita aceptación crítica que está recibiendo el director Danny Boyle por Quisiera Ser Millonario, pues me gusta su filmografía entera (con excepción de The Beach) y creo que muchas de sus películas han sido injustamente tratadas por no ajustarse a las expectativas del público. Claro, nadie niega la genialidad de Trainspotting, pero las igualmente provocativas Shallow Grave, A Life Less Ordinary, 28 Days Later y Sunshine han tenido tantos aciertos (y menores fallas) como su más reciente y más aclamada obra.
Quisiera Ser Millonario se centra en Jamal Malik (Dev Patel), un joven huérfano que creció en los pintorescos barrios de Mumbai, en la India, y quien, por azar o destino, está concursando en el popular programa de televisión Who Wants to Be a Millioinaire, donde un premio monetario va incrementándose conforme el participante responde correctamente a varias preguntas. Pero eso no es todo... con cada pregunta que Jamal acierta, vemos una viñeta de su infancia o adolescencia, en la que se muestra la razón por la que conoce la respuesta. Y así la tensión va incrementándose (junto con nuestro entendimiento de su vida) hasta llegar a la pregunta final, que puede darle a Jamal más dinero del que jamás soñó... o arrebatarle todas las ilusiones de su vida.
Durante la primera media hora me desanimó un poco la repetitiva estructura, y el conveniente modo como cada pregunta se relaciona mágicamente con un significativo evento pasado en la vida del protagonista. Sin embargo, conforme avanzó la historia, me di cuenta de que su auténtico propósito es examinar con cada viñeta un aspecto de la caótica vida en la India, desde la azarosa infancia de los niños en las calles de Mumbai, hasta el impacto que ha tenido la cultura occidental en aquel país, ya de por sí contradictorio por su simultáneo pragmatismo y espiritualidad.
Otra función de las viñetas es mostrarnos la cambiante relación entre tres jóvenes a lo largo de sus impredecibles vidas, en las que sus separaciones son tan importantes como los momentos que pasan juntos. Es una muy válida estrategia para enriquecer el libreto y trascender el básico suspenso generado por el concurso televisivo, pero al mismo tiempo siento que fue el aspecto menos trabajado, pues me recordó una similar historia más impactante y mejor contada en la cinta Ciudad de Dios. No obstante, el carisma de los actores y sus honestas actuaciones logran "conectar" eficientemente con el espectador, añadiendo un nivel emocional que el mero triunfo o fracaso del protagonista no hubiera logrado generar.
Otro diestro truco que implementa Boyle (o su guionista), es empezar la película con lo que parece ser un evento posterior al concurso, sugiriendo anticipadamente el resultado final y eliminando todo suspenso. Pero es tan sólo una ingeniosa manipulación del tiempo y de nuestra percepción; sin revelar nada más, puedo asegurar que el final recupera la tensión, al mismo tiempo que amarra perfectamente todos los hilos de la trama con una conclusión agridulce, pero gratamente satisfactoria.
La dinámica y vibrante dirección del británico Danny Boyle complementa muy bien el entorno de la cinta; obviamente su intención no fue emular el lenguaje narrativo de "Bollywood" (excepto en los simpáticos créditos finales, donde rinde tributo a la tradición musical de ese exuberante cine), sino incorporar su propio estilo a la exótica sensibilidad india, y es testimonio de su tremendo talento que cintas tan diferentes como las mencionadas Sunshine (ciencia ficción humanística), A Life Less Ordinary (un violento y moderno cuento de hadas), 28 Days Later (horror para el nuevo milenio) y ahora Quisiera Ser Millonario, muestren una equivalente fusión de la visión del director con los específicos estándares de sus respectivos géneros.
No creo que Quisiera Ser Millonario sea la mejor película de Boyle (o, al menos, la que más me guste); pero definitivamente es una muy recomendable película con la perfecta combinación de humor, drama y verdades humanas para hacerla accesible, muy entretenida y hasta edificante. Los actores realizan un perfecto trabajo bajo la firme mano de Boyle y su ignorada co-directora Loveleen Tandan; el maestro cinematógrafo Anthony Dod Mantle nos ofrece coloridas y fluidas imágenes que capturan en sus detalles todo el "sabor" local de Mumbai, luciendo su inesperada belleza pero sin ignorar las sórdidas realidades de la vida en sus barrios. En resumen, un gran logro en todos los niveles que merece ser apreciada no sólo por las emociones que genera su afable historia, sino por el interesante mensaje que en ella se oculta. Ojalá este triunfo abra nuevas puertas para Boyle, y aporte renovado impulso a su ecléctica carrera.
Calificación: 9
Quisiera Ser Millonario se centra en Jamal Malik (Dev Patel), un joven huérfano que creció en los pintorescos barrios de Mumbai, en la India, y quien, por azar o destino, está concursando en el popular programa de televisión Who Wants to Be a Millioinaire, donde un premio monetario va incrementándose conforme el participante responde correctamente a varias preguntas. Pero eso no es todo... con cada pregunta que Jamal acierta, vemos una viñeta de su infancia o adolescencia, en la que se muestra la razón por la que conoce la respuesta. Y así la tensión va incrementándose (junto con nuestro entendimiento de su vida) hasta llegar a la pregunta final, que puede darle a Jamal más dinero del que jamás soñó... o arrebatarle todas las ilusiones de su vida.
Durante la primera media hora me desanimó un poco la repetitiva estructura, y el conveniente modo como cada pregunta se relaciona mágicamente con un significativo evento pasado en la vida del protagonista. Sin embargo, conforme avanzó la historia, me di cuenta de que su auténtico propósito es examinar con cada viñeta un aspecto de la caótica vida en la India, desde la azarosa infancia de los niños en las calles de Mumbai, hasta el impacto que ha tenido la cultura occidental en aquel país, ya de por sí contradictorio por su simultáneo pragmatismo y espiritualidad.
Otra función de las viñetas es mostrarnos la cambiante relación entre tres jóvenes a lo largo de sus impredecibles vidas, en las que sus separaciones son tan importantes como los momentos que pasan juntos. Es una muy válida estrategia para enriquecer el libreto y trascender el básico suspenso generado por el concurso televisivo, pero al mismo tiempo siento que fue el aspecto menos trabajado, pues me recordó una similar historia más impactante y mejor contada en la cinta Ciudad de Dios. No obstante, el carisma de los actores y sus honestas actuaciones logran "conectar" eficientemente con el espectador, añadiendo un nivel emocional que el mero triunfo o fracaso del protagonista no hubiera logrado generar.
Otro diestro truco que implementa Boyle (o su guionista), es empezar la película con lo que parece ser un evento posterior al concurso, sugiriendo anticipadamente el resultado final y eliminando todo suspenso. Pero es tan sólo una ingeniosa manipulación del tiempo y de nuestra percepción; sin revelar nada más, puedo asegurar que el final recupera la tensión, al mismo tiempo que amarra perfectamente todos los hilos de la trama con una conclusión agridulce, pero gratamente satisfactoria.
La dinámica y vibrante dirección del británico Danny Boyle complementa muy bien el entorno de la cinta; obviamente su intención no fue emular el lenguaje narrativo de "Bollywood" (excepto en los simpáticos créditos finales, donde rinde tributo a la tradición musical de ese exuberante cine), sino incorporar su propio estilo a la exótica sensibilidad india, y es testimonio de su tremendo talento que cintas tan diferentes como las mencionadas Sunshine (ciencia ficción humanística), A Life Less Ordinary (un violento y moderno cuento de hadas), 28 Days Later (horror para el nuevo milenio) y ahora Quisiera Ser Millonario, muestren una equivalente fusión de la visión del director con los específicos estándares de sus respectivos géneros.
No creo que Quisiera Ser Millonario sea la mejor película de Boyle (o, al menos, la que más me guste); pero definitivamente es una muy recomendable película con la perfecta combinación de humor, drama y verdades humanas para hacerla accesible, muy entretenida y hasta edificante. Los actores realizan un perfecto trabajo bajo la firme mano de Boyle y su ignorada co-directora Loveleen Tandan; el maestro cinematógrafo Anthony Dod Mantle nos ofrece coloridas y fluidas imágenes que capturan en sus detalles todo el "sabor" local de Mumbai, luciendo su inesperada belleza pero sin ignorar las sórdidas realidades de la vida en sus barrios. En resumen, un gran logro en todos los niveles que merece ser apreciada no sólo por las emociones que genera su afable historia, sino por el interesante mensaje que en ella se oculta. Ojalá este triunfo abra nuevas puertas para Boyle, y aporte renovado impulso a su ecléctica carrera.
Calificación: 9
viernes, 20 de febrero de 2009
La Duda (Doubt)
Entiendo la candente y controversial naturaleza de los crímenes sexuales cometidos por sacerdotes católicos que abusan de su posición e influencia para aprovecharse de la confianza que depositan en ellos algunos menores de edad, así como sus padres y la sociedad en general. Y aunque sería fácil ver la película La Duda como una denuncia más de esa horrible situación, creo que el mensaje pretende llegar más allá, cuestionando la supuesta moralidad humana y su capacidad de juzgar basada en ambiguas reglas que cualquiera puede interpretar para beneficio propio.
La trama se desarolla en 1964, con la muerte de John F. Kennedy aún resonando en la conciencia colectiva y en el comportamiento de la sociedad. En una estricta academia religiosa encontramos al afable y accesible Padre Flynn (Philip Seymour Hoffman), popular entre sus pre-adolescentes alumnos y apreciado por la comunidad. Pero cuando la Hermana James (Amy Adams) nota ciertos reveladores detalles que sugieren un comportamiento inapropiado por parte del sacerdote, decide confiar sus temores a la inflexible Hermana Beauvier (Meryl Streep), quien inicia una particular investigación en la que no sólo se examina la culpabilidad del Padre Flynn, sino la intolerancia humana y la fácil manipulación de la inexistente verdad.
Basada en una obra teatral, La Duda conserva esa limitada atmósfera que "encierra" la historia, pero al mismo tiempo hace más íntima, más intensa la lucha de voluntades e intelectos que retrata. Encontré fascinantes los oblicuos diálogos de los personajes principales, no sólo por su contenido textual, sino por la sutil manipulación que hacen de nuestra percepción e ideología. No quiero revelar mucho para que el lector disfrute de tales intercambios, pero puedo señalar como ejemplo un corto pasaje en el que el Padre Flynn defiende la igualdad de derechos de un niño de raza negra ante un comentario veladamente racista de la Hermana Beauvier. Suena perfectamente razonable... pero en la película el diálogo toma una dimensión totalmente distinta por su contexto, y por algunas cosas que ya sabemos... o creemos saber. Ese diestro manejo de emociones e incertidumbre eleva la película mucho más allá de un mero drama religioso (¿o criminal?) y la convierte en una fascinante herramienta de análisis ético y moral.
El director John Patrick Shanley se encargó de adaptar su propia obra teatral a cine, y quizás su experiencia en el escenario hizo que el aspecto visual de La Duda fuera un poco plano; sin embargo, éste es el tipo de película que se beneficia con una visión más sobria y directa, permitiendo a los actores imprimir pasión a los brillantes diálogos sin distracciones innecesarias ni caprichos estilísticos que podrían obstruir su extraordinaria interpretación. Philip Seymour Hoffman y Meryl Streep merecen toda la aclamación que han recibido por su tremendo desempeño, y lo digo como habitual detractor de Meryl Streep... Siempre he dicho que su técnica histriónica es impecable, pero me cuesta trabajo separarla de sus papeles; en otras palabras, admiro sus detalladas actuaciones, pero rara vez siento "vivos" a sus personajes. No obstante, su trabajo en La Duda supera esa (¿imaginaria?) limitación, y es una de esas raras ocasiones en las que pierdo de vista a la actriz por el vigor del personaje. Amy Adams, más conocida por sus más ligeros roles (en Enchanted y Miss Pettigrew Lives for a Day), entrega una muy respetable actuación dramática, vehemente pero controlada, que expresa sin palabras mucho más de lo que realmente dice. Finalmente, en el económico elenco también merece mención Viola Davis (veterana de televisión) como una madre con sólida motivación detrás de sus sorprendentes acciones.
Confieso que no esperaba tal impacto de esta película. Independientemente de las conclusiones que saque el espectador, o lo satisfactorio que encuentren el vago final, hay que reconocer la excelente labor de Shanley como guionista y director, así como su astuta manipulación de nuestros prejuicios y nociones morales. Disfruto mucho el cine como mero entretenimiento, pero es mucho más satisfactorio encontrar una obra que nos recuerde por qué se le llama "arte" a esa disciplina, y espero no estar usando hipérbole cuando afirmo que La Duda es una de esas raras obras. Entiendo que no será para todos los gustos, pero ¿no es esa una de las mejores cualidades del arte? Su interpretación es parte de su esencia, y sobra decir que eso no ocurre todos los días en los cines modernos. Por eso recomiendo con entusiasmo esta audaz película, con la advertencia de que no hay que dejar que su argumento nos distraiga de su auténtico mensaje: no existe la verdad; sólo la interpretación de nuestra percepción.
Calificación totalmente cierta y absoluta: 9
La trama se desarolla en 1964, con la muerte de John F. Kennedy aún resonando en la conciencia colectiva y en el comportamiento de la sociedad. En una estricta academia religiosa encontramos al afable y accesible Padre Flynn (Philip Seymour Hoffman), popular entre sus pre-adolescentes alumnos y apreciado por la comunidad. Pero cuando la Hermana James (Amy Adams) nota ciertos reveladores detalles que sugieren un comportamiento inapropiado por parte del sacerdote, decide confiar sus temores a la inflexible Hermana Beauvier (Meryl Streep), quien inicia una particular investigación en la que no sólo se examina la culpabilidad del Padre Flynn, sino la intolerancia humana y la fácil manipulación de la inexistente verdad.
Basada en una obra teatral, La Duda conserva esa limitada atmósfera que "encierra" la historia, pero al mismo tiempo hace más íntima, más intensa la lucha de voluntades e intelectos que retrata. Encontré fascinantes los oblicuos diálogos de los personajes principales, no sólo por su contenido textual, sino por la sutil manipulación que hacen de nuestra percepción e ideología. No quiero revelar mucho para que el lector disfrute de tales intercambios, pero puedo señalar como ejemplo un corto pasaje en el que el Padre Flynn defiende la igualdad de derechos de un niño de raza negra ante un comentario veladamente racista de la Hermana Beauvier. Suena perfectamente razonable... pero en la película el diálogo toma una dimensión totalmente distinta por su contexto, y por algunas cosas que ya sabemos... o creemos saber. Ese diestro manejo de emociones e incertidumbre eleva la película mucho más allá de un mero drama religioso (¿o criminal?) y la convierte en una fascinante herramienta de análisis ético y moral.
El director John Patrick Shanley se encargó de adaptar su propia obra teatral a cine, y quizás su experiencia en el escenario hizo que el aspecto visual de La Duda fuera un poco plano; sin embargo, éste es el tipo de película que se beneficia con una visión más sobria y directa, permitiendo a los actores imprimir pasión a los brillantes diálogos sin distracciones innecesarias ni caprichos estilísticos que podrían obstruir su extraordinaria interpretación. Philip Seymour Hoffman y Meryl Streep merecen toda la aclamación que han recibido por su tremendo desempeño, y lo digo como habitual detractor de Meryl Streep... Siempre he dicho que su técnica histriónica es impecable, pero me cuesta trabajo separarla de sus papeles; en otras palabras, admiro sus detalladas actuaciones, pero rara vez siento "vivos" a sus personajes. No obstante, su trabajo en La Duda supera esa (¿imaginaria?) limitación, y es una de esas raras ocasiones en las que pierdo de vista a la actriz por el vigor del personaje. Amy Adams, más conocida por sus más ligeros roles (en Enchanted y Miss Pettigrew Lives for a Day), entrega una muy respetable actuación dramática, vehemente pero controlada, que expresa sin palabras mucho más de lo que realmente dice. Finalmente, en el económico elenco también merece mención Viola Davis (veterana de televisión) como una madre con sólida motivación detrás de sus sorprendentes acciones.
Confieso que no esperaba tal impacto de esta película. Independientemente de las conclusiones que saque el espectador, o lo satisfactorio que encuentren el vago final, hay que reconocer la excelente labor de Shanley como guionista y director, así como su astuta manipulación de nuestros prejuicios y nociones morales. Disfruto mucho el cine como mero entretenimiento, pero es mucho más satisfactorio encontrar una obra que nos recuerde por qué se le llama "arte" a esa disciplina, y espero no estar usando hipérbole cuando afirmo que La Duda es una de esas raras obras. Entiendo que no será para todos los gustos, pero ¿no es esa una de las mejores cualidades del arte? Su interpretación es parte de su esencia, y sobra decir que eso no ocurre todos los días en los cines modernos. Por eso recomiendo con entusiasmo esta audaz película, con la advertencia de que no hay que dejar que su argumento nos distraiga de su auténtico mensaje: no existe la verdad; sólo la interpretación de nuestra percepción.
Calificación totalmente cierta y absoluta: 9
jueves, 19 de febrero de 2009
Midnight Movie
Desde que Scream popularizó la "post-moderna" actitud del cine de terror (particularmente el sub-género "slasher"), muchas otras películas buscaron imitar ese estilo, algunas con mayor éxito que otras. Y aunque ya pasaron más de diez años, la tendencia continúa vigente, lo cual no debería extrañarme en vista del resurgimiento del mencionado cine slasher dentro del interminable desfile de cintas de bajo presupuesto que aprovechan la tecnología actual (tanto en su manufactura como en su distribución) para llegar a un público cada vez más segmentado y especializado. Midnight Movie es una de esas películas, y me complace decir que logra con cierto éxito su cometido gracias a su ingeniosa premisa y su ocurrente guión.
Después de un breve pero sangriento prólogo ubicado en un hospital psiquiátrico, la historia salta cinco años en el futuro, y nos lleva a un cine donde será exhibida una película de terror a media noche, para los aficionados al género de explotación tan popular en los setentas. El público no es muy numeroso, y está compuesto por los usuales jóvenes rijosos y habladores, y por una pareja madura de "bikers". Entonces comienza la película y todos parecen disfrutar las anacrónicas imágenes en blanco y negro... hasta que la realidad parece fundirse con la ficción, y los asesinatos que muestra la pantalla tienen consecuencias en el mundo real... empezando por la presencia del villano enmascarado que parece haber salido de la pantalla para cobrar víctimas (a todo color) entre los asistentes a la función.
La mezcla de elementos sobrenaturales con el clásico asesino enmascarado no siempre funciona, y aunque Midnight Movie maneja esa inestable combinación con cierta habilidad, no puede evitar algunas inconsistencias y fallas lógicas que desmeritan su ameno guión. Digamos que la historia por sí misma no es muy racional, pero su tono y humor compensan en cierta medida las aberraciones narrativas. Tampoco logra evitar el conocido síntoma de actores aficionados, cuyas interpretaciones carecen de peso dramático y realismo. Es cierto que la mayoría son simple carne de cañón... meras víctimas elegidas más por su atractivo físico que por su talento histriónico... pero hemos visto en películas como Fritt Vilt (conocida en Estados Unidos como Cold Prey) y Wrong Turn 2: Dead End que la narrativa se enriquece enormemente con la adición de personajes realistas encarnados por actores marginalmente creíbles. Pero bueno... supongo que hay que aprender a tolerar esa constante situación cuando uno se aficiona al humilde cine directo a DVD.
Hace un momento mencioné el guión, y sostengo que es el punto más fuerte de Midnight Movie. Obviamente está escrito por fans del terror, y se nota el afecto que tienen por los clichés del cine slasher y en general del terror. No siempre emplean tales clichés de manera ingeniosa, pero al menos saben cómo evitar los más comunes defectos que generan. Por ejemplo, cuando los espectadores ven un asesinato en la pantalla del cine, uno de ellos comenta: "No hay mucha sangre". Exactamente lo que yo estaba pensando. Y entonces viene la respuesta de otro personaje: "Apenas es el segundo asesinato... ya habrá más sangre al final". Y cumple su promesa. Punto para tí, película.
Con mejores actores y un par de revisiones más al libreto, Midnight Movie podría haber sido un mini-clásico moderno ubicado ese raro estrato de homenaje/parodia con respeto hacia su género, pero capaz de burlarse de sus fallas. Desafortunadamente se quedó corto en su intento, aunque merece una tenue recomendación por lo que logra hacer bien y por su diestra combinación de horror moderno y explotación setentera. Pudo llegar más lejos en todos los sentidos, pero igualmente aprecio la traviesa ironía de ubicar una película de terror en un cine... aunque The Tingler lo hizo mejor.
Calificación: 6
Después de un breve pero sangriento prólogo ubicado en un hospital psiquiátrico, la historia salta cinco años en el futuro, y nos lleva a un cine donde será exhibida una película de terror a media noche, para los aficionados al género de explotación tan popular en los setentas. El público no es muy numeroso, y está compuesto por los usuales jóvenes rijosos y habladores, y por una pareja madura de "bikers". Entonces comienza la película y todos parecen disfrutar las anacrónicas imágenes en blanco y negro... hasta que la realidad parece fundirse con la ficción, y los asesinatos que muestra la pantalla tienen consecuencias en el mundo real... empezando por la presencia del villano enmascarado que parece haber salido de la pantalla para cobrar víctimas (a todo color) entre los asistentes a la función.
La mezcla de elementos sobrenaturales con el clásico asesino enmascarado no siempre funciona, y aunque Midnight Movie maneja esa inestable combinación con cierta habilidad, no puede evitar algunas inconsistencias y fallas lógicas que desmeritan su ameno guión. Digamos que la historia por sí misma no es muy racional, pero su tono y humor compensan en cierta medida las aberraciones narrativas. Tampoco logra evitar el conocido síntoma de actores aficionados, cuyas interpretaciones carecen de peso dramático y realismo. Es cierto que la mayoría son simple carne de cañón... meras víctimas elegidas más por su atractivo físico que por su talento histriónico... pero hemos visto en películas como Fritt Vilt (conocida en Estados Unidos como Cold Prey) y Wrong Turn 2: Dead End que la narrativa se enriquece enormemente con la adición de personajes realistas encarnados por actores marginalmente creíbles. Pero bueno... supongo que hay que aprender a tolerar esa constante situación cuando uno se aficiona al humilde cine directo a DVD.
Hace un momento mencioné el guión, y sostengo que es el punto más fuerte de Midnight Movie. Obviamente está escrito por fans del terror, y se nota el afecto que tienen por los clichés del cine slasher y en general del terror. No siempre emplean tales clichés de manera ingeniosa, pero al menos saben cómo evitar los más comunes defectos que generan. Por ejemplo, cuando los espectadores ven un asesinato en la pantalla del cine, uno de ellos comenta: "No hay mucha sangre". Exactamente lo que yo estaba pensando. Y entonces viene la respuesta de otro personaje: "Apenas es el segundo asesinato... ya habrá más sangre al final". Y cumple su promesa. Punto para tí, película.
Con mejores actores y un par de revisiones más al libreto, Midnight Movie podría haber sido un mini-clásico moderno ubicado ese raro estrato de homenaje/parodia con respeto hacia su género, pero capaz de burlarse de sus fallas. Desafortunadamente se quedó corto en su intento, aunque merece una tenue recomendación por lo que logra hacer bien y por su diestra combinación de horror moderno y explotación setentera. Pudo llegar más lejos en todos los sentidos, pero igualmente aprecio la traviesa ironía de ubicar una película de terror en un cine... aunque The Tingler lo hizo mejor.
Calificación: 6
martes, 17 de febrero de 2009
Chemical Wedding
¿Dos de mis obsesiones adolescentes juntas en una película? ¿Qué podría salir mal?
Gracias a la música de Black Sabbath, Iron Maiden y Ozzy Osbourne en su faceta solista, mi adolescencia estuvo bien impregnada de corrientes espirituales "alternativas", que me llevaron a leer la Biblia Satánica de Anton LaVey, abundantes libros sobre ocultismo y todo lo que pude encontrar sobre Aleister Crowley, quien a principios del siglo veinte fue calificado como "el hombre más maligno del mundo". Por cierto, la consecuencia de todos esos estudios pseudo-religiosos fue solamente un sano escepticismo sobre cualquier individuo u organización que proclamara ser poseedor del conocimiento espiritual absoluto. Y un par de deslavados tatuajes caseros.
Pero bueno, el punto es que la cinta Chemical Wedding junta esas aficiones adolescentes, pues está co-escrita por Bruce Dickinson (cantante de Iron Maiden), y cuenta una historia ficticia basada en hechos y personas reales ("reales" es en este caso una perspectiva totalmente subjetiva). Dentro de lo real está la existencia del mencionado Aleister Crowley, fundador de una disciplina filosófico-religiosa de inusuales preceptos; la extraña vida y sospechosa muerte de Jack Parsons, respetado ingeniero del Jet Propulsion Laboratory durante el día y fanático ocultista de noche; y la bizarra combinación de ciencia y magia (y excesos hedonísticos) a la que ambos aspiraron. La parte ficticia incluye un experimento de realidad virtual que termina con una reencarnación de Crowley en época actual, quien procede a reclutar adeptos con el fin de realizar el mágico ritual del "matrimonio químico" antes de tres días para poder permanecer definitivamente en nuestro mundo. Sin embargo, a fin de cuentas, esta combinación de hecho y fantasía se traduce en una película difusa y fragmentada, con el más tenue hilo narrativo uniendo escenas de rituales, orgías y lecciones de la disciplina telémica promulgada por Crowley.
En el aspecto ideológico Chemical Wedding me pareció una película fascinante, que me hizo recordar la potencia (y futilidad) de las ideas propuestas por el "Ordo Templi Orientis". Pero como recuento histórico de la vida y hazañas de Aleister Crowley resultó demasiado somera y trivial... aunque hay que reconocer que esa no fue su intención. No obstante, como película también deja mucho que desear, pues aunque logra plasmar intensas escenas inspiradas en la vida de Crowley, sus "enseñanzas" y la saga de Jack Parsons, no logra coherencia suficiente para mantener el interés desde el punto de vista narrativo. Por consiguiente los personajes se sienten huecos y poco memorables, sin personalidad real más allá de su función en la escena que vemos en el momento.
Habiendo dicho eso, debo regresar al contexto ocultista de Chemical Wedding, el cual está dramáticamente expresado en una deliciosa mezcla de densa prosa "noir" y el mejor estilo de la ciencia ficción que reinó en los años cincuentas ("He traducido la magia de Crowley a lenguaje binario"), dando como resultado una espesa sopa de manifiestos e ideas aderezados con misteriosas locaciones académicas, conspiraciones masónicas e historia alternativa de Gran Bretaña. A fin de cuentas no tiene mucho sentido ni mucha lógica, pero escena por escena me pareció simplemente irresistible.
Entonces, para curiosos, entusiastas o estudiosos de Aleister Crowley y su pintoresco "entourage" (siempre y cuando no lo tomen demasiado en serio), Chemical Wedding ofrecerá amplias dosis de asombro, excesos e ingeniosas viñetas que van de lo grotesco al más negro humor profano. Para quien sólo busque una película de terror, creo que hay mejores opciones, más eficientes en su propósito y menos revueltas en su estructura. Para fans de Iron Maiden hay un par de canciones nuevas de Bruce Dickinson (creo que con la colaboración de Adrian Smith) pero, más importante, podrán aprender un poco sobre el trasfondo cultural que dio origen a tantas excelentes canciones de esta y otras bandas. En resumen: buena atmósfera, intrigantes temas, irreverente humor, pero una floja historia demasiado fragmentada para sostener interés. Quizás el futuro nos depare una digna biografía de Aleister Crowley, pero por el momento Chemical Wedding es un adecuado aperitivo, de sabor intenso pero algo indigesto. ¡Buen provecho!
Calificación: 8
Gracias a la música de Black Sabbath, Iron Maiden y Ozzy Osbourne en su faceta solista, mi adolescencia estuvo bien impregnada de corrientes espirituales "alternativas", que me llevaron a leer la Biblia Satánica de Anton LaVey, abundantes libros sobre ocultismo y todo lo que pude encontrar sobre Aleister Crowley, quien a principios del siglo veinte fue calificado como "el hombre más maligno del mundo". Por cierto, la consecuencia de todos esos estudios pseudo-religiosos fue solamente un sano escepticismo sobre cualquier individuo u organización que proclamara ser poseedor del conocimiento espiritual absoluto. Y un par de deslavados tatuajes caseros.
Pero bueno, el punto es que la cinta Chemical Wedding junta esas aficiones adolescentes, pues está co-escrita por Bruce Dickinson (cantante de Iron Maiden), y cuenta una historia ficticia basada en hechos y personas reales ("reales" es en este caso una perspectiva totalmente subjetiva). Dentro de lo real está la existencia del mencionado Aleister Crowley, fundador de una disciplina filosófico-religiosa de inusuales preceptos; la extraña vida y sospechosa muerte de Jack Parsons, respetado ingeniero del Jet Propulsion Laboratory durante el día y fanático ocultista de noche; y la bizarra combinación de ciencia y magia (y excesos hedonísticos) a la que ambos aspiraron. La parte ficticia incluye un experimento de realidad virtual que termina con una reencarnación de Crowley en época actual, quien procede a reclutar adeptos con el fin de realizar el mágico ritual del "matrimonio químico" antes de tres días para poder permanecer definitivamente en nuestro mundo. Sin embargo, a fin de cuentas, esta combinación de hecho y fantasía se traduce en una película difusa y fragmentada, con el más tenue hilo narrativo uniendo escenas de rituales, orgías y lecciones de la disciplina telémica promulgada por Crowley.
En el aspecto ideológico Chemical Wedding me pareció una película fascinante, que me hizo recordar la potencia (y futilidad) de las ideas propuestas por el "Ordo Templi Orientis". Pero como recuento histórico de la vida y hazañas de Aleister Crowley resultó demasiado somera y trivial... aunque hay que reconocer que esa no fue su intención. No obstante, como película también deja mucho que desear, pues aunque logra plasmar intensas escenas inspiradas en la vida de Crowley, sus "enseñanzas" y la saga de Jack Parsons, no logra coherencia suficiente para mantener el interés desde el punto de vista narrativo. Por consiguiente los personajes se sienten huecos y poco memorables, sin personalidad real más allá de su función en la escena que vemos en el momento.
Habiendo dicho eso, debo regresar al contexto ocultista de Chemical Wedding, el cual está dramáticamente expresado en una deliciosa mezcla de densa prosa "noir" y el mejor estilo de la ciencia ficción que reinó en los años cincuentas ("He traducido la magia de Crowley a lenguaje binario"), dando como resultado una espesa sopa de manifiestos e ideas aderezados con misteriosas locaciones académicas, conspiraciones masónicas e historia alternativa de Gran Bretaña. A fin de cuentas no tiene mucho sentido ni mucha lógica, pero escena por escena me pareció simplemente irresistible.
Entonces, para curiosos, entusiastas o estudiosos de Aleister Crowley y su pintoresco "entourage" (siempre y cuando no lo tomen demasiado en serio), Chemical Wedding ofrecerá amplias dosis de asombro, excesos e ingeniosas viñetas que van de lo grotesco al más negro humor profano. Para quien sólo busque una película de terror, creo que hay mejores opciones, más eficientes en su propósito y menos revueltas en su estructura. Para fans de Iron Maiden hay un par de canciones nuevas de Bruce Dickinson (creo que con la colaboración de Adrian Smith) pero, más importante, podrán aprender un poco sobre el trasfondo cultural que dio origen a tantas excelentes canciones de esta y otras bandas. En resumen: buena atmósfera, intrigantes temas, irreverente humor, pero una floja historia demasiado fragmentada para sostener interés. Quizás el futuro nos depare una digna biografía de Aleister Crowley, pero por el momento Chemical Wedding es un adecuado aperitivo, de sabor intenso pero algo indigesto. ¡Buen provecho!
Calificación: 8
lunes, 16 de febrero de 2009
Sangriento San Valentín (My Bloody Valentine)
La original película My Bloody Valentine (1981) fue una de las mejores imitadoras de Friday the 13th y Halloween que aparecieron en los ochentas, pues combinó los excesivamente sangrientos crímenes de la primera con el "gimmick" festivo de la segunda, pero centrándose en el día de San Valentín como paradójico causante de varios violentos asesinatos en un pequeño pueblo minero. Ahora, casi treinta años después, nos llega el obligatorio re-make que igualmente hace eficiente uso de la fórmula "slasher", añadiendo negro humor y grotescos efectos especiales... en tercera dimensión, por si fuera poco.
Sangriento San Valentín recicla el argumento de la original, pero se permite algunos cambios que dan mayor enfoque a la historia y más peso a los personajes centrales, al mismo tiempo que enfatizan el misterio como complemento del simple placer visceral generado por sus múltiples asesinatos. Ubicada en un humilde pueblo minero del norte de los Estados Unidos, la película comienza con dos "flashbacks": el primero muestra la tragedia ocurrida en la mina de carbón cuando un derrumbe atrapó a varios trabajadores, sobreviviendo sólo uno que perdió la razón. Años después, el comatoso sobreviviente revive en el día de San Valentín y masacra a varios habitantes del pueblo antes de regresar a la mina, donde aparentemente muere sepultado por otro conveniente derrumbe. Y ahora, diez años después, encontramos a tres sobrevivientes de ese ataque tratando de retomar sus vidas. Ellos son Tom Hanniger (Jensen Ackles), heredero de la mina que ha regresado al pueblo para venderla y olvidarse de las tragedias pasadas; Sarah (Jaime King), ex-novia de Tom que nunca perdonó su súbita desaparición después de la masacre; y Axel Palmer (Kerr Smith), el nuevo alguacil del pueblo, con quien eventualmente se casó Sarah. Pero el tenso triángulo amoroso se convierte en el menor de los problemas cuando regresa a la vida el minero asesino, cobrando nuevas víctimas entre las personas relacionadas de algún modo con su previa ola de crímenes. ¿O será tan sólo una estrategia para evitar la venta de la mina y conservar la única fuente laboral de la región?
Como se podrá ver, el argumento de Sangriento San Valentín es mucho más ambicioso que el de la cinta slasher promedio y, aunque pierde el rumbo en un par de ocasiones, consigue dar sustancia a la esperada cadena de sangrientos asesinatos que, a fin de cuentas, representan la razón de ser de la película. Los actores exageran un poco sus escenas dramáticas, pero no están fuera de lugar en el desorbitado universo que habitan, mientras que el frenético ritmo de la narrativa no pierde tiempo en ofrecernos las esperadas porciones de abundante sangre y violencia acompañadas por gratuito sexo, destacando una secuencia, a la vez hilarante y perturbadora, en la que una mujer totalmente desnuda enfrenta al minero asesino. ¿Mencioné que la cinta es en tercera dimensión?
Hablando de lo cual, el director Patrick Lussier decidió ceder a la tentación de emplear los mismos trucos visuales que las cintas tridimensionales utilizaron desde los cincuentas para acentuar su "novedosa" técnica: objetos que vuelan hacia la audiencia, armas apuntadas hacia la cámara y sorpresivos elementos que aparecen en cuadro, todos diseñados para aprovechar al máximo (algunos dirían "abusar") la tercera dimensión. Afortunadamente el método empleado es el de polarización alterna que perfeccionó la empresa Real D, en vez del odioso y deficiente (pero económico) sistema anaglífico (con lentes azules y rojos). Independientemente de su nulo valor narrativo y sus cansadas repeticiones, la técnica funciona mucho mejor de lo que yo esperaba, y revivió mi secreto deseo de que en el futuro todas las películas nos ofrezcan esa dimensión adicional como parte integral de la historia, y no sólo como truco barato para alejar a la gente de su televisor y llevarla al cine.
El editor Patrick Lussier entrenó su oficio de director en el ingrato mundo de las secuelas directas a DVD, y con tediosas obras en su filmografía como Dracula II: Ascencion y la horrible White Noise 2: The Light, mi expectativa era casi nula por este tardío re-make. Sin embargo, me parece justo revisar esa actitud, pues Lussier mostró que con un guión más pulido y un elenco más sólido, puede encontrar un agradable balance entre sangre, suspenso, drama y humor que no lo pondrá en "el camino a los Óscares", pero que sin duda podría asegurarle un brillante futuro en el menospreciado género del terror. Y con ese dudoso halago quiero expresar que Sangriento San Valentín merece una recomendación no sólo por arrojar sangre tridimensional sobre el público (por no mencionar senos), sino porque se preocupó por respaldarla con una sólida historia y adecuadas actuaciones. Con tantos excesos visuales, no muchas se hubieran tomado la molestia de hacerlo y la aprecio doblemente por ello.
Calificación: 7.5
Sangriento San Valentín recicla el argumento de la original, pero se permite algunos cambios que dan mayor enfoque a la historia y más peso a los personajes centrales, al mismo tiempo que enfatizan el misterio como complemento del simple placer visceral generado por sus múltiples asesinatos. Ubicada en un humilde pueblo minero del norte de los Estados Unidos, la película comienza con dos "flashbacks": el primero muestra la tragedia ocurrida en la mina de carbón cuando un derrumbe atrapó a varios trabajadores, sobreviviendo sólo uno que perdió la razón. Años después, el comatoso sobreviviente revive en el día de San Valentín y masacra a varios habitantes del pueblo antes de regresar a la mina, donde aparentemente muere sepultado por otro conveniente derrumbe. Y ahora, diez años después, encontramos a tres sobrevivientes de ese ataque tratando de retomar sus vidas. Ellos son Tom Hanniger (Jensen Ackles), heredero de la mina que ha regresado al pueblo para venderla y olvidarse de las tragedias pasadas; Sarah (Jaime King), ex-novia de Tom que nunca perdonó su súbita desaparición después de la masacre; y Axel Palmer (Kerr Smith), el nuevo alguacil del pueblo, con quien eventualmente se casó Sarah. Pero el tenso triángulo amoroso se convierte en el menor de los problemas cuando regresa a la vida el minero asesino, cobrando nuevas víctimas entre las personas relacionadas de algún modo con su previa ola de crímenes. ¿O será tan sólo una estrategia para evitar la venta de la mina y conservar la única fuente laboral de la región?
Como se podrá ver, el argumento de Sangriento San Valentín es mucho más ambicioso que el de la cinta slasher promedio y, aunque pierde el rumbo en un par de ocasiones, consigue dar sustancia a la esperada cadena de sangrientos asesinatos que, a fin de cuentas, representan la razón de ser de la película. Los actores exageran un poco sus escenas dramáticas, pero no están fuera de lugar en el desorbitado universo que habitan, mientras que el frenético ritmo de la narrativa no pierde tiempo en ofrecernos las esperadas porciones de abundante sangre y violencia acompañadas por gratuito sexo, destacando una secuencia, a la vez hilarante y perturbadora, en la que una mujer totalmente desnuda enfrenta al minero asesino. ¿Mencioné que la cinta es en tercera dimensión?
Hablando de lo cual, el director Patrick Lussier decidió ceder a la tentación de emplear los mismos trucos visuales que las cintas tridimensionales utilizaron desde los cincuentas para acentuar su "novedosa" técnica: objetos que vuelan hacia la audiencia, armas apuntadas hacia la cámara y sorpresivos elementos que aparecen en cuadro, todos diseñados para aprovechar al máximo (algunos dirían "abusar") la tercera dimensión. Afortunadamente el método empleado es el de polarización alterna que perfeccionó la empresa Real D, en vez del odioso y deficiente (pero económico) sistema anaglífico (con lentes azules y rojos). Independientemente de su nulo valor narrativo y sus cansadas repeticiones, la técnica funciona mucho mejor de lo que yo esperaba, y revivió mi secreto deseo de que en el futuro todas las películas nos ofrezcan esa dimensión adicional como parte integral de la historia, y no sólo como truco barato para alejar a la gente de su televisor y llevarla al cine.
El editor Patrick Lussier entrenó su oficio de director en el ingrato mundo de las secuelas directas a DVD, y con tediosas obras en su filmografía como Dracula II: Ascencion y la horrible White Noise 2: The Light, mi expectativa era casi nula por este tardío re-make. Sin embargo, me parece justo revisar esa actitud, pues Lussier mostró que con un guión más pulido y un elenco más sólido, puede encontrar un agradable balance entre sangre, suspenso, drama y humor que no lo pondrá en "el camino a los Óscares", pero que sin duda podría asegurarle un brillante futuro en el menospreciado género del terror. Y con ese dudoso halago quiero expresar que Sangriento San Valentín merece una recomendación no sólo por arrojar sangre tridimensional sobre el público (por no mencionar senos), sino porque se preocupó por respaldarla con una sólida historia y adecuadas actuaciones. Con tantos excesos visuales, no muchas se hubieran tomado la molestia de hacerlo y la aprecio doblemente por ello.
Calificación: 7.5
domingo, 15 de febrero de 2009
Viernes 13 (Friday the 13th)
Francamente no sé qué esperaba de este re-make, re-conceptualización o recreación (lo que sea) de Viernes 13. La saga existente consta de 10 películas (11 si contamos Freddy Vs. Jason), y ninguna puede calificarse como "buena". Pero encuentro muchas de ellas divertidas, interesantes o al menos ridículamente entretenidas. El punto es que su inherente estupidez hace imposible tomarlas en serio, y por ello funcionan mejor cuando se aceptan como huecas golosinas fílmicas sin mensaje ni ínfulas artísticas más allá de lucir la pericia de los múltiples equipos de efectos especiales que a lo largo de los años han competido por ofrecernos la muerte más original, más sangrienta o más impactante en la larga lista de víctimas cobradas por el invencible asesino enmascarado Jason Vorhees.
Sin embargo el director Marcus Nispel (sin duda por orden de su mentor y productor Michael Bay) decidió tomar en serio la conocida premisa, incluso tratando de añadir nebulosos elementos psicológicos para, no sé, justificar o explicar las diabluras de Jason. El resultado es una bien intencionada pero mediocre repetición de la eterna fórmula, mejor filmada que cualquiera de las cintas anteriores, pero también menos divertida y placentera. ¿Cómo puede ser placentera una película dedicada a las violentas muertes de su elenco entero? Aceptando el inherente absurdo detrás del personaje y aprovecharlo para exagerar algún aspecto de la cinta, como entendieron tantos otros directores previamente encargados de dar vida a Jason. Desafortunadamente Nispel y Bay (quienes tambén extirparon toda espontaneidad y visión de la clásica The Texas Chain Saw Massacre en su tedioso re-make ) creen que el personaje es tan serio y temible que su mera presencia bastará para matarnos de miedo.
¡Sorpresa! No basta ver a Jason caminando amenazadoramente con su machete en la mano para hacer interesante la película. Pero aprecio el esfuerzo mostrado al proveer una colección de odiosos personajes pre-diseñados para ser obvias víctimas del asesino.
El guión de Viernes 13 básicamente comprime en una sola película la trama de las originales Friday the 13th, Friday the 13th Part 2 y Friday the 13th 3D; el niño Jason Vorhees muere ahogado por descuido de los supervisores del campamento de verano Crystal Lake, y su madre cobra sangrienta venganza asesinando a muchos de ellos, hasta que es decapitada por la única sobreviviente de la masacre. Entonces, años después, el niño "ahogado" resulta estar vivo y hambriento de venganza, y procede a matar a toda persona que ose incursionar en Crystal Lake, usualmente jóvenes en busca de aventuras, sexo y diversión. Al principio de la película conocemos a un puñado de estas víctimas, que sin saberlo invaden el territorio de Jason mientras buscan un legendario plantío de marihuana. Pero Jason los encuentra primero y los despacha con su acostumbrada violencia. Meses después encontramos al joven Clay Miller (Jared Padalecki) en busca de su hermana Whitney (Amanda Righetti), quien desapareció en aquella expedición. Pero cuando su misión lo lleva a la elegante casa campestre donde un grupo de jóvenes disfruta un hedonístico fin de semana, la búsqueda se transforma en una lucha por la supervivencia cuando Jason ataca, matando uno por uno a los jóvenes y quizás ofreciendo una pista sobre la ubicación de Whitney.
Aunque me cuento en la mayoría de fans que consideran a Kane Hodder como el mejor Jason que ha existido, admito que el novato Derek Mears realiza un buen trabajo dando vida al mudo asesino, esta vez menos expresivo pero más misterioso. También me gustó el trabajo de Jared Padalecki en el papel principal. El elenco entero parece estar integrado por atractivos actores más conocidos por su trabajo televisivo (vemos veteranos de series como Supernatural, The O.C., Veronica Mars, y hasta a una "chica Disney"), pero Padalecki es el único que parece tener presencia dramática y convicción para hacer marginalmente creíble su papel. El resto del elenco carece de dimensión, pero se lo puedo atribuir al libreto, que no los considera personajes reales sino simples "props" llenos de sangre y listos para derramarla cuando Jason lo decida.
¿Cómo olvidar los efectos especiales? Por encima de su plana narrativa y su carencia de humor, creo que esta es la principal e imperdonable falla de la película. Con los avances en fusión de técnicas prácticas y digitales, Viernes 13 tuvo la oportunidad de sobresalir en el terreno "gore", volviéndose al menos memorable en el aspecto que la saga siempre usó como medida de su éxito. Pero la timidez de Nispel sólo nos deja breves atisbos de sangre, algunos bien hechos, pero nada que no hayamos visto realizado con mayor entusiasmo (y rojo líquido) en divertidas cintas como la serie de Final Destination, el re-make de Dawn of the Dead o joyas independientes en la línea de Wrong Turn 2: Dead End, Splinter o Feast. La conclusión de la película es particularmente frustrante, pues durante la batalla final parece que se atreverán a hacer algo realmente subversivo e inesperado... pero en el último momento la cinta se arrepiente, y las cosas sólo empeoran cuando los únicos personajes racionales son traicionados por el guión que los obliga a cometer una gran estupidez requerida para poder continuar la franquicia.
Es probable que tenga muchas quejas similares sobre cualquiera de las previas secuelas de Viernes 13. Pero siento que debo ser especiamente estricto con esta nueva versión por ser la primera que disfruta de un elevado presupuestos, un director con cierto renombre, y el respaldo de uno de los más exitosos productores de Hollywood... y aún así logra fallar en tantos niveles. Supongo que no es mejor ni peor que muchas otras de la serie, y como introducción al personaje funcionará bien para las nuevas generaciones (aunque definitivamente parecerá más blando que, por ejemplo, el diabólicamente ingenioso “Jigsaw“, de la serie Saw). Pero en el más puro factor de entretenimiento y diversión esta nueva película queda muy por debajo de las mejores y más ridículas visitas de Jason, como Friday the 13th: The Final Chapter, Jason Lives: Friday the 13th Part VI, Jason Goes to Hell: The Final Friday; y la apoteosis de hilarante estupidez llamada Jason X (mi favorita). No obstante, me alegra saber que podremos esperar de nuevo periódicas secuelas que nos muestren más adolescentes idiotas dispuestos a morir grotescamente a manos de Jason para nuestro sórdido entretenimiento. ¿Quién sabe? Quizás estas hipotéticas secuelas irán mejorando con el tiempo... y eventualmente regresarán al espacio exterior. O por lo menos a Manhattan.
Calificación: 6.5
Sin embargo el director Marcus Nispel (sin duda por orden de su mentor y productor Michael Bay) decidió tomar en serio la conocida premisa, incluso tratando de añadir nebulosos elementos psicológicos para, no sé, justificar o explicar las diabluras de Jason. El resultado es una bien intencionada pero mediocre repetición de la eterna fórmula, mejor filmada que cualquiera de las cintas anteriores, pero también menos divertida y placentera. ¿Cómo puede ser placentera una película dedicada a las violentas muertes de su elenco entero? Aceptando el inherente absurdo detrás del personaje y aprovecharlo para exagerar algún aspecto de la cinta, como entendieron tantos otros directores previamente encargados de dar vida a Jason. Desafortunadamente Nispel y Bay (quienes tambén extirparon toda espontaneidad y visión de la clásica The Texas Chain Saw Massacre en su tedioso re-make ) creen que el personaje es tan serio y temible que su mera presencia bastará para matarnos de miedo.
¡Sorpresa! No basta ver a Jason caminando amenazadoramente con su machete en la mano para hacer interesante la película. Pero aprecio el esfuerzo mostrado al proveer una colección de odiosos personajes pre-diseñados para ser obvias víctimas del asesino.
El guión de Viernes 13 básicamente comprime en una sola película la trama de las originales Friday the 13th, Friday the 13th Part 2 y Friday the 13th 3D; el niño Jason Vorhees muere ahogado por descuido de los supervisores del campamento de verano Crystal Lake, y su madre cobra sangrienta venganza asesinando a muchos de ellos, hasta que es decapitada por la única sobreviviente de la masacre. Entonces, años después, el niño "ahogado" resulta estar vivo y hambriento de venganza, y procede a matar a toda persona que ose incursionar en Crystal Lake, usualmente jóvenes en busca de aventuras, sexo y diversión. Al principio de la película conocemos a un puñado de estas víctimas, que sin saberlo invaden el territorio de Jason mientras buscan un legendario plantío de marihuana. Pero Jason los encuentra primero y los despacha con su acostumbrada violencia. Meses después encontramos al joven Clay Miller (Jared Padalecki) en busca de su hermana Whitney (Amanda Righetti), quien desapareció en aquella expedición. Pero cuando su misión lo lleva a la elegante casa campestre donde un grupo de jóvenes disfruta un hedonístico fin de semana, la búsqueda se transforma en una lucha por la supervivencia cuando Jason ataca, matando uno por uno a los jóvenes y quizás ofreciendo una pista sobre la ubicación de Whitney.
Aunque me cuento en la mayoría de fans que consideran a Kane Hodder como el mejor Jason que ha existido, admito que el novato Derek Mears realiza un buen trabajo dando vida al mudo asesino, esta vez menos expresivo pero más misterioso. También me gustó el trabajo de Jared Padalecki en el papel principal. El elenco entero parece estar integrado por atractivos actores más conocidos por su trabajo televisivo (vemos veteranos de series como Supernatural, The O.C., Veronica Mars, y hasta a una "chica Disney"), pero Padalecki es el único que parece tener presencia dramática y convicción para hacer marginalmente creíble su papel. El resto del elenco carece de dimensión, pero se lo puedo atribuir al libreto, que no los considera personajes reales sino simples "props" llenos de sangre y listos para derramarla cuando Jason lo decida.
¿Cómo olvidar los efectos especiales? Por encima de su plana narrativa y su carencia de humor, creo que esta es la principal e imperdonable falla de la película. Con los avances en fusión de técnicas prácticas y digitales, Viernes 13 tuvo la oportunidad de sobresalir en el terreno "gore", volviéndose al menos memorable en el aspecto que la saga siempre usó como medida de su éxito. Pero la timidez de Nispel sólo nos deja breves atisbos de sangre, algunos bien hechos, pero nada que no hayamos visto realizado con mayor entusiasmo (y rojo líquido) en divertidas cintas como la serie de Final Destination, el re-make de Dawn of the Dead o joyas independientes en la línea de Wrong Turn 2: Dead End, Splinter o Feast. La conclusión de la película es particularmente frustrante, pues durante la batalla final parece que se atreverán a hacer algo realmente subversivo e inesperado... pero en el último momento la cinta se arrepiente, y las cosas sólo empeoran cuando los únicos personajes racionales son traicionados por el guión que los obliga a cometer una gran estupidez requerida para poder continuar la franquicia.
Es probable que tenga muchas quejas similares sobre cualquiera de las previas secuelas de Viernes 13. Pero siento que debo ser especiamente estricto con esta nueva versión por ser la primera que disfruta de un elevado presupuestos, un director con cierto renombre, y el respaldo de uno de los más exitosos productores de Hollywood... y aún así logra fallar en tantos niveles. Supongo que no es mejor ni peor que muchas otras de la serie, y como introducción al personaje funcionará bien para las nuevas generaciones (aunque definitivamente parecerá más blando que, por ejemplo, el diabólicamente ingenioso “Jigsaw“, de la serie Saw). Pero en el más puro factor de entretenimiento y diversión esta nueva película queda muy por debajo de las mejores y más ridículas visitas de Jason, como Friday the 13th: The Final Chapter, Jason Lives: Friday the 13th Part VI, Jason Goes to Hell: The Final Friday; y la apoteosis de hilarante estupidez llamada Jason X (mi favorita). No obstante, me alegra saber que podremos esperar de nuevo periódicas secuelas que nos muestren más adolescentes idiotas dispuestos a morir grotescamente a manos de Jason para nuestro sórdido entretenimiento. ¿Quién sabe? Quizás estas hipotéticas secuelas irán mejorando con el tiempo... y eventualmente regresarán al espacio exterior. O por lo menos a Manhattan.
Calificación: 6.5
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