La trama sigue al lacónico Jack (Robert De Niro), oficial correccional especializado en evaluar prisioneros peligrosos para determinar si merecen libertad condicional. Desde el principio se nota que está cansado de su trabajo, y además vive en una frustrante rutina hogareña con su esposa Madylyn (Frances Conroy). Pero cuando le toca evaluar a un criminal llamado Stone (Edward Norton), Jack descubre por fin un caso que realmente despierta su interés… aunque la razón podría ser que Lucetta (Milla Jovovich), la guapa esposa del prisionero, está infiltrándose paulatinamente en la vida del oficial, con intenciones románticas… o de otro tipo. Y, desde luego, la relación que se desarrolla entre el trío tendrá graves consecuencias para todos los implicados.
Stone (me rehúso a llamarle “Karma”) comienza con una interesante premisa policíaca, pero eventualmente cambia de dirección y se transforma en un lento “drama psicológico” que examina la espiritualidad de los personajes y los eventos que forjaron sus personalidades. La verdad no puedo decidir si eso fue bueno o malo. Por un lado, el énfasis en los conflictos internos, sentimientos de culpa y frustración existencial conducen a algunas escenas muy buenas, donde los actores pueden lucir su talento expresando sin palabras sus más profundas emociones. Por otro lado, dos horas de depresión y trémulas conversaciones no dan como resultado una película muy amena o memorable. Creo que el director John Curran decidió sacrificar el entretenimiento de su película en aras del drama, de modo que Stone termina siendo un desfile de actuaciones que podemos apreciar por su técnica, pero que se sienten perdidas en un desierto de indiferencia narrativa. Perdón por esa horrible metáfora; debe ser consecuencia de haberme expuesto a los desvaríos “new age” de esta película.
Entonces, me temo que Stone no me pareció muy recomendable, excepto para estudiantes de actuación y para fans incondicionales de Robert De Niro y Edward Norton, cuya interacción es excepcional… aunque si tuviera que elegir un “ganador” en el duelo de actuaciones, le daría el triunfo a Norton. Al principio se siente demasiado forzada su interpretación de criminal tosco e ignorante, pero después de un rato me convenció con el realismo de su evolución emocional. Milla Jovovich enfrenta un papel más ambiguo que igualmente mantiene a la altura de sus co-estrellas; y también me gustó Frances Conroy como la sufrida esposa de Jack; de hecho, la confundí inicialmente con Sissy Spacek, pues tiene una similar aura de estoica melancolía. Pero la inescapable realidad es que Stone es aburrida, a veces pretenciosa y poco satisfactoria para quien esperaba algo mejor de esta combinación de talentos. Aún así es un paso adelante para De Niro; si sigue así, quizás en diez años lo veremos disfrutando un renacimiento creativo. Espero que para entonces Martin Scorsese esté planeando Taxi Driver 2: Yes, I’m Talking to You.
Calificación: 5