jueves, 30 de septiembre de 2010

Superman/Batman: Apocalypse

Como lector de comics, tengo enorme respeto por la obra del gran Jack Kirby, cuyo trabajo en Marvel produjo algunos de los más memorables personajes (e historias) del "arte secuencial". Sin embargo, aunque suene herético, no siento el mismo amor por las complejas mitologías que Kirby creó para DC Comics. Honestamente nunca tragué los relatos de los "Nuevos Dioses", pues encuentro los personajes confusos y rebuscados, además de que me causa dolor de cabeza el denso diseño del infernal planeta Apokolips. Por esa razón vi Superman/Batman: Apocalypse con cierto recelo, ya que gran parte de la novela gráfica en la que está inspirada (en realidad una compilación del título Superman/Batman) se ubica en ese planeta, y gira en torno al inmensamente poderoso tirano Darkseid. Para mi sorpresa, la directora Lauren Montgomery (con ayuda del guionista Tab Murphy) realiza de nuevo un excelente trabajo afinando la narrativa y comprimiendo la acción para producir una película tremendamente dinámica, entretenida y hasta profunda, con el adorno adicional de algunas voces "originales" del Universo Animado de DC Comics.

Desde sus primeras escenas la película establece que es una secuela directa de Superman/Batman: Public Enemies, aunque no hace falta haberla visto para disfrutar Superman/Batman: Apocalypse. La trama comienza cuando Batman (voz de Kevin Conroy) investiga la caída de un meteorito en la bahía de Ciudad Gótica; pero lo que descubre es un vehículo extraterrestre y una confusa joven con inusuales poderes, que de inmediato causa estragos en la ciudad por sentirse amenazada en un entorno desconocido. Afortunadamente Supermán (voz de Tim Daly) ayuda a controlar a la joven, quien resulta ser su prima Kara Zor-El (voz de Summer Glau), también enviada a la Tierra como último recurso para sobrevivir la destrucción de Kryptón. Entonces Supermán, Batman y Wonder Woman (voz de Susan Eisenberg) se dan a la tarea de enseñar a Kara a dominar sus poderes, y orientarla en el camino del bien. Sin embargo su educación se interrumpe cuando es secuestrada y llevada a Apokolips por el temible Darkseid (voz de Andre Braugher), quien necesita una nueva líder para su guardia personal tras la deserción de Big Barda (voz de Julianne Grossman). Sobra decir que el rescate de la muchacha no será fácil... sobre todo porque tal vez no quiera ser rescatada.

Quizás esta sinopsis será incomprensible para quien no conozca el universo de DC Comics, lo cual es simultáneamente una de las principales fallas y virtudes de la película. Por estar dirigida a los lectores de comics, la cinta no pierde tiempo estableciendo el "origen" de cada personaje, ni explicándonos las relaciones entre ellos. La directora y el guionista asumen que conocemos la organización matriarcal de la Isla Paraíso, la jerarquía de poder en Apokolips, e incluso las contrastantes (pero complementarias) personalidades de Supermán, Batman y Wonder Woman. De este modo el libreto puede dedicarse de lleno a la acción, sin olvidar los momentos de introspección necesarios para desarrollar el carácter de Kara... aunque me hubiera gustado que dedicaran más tiempo a esa difícil labor. Cuando terminé de ver Superman/Batman: Apocalypse me sorprendió notar que apenas dura 70 minutos. Pasan tantas cosas y a tal velocidad que se siente más larga, y por eso creo que hubiera convenido invertir un poco más de tiempo en retratar el conflicto interno de la joven, ya que es indispensable para justificar las decisiones que toma al final de la película, y no sentí que su motivación estuviera suficientemente definida.

Por lo demás, disfruté muchísimo Superman/Batman: Apocalypse, y creo que podría ser la película animada de DC Comics que más me ha gustado (con la eterna excepción de Justice League: The New Frontier). No solo me gustó la trama, el balance de los personajes y la excelente acción, sino que fue un placer escuchar de nuevo las voces "clásicas" de Batman y Supermán (es decir, las que usaron en sus respectivas series animadas), así como las sólidas contribuciones de Susan Eisenberg como Wonder Woman, un irreconocible Andre Braugher como Darkseid y la perfecta adición de Summer Glau como Kara Zor-El. A veces me preocupa cuando usan actores conocidos (y "geek-friendly") para las voces de personajes relativamente nuevos, pero debí confiar en la legendaria directora de voces Andrea Romano; Glau hace un notable trabajo expresando las complejas emociones de Kara, y la puedo imaginar sin problema alguno en una película dedicada completamente a Supergirl.

El diseño de los personajes me pareció bastante bueno, con la excepción de Supermán y sus ojos de Liza Minelli. Además de eso, la única falla digna de señalar (como siempre) es la calidad de la animación; pero repetiré que es perfectamente comprensible tomando en cuenta el limitado presupuesto y apresurada producción de estas cintas directas a DVD. Es un precio que estoy dispuesto a pagar por el placer de tener varios estrenos anuales de similar calidad narrativa, en los que se respetan los comics que sirven como inspiración (a diferencia de las adaptaciones realizadas por Hollywood, en las que tenemos que soportar los intentos de "arreglar" la historia, y modificar los personajes con el fin de atraer más espectadores). Entonces, recomiendo con entusiasmo Superman/Batman: Apocalypse; solo advierto (como dije al principio), que la falta de contexto y explicaciones podría desconcertar a los espectadores casuales que esperan algo más simple y "amistoso" (aunque vale decir que la versión especial del DVD incluye un disco extra con documentales muy completos sobre la historia de Supergirl, los Nuevos Dioses y todo lo que hace falta para entender la película). Esperaré ansiosamente el siguiente estreno de esta franquicia, sobre todo porque promueven el uso de personajes menos conocidos en papeles estelares. Por ahora hemos visto a "los grandes"... Supermán, Batman, Wonder Woman, Green Lantern; pero no me extrañaría encontrar pronto largometrajes dedicados a Martian Manhunter, Birds of Prey, Green Arrow, y tantos otros que merecen el mismo tratamiento. Ojalá no tarden demasiado, pues a mi edad ya me siento ridículo vertiendo tantos halagos en una caricatura basada en un "cuentito".
Calificación: 8.5

lunes, 27 de septiembre de 2010

Comer Rezar Amar (Eat Pray Love)


No he leído el exitoso libro en el que se basa la película Comer Rezar Amar, pero ojalá tenga más sustancia y honestidad que esta artificial cinta, que al menos recorre un camino ligeramente distinto al de otras fantasías femeninas sobre viaje internacional y amor exótico (como Under the Tuscan Sun y Letters to Juliet). Para ser honestos, Comer Rezar Amar tiene la virtud de alejarse un poco (no mucho) del obligatorio romance para examinar otros factores en la vida de las mujeres modernas... aunque a fin de cuentas es otra de tantas películas sobre los "grandes" problemas de la gente rica, bonita y exitosa. No me hagan llorar, por favor.

La cinta se centra en Liz Gilbert (Julia Roberts), una mujer casada e insatisfecha con su engañosamente perfecta vida. Después de un amargo divorcio, Liz comienza una relación con el joven David (James Franco), pero eventualmente descubre que lo que necesita no es más romance, sino darse tiempo de recuperar su identidad y re-descubrir los placeres que sacrificó durante muchos años en sus papeles de esposa y amante. Entonces, arriesgándose a perderlo todo, la mujer emprende un viaje por Italia, la India y la isla de Bali, donde quizás encuentre lo que necesita para llenar el gran hueco que siente en su interior. Y desde luego eso invitará nuevas posibilidades de crecimiento cultural, espiritual... y físico.

Admito que estaba pre-dispuesto a odiar esta película, y aunque tiene muchos de los problemas que esperaba, también me sorprendió con algunas ideas interesantes que contradicen la clásica formula de "amor = felicidad". Quizás no la contradice con suficiente convicción, pero siempre es bueno encontrar una obra respaldada por una perspectiva distinta, que llega más allá del trillado "grrl power" o del típico "gran gesto" con el que culminan tantas "películas para mujeres" en la actualidad. Y si bien el liberador mensaje de la trama no es muy nuevo, al menos representa una refrescante alternativa a la avalancha de "chick flicks" centradas en el novio popular, la ropa de moda y el cuerpo perfecto. Ojalá Comer Rezar Amar hubiera tenido el valor de mantener sus ideales hasta el final, pero bueno... por algo se empieza.

Por lo demás, Comer Rezar Amar es otro catálogo de maravillosas locaciones internacionales, infinitamente menos odioso que Sex and the City 2, y mucho más pulido en su producción. La cinematografía de Robert Richardson no se limita a mostrar bellezas naturales y arquitectónicas con gran ojo estético; también contribuye al lenguaje cinematográfico con algunos interesantes emplazamientos y coreografía de escena. Fue una buena decisión dejar que el director Ryan Murphy ejercitara un poco su visión para evitar que la cinta fuera otro programa del Travel Channel realizado para la pantalla grande. Por su parte, los actores encajan razonablemente bien en sus papeles; Julia Roberts me pareció apropiada en algunas escenas y forzada en otras; la verdad es que yo hubiera preferido a una actriz con mayor profundidad dramática... por ejemplo, Naomi Watts o Cate Blanchett; claro que ninguna de las dos son tan "taquilleras" como Roberts. Los hombres del elenco tampoco quedan mal; podrían haber sido adornos desechables, pero Billy Crudup, James Franco, Javier Bardem y Richard Jenkins tienen momentos de auténtica actuación... aunque sean demasiado breves para recordarlos unos minutos después, cuando encontramos otro paisaje cautivador, o un nuevo platillo de deliciosa apariencia.

Aunque esté basada en "hechos reales", Comer Rezar Amar es claramente una idealización de las vivencias de la autora Elizabeth Gilbert; todos los personajes secundarios son sospechosamente pintorescos; y cuando la protagonista encuentra dificultades en sus viajes, son casi siempre humorísticos o convenientes (¡oh, no! ¡Casi la atropella un irresistible galán brasileño!). Como dije antes, admiro que el libreto se atreva a mostrar una cara distinta de la realidad femenina; pero no disculpa que el argumento se sienta lento, afectado y poco creíble... al menos tan poco creíble como aquella OTRA película basada en las memorias juveniles de la misma Elizabeth Gilbert: Coyote Ugly. ¡En serio! Eso explica por qué estaba descontenta con su vida.
Calificación: 6.5

domingo, 26 de septiembre de 2010

Seres: Génesis

Sé que es tremendamente difícil hacer cine independiente en México; bueno, para el caso todo el cine mexicano es independiente, pues no hay "estudios" a la usanza de Hollywood. Lograr el estreno de una película requiere dedicación y compromiso sobrehumanos, además de la suerte y habilidad para superar todo tipo de problemas técnicos y financieros. Por eso me duele escribir negativamente sobre una película que logró saltar todos esos obstáculos para llegar a la pantalla grande... donde desgraciadamente los espectadores (al menos yo) descubrirán que no es muy buena.
 
No estoy seguro de poder describir el argumento de Seres: Génesis, pues aunque ocurren muchas cosas, apenas encontré el más tenue hilo narrativo entre ellas. Pero entre las cosas que ocurren podemos ver: la exploración arqueológica conducida en Palenque por el tenaz Graco (Manuel Balbi) para encontrar el códice perdido del rey maya Pacal, el cual guarda secretos proféticos escritos hace más de 1000 años; la investigación que el genio Uffo (Humberto Busto) y su colega Mariel (Alejandra Barros) realizan sobre el secuestro de una familia a manos de entidades aparentemente extraterrestres; y la búsqueda de bases alienígenas en las montañas de Coahuila, todo ello financiado por el brillante Profesor Owen (Gonzalo Vega), fundador de la avanzadísima empresa mexicana de alta tecnología Owal Tec, la cual cuenta con una división secreta que de algún modo está relacionada con un proyecto de la milicia norteamericana destinado a... algo. No estoy seguro. El caso es que eventualmente los esfuerzos de Owen y sus aliados revelan un terrible secreto sobre el futuro de México... y de la raza humana.

Ya hemos visto la "profecía" maya sobre el año 2012 explotada en varias películas norteamericanas, y quizás era inevitable ver una interpretación producida en México. No tengo problema alguno con ello. Tampoco me molesta el bajo presupuesto de la cinta, ni algunos efectos digitales de cuestionable calidad (aunque vale decir que otros son bastante buenos, y en general hay excelente integración entre el 3D y el pietaje filmado). Tampoco tengo objeción ante la imaginativa premisa de varias razas extraterrestres usando la Tierra como campo de batalla, o espacio de colaboración, o sala de fiestas, o lo que sea que estén haciendo; yo también escucho el programa radial Coast to Coast, y estoy bien familiarizado con términos como "pleyadianos""Zeta-Reticuli" y "Grises". Mi problema es que el libreto de Seres: Génesis se siente inconexo y mal estructurado, además de que comete el error de crear un argumento de fantasía a partir de otra fantasía menos creíble. En otras palabras, si la película requiere que traguemos la existencia de una súper-corporación (estilo LexCorp o Massive Dynamic) fundada en México, poseedora de altísima tecnología (como "displays" holográficos e instrumentos de rastreo capaces de predecir la aparición de OVNIs), solo logrará que sintamos aún más forzados los elementos fantásticos de la trama. No quería hacer la obvia comparación, pero la gran virtud de la serie The X-Files fue justamente explotar el contraste entre elementos extraordinarios y la pueril realidad de la vida normal.

Para ser justos, Seres: Génesis es la primera parte de una trilogía, y quizás algunos de los saltos lógicos y cabos sueltos serán resueltos en las subsiguientes películas (¿o serie de televisión?). Incluso estoy dispuesto a contemplar la posibilidad de que, una vez terminada la trilogía, esta primera parte encajará elegantemente en una narrativa sólida y coherente. Pero como experiencia individual me pareció frustrante por su fracturada estructura, sus irregulares actuaciones y algunos diálogos francamente penosos (parafraseando: "El eclipse lunar será la coordenada perfecta para el avistamiento de OVNIs"). A pesar de todo eso, me gusta que se haga cine fantástico en México, y no me molesta haber pagado por verla. Pero tampoco puedo recomendarla, y francamente no estoy muy interesado en conocer el final de la historia... aunque probablemente terminaré viendo el resto de la trilogía, tan solo para saber si Jaime Maussán sigue sacando provecho de su cada vez más erosionada credibilidad.
Calificación: 5

sábado, 25 de septiembre de 2010

Buscando a Eric (Looking for Eric)


Honestamente no soy fan del director británico Ken Loach. Respeto su evidente talento narrativo y su interés por examinar el "lado oscuro" de la sociedad moderna, así como las injusticias sociales alrededor del mundo. Su estrategia es plasmar la cruda realidad con honestidad no exenta de belleza y un elegante estilo minimalista; pero, por lo mismo, encuentro sus películas un poco planas y en ocasiones deprimentes. De cualquier modo me animé a ver Buscando a Eric porque sentí curiosidad de ver una comedia de este cineasta, famoso por sus argumentos sórdidos y melancólicos. ¿Sería realmente graciosa, o un experimento fallido por culpa de la austera sensibilidad del cineasta? Para mi sorpresa, resultó una excelente combinación de humor, comentario social... y metáforas deportivas.

La trama se centra en Eric Bishop (Steve Evets), un abrumado empleado del correo con problemas en todos los aspectos de su vida. Su actual esposa parece haberlo abandonado; sus hijastros no lo respetan, y están en camino de convertirse en delincuentes; y su hija tiene que cuidar a su bebé recién nacido sin apoyo de su novio. Para colmo, Eric trata de reiniciar el contacto con su primera esposa, Lily (el auténtico amor de su vida), sin mucho éxito. Y cuando está a punto de desmoronarse por la presión de una vida fuera de control, encuentra un curioso aliado: el célebre futbolista Eric Cantona (o al menos una manifestación imaginaria del mismo), con quien tiene profundas conversaciones filosóficas que van enseñándole al patético Eric las virtudes ocultas de su vida, y el camino para salir del agujero existencial en el que ha caído.

No esperaba encontrar un subtexto deportivo en Buscando a Eric; si lo hubiera sabido hubiera leído un poco al respecto antes de verla, para entender mejor la relevancia de Eric Cantona. La cinta establece que es un futbolista estrella del famoso equipo Manchester United, pero no sabía si sus filosóficos consejos eran parte del humor o si esa es la personalidad real del atleta (digo, podría ser un troglodita en la vida real, aunque una escena durante los créditos finales confirma su flemática actitud). Pero bueno, incluso sin saberlo disfruté sus conversaciones con el protagonista, aunque honestamente muchas de ellas son simples homilías de auto-ayuda que hemos visto en todo tipo de historias inspiradoras... incluyendo sitcoms norteamericanos ("Tienes que confiar en los miembros de tu equipo").

Claro que eso no hace los consejos menos válidos; simplemente me quedé con ganas de escuchar intercambios más impactantes o ingeniosos, aunque por supuesto Loach no quiere forzar un clímax emocional para satisfacer requerimientos mercadológicos. Del mismo modo, el humor de Buscando a Eric no se fundamenta en rutinas cómicas ni boberías televisivas, sino en el pintoresco carácter de los personajes. Siguiendo la tradición de Loach, los actores son (en su mayor parte) desconocidos cuyo marco cultural y social es similar al de los personajes que interpretan. El director es famoso por filmar sus películas en secuencia lineal, guardando secretos sobre la trama para sorprender a los actores y conseguir reacciones inusualmente honestas y realistas. El resultado es una perfecta ilusión de que estamos presenciando vidas reales de personas normales, con problemas de variable importancia, pero que a fin de cuentas los afectan tanto como nos afectarían a nosotros.

En resumen, Buscando a Eric me pareció una excelente película, al mismo tiempo ligera y profunda, cuyas risas son más satisfactorias por la resonancia emocional que evocan, y por su contraste con las amargas situaciones que los personajes viven (no todo son risas; también hay momentos bastante duros). Sin duda puedo recomendarla, aunque no sé si los admiradores de Ken Loach (acostumbrados a los dramas y solemne denuncia social) la encontrarán igualmente divertida. Hablando de lo cual, creo que esta cinta cambió mi opinión sobre la obra de este cineasta, y aunque me depriman sus dramas haré el esfuerzo de verlos en el futuro, pues obviamente posee un rango superior al que yo estimaba. Ojalá se anime a explorar otros géneros; creo que el resultado podría ser memorable.
Calificación: 9

viernes, 24 de septiembre de 2010

Corazón Delator (Tell Tale)


Aunque finge ser una adaptación "libre" del clásico cuento corto El Corazón Delator (The Tell-Tale Heart), de Edgar Allan Poe, la película Corazón Delator es en realidad un refrito del viejo sub-género de "órgano maligno", al que pertenecen cintas de terror como The HandBody Parts y The Eye. En todas ellas vimos cómo un órgano trasplantado de un cuerpo a otro puede producir efectos inesperados, usualmente con trágicas consecuencias para el paciente (o víctima) del procedimiento. Y aunque el director Michael Cuesta vierte estilo y sólida producción sobre cada cuadro de Corazón Delator, la verdad es que la tediosa narrativa y blando drama conspiran para producir una experiencia aburrida y poco satisfactoria.

La película comienza con el trasplante de corazón que recibe Terry Bernard (Josh Lucas), padre soltero de la pequeña Angela (Beatrice Miller), quien desafortunadamente padece una rara enfermedad genética y tiene pocas expectativas de vida a pesar de los esfuerzos de la tenaz pediatra Elizabeth Clemson (Lena Headey). El dolor del padre y la compasión de la doctora se convierten en atracción, y así comienza un cauto romance que parece llenar los huecos de sus vidas; pero la felicidad del hombre flaquea cuando empiezan a manifestarse extraños síntomas con su nuevo corazón. Para empezar, el corazón late con increíble fuerza en presencia de ciertas personas; y además Terry experimenta visiones pesadillescas, que interpreta como memorias latentes del donador original. ¿Será posible que el corazón haya pertenecido a un asesino, y que ahora el instinto criminal se transfirió mágicamente a su nuevo cuerpo? ¡No! La respuesta es aún más extraña, pero igualmente peligrosa para el desesperado Terry, sobre todo cuando el avispado policía Van Doren (Brian Cox) empieza a indagar sobre varios asesinatos ocurridos alrededor del hospital donde se realizó el trasplante. 

En efecto, hay un giro inesperado en el argumento de Corazón Delator (sin contar la predecible sorpresa final), y quizás esa semi-novedosa interpretación bastó para que los productores Ridley y Tony Scott se interesaran en el proyecto. Desafortunadamente la cinta revela demasiado rápido su "carta fuerte", y por lo tanto elimina toda noción del misterio que pudo haber sostenido nuestro interés durante noventa minutos. Eso nos deja con largas y cansadas escenas donde vemos repetidamente al protagonista afligido por eventos que no comprende; el doloroso tratamiento de la pequeña Angela; y el insípido romance entre Terry y la doctora Clemson. Lo malo es que ninguno de esos elementos contribuye sustancialmente a la trama, y se sienten como relleno para pasar el tiempo entre los mencionados asesinatos, donde el director Michael Cuesta (veterano de las series televisivas Dexter y True Blood) se da gusto derramando buenas cantidades de sangre y presentando breves momentos de moderada violencia.

Entonces, Corazón Delator incluye los componentes de un drama médico familiar, de un thriller policíaco y de una cinta de terror con influencia sobrenatural... pero no tiene convicción para afiliarse a alguno de esos géneros. ¿Qué salió mal? No estoy seguro, pero creo que no se mantuvo un balance apropiado entre los distintos elementos, y en vez de colaborar para beneficio mutuo, terminan estorbándose y compitiendo por la atención del espectador (por no mencionar que requieren GRANDES coincidencias para coexistir con mínima credibilidad). Josh Lucas, Lena Heady, Brian Cox y hasta la niña Beatrice Miller, se esfuerzan por dar vida a sus personajes, y tienen algunas buenas escenas. Los valores de producción son sobresalientes, y se ve que hay bastante dinero respaldando el proyecto (cortesía de los famosos hermanos Scott, sin duda). Pero el resultado final carece de emoción, impacto o suspenso, y dudo que deje satisfechos a los fans del terror o a quienes quieran ver una adaptación fiel del cuento El Corazón Delator. No sé si estamos entrando a una nueva etapa de interés en la obra de Allan Poe (como la de los sesentas, cuando Roger Corman y otros también explotaron el nombre del célebre escritor sin respetar mucho su material); si es así, ojalá encontremos en el futuro mejores adaptaciones que ésta. Si no, al menos queda la fiel interpretación de El Cuervo que hicieron Los Simpsons.
Calificación: 6

jueves, 23 de septiembre de 2010

Cortes Rápidos

He sido lector de Fangoria (dedicada al horror en cine, literatura y TV) desde hace más de veinte años, y durante ese tiempo he visto los ocasionales esfuerzos de la revista por incursionar en la producción y distribución de películas. En el pasado eso dio resultados variables, yendo desde lo mediocre (Mindwarp, con Bruce Campbell) hasta lo interesante (las colecciones de cortos Blood Drive); de cualquier modo los editores no se desaniman y ahora, en el nuevo milenio, con mejor financiamiento y acceso a canales digitales de distribución, Fangoria decidió evadir los problemas de producción y simplemente distribuir películas de horror que han tenido buena respuesta a nivel internacional, pero que por una u otra razón no estaban disponibles en los Estados Unidos. Algunas de estas películas ya pasaron por México y otros territorios hispanohablantes (como las españolas Fragile y No-Do, ahora presentada con el poco imaginativo título de The Haunting); las demás parecen ser interesantes alternativas independientes de distintas partes del mundo. O al menos eso espero, pues las tres que he tenido oportunidad de ver no presentan un buen augurio para la nueva firma Fangoria FrightFest.

Road Kill (Road Train)

Micro-sinopsis: un tren asesino persigue a cuatro turistas en el "outback" australiano. ¿Perdón? ¿Un "tren asesino"? Admito que esta es la cinta que más curiosidad me causaba, pues con un argumento así solo podía ser excepcionalmente ridícula o increíblemente ingeniosa. Bueno, se inclina hacia lo primero, aunque admiro la ambición del director Dean Francis y el guionista Clive Hopkins para encontrar un ángulo fresco en la clásica fórmula de "vehículo asesino".

Para empezar, el "tren" no es un tren; aparentemente en Australia se le llama "tren" a un camión (o "trailer") con doble remolque. ¿Ven? Eso tiene más sentido, y convierte a la cinta Road Kill (título original: Road Train) en algo que comienza como una mezcla de la clásica Duel (de Steven Spielberg), y la reciente Joy Ride. Claro que eventualmente se vuelve MUY distinta, así que quienes esperen ver persecuciones al estilo de Mad Max, mejor busquen otra película (recomiendo Doomsday). La historia de Road Kill parece escribirse sola: dos parejas pasean por las planicies australianas, acampando y pasándola bien, hasta que un violento encuentro con un malévolo camión (¿sin chofer?) hace que su vehículo se estrelle, dejándolos indefensos en mitad del desierto. Y, por si no fuera una situación suficientemente desesperada, el camión regresa a terminar lo que empezó...

A partir de ese punto el guión toma un camino inesperado que eleva el nivel del misterio principal, haciéndolo genuinamente impredecible. El problema es que este misterio necesita apoyarse en la tremenda estupidez de los personajes, los cuales toman una y otra vez las peores decisiones imaginables para impulsar la historia, y eso termina destruyendo la poca credibilidad que inspiran sus actuaciones. Por el lado positivo, la cinematografía presenta el "outback" como un lugar amenazador (lo cual no es tan difícil, considerando su aislamiento y aridez), la premisa desafía las expectativas del espectador (y tal vez su tolerancia), y hay buenos momentos de suspenso, aunque no todos se resuelven satisfactoriamente. Como sea, los noventa minutos de la película pasan rápido, excepto cuando el "drama" frena el ritmo; y el director no es tímido para mostrar escenas de grotesco "gore" con ayuda de pocos pero bien implementados efectos especiales. A fin de cuentas Road Kill me pareció demasiado ridícula para tomarse en serio; sin embargo, los fans del horror independiente quizás apreciarán la tensa atmósfera, ocasional sangre y surrealista premisa. En años recientes el cine australiano ha producido algunas buenas películas de terror, como RogueLake Mungo y Black WaterRoad Kill ni siquiera se acerca a la misma categoría, pero podría convertirse en una comedia involuntaria. Algo es algo.
Calificación: 6


Desde los primeros segundos de Pig Hunt podemos ver que será una de esas películas con "mensaje", pues durante los créditos iniciales nos muestra algunas sarcásticas ilustraciones de las tropas norteamericanas conviviendo con agradecidos habitantes del Medio Oriente. Sin embargo el débil mensaje político no logra convivir armoniosamente con el burdo argumento, en el que encontramos a varios amigos ex-militares (y la novia de uno de ellos) planeando pasar un fin de semana en los bosques del norte de California, cazando cerdos salvajes y emborrachándose. Como podemos suponer, el "divertido" paseo se convierte en pesadilla cuando el grupo encuentra agresivos "bikers" cristianos, hippies narcotraficantes, y señales de que la leyenda del "Ripper" es cierta: aparentemente un enorme cerdo salvaje de varias toneladas tiene aterrorizados a los habitantes de la remota zona, pues no solo devora animales, sino también personas. Entonces, aislados de la civilización y rodeados de peligros animales y humanos, los ex-soldados deberán apelar a su entrenamiento militar para salir con vida del bosque, y quizás cobrar la presa más buscada en la región.

El ex-supervisor de efectos especiales Jim Isaac debutó como director hace veinte años con la defectuosa pero interesante cinta The Horror Show (que aún quiero ver en versión sin censura). Sin embargo es más “famoso” por haber dirigido Jason X, en mi humilde opinión una de las mejores películas en la saga de Friday the 13th. Por eso empecé a ver Pig Hunt con la esperanza de que tendría cierto valor como entretenimiento "retro" al combinar una atmósfera de "slasher" ochentero con un argumento de los "creature features" de los setentas, donde el reino animal invierte los papeles y cobra venganza contra la humanidad. En cierto modo lo consigue; el problema es que tarda demasiado en sumergirnos en la acción, y mientras eso ocurre tenemos que pasar la primera hora en compañía de personajes antipáticos, visitando los cansados clichés de ambos sub-géneros. Así tenemos al anciano que advierte a los jóvenes sobre los peligros del cerdo gigante; a los ignorantes y repulsivos habitantes locales, cuya labor es aportar un poco de humor políticamente incorrecto (a costa de la actriz asiática Tina Huang). Y, por supuesto, no podían faltar los maniáticos con machetes acechando entre los árboles; claro que esta vez no es Jason, sino un culto "new age" que rinde tributo al cerdo gigante.

En fin, Pig Hunt es una disparatada combinación de elementos mal planeados que el director usa para satisfacer su dudosa ambición "transgresora". Los veinte minutos finales de la película me parecieron buenos, pero no compensan la tediosa hora inicial, ni los odiosos personajes que tenemos que soportar durante la cinta entera. Entonces, la mínima recomendación que puedo darle dependerá mucho de la tolerancia que el espectador tenga por el cine "hillbilly" y el placer que le produzca ver monstruos animatrónicos bañados en sangre artificial. Quizás con menos "sabor local" y con mejores actores, Pig Hunt hubiera sido una interesante muestra de horror con sustancia detrás de su sangre. Pero en su estado actual apenas rebasa la clasificación de entretenimiento desechable para quien no tenga algo mejor que hacer. Claro que eso aplica a mi, así que mejor me callo.
Calificación: 6

The Tomb (Ligeia)

Pobre Edgar Allan Poe. Su vida fue bastante trágica, y ahora tiene que ver sus relatos pervertidos póstumamente en incontables películas que lo usan como "inspiración" de libretos ridículos, cuya pobre narrativa y carencia total de atmósfera traicionan los mejores atributos de la obra literaria de este autor. Pero bueno... eso pasa cuando el trabajo de un famoso escritor entra al dominio público, haciéndolo presa fácil de directores con poco dinero y habilidad artística muy por debajo de sus propias ilusiones (¿o alucinaciones?). The Tomb (también conocida como Ligeia) es una de esas malas películas, y está obviamente inspirada en el cuento corto Ligeia, escrito hace más de 170 años, en el cual se narran los desesperados esfuerzos del protagonista por resucitar a su amada esposa Rowena... con extrañas consecuencias. Buscando un ángulo moderno, la película The Tomb se centra en una premisa más "vampírica", y así vemos como Jonathan (Wes Bentley), exitoso profesor universitario, cae bajo el embrujo de la misteriosa Ligeia (Sofya Skya), quien secretamente roba almas de personas inocentes para preservar su belleza y extender su vida. ¿Será Jonathan una nueva víctima... o la pareja que acompañará para siempre a la cruel Ligeia?

The Tomb pretende ser muy "artística", atmosférica y erótica, pero en realidad es profundamente aburrida e incoherente. Está filmada como un episodio de Halloween de Desperate Housewives, y a pesar de contar con un elenco adecuado, las actuaciones mantienen el mismo estándar televisivo del resto de la producción. Ya saben... muchas luces azules, seductoras mujeres con exóticos acentos y relámpagos estroboscópicos (aunque admito que el exterior de los castillos es ciertamente impresionante). Todo ello como marco de un cansado "thriller romántico" carente de pasión real o el más leve suspenso. Por un breve momento el aspecto "científico" del robo de almas parece añadir un poco de interés lovecraftiano al tedioso libreto, pero se disipa rápidamente para dar paso a más escenas de sexo estilo Cinemax (con mínima desnudez gráfica), horribles efectos digitales y trémula música de cuerdas y piano para enfatizar las inexistentes emociones de los personajes. Ah, y no pueden faltar las obligatorias referencias a Poe... un cuervo por aquí, un vaso de ajenjo por allá... Qué original. Espero sinceramente que esta sea la peor película de Fangoria FrightFest, pues así todas las demás tendrían que ser necesariamente mejores... pero si esto bastó para convencer a los editores de la revista, será mejor que busquen un criterio más confiable para futuros lanzamientos. Quizás sus lectores tengan mejores sugerencias.
Calificación: 3

martes, 21 de septiembre de 2010

Cine Clásico: The Sword and the Sorcerer (1982)

De niño me gustaban las venerables películas de fantasía realizadas en los 60s y 70s, pero eventualmente la doble influencia de Star Wars y Close Encounters of the Third Kind logró que mis gustos cambiaran hacia la ciencia ficción. Y aunque disfruté la ola de baratas fantasías heroicas promovidas por el video casero en los ochentas, rara vez sentí la misma pasión por el cine de capas, espadas, hechiceros y dragones... con la excepción de The Sword and the Sorcerer, la cual me dejó absolutamente pasmado en 1982 (o quizás un par de años después, no recuerdo) por mostrarme un estilo de fantasía vigoroso y exagerado, donde había sangre abundante, violencia desmedida y un sutil sentido del humor que nunca encontré en el más serio e inocente cine de los sesentas. Claro, todos esos ingredientes estaban presentes décadas atrás en las novelas de Robert E. Howard y Robert Jordan, pero en lo que se refiere a cine no se había producido nada similar hasta el momento. Y en vista de que la fantasía moderna se inclina hacia temas juveniles, inocuos efectos digitales e insípidos romances, estimo que será muy raro ver algo similar en nuestro futuro cinematográfico... aunque todavía queda una esperanza.

El argumento de The Sword and the Sorcerer no es muy original, pero combina saludablemente los arquetipos del género: un héroe valeroso (y un poco estúpido), doncellas en peligro, armas mágicas, corruptos tiranos y un villano sobrenatural de inmenso poder. Durante los primeros minutos de la película vemos cómo el ambicioso Cromwell (Richard Lynch) conquista violentamente el pacífico reino de Ehdan con ayuda del enigmático hechicero Xusia (Richard Moll), cuyo gran poder trasciende la muerte misma. Pero cuando Cromwell asesina a la familia del legítimo rey y asume la corona, decide que Xusia es demasiado peligroso como aliado, y lo elimina arrojándolo a un abismo. Once años después, los habitantes de Ehdan planean una rebelión contra su cruel tirano, y la princesa Alana (Kathleen Beller) contrata los servicios del mercenario Talon (Lee Horsley), quien quizás tenga motivos secretos para aceptar la misión. Y, para complicar las cosas, el hechicero Xusia también planea su venganza por la traición que sufrió a manos de Cromwell años atrás.

Viendo actualmente The Sword and the Sorcerer se perciben muchas fallas que no noté en mi adolescencia, pero al mismo tiempo encuentro hoy mucho más simpático el sentido del humor del libreto, la ausencia de moralejas y la traviesa energía que el director obtiene con su diestra combinación de acción, diálogos y edición, consiguiendo que las exageradas actuaciones se vuelvan parte del espectáculo, en vez de obstaculizar la simple intención de entretener al espectador. Como todo buen director de cine B, Albert Pyun sabe cómo extraer el máximo provecho de los limitados elementos disponibles (incluyendo los actores), resultando en una obra con mayor valor que la suma de sus partes individuales. Entre esas partes puedo mencionar los efectos especiales de primitiva manufactura pero notable ingenio, entre los que destacan la tumba de cráneos animados donde revive el cadáver del hechicero Xusia, y la grotesca revelación de su disfraz humano. En la época pre-digital no bastaba con saber usar los moldes, látex y sangre artificial; también era necesario un buen sentido estético para fotografiarlos maximizando su realismo y ocultando sus deficiencias, y es obvio que Pyun tiene un instinto natural para ello, lo cual benefició muchas de sus subsiguientes películas, como la inolvidable Cyborg (Jan-Claude Van Damme contra robots del futuro) y Némesis (una de mis mezclas favoritas de ciber-futurismo gibsoniano y artes marciales).

Otro elemento sobresaliente de The Sword and the Sorcerer es la banda sonora de David Whitaker. En vez de utilizar los sintetizadores que estaban de moda en aquella época, el compositor empleó una orquesta real para obtener un sonido rico y exuberante que complementa el tono épico de la película y subraya con gran entusiasmo los momentos de acción y el supuesto drama medieval. No puedo evitar sonreír cada vez que se escuchan triunfales trompetas para celebrar alguna hazaña del inepto Talon, o lánguidos violines como acompañamiento de sus momentos "tiernos" (que bordean en el acoso sexual) con la Princesa Alana (para apreciar el beneficio de la música "análoga", basta ver alguna cinta de la saga Deathstalker, cuya blanda pista electrónica solo hace más risible la mediocridad general de la serie). Son detalles como esos los que elevan la categoría de The Sword and the Sorcerer, y contribuyen a compensar las excesivas vueltas que da el libreto y las humildes locaciones que no alcanzan el nivel de grandiosidad deseado por el director (la gran batalla final parece ocurrir en la casa de campo de algún productor de Hollywood).

Además de sus modestos placeres de bajo presupuesto, The Sword and the Sorcerer tiene la distinción de ser la primera película del prolífico director Albert Pyun, cuya larga carrera (casi treinta años) se ha visto limitada al cine B, aunque no por ello está exenta de ocasional calidad y solidez narrativa. Como aprendiz del legendario Akira Kurosawa, Pyun obviamente aprendió a contar una historia con estilo y consistencia, lo cual quizás explique su longevidad en un estrato cinematográfico donde rara vez encontramos leyendas que no se fundamenten en la mera nostalgia. Y lo mejor de todo es que, con suerte, próximamente podremos presenciar el estreno de Tales From an Ancient Empire, la largamente prometida secuela de The Sword and the Sorcerer, donde sin duda Pyun nos regalará otro plato preparado con su inimitable receta de poco dinero y mucha imaginación, aderezada con dudosas actuaciones y un libreto que se quedó demasiado tiempo en el horno. Ya se me hace agua la boca…
Calificación: 8.5

sábado, 18 de septiembre de 2010

Amor a Distancia (Going the Distance)

No puedo creerlo... una comedia romántica que realmente me hizo reír. Bueno, quizás no fueron carcajadas constantes, pero ciertamente reí lo suficiente para pasar por alto los muchos clichés que Amor a Distancia emplea en su argumento. Y, ya que estoy siendo honesto, también señalaré que a pesar de esos clichés encontré inusual honestidad y realismo en este relato de una pareja que debe luchar contra la distancia y el destino para mantener su perfecta relación. Claro que el término "realismo" debe tomarse en el contexto de las comedias románticas, donde la artificialidad parece la norma, y las cansadas fórmulas del género son prácticamente leyes inviolables bajo pena de fracaso económico.

El apropiado título lo dice todo: Garret (Justin Long) es un joven ejecutivo en una disquera "alternativa" de Nueva York ("alterna
tiva" quiere decir que puede usar ropa casual en la oficina) y, tras el abrupto final de su previa relación, conoce a Erin (Drew Barrymore), estudiante de periodismo trabajando como pasante en un diario local (sí, Barrymore está demasiado mayorcita para pasar por estudiante universitaria, pero hay una buena explicación que también sirve para justificar el conflicto final de la película). En fin... la pareja tiene buena química y su romance progresa admirablemente, incluso bajo el escrutinio y ácidos comentarios de sus mejores amigos Box (Jason Sudeikis) y Dan (Charlie Day, tratando de convertirse en el nuevo Zach Galifianakis). Pero tanto Garret como Erin saben que la relación está condenada a terminar en unas semanas, cuando ella regrese a San Francisco para concluir sus estudios. Entonces, cuando llega el fatídico día de la separación, Garret sugiere tratar de mantener viva la pasión a distancia, con ayuda de todas las herramientas de comunicación disponibles actualmente. ¿Podrá prosperar el amor bajo esas difíciles condiciones? Por primera vez en mucho tiempo tuve cierto interés en conocer la respuesta.

No estoy diciendo que Amor a Distancia sea una película particularmente buena; sin embargo los estándares de las comedias románticas tienden a ser tan bajos que hasta el más tenue esfuerzo por superarlos da buenos resultados. Y, en el caso de Amor a Distancia, creo que ese esfuerzo está en los detalles. El guión cubre a grandes rasgos los puntos necesarias para establecer la atracción entre los personajes, y el obligatorio conflicto que pondrá en peligro su felicidad. También encuentra justificación para el típico "coro griego" de amigos y parientes con chuscos (o irritantes) comentarios sobre la situación de la pareja. Pero, como ocurre con frecuencia, el valor real de la película está en los breves diálogos e inesperados momentos que se sienten casi improvisados, y que encontré más simpáticos y sinceros que cualquier escena pre-diseñada para hacernos reír (como la predecible rutina del “bronceado químico“… el chiste parecía dudoso cuando Friends lo usó hace años, y les aseguro que no ha mejorado con el tiempo).

Creo que ni Drew Barrymore ni Justin Long se preocuparon mucho por actuar, lo cual ayuda a crear una atmósfera más espontánea que favorece al humor (después de todo, nadie está esperando Oscares en una película como ésta). El elenco secundario sigue el ejemplo, y como resultado tenemos un razonable balance de humor vulgar y emociones honestas; en otras palabras, el tono de Amor a Distancia es muy similar al de la obra de Judd Apatow (e imitadores), donde las francas discusiones sobre penes, vaginas y Hitler pueden convivir con momentos emotivos y sobrias verdades del romance moderno. Habiendo dicho eso, regresaré a la amarga objetividad para señalar el pobre diseño de producción, la cinematografía de sitcom y la gran cantidad de "chistes" que no funcionan, o que se sienten forzados y crispantes. Al menos la conclusión trata de buscar un punto intermedio entre realidad y fantasía, de modo que es difícil adivinar si habrá un típico final feliz o algo menos idealizado. Entonces, como dije antes, Amor a Distancia no es una gran película, pero puedo darle una modesta recomendación porque conoce sus debilidades y se esfuerza por reducirlas, sin caer en el error de tomarse demasiado en serio. Además, cualquier comedia romántica que se burle de Take My Breath Away y (I've Had) The Time of My Life no puede ser tan mala, ¿cierto? Y menos si incluye una batalla por el "high score" de Centipede. Un momento... ¿caí en una trampa de nostalgia ochentera? Demonios.
Calificación: 6.75