lunes, 28 de marzo de 2011

Así Pasa Cuando Sucede (Whatever Works)

Después de anunciarse durante más de un año, finalmente se estrenó en México Whatever Works (me rehúso a usar el estúpido título “Así Pasa Cuando Sucede“), en muy pocos cines y con un mínimo de publicidad, como si el distribuidor quisiera ocultarla... o, más probablemente, como si quisiera cumplir el contrato de distribución sin perder demasiado dinero en el proceso. Y no los culpo; después de las sólidas (y ocasionalmente brillantes) películas recientes de Allen, Whatever Works es un paso (un GRAN paso) atrás, a la época que nos dio chascos como Hollywood Ending y The Curse of the Jade Scorpion. Aún así hay algunas interesantes ideas y chispeantes diálogos en esta torpe cinta, pero no lo suficiente para recomendarla.

La trama de Whatever Works es una pobre regurgitación de los temas y personajes que Allen usaba en sus "comedias neuróticas" de los setentas y ochentas, pero sin el mismo humor o ingenio que las hizo entretenidas, graciosas e inteligentes. Incidentalmente, entre esos temas está su obsesión con las actrices guapas y jóvenes, pero mejor dejemos ese análisis para otro día. Esta vez el protagonista parece ser un "alter ego" de Allen llamado Boris (Larry David), cuyas frecuentes diatribas sobre religión, política y hasta ciencia, son manifestaciones del general descontento que siente por la humanidad. Sin embargo, un encuentro casual con la joven fugitiva Melody (Evan Rachel Wood) empieza a cambiar la perspectiva del amargado hombre, y aunque no logra cambiarlo por completo parece dispuesto a disfrutar más de la vida. Desafortunadamente su pseudo-felicidad corre peligro cuando llega inesperadamente Marietta (Patricia Clarkson), la madre de Melody, para ver cómo le va a su hija en la gran ciudad.

Al menos hay una razón válida para la anacrónica narrativa de Whatever Works. Aparentemente se trata de un viejo libreto que Allen escribió en los setentas, pensando en el comediante Zero Mostel como protagonista. Pero cuando Mostel falleció, el director desistió y guardó el guión "para otro día". Tal día llegó varias décadas después, en el 2009, cuando la amenaza de una huelga de actores dejó a Allen con muy poco tiempo para preparar su siguiente cinta, así que decidió desenterrar este añejo relato que hoy no solo parece sexista, sino irritante y no muy gracioso. Claro, el protagonista nos advierte desde el principio que no es una persona agradable, pero eso no justifica que la película entera se siente como la perezosa fantasía de un director cansado de su oficio.

Entre los escasos puntos positivos que ofrece puedo señalar el trabajo de Larry David como perfecto substituto de Allen (al menos en la pantalla). Sus vitriólicos diálogos se sienten pasionales y sinceros, no como si estuviera simplemente siguiendo un libreto, sino como extensión de su personalidad (la cual sería consistente con con lo que vimos en la serie de televisión Curb Your Enthusiasm). Evan Rachel Wood maneja creíblemente el ingrato papel de chica inocente deslumbrada por el "genio" de su renuente benefactor. Y, contribuyendo con lo que pueden, tenemos a los siempre interesantes Ed Begley, Jr. y Patricia Clarkson; honestamente hubiera preferido que la trama se centrara en sus personajes, pues podría haber sido una clásica farsa del "ratón de campo y ratón de ciudad", enmarcada en el absurdo mundo del arte neoyorquino. Pero quizás así no hubiera quedado espacio para los monólogos fatalistas de Allen/David.

Aún con todas estas quejas me encontré sonriendo de vez en cuando con las ideas y ácida actitud del protagonista, porque se acerca bastante a mi perspectiva personal (y de paso aprendí que lo mejor es callarme esas opiniones). Sin embargo esas coincidencias ideológicas no bastaron para hacer más apetecible la experiencia, y hubiera preferido mejor invertir mi tiempo viendo nuevamente Love and Death, Annie Hall o incluso Stardust Memories para recordar el astuto humor de Woody Allen y sus agudas observaciones sobre la humanidad y el mundo. Pero bueno... al menos Whatever Works resultó mejor que Anything Else, así que se salva de ser la "peor película" de este cineasta.
Calificación: 6

domingo, 27 de marzo de 2011

Juego de Traiciones (Fair Game)

Tenía particular interés en ver la película Juego de Traiciones después de haber disfrutado el año pasado la excelente Nothing But the Truth, pues ambas examinan el mismo escándalo político desde perspectivas opuestas. Bueno, para ser justos, Nothing But the Truth asegura ser un trabajo de ficción, pero es obvio que está inspirada en el "asunto Plame" (también conocido como "Plamegate") que sacudió las esferas de poder en Washington hace casi diez años. Por su parte, Juego de Traiciones pretende ser una rigurosa dramatización de los hechos (al menos dentro de los parámetros de Hollywood), usando los nombres reales y expandiendo el alcance de la trama para mostrar exactamente por qué tuvo tanta importancia dicho escándalo. Y si bien realiza una magnífica labor explicando la complicada cadena de causas y consecuencias, a fin de cuentas pierde el rumbo para convertirse en otra cansada denuncia contra la deshonestidad del gobierno norteamericano y, por consiguiente, contra George W. Bush y sus esbirros. ¿En serio seguimos con ese rollo? Pero bueno; de cualquier modo hay suficientes cosas buenas para recomendar esta película, aunque con significativas atenuantes.

Creo que me abstendré de revelar la naturaleza del "escándalo Plame" (se ha escrito bastante sobre él en Internet de todos modos) para no arruinar las sorpresas de la trama. Baste decir que Nothing But the Truth examinó los hechos desde el punto de vista de la reportera Judith Miller (bueno, una versión ficticia), mientras que Juego de Traiciones se centra en Valerie Plame (Naomi Watts), agente de la CIA con una importante misión en los meses posteriores al ataque terrorista del 11 de Septiembre del 2001. Durante esos turbulentos días vemos cómo Plame participa en varias operaciones secretas destinadas a probar la existencia de armas nucleares en Irak. Pero cuando su análisis arroja resultados negativos, la sorprendida espía se da cuenta de que eso no es lo que querían sus superiores y, sin poder hacer nada, ve cómo la desinformación, mala comunicación y mentiras empiezan a influenciar la política externa de los Estados Unidos, haciendo la guerra inevitable. Pero su esposo, el ultra-liberal reportero Joe Wilson (Sean Penn) posee información que contradice la postura oficial, y decide exponerla en un candente artículo periodístico que tendrá graves consecuencias para ambos...

Sé que esta sinopsis suena horriblemente seca y complicada; lo mismo pensé hace años cuando leí sobre "Plamegate"; sin embargo, los guionistas Jez y John Butterworth (basado en los libros The Politics of Truth y Fair Game) crean un flujo narrativo claro y natural que ilustra perfectamente la importancia de los eventos, y la razón por la que este escándalo fue una mancha en el rostro de un gobierno ya de por sí bastante sucio. Sé que ya estamos cansados de estas "sorpresivas" revelaciones sobre Bush y sus secuaces; sin embargo durante gran parte de la película ese elemento sirve tan solo como "marco histórico", mientras la trama se centra en las actividades de Plame como espía, su investigación en el tráfico de uranio y el conflicto interno que experimenta entre sus principios morales y su patriotismo. Naomi Watts realiza un excelente trabajo mostrando las contradictorias facetas de su personaje, como ama de casa afectuosa y hogareña; y como espía fría y manipuladora que pasa su tiempo "laboral" en contacto con peligrosas figuras del terrorismo internacional. Sean Penn es menos sutil en el papel del reportero (y ex-embajador) Joe Wilson, pero su exagerada interpretación ayuda a ilustrar su convicción e inflexibles principios periodísticos (y morales, supongo). Lástima que eventualmente toma el control de la película para convertirla en una estridente diatriba política ("Democracy is not a free ride, man!") que arruina lo que era un sólido relato de espías, burocracia y percepción pública.

No me malinterpreten; en lo personal estoy generalmente de acuerdo con la ideología de Juego de Traiciones; sin embargo no hacía falta un cambio tan radical de tono para transmitir su mensaje eficientemente, ni destruir el perfecto balance de drama, política y suspenso que impulsó su primera mitad. Y lo peor es que los agitados discursos sobre "seguridad nacional", "armas de destrucción masiva" e "inteligencia militar" frenan el ritmo de la cinta y hacen que parezca mucho más larga (y lenta) de lo que realmente es. Pero bueno... supongo que no debería extrañarme, pues en cierto modo la película sirve también como la defensa pública de Valerie Plame y Joe Wilson, quienes contribuyeron a la producción como "asesores" y, por si fuera poco, escribieron los libros en los que se basa el guión. Aunque no sea una cinta muy comercial, sospecho que Juego de Traiciones difundirá esta versión de "la verdad" con mayor velocidad y eficiencia que las solemnes entrevistas en CNN o en programas televisivos de debate político que nadie ve. Y además de todo Plame y Wilson deben haber cobrado buen dinero por los derechos de su historia. Bien jugado.

Entonces, puedo recomendar Juego de Traiciones para quien guste de los dramas políticos e historias de espías que muestran esa actividad como una combinación de mentiras, manipulación y burocracia. Aclaro que no hay escenas de acción, ni persecuciones en auto, ni "gadgets" diseñados por "Q". El director Doug Liman, más conocido por The Bourne Identity, Mr. & Mrs. Smith y otras frívolas cintas de acción, muestra una cara distinta de su oficio, manejando con destreza y paciencia los momentos pausados de la historia, e inyectando energía en las escenas dramáticas. Si hubiera logrado integrar con más delicadeza el pesado mensaje político, Juego de Traiciones hubiera sido un thriller casi perfecto; desafortunadamente no fue así, y aunque me gustaron muchas escenas, terminó decepcionándome por su evidente partidismo y demagogia. Pero bueno, siempre habrá películas como The Quiet American, The Tailor of Panama y Spartan para quien gusta del cine de espionaje más sutil y menos "James Bond". Y, para quienes quieran seguir despotricando contra George W. Bush, hay cientos de foros políticos en internet donde sus conspiraciones serán bienvenidas. Con suerte, algunos de esos foros serán frentes de la CIA en busca de "operativos".
Calificación: 7

sábado, 26 de marzo de 2011

Sucker Punch: Mundo Surreal (Sucker Punch)

Fantasías dentro de fantasías dentro de fantasías... esa es básicamente la estructura de la irregular pero entretenida película Sucker Punch. Para bien o para mal el director Zack Snyder finalmente tiene la oportunidad de plasmar sus propias ideas en la pantalla grande (después de forjar una sólida carrera adaptando historias de otros autores, desde 300 y Watchmen hasta el re-make de Dawn of the Dead). Y, curiosamente, sus ideas "originales" son una destilación de modernos videojuegos, videos musicales y sensuales heroínas sacadas del más trillado "anime". No lo niego... esta combinación suena muy atractiva en papel pero, al carecer de un buen respaldo narrativo, la película resultante se siente hueca y poco satisfactoria. Aún así quiero verla de nuevo YA.

La trama... bueno, lo intentaré. Al principio de Sucker Punch conocemos a Baby Doll (Emily Browning), heredera de una gran fortuna tras la muerte de su madre. Pero su malvado padrastro tiene otros planes (no solo financieros, sino también sexuales) y, tras un infortunado accidente, Baby Doll termina recluida en un sombrío manicomio, donde el perverso guardia Blue Jones (Oscar Isaac) falsificará papeles para que la joven reciba una lobotomía, lo cual la silenciará para siempre y dará a su padrastro el control de la herencia. Pero faltan cinco días para la realización de ese monstruoso procedimiento, y mientras tanto Baby Doll debe someterse a la extraña terapia de la Dra. Gorski (Carla Gugino), durante la cual concibe un plan para escapar con ayuda de otras cuatro internas, cada una responsable de obtener un objeto específico que necesitan para recuperar su libertad.

Quien haya visto los cortos de Sucker Punch se preguntará cómo encajan los robots samurai, zombies nazis y aviones biplanos (y triplanos) en la trama. Por lo tanto supongo que no será "spoiler" revelar que la terapia de la Dra. Gorski (junto con el consejo de un enigmático mentor que podría o no ser real, interpretado por Scott Glenn) transporta a Baby Doll a mundos imaginarios, donde sus batallas por sobrevivir en el manicomio se manifiestan como elaboradas secuencias de acción repletas de efectos especiales e imágenes genuinamente impactantes. El problema es que nunca se justifica adecuadamente la existencia o significado de tales mundos imaginarios, de modo que parecen un arbitrario truco del director para crear delirantes escenas cuyo fin es satisfacer hasta al más pedante "geek" (yo). Y créanme que Snyder y su equipo de producción hacen un trabajo fenomenal... desafortunadamente eso no basta para hacer una buena película.

También tengo opiniones encontradas sobre la función de la música en Sucker Punch. Las mencionadas secuencias de acción giran en torno a canciones específicas, y casi todas son "covers", "re-mixes" o "mash-ups" de canciones que me gustan mucho (Army of Me, Sweet Dreams, Tomorrow Never Knows, White Rabbit, Where is My Mind), pero aunque funcionan muy bien para enfatizar el ritmo y atmósfera de los mundos imaginarios, el resultado es más parecido a una colección de costosos videos musicales, fragmentando el flujo narrativo de la cinta y "sacándonos" constantemente de la historia, que ya de por sí tiene dificultades para sostener nuestra atención.

De cualquier modo aprecio el esfuerzo realizado por las guapas actrices, no solo haciendo acrobacias y peleando contra robots, orcos y dragones, sino en los momentos supuestamente dramáticos. Las actuaciones son razonablemente buenas para lo que requiere el argumento, y si no siempre funcionan no es por culpa de Emily Browning, Vanessa Hudgens, Abbie Cornish, Jena Malone, Jamie Chung o Carla Gugino, sino porque el libreto no les da el tiempo y material necesario para hacernos partícipes de sus emociones y experiencias. El que sí debo señalar como eslabón débil del elenco es Oscar Isaac; sin darle muchas vueltas, el malévolo Blue es un villano flojo y pusilánime, sin presencia escénica ni turbulencia interna que refleje su "maldad". Quizás Snyder no quiso distraernos con algún actor famoso en ese rol, pero dado el superficial desarrollo de todos los personajes, quizás hubiera convenido usar a alguien que trajera consigo un poco más de peso dramático (imaginen a Brad Dourif o Lance Henriksen en ese papel).

Pero bueno... como dije al principio, Sucker Punch me divirtió lo suficiente para recomendarla, quizás no como una "buena película", sino como un interesante y espectacular experimento, no muy exitoso en su nivel dramático y un poco arrogante por suponer que lo único que los "geeks" necesitamos es acción, faldas cortas, robots y explosiones para quedar contentos. Y tal vez la cinta deje contentos a muchos, lo cual es perfectamente válido y natural (no soy su psicólogo). Solo hubiera deseado un poco más de ingenio para "pegar" los eclécticos elementos de la cinta, de modo que se sintiera como un todo coherente y robusto, en vez de ser una telenovela juvenil interrumpida ocasionalmente por clips musicales y aparatosas "cut-scenes" de videojuego. Como sea, queda claro que Zack Snyder es un competente director pero mal guionista; si aprende la lección seguramente continuará deleitándonos por mucho tiempo con buenas películas escritas por otras personas, lo cual es perfectamente aceptable. Por favor, no necesitamos otro M. Night Shyamalan.
Calificación: 7

martes, 22 de marzo de 2011

S.W.A.T.: Firefight

Allá por el 2003 la película S.W.A.T. fue otro de tantos refritos basados en populares series de televisión y, en mi humilde opinión, no fue ni el mejor ni el peor; simplemente entretenido y olvidable. Por eso me sorprendió enterarme de que ahora, ocho años después, alguien decidió hacer una secuela directa a DVD, seguramente con la intención de iniciar una franquicia de bajo costo, con un título conocido y una fórmula narrativa similar a las de ciertos programas de televisión contemporáneos que combinan acción policíaca, melodrama y efectos especiales para distraer de sus repetitivos argumentos y pre-fabricados personajes. Más sorpresa aún fue descubrir que S.W.A.T.: Firefight resulta tan entretenida como la original gracias a la estilizada dirección de Benny Boom (¿será su nombre real?) y al interesante elenco compuesto por actores desconocidos pero bien seleccionados. Por otro lado también me pareció tan olvidable como su predecesora, pues su argumento carece de originalidad e ingenio, con la falla adicional de un final que traiciona a los personajes en aras del espectáculo... y ni siquiera lo hace bien.

Como recordarán (?) la primera S.W.A.T. dividió su historia en dos partes; la primera cubrió el entrenamiento de los oficiales que aspiran a trabajar en la división de Armas y Tácticas Especiales; y en la segunda mitad los vimos enfrentando una peligrosa misión. S.W.A.T.: Firefight le da un atinado giro a esa estructura, conservando el concepto de "pez fuera del agua" pero sin perder tiempo en el tedioso entrenamiento de novatos. El protagonista es Paul Cutler (Gabriel Macht), oficial estrella de la división S.W.A.T. en Los Ángeles y experto en negociación que nunca ha perdido un rehén. Por eso el gobierno lo asigna como asesor y entrenador de la división S.W.A.T. en Detroit, la cual desea obtener una certificación oficial de Seguridad Nacional y Respuesta al Terrorismo. Cutler acepta a regañadientes el cargo, y desde luego sus discípulos en Detroit ven con malos ojos al recién llegado; pero conforme participan juntos en operativos reales y rudos entrenamientos, empiezan a respetarse mutuamente... lo cual será indispensable para sobrevivir los ataques de Walter Hatch (Robert Patrick), un enigmático villano con conexiones gubernamentales que busca vengarse de Paul por la muerte accidental de una mujer.

Como dije, el argumento de S.W.A.T.: Firefight no es muy original, y creo que funciona mejor como drama policíaco que como cinta de acción. Para empezar, me gustó la relación que se desarrolla entre Cutler y los oficiales de Detroit. Los actores tienen buena química y hacen creíble una amistad forjada tras años de alto riesgo y mutua confianza en sus habilidades. El libreto mantiene al mínimo los conflictos internos basados en indisciplina o posturas machistas (bueno, con una o dos excepciones). En otras palabras, la película no pinta a los policías como niños malcriados con armas de alto poder, ni como superhéroes invencibles, sino como adultos responsables (quizás un poco arrogantes) que entienden el peligro que corren día a día, y la responsabilidad que tienen con los ciudadanos. Vamos, hasta las ocasionales escenas románticas se manejan con sutileza, incluso si su única función es establecer una "damisela en peligro" que añada suspenso al final de la cinta.

Lo cual me lleva a lo mejor de S.W.A.T.: Firefight: el villano. Robert Patrick nos da una de sus clásicas actuaciones honestas y creíbles para compensar parcialmente la superficialidad con la que está escrito su personaje. Y desde luego aprecio su gris moralidad, pues no se trata de un maniático tratando de conquistar al mundo, sino de un hombre con misterioso pasado que solo busca vengar la muerte de un ser querido. Desde luego eso no justifica sus violentas acciones, pero le da una motivación menos arbitraria que la megalomanía que hace tan aburridos a los habituales villanos del cine B. Finalmente, no puedo dejar de mencionar a la guapa Kristanna Loken, cuya aparición es demasiado corta y solo alcanza para compartir una escena con Patrick. Se nota que hay gran potencial en esta reunión de "Terminators"; lástima que la historia tome un rumbo distinto.

Aunque Robert Patrick se robe la película, debo darle crédito a Gabriel Macht por su sólido desempeño como protagonista. La verdad es que nunca tragué a este actor en otras cintas (como Love and Other Drugs y Whiteout), quizás por la mala impresión que me dejó The Spirit; pero en S.W.A.T.: Firefight me recordó una especie de "Aaron Eckhart lite", cuya fuerza no está en sus proezas físicas, sino en la humanidad que imprime en su personaje. Y en lo que respecta a la dirección, no puedo negar que disfruté las escenas inspiradas por los videojuegos de primera persona (o "first person shooters"). Sin duda es un truco barato para añadir visuales frenéticos e impacto visceral, pero me gustó la técnica y su moderado uso como un adorno ocasional que nos pone “en los ojos” de los policías durante alguna peligrosa operación. Por último debo señalar (como siempre) que todas estas virtudes y halagos deben tomarse en el contexto del cine B directo a DVD; por lo tanto S.W.A.T. Firefight no es realmente una buena película; más bien es como un competente episodio de NCIS o Flashpoint (la única serie de ese estilo que me gusta). Como tal, sirve para pasar un rato entretenido y absolutamente desechable, alimentado por bajas expectativas y la sorpresa de encontrar una secuela con suficiente valor para desviarse de la norma y encontrar su propia voz. Incluso si no tiene mucho que decir.
Calificación: 7

domingo, 20 de marzo de 2011

Marte Necesita Mamás (Mars Needs Moms)

Primera sorpresa: el logo de Disney. No sabía que Marte Necesita Mamás era de ese estudio; debí investigarlo antes. Pero ni modo... ya estaba en el cine, así que solo me quedó "disfrutar" la blanda sensibilidad disneyana, la costosa pero fría animación realizada con "captura de movimiento" y la forzada historia, que pretende ser cálida e inspiradora pero termina siendo aburrida, predecible y desagradable. Claro, al menos hay un final feliz y todo se resuelve satisfactoriamente (supongo que no es "spoiler", pues todas las cintas de Disney terminan así). Segunda sorpresa: Marte Necesita Mamás fue dirigida por Simon Wells, quien hace ocho años nos hizo el favor de arruinar la adaptación fílmica The Time Machine, basada en la novela escrita por su tatarabuelo H.G. Wells (en serio). Tercera sorpresa: encontré el valor suficiente para no salirme del cine.

El argumento de Marte Necesita Mamás podría ser una parodia de la mediocre comedia sesentera Mars Needs Women, pero dudo que el público infantil contemporáneo capte la referencia. A fin de cuentas no tiene importancia, pues la trama sigue al niño Milo (voz de Seth Green) en su desesperada misión de rescatar a su Mamá (voz de Joan Cusack), quien fue secuestrada por la lideresa del planeta Marte para extraer sus conocimientos maternos y programarlos en los robots-nanas que crían a los niños marcianos; aparentemente las mujeres marcianas son incompetentes para tal labor. Entonces, con ayuda de Gribble (voz de Dan Fogler), un astronauta norteamericano varado en Marte desde hace décadas, Milo tratará de rescatar a su Mamá y regresar a salvo a la Tierra. Ah, y de paso, aprenderá a apreciar más todo lo que ella hace por él.

El estilo de animación empleado por Marte Necesita Mamás es simlar al de The Polar Express y Beowulf (no en balde está co-producida por Robert "Odio a los Actores" Zemeckis). Y, como hemos visto en aquellas cintas, el uso de movimientos humanos reales para dar vida a los personajes solo consigue (paradójicamente) que se vean más falsos e inhumanos... en corto, otra triste visita al "uncanny valley". Pero siga intentándolo Sr. Zemeckis... al fin no es su dinero el que se desperdicia en tanta tecnología con pésimos resultados. Como sea, al menos me gustó el diseño de producción, la dirección de cámaras y el alto nivel de calidad aplicado a texturas e iluminación. Se nota que hay auténtica sensibilidad "geek" detrás de los paisajes extraterrestres, los corredores subterráneos de la civilización marciana y el "hardware" que combina estética de ciencia ficción moderna con la divertida versión de los cincuentas. Pero ese es el único halago que puedo hacerle a esta tediosa película.

La "aventura" de Milo no me pareicó ni emocionante ni interesante. La motivación que tiene para salvar a su madre podrá ser válida, pero ni las voces ni las "actuaciones" expresan sentimientos más sinceros de los que veríamos en un anuncio de sopa. El humor no es gracioso y la verdad no sé qué tan apropiado sea el mensaje general de la película. Desde luego coincido en el respeto y aprecio por el trabajo de las madres; pero lo que sentí un poco extraño fue la idea de una civilización matriarcal que está colapsando por su frialdad e ineptitud. Curiosa decisión; pero bueno, tal vez el problema no sea del libreto mismo, sino del libro en el que se inspira. La verdad no me interesa mucho ni pretendo averiguarlo.

Y tampoco quiero desperdiciar más tiempo hablando de Marte Necesita Mamás. Tal vez logre divertir levemente al público infantil por sus ocasionales escenas de acción y rutinas de slapstick; pero estimo que hasta los más indulgentes niños reconocerán la mediocridad narrativa de la trama, sobre todo si la comparan con mejores obras del género (como las que realiza Pixar). Y me temo que, después de admirar el virtuosismo visual de Rango, incluso un producto moderadamente pulido como Marte Necesita Mamás se ve obsoleto e improvisado. Claro que podría haberse redimido con su libreto... pero recuerden que es Disney; no hay que esperar milagros.
Calificación: 5

sábado, 19 de marzo de 2011

Triste San Valentín (Blue Valentine)

Generalmente me aburren los dramas que muestran las tribulaciones de un matrimonio, a menos que tengan un "gancho" narrativo sólido que trascienda el trágico pero predecible proceso del "desamor". Además, siendo felizmente soltero, me cuesta trabajo identificarme con esas ficticias parejas, sobre todo cuando están interpretadas por "estrellas" imposibles de tomar como gente real. Por eso tenía bajas expectativas sobre Triste San Valentín, a pesar de los buenos comentarios que ha recibido (incluyendo una nominación al Óscar por Mejor Actriz para Michelle Williams), pues parecía exactamente eso: una película sin otro argumento que el fracaso romántico de una pareja. Sin embargo el director y guionista Derek Cianfrance, junto con el audaz elenco, consigue evocar emociones tan intensas que incluso con mis reservas encontré la cinta fascinante, honesta y perturbadora.

La pareja en cuestión está formada por Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams), casados desde hace varios años y con una adorable hija llamada Frankie (Faith Wladyka). Pero los años se han encargado de erosionar el amor que antes sentían, y ahora su modesta vida de clase media, sus problemas financieros y su llano aburrimiento hacen la relación intolerable, aunque no lo suficiente para hacer algo drástico al respecto. Y así, con el viejo truco de saltar en el tiempo para presenciar distintas etapas en la relación, vemos cómo comenzó el noviazgo, su eventual matrimonio y la repetitiva existencia que los llevó hasta la indiferencia marital.

En cierto modo, la ausencia de un "gancho" narrativo es lo que le da fuerza a Triste San Valentín... no hay una infidelidad (como en Far From Heaven); no hay oscuros rencores sociales (como en Revolutionary Road), ni una crisis de edad madura (como en American Beauty). Y ni siquiera parece haber odio ni violencia (al menos física) entre la pareja. En otras palabras, no hay villanos maliciosos ni víctimas indefensas (bueno, con la excepción de la pequeña Frankie); solo pasivos sacrificios en el altar de la rutina que desgasta y al final extingue hasta el más intenso entusiasmo romántico. Triste San Valentín nos señala la falacia de ese sentimiento, y lo fácil que es dejarse llevar por él sin cuestionar los demás factores que eventualmente definirán la relación.

En su aspecto más mundano Triste San Valentín luce la excelente dirección de Cianfrance, cuya previa carrera haciendo documentales obviamente afinó su percepción dramática, pues fácilmente captura con sórdido detalle los momentos clave en el viaje emocional de los personajes. Y, claro, su dirección está fantásticamente respaldada por las interpretaciones de Michelle Williams y Ryan Gosling, dos geniales actores cuya respectiva filmografía revela un raro interés en papeles difíciles y profundos, justamente como los que requiere Triste San Valentín. El trabajo de ambos es perfecto, sutil donde debe serlo e intenso donde más afecta al espectador. Y al mismo tiempo evita ser un "duelo de actuaciones", pues todo su esfuerzo está dedicado al éxito de la narrativa y a la honestidad de sus sentimientos. Por cierto; la escena sexual que tanta controversia provocó no es tan escandalosa como yo esperaba, ni remotamente "sexy", pues su propósito es ilustrar la transformación de pasión a apatía, incluso en el aspecto carnal del matrimonio.

Entonces, puedo recomendar Triste San Valentín como un devastador drama marital, ciertamente deprimente y sombrío pero en cierto modo inspirador porque celebra la realidad, en vez de regodearse en los más comerciales y accesibles clichés románticos que vemos con tanta frecuencia en el cine. Habiendo dicho eso, repito que no hay realmente una "historia" más allá del colapso matrimonial, así que las casi dos horas de la película podrían parecer aburridas para quien no aprecie el trabajo de los actores o la analítica técnica del director. En cualquier caso, pienso que Triste San Valentín es valiosa como sobrio y potente antídoto contra las comedias románticas que infestan el cine moderno, fundamentadas en la fantasía del "vivieron felices para siempre". Ojalá así funcionara el mundo, pero la experiencia parece señalar lo contrario.
Calificación: 9

viernes, 18 de marzo de 2011

Desconocido (Unknown)

A primera vista Desconocido puede parecer una secuela "extra-oficial" de Taken, la popular cinta de acción en la que Liam Neeson interpretó a un ex-agente secreto en desesperada búsqueda de su hija. Sin embargo no es así; Desconocido tiene algunos momentos de acción, pero su densa atmósfera y elíptica trama la pone en un terreno más cercano al de thrillers hitchcockianos como Breakdown, Arlington Road o (¿por qué no?) Memento. Claro que dicha comparación solo sería en lo que respecta a estilo y tema... no en calidad.

El mencionado Liam Neeson interpreta esta vez al Dr. Martin Harris, experto en bio-química que viaja a Berlín junto con su esposa Liz (January Jones) para participar en un congreso científico. Pero sus planes se interrumpen cuando Martin se ve envuelto en un aparatoso accidente automovilístico que lo deja en coma durante cuatro días. Cuando el científico finalmente despierta tiene la mente confusa y rechaza todo tratamiento, pues quiere encontrar a su esposa. Sin embargo, cuando la encuentra ella no lo reconoce; y, peor aún, ¡Liz está en compañía de otro hombre (Aidan Quinn) quien afirma ser el "auténtico" Martin Harris! ¿Qué está pasando? Martin (el original) no puede creer que su propia esposa esté conspirando para robarle su identidad, pero todo parece apuntar a ese hecho. Entonces, con ayuda de Gina (Diane Kruger), la taxista que le salvó la vida durante el accidente, y de Ernst Jürgen (Bruno Ganz), un astuto detective con un pasado tormentoso, Martin tratará de llegar al fondo del misterio y recuperar su identidad antes de perderla para siempre.

El "hombre sin memoria" es un concepto familiar en el cine y literatura de suspenso; Desconocido lo combina con el otro viejo clásico de "identidad confundida" para crear un misterio interesante y bien planteado, con una resolución un poco absurda pero aceptable. Por el lado técnico, el director español Jaume Collet-Serra orquesta con igual pericia las peleas, las persecuciones automovilísticas y los momentos de tensa calma, permitiendo que los actores hagan su trabajo sin estorbarles con excesivo estilo o redundantes explicaciones. Lamentablemente el libreto se siente demasiado genérico, con escenas pre-fabricadas que hemos visto en mejores thrillers. Claro, su final me pareció más o menos ingenioso; pero es la única sorpresa que ofrece a lo largo de casi dos horas, de modo que ya tuvimos bastante tiempo de aburrirnos antes de la gran revelación.

La verdad no hay mucho más que decir sobre Desconocido. Liam Neeson hace un buen trabajo como el inteligente pero confuso Martin, cuya fría y analítica conducta no disminuye la pasión que siente por su esposa, ni el deseo de recuperarla junto con su antigua vida. Diane Kruger es atractiva y funcional como "sidekick" del protagonista, ayudándolo activamente pero con cierta reserva sobre la bizarra situación. Y en particular me gustó ver al gran actor alemán Bruno Ganz en el papel del detective Jürgen, cuyo pasado en la "Stasi" (la temible policía secreta alemana durante la ocupación comunista) lo hace al mismo tiempo repulsivo y altamente eficiente como aliado, pues sospecha de todo y de todos, tiene contactos en altas esferas del gobierno, y no se conforma con explicaciones fáciles. Finalmente, January Jones interpreta la clásica "rubia de hielo" hitchcockiana, cuyo evidente atractivo externo oculta intenciones inescrutables.

Y creo que lo mismo puede decirse de Desconcido; es un thriller atractivo, bien actuado y filmado, con un libreto funcional que sostiene el interés del espectador a pesar de algunos pasajes lentos y predecibles; pero a fin de cuentas su insulso balance entre intriga y acción le resta identidad y le deja un genérico sabor que no me pareció muy satisfactorio, a pesar del buen final. Entonces, lo mejor que puedo decir es que esta película me hizo recordar thrillers europeos como Ghost Writer y Frantic; lo peor que puedo decir es que la comparación no es del todo favorable. Aún así Desconocido sirve para llenar un par de horas en un fin de semana aburrido; o, desde un punto de vista más amplio, podría llenar los meses que tardará en llegar la inevitable secuela de Taken. Como sea, puede verse pero no es imprescindible; ni siquiera para fans de Qui-Gon Jinn.
Calificación: 6.5

martes, 15 de marzo de 2011

Rango

Mis disculpas por la demora de esta crítica. Como mencioné previamente, me interesaba mucho ver la versión en inglés de Rango, pero en mi ciudad se exhibió en pocas salas y en horarios inconvenientes, así que no tuve oportunidad de verla sino hasta este fin de semana. Pero bueno... aunque sea tarde, me alegro de haberla visto en el cine, pues su combinación de aventura (surrealista), humor (irreverente) y extraordinarias imágenes dio como resultado una muy entretenida experiencia que vale la pena ver en la pantalla grande, aunque ocasionalmente caiga en los mismos errores de la animación moderna.

El título de la cinta se refiere a Rango (voz de Johnny Depp), un imaginativo y melodramático camaleón cuyo hábitat cristalino se cae del automóvil que lo transporta, dejándolo varado en mitad del desierto. Afortunadamente el desierto no está desierto, sino habitado por los excéntricos habitantes de un pueblo llamado "Tierra" donde, curiosamente, el estilo de vida emula al del viejo oeste norteamericano. Dándose cuenta de que no encaja entre los rudos pueblerinos, Rango finge ser un audaz pistolero y es contratado como alguacil por el arrogante Alcalde (voz de Ned Beatty). Al principio parece un trabajo fácil, pero se complica rápidamente cuando alguien roba el depósito de agua del pueblo. Entonces Rango, con ayuda de la sagaz Bean (voz de Isla Fisher) y otras bizarras criaturas, se da a la tarea de recuperar el preciado líquido... y de paso descubre una conspiración detrás de la grave sequía que amenaza con extinguir el pueblo.

Además de lo que pudiera ofrecer en el aspecto narrativo, me interesaba mucho Rango por ser la primera cinta totalmente animada por el estudio Industrial Light & Magic (no, The Phantom Menace no cuenta). Durante más de treinta años, ILM ha representado la indiscutible vanguardia de los efectos especiales, y me parece fascinante ver cómo enfrentaron los nuevos retos de crear una película "desde adentro", cuando habitualmente su trabajo consiste en complementar las ideas de otros cineastas. El resultado es brillante en muchos aspectos y adecuado en otros; pero como experiencia general, Rango me pareció un impresionante debut que de inmediato pone a ILM en competencia directa con otros estudios especializados, como DreamWorks Animation, Sony Picture Imageworks y Animal Logic. ¿Y Pixar? No realmente. Si bien ILM alcanza un virtuosismo visual igual o superior al que vimos en Up o Wall-E, su pericia narrativa aún no alcanza el nivel de Pixar, y solo la experiencia determinará si alguna vez puedan aspirar a ello.

Sin embargo, entre lo bueno que ofrece Rango está el diseño y carácter de los personajes, empezando por Rango mismo. Por lo general me da desconfianza la presencia de grandes "estrellas" en el elenco de voces de una película animada, pues el talento "frente a las cámaras" no siempre se traslada a la más seca y solitaria labor de hablar en un micrófono para dar vida a un personaje. Por fortuna Johnny Depp aprendió bastante sobre ese oficio desde Corpse Bride, y ahora logra imprimir increíble personalidad en el parlanchín camaleón protagónico; lo mismo aplica al resto de los actores, desde veteranos del "voice work", como Ned Beatty y Alfred Molina, hasta los novatos en el medio, como Isla Fisher (cuyo acento del "viejo oeste" es doblemente impresionante cuando consideramos las raíces escocés-omaní-australianas de la actriz) y Harry Dean Stanton (cuyo papel es demasiado breve). Mención honorable al gran Bill Nighy como un enemigo que no solo representa peligro físico, sino psicológico. Y lo mejor es que esas pintorescas personalidades se complementan maravillosamente con el diseño de cada personaje; y no me refiero solo al aspecto técnico, como la animación facial, los "shaders" y texturas que los adornan, sino al "alma" que evoca la combinación de todos esos elementos. Tremendo trabajo del equipo de ILM, que con suerte nos seguirá sorprendiendo en futuras producciones; claro que gran parte de este logro podríamos atribuirlo al director Gore Verbinski, pero eso no desmerita la labor artesanal de "la gente chiquita". Ah, y ¿mencioné la fantástica banda sonora de Hans Zimmer? Su secreto es tomar “prestados” muchos refranes del género “western” (y de la música mexicana) para darles un pequeño giro que los haga parecer frescos y novedosos.

Entre las cosas que me gustaron menos están las escenas de acción. No me malinterpreten... están muy bien planeadas y dirigidas, e incluyen algunos de los momentos más humorísticos de la película ("El Vuelo de las Valquirias" durante un ataque aéreo; el breve encuentro con Hunter S. Thompson en la carretera) pero, como me ha ocurrido con tantas otras películas, las sentí un poco forzadas; como piezas añadidas a algo que estaba funcionando muy bien, y no requería adornos para satisfacer alguna gráfica mercadológica. Lo cual me lleva a otro punto (para mí bueno, pero la opinión del lector podría diferir). No estoy seguro de que Rango sea una cinta para niños. No hay nada vulgar o "inapropiado" en ella (bueno, no mucho), pero el tono general de la historia y el subversivo humor parece más dirigido a adultos que asimilarán mejor los más sofisticados chistes, el homenaje a los "westerns" y, sobre todo, las escenas introspectivas que llegan más allá de las típicos homilías propuestas por el más blando cine infantil (ya saben… como el rancio "cree en ti mismo" y simplezas similares).

En resumen, encontré Rango muy recomendable a pesar de sus cuestionables escenas de acción y su ocasionalmente lenta historia. El trabajo técnico y artístico es sobresaliente, y aunque estimo que el libreto pudo pulirse un poco más, sus fallas se ven atenuadas por las chispeantes actuaciones y la fluida dirección. La verdad no sé si estará destinada a un gran éxito económico, pero espero que así sea para que establezca una nueva tendencia en el cine animado, atrapado desde hace años en el círculo vicioso de mercantilismo y desinterés por tratarse de un producto "desechable" para niños. Bueno, honestamente dudo que ocurra, pero al menos me agrada saber que no solo Pixar se da cuenta del potencial de la animación para contar historias y no solo para vender juguetes y mercancía. Ojalá mantengan a George Lucas lejos de las juntas de producción.
Calificación: 8.5

lunes, 14 de marzo de 2011

Herencia Diabólica (Psalm 21)

Aunque el póster mexicano de la película sueca Herencia Diabólica sea una obvia copia de El Rito (¿quizás para explotar el incidente de "Why The Rito"?), su argumento es en cierto modo más similar al moderno horror asiático que parece estar extinguiéndose. O quizás sea más preciso decir que esta película toma algunos ingredientes del horror asiático y los combina con doctrina religiosa para crear un inestable relato de incierto género que me pareció lento, confuso y extremadamente repetitivo aunque, a fin de cuentas, justifica su tediosa narrativa con un mensaje sincero e importante... al menos para su director.

Dicho argumento gira en torno al sacerdote Henrik Horneus (Jonas Malmsjö), conocido en su parroquia como un hombre afable y optimista que deleita a sus feligreses con sermones llenos de humor y buena voluntad. Su vida en casa en un poco más difícil, pues está divorciado y tiene problemas para comunicarse con su hijo (asumo que los sacerdotes en Suecia no tienen voto de castidad). Y, para colmo, un día recibe la noticia de que su padre (también sacerdote) murió ahogado en un río del remoto pueblo donde vivía. Entonces Henrik se traslada a la pequeña comunidad para arreglar los asuntos pendientes de su padre... y empieza a sospechar que la muerte del anciano no fue accidental, pues además de los comentarios que hacen los excéntricos vecinos, el sacerdote encuentra extrañas ocurrencias sobrenaturales que parecen apuntar a un oscuro secreto del pasado.

Herencia Diabólica empieza bastante bien con un protagonista interesante, un enigmático misterio y una inquietante atmósfera que emplea a conciencia las frías locaciones suecas. Sin embargo la trama sale rápidamente de control, los eventos paranormales (si es que lo son) se acumulan sin propósito concreto, y parecería que el director (y guionista) Fredrik Hiller está simplemente "estirando" la película mientras llega el momento de dar su importante mensaje, el cual refleja algunos elementos particulares de la religión católica en Suecia que quizás no sean tan universales como el cineasta piensa. Pero bueno... de cualquier modo me pareció fascinante conocer las variaciones regionales de una religión aparentemente estable y unificada. Lo que no me gustó tanto fue el excesivo uso de efectos digitales para crear rostros demoníacos sin ton ni son; en el mejor de los casos, el resultado es un breve sobresalto (como cuando ocurre en el granero); pero se abusa tanto del mismo truco que para la trigésima vez que lo vemos solo provoca risa o irritación.

Por lo demás, Herencia Diabólica tiene más o menos el mismo impacto de un "re-make" de horror asiático (aunque no lo sea), y una perspectiva espiritual similar a la de cintas como la mencionada El Rito, aunque esta vez no tengamos como protagonista a un sacerdote sin fe, sino a uno muy devoto que de cualquier modo cuestiona ciertos preceptos de su particular iglesia (incluyendo la interpretación del Salmo 21, que es el título original de la película). Para algunos espectadores ese trasfondo religioso cambiará por completo el tono de la película; para otros será lo mismo de siempre, pero en sueco y sin exorcismos. En lo personal me gustaron algunos aspectos de Herencia Diabólica (la cinematografía y los bosques me recordaron el trabajo de Freddie Francis para Hammer Films), pero a fin de cuentas no encontré suficiente suspenso, horror o ingenio para ignorar sus fallas o su falta de originalidad. Supongo que el éxito internacional de películas suecas como la trilogía Millennium y Let the Right One In están impulsando la industria cinematográfica de aquel país, y quizás pronto veremos más obras que imiten las fórmulas de Hollywood, lo cual no tiene nada de malo... siempre y cuando encuentren mejores historias y mejores directores para contarlas. En resumen, respeto que Herencia Diabólica aproveche las herramientas del horror con el válido propósito de cuestionar ideas religiosas; pero eso no es excusa para ignorar algunas básicas condiciones narrativas; por ejemplo, no hacernos bostezar tan seguido, y no tratar de asustarnos con el mismo truco cien veces seguidas.
Calificación: 6.5

domingo, 13 de marzo de 2011

Un Despertar Glorioso (Morning Glory)

Antes que nada... ¿Bad Robot? ¿La casa productora del ícono "geek" J.J. Abrams está haciendo comedias románticas? Bueno, para ser justos, el primer trabajo notable de Abrams fue la serie de televisión Felicity, así que no es un novato en el género. En segundo lugar, Un Despertar Glorioso no es exactamente una comedia romántica, sino una comedia laboral ubicada en el mundo de los noticieros, con lo cual pretende darnos una hilarante mirada a la dudosa ética y malas prácticas de una industria que habitualmente pone "ratings" e imagen por encima de la integridad periodística. Y aunque obviamente el director Roger Michell quisiera que la comparáramos con clásicos como Network o Broadcast News, la verdad es que Un Despertar Glorioso tiene tan poco peso dramático y tan elemental humor que no pasa de ser una ligera y desechable distracción de fin de semana. Si acaso.

La trama nos ofrece una mirada detrás de las cámaras del noticiero matutino Daybreak, en último lugar de ratings por sus bajos estándares periodísticos e indisciplinados conductores. Pero cuando la inteligente (y un poco atolondrada) Becky Fuller (Rachel McAdams) es contratada como productora ejecutiva, las cosas empiezan a cambiar… aunque quizás sea demasiado tarde para evitar la cancelación del programa. De cualquier modo Becky no se da por vencida, y su primera drástica decisión es despedir al pervertido co-presentador masculino, para reemplazarlo por Mike Pomeroy (Harrison Ford), un veterano del medio cuya legendaria carrera le ha creado una amarga opinión sobre los noticieros actuales. ¿Podrá la joven y entusiasta productora rescatar el programa, cambiar la actitud del irascible Pomeroy y, si tiene tiempo, encontrar un poco de romance con su apuesto colega Adam Bennett (Patrick Wilson)?

Un momento... ¿una abrumada y atractiva mujer que es altamente eficiente en su trabajo pero torpe en situaciones sociales, luchando cada día por controlar el caos de una producción televisiva y peleando constantemente con sus estrellas, mientras trata de balancear su vida personal y profesional? Esta es mi teoría: algún guionista súper creativo de Hollywood (específicamente Aline Brosh McKenna) vio varios episodios de la serie 30 Rock (o, para el caso, The Mary Tyler Moore Show); le gustó la dinámica entre los personajes y pensó: "Esto podría funcionar como película con algunos actores famosos y altos valores de producción; ¿Me pregunto si algún productor tragará mi novedosa idea?" El problema es que McKenna no tiene el talento de Tina Fey y su equipo de escritores, así que Un Despertar Glorioso termina siendo una pálida e imperfecta copia con humor demasiado obvio, cansadas rutinas de telenovela y personajes desperdiciados por el insulso libreto. Y, por favor, no hablemos del horrible final, que resuelve todo arbitrariamente e intenta conmovernos con algunos típicos "grandes gestos" realizados por personajes que dejaron de interesarnos hace una hora.

Al principio sugerí que Un Despertar Glorioso no es totalmente mala, y la razón está en el elenco, cuyo valiente esfuerzo rescata parcialmente la tediosa experiencia. Rachel McAdams es una buena actriz con la virtud de encajar con naturalidad en papeles de "mujer normal" (lo cual no podemos decir de algunas más glamorosas estrellas) y le sobra talento para cubrir los requerimientos del personaje; desafortunadamente el guión no la respalda con buen material cómico, y mucho menos romántico. Hablando de lo cual, Patrick Wilson pasa casi desapercibido como el galán en turno, absolutamente prescindible pero adecuado para satisfacer a los espectadores que no puedan aceptar una mujer soltera feliz y exitosa (estoy seguro de que los hay). Por su parte, Harrison Ford no queda tan mal como yo esperaba; claro que no redime su reciente carrera, pero al menos parece divertirse en un papel que quizás no se aleja mucho de su personalidad real. Redondeando el elenco tenemos a la siempre entusiasta Diane Keaton como la co-presentadora del noticiero; a John Pankow mostrando adecuada exasperación como el sufrido director del programa; y a Jeff Goldblum como el presidente de la cadena televisiva. De hecho, creo que Goldblum fue lo que más me gustó de la película (lo cual no es decir mucho), pues me hizo recordar que puede ser un excelente actor cuando no lo encasillan en su habitual rol de bufón nervioso.

Sobra decir que hubiera preferido ver tres o cuatro episodios de 30 Rock en vez de perder el tiempo con Un Despertar Glorioso. Pero, si no queda otra alternativa, la película puede ofrecer un par de sonrisas y algunas acertadas (aunque nada originales) observaciones sobre la industria de las noticias, y la falacia de confiar en ella para mantenernos "informados". Lástima que la trama no se atreva a llegar más lejos en ese aspecto; quizás si el director Roger Michell y el productor J.J. Abrams hubieran escuchado su propia moraleja ("cerebro + diversión = éxito") Un Despertar Glorioso se hubiera acercado un poco más a los mencionados clásicos de la "sátira noticiosa". Sin embargo su pobre ambición y baja energía garantizan que será olvidada de inmediato. Como diría Liz Lemon: Shut it down.
Calificación: 5

sábado, 12 de marzo de 2011

Invasión del Mundo: Batalla Los Ángeles (Battle: Los Angeles)

Esperaba con bajas expectativas Invasión del Mundo: Batalla Los Ángeles (que en lo sucesivo abreviaré a "Batalla Los Ángeles"), pues aunque generalmente disfruto del sub-género "invasión extraterrestre", la carrera previa del director Jonathan Liebesman no inspira mucha confianza. De hecho, creo que sus cintas Darkness Falls y The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning están entre lo peor que he visto en este siglo (¡pongan eso en el póster!). Afortunadamente su transición a "cine blockbuster" no resultó tan mala como esperaba y, aunque dista mucho de ser perfecta, Batalla Los Ángeles me pareció una sólida cinta de acción bélica carente de ideas originales pero con suficiente suspenso, combate y efectos especiales para entretenernos por dos inofensivas horas.

El argumento, por si el título no fuera suficientemente claro, gira en torno al súbito ataque extraterrestre sobre varias ciudades costeras del mundo. Al principio parece un fenómeno natural... una inesperada lluvia de meteoritos que pone en movimiento al ejército para evacuar los sitios afectados. Pero cuando se revela el origen mecánico de los bólidos, y empiezan a salir tropas de asalto bio-mecanoides, queda claro que la Tierra está en guerra. Entonces, la película enfoca su atención en el Sargento Nantz (Aaron Eckhart) y su pelotón de aguerridos "marines", cuya misión es rescatar a un grupo de sobrevivientes en el corazón de Los Ángeles antes de que comience el bombardeo aéreo que, con suerte, detendrá a los invasores. Sobra decir que el rescate no será fácil, y que durante su peligroso recorrido por las humeantes calles de la ciudad los soldados encontrarán retos y amenazas que jamás imaginaron.

Entiendo lo que Liebesman y su guionista Christopher Bertolini trataron de hacer; una cinta de ciencia ficción que no se extraviara en los clásicos clichés de las invasiones extraterrestres, sino que se basara en el drama de los soldados y su incansable espíritu de lucha. Para lograrlo, la película debe alejarse un poco del épico espectáculo de destrucción masiva (como el que vimos en Independence Day, War of the Worlds o la reciente Skyline), y limitar su atención a las vivencias de personajes que son tan solo una pequeña y casi insignificante parte del campo de batalla. Estrictamente hablando, Batalla Los Ángeles no usa el truco de "cámara casera" al estilo de Cloverfield, pero esa es la impresión que da, poniéndonos al lado de los soldados para experimentar de cerca el terror, confusión e intensidad visceral del combate urbano, con poca visibilidad, mala orientación e inseguridad constante sobre la procedencia del siguiente ataque. En otras palabras (y muchos ya hicieron esta comparación), es como Blackhawk Down, pero con extraterrestres en vez de rebeldes somalíes. O, para lectores más jóvenes, es como Modern Warfare 2, pero con aliens en vez de mercenarios rusos.

La idea es buena y está razonablemente bien ejecutada, pero tiene los mismos problemas que hemos visto en películas de ese estilo (por ejemplo, en las superiores Letters from Iwo Jima y Saving Private Ryan): con una o dos excepciones, los soldados son genérica carne de cañón que irán muriendo según hagan falta pausas dramáticas para dar "profundidad" a las balaceras y explosiones. Es cierto que Batalla Los Ángeles se preocupa por definir las personalidades de estos desechables personajes... el novato, el que está nervioso por su próximo matrimonio, el noble doctor nigeriano, etc. Pero parece tiempo perdido, pues en el fragor de la batalla todos resultan perfectamente intercambiables y anónimos, gritando los mismos cansados diálogos ("Move, move, move!", "Cover me!" "I'm on it, Sarge"!). Hasta los pocos que podemos identificar (porque tienen el rostro de actores más famosos) también deben cargar con obligatorios "dramas personales" para darle sentido adicional a sus acciones. Ejemplo del ingenio del guión: el heroico y taciturno Sargento Nantz vive atormentado por un evento en su pasado que deberá superar para sacar con vida a sus "muchachos" del combate. ¡Ah, sí! Y además está a punto de retirarse. ¿Dónde está el Oscar para el escritor?

En cuanto al ángulo de ciencia ficción, creo que Batalla Los Ángeles es igualmente irregular. Todos los elementos fantásticos, desde el diseño de producción hasta la motivación de los aliens, parecen una destilación de películas previas con tema similar. Incluso me pareció identificar escenas y diálogos de Independence Day (los soldados viendo una base militar destruida), District 9 (algunos momentos de guerrilla urbana), y... um... creo que las demás serían "spoilers". De cualquier modo será más divertido para el espectador irlas descubriendo. Lo que me pareció menos divertido fue tropezar con los constantes abismos lógicos en la trama, que reducen al mínimo su nivel de realismo y credibilidad. Sé que no es prudente esperar gran celo narrativo en una película de "soldados vs. aliens", pero los agujeros de esta historia son tan notorios que con frecuencia me "sacaron" de la película y me hicieron girar los ojos con frustración. Pero bueno... honestamente no esperaba más, así que puedo recomendar Batalla Los Ángeles como lo que es: una ruidosa, frenética y pueril mezcla de cine bélico y ciencia ficción (en el más ligero sentido de la palabra) que sin duda será una útil herramienta de reclutamiento para el ejército norteamericano. El gran actor Aaron Eckhart hace su mejor esfuerzo por crear un personaje creíble, lo cual no es difícil cuando está rodeado de "props" humanos, políticamente correctos por su gran diversidad étnica, y útiles para su propósito específico de morir cuando lo requiera la trama. Por cierto, Michelle Rodríguez necesita un nuevo agente que sepa encontrarle papeles distintos a "ruda mujer soldado". Quizás el director Jonathan Liebesman pueda recomendarle uno bueno; después de todo, no muchos directores de bodrios de terror de bajo presupuesto se encuentran súbitamente al frente de multi-millonarias producciones hollywoodenses. Sospecho que esas negociaciones fueron la auténtica "Batalla de Los Ángeles".
Calificación: 7