sábado, 4 de junio de 2011

Secretos de Mujer (The Private Lives of Pippa Lee)

Siempre es interesante ver a un escritor (o escritora) abordando la difícil tarea de llevar a cine su propia novela; y no solo como autor o autora del libreto, sino dirigiendo la película misma. En el pasado hemos visto resultados horribles de este experimento (Maximum Overdrive, de Stephen King); otros regulares (Runaway, de Michael Crichton); y unos cuantos sorprendentemente buenos (Rosencrantz and Guildenstern are Dead, de Tom Stoppard). Secretos de Mujer, dirigida por la novelista Rebecca Miller y basada en su libro The Private Lives of Pippa Lee, recorre en hora y media esa gama de calificativos, pero lo que eventualmente se queda con el espectador (al menos en mi caso) es la sensación de una artista más talentosa en el terreno visual que en el escrito.

No digo que la historia sea mala... simplemente demasiado densa para condensarse adecuadamente en noventa minutos de escenas dramáticas, bizarra comedia y personajes pintorescos. Pero bueno, ustedes decidan. Secretos de Mujer nos muestra pasajes significativos en la vida de Pippa Lee (interpretada en distintas edades por Robin Wright, Blake Lively y Madeline McNulty), desde su confusa niñez en compañía de su adicta madre Suky (Maria Bello) hasta su vida adulta como esposa de un célebre editor veinte años más grande que ella; sin olvidar la adolescencia transcurrida en compañía de sus tías lesbianas Trish (Robin Weigert) y Kat (Julianne Moore), y sus incursiones en la cultura "alternativa" de drogas y amor libre. Ah, y no olvidemos a Sandra Dulles (Winona Ryder), la mejor amiga de Pippa y el más trágico "comic relief" que he visto recientemente; y a Chris (Keanu Reeves), el inestable pero comprensivo vecino con sabios consejos para lidiar con el "silencioso colapso nervioso" de la protagonista. Y también aparecen sus hijos Grace (Zoe Kazan) y Ben (Ryan McDonald), discutiendo constantemente y criticando a su madre por ser tan amable y tolerante con los caprichos de su casi senil esposo Herb (Alan Arkin).

¿Quedó claro? Más que contar una historia, la directora nos presenta viñetas ilustrativas de los factores que moldearon la personalidad de Pippa a través de los años, y que de paso sembraron las semillas de sus múltiples neurosis. Los personajes me parecieron atractivos por sus peculiares disfunciones, y la mayor parte de las escenas se sienten sinceras; cuando son dramáticas generan el impacto necesario; cuando son graciosas provocan risas por motivos inesperados (me reí mucho en la escena del botiquín médico). Pero a fin de cuentas me hizo falta un hilo dramático más firme para conectar al saturado elenco a través de los distintos períodos que abarca el relato. Bueno, supongo que el personaje de Pippa es el elemento común que debería unir todo, pero no me pareció suficientemente interesante para cautivarnos con su historia. En cierto modo los personajes que la rodean definen el tono de cada escena, mientras ella se limita a reaccionar con su acostumbrada paciencia y comprensión... o apatía.

El lado amable de todo esto es que me gustó tanto el estilo visual de la directora que en ocasiones perdí la noción de la trama por estar contemplando los emplazamientos de cámara, las ingeniosas transiciones entre períodos históricos y la brillante edición que corta cada escena antes de caer en el melodrama o los clichés de similares tragicomedias familiares. En otras palabras, me gustaría mucho ver a Rebecca Miller dirigiendo material más provocativo y contundente, que pudiera beneficiarse con su eficiente estilo narrativo y radiante visión. Pero quién sabe si le interese; todas sus películas (Angela, The Ballad of Jack and Rose y Personal Velocity) han sido adaptaciones de sus propias novelas o libretos originales, así que quizás nunca la veremos probando suerte con argumentos ajenos. Es una lástima, pues si bien aprecié las excelentes actuaciones y el tono optimista e inteligente de Secretos de Mujer, a fin de cuentas parece una versión más "artística" de chabacanas fantasías femeninas como Eat Pray Love o Under the Tuscan Sun. Entonces, puedo recomendarla como una extraña conjunción de literatura y cine (con virtudes y vicios de ambos), y como un experimento no del todo exitoso, pero tampoco fallido de re-interpretar el cine feminista para el nuevo siglo. Ah, y también por presentarnos a Blake Lively en breves atuendos fetichistas.
Calificación: 7

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