El Último Exorcismo (The Last Exorcism)

El conocido truco de emplear técnicas documentales en el cine de terror (como vimos en Paranormal Activity, Lake Mungo o The Fourth Kind) puede acentuar el suspenso de una película, o sumergir al espectador en el drama de los personajes, o incluso darle a la trama un barniz de realismo que, en el mejor de los casos, logrará que el público acepte como real el trabajo de ficción que está presenciando. Pero lo que nunca logrará esta técnica es rescatar un libreto que tropieza demasiadas veces con su propia incertidumbre y ambigüedad, como demuestra El Último Exorcismo.

La cinta pretende ser un "documental" sobre el predicador Cotton Marcus (Patrick Fabian) y su cruzada por denunciar los exorcismos como fraudes perpetrados por personas deshonestas que solo buscan explotar la fe de la gente ignorante y religiosa. Para cumplir su propósito, Marcus elige al azar un caso de "posesión", y así llega a la granja de la familia Sweetzer junto con su pequeño equipo de filmación. La supuesta víctima de influencias demoníacas es Nell (Ashley Bell), una dulce muchacha de dieciséis años que aparentemente se levanta en las noches y mata animales, sin recordar nada de lo acontecido a la mañana siguiente. Entonces, sospechando que la chica está manifestando las consecuencias de un trauma reciente (la pérdida de su madre), el predicador prepara los trucos necesarios para hacer un "exorcismo" típico y, según él, ayudar a la curación psicológica de la joven, o al menos lograr que su confuso padre acepte llevarla a un psiquiatra. Sin embargo las buenas intenciones de Marcus se vuelven en su contra cuando descubre que la posesión no es tan falsa como pensaba...

El Último Exorcismo comienza bastante bien, presentando a un protagonista interesante cuya ambigüedad moral se manifiesta en sus contradictorias actitudes sobre la religión; por un lado el inusual predicador no tiene inconveniente en explotar la fe de la gente para beneficio propio; pero por otro lado parece tener la honesta intención de ayudarlos en cuestiones espirituales. Durante esa primera media hora se exponen algunas sobrias opiniones sobre la religión y su papel (real o imaginario) en el bienestar de la gente; esto sugiere que nos encontramos frente a una película de terror con inusual ambición intelectual y buen sentido para exponer sus ideas en un contexto apropiado... después de todo no es la primera vez que se hace, pues podemos recordar similares enfoques en otras (superiores) películas sobre exorcismos, como la venerable clásica El Exorcista, y El Exorcismo de Emily Rose.

El problema es que las aspiraciones narrativas de la película se derrumban cuando llega el momento de abordar el horror mismo, y encontramos que no tiene ni el valor ni la inteligencia para decir algo nuevo o trascendente. Cuando empieza el exorcismo la cinta cae en los más añejos clichés, exacerbados por el pobre trabajo de cámara "al hombro", una técnica que parece fácil pero en realidad presenta grandes retos de edición y lenguaje cinematográfico para conservar la coherencia de la historia. Desafortunadamente el director Daniel Stamm solo quiere usarlo como un atajo para obtener fácil suspenso, y así tenemos que soportar muchas escenas de jadeos, confusos movimientos y gritos sin razón que solo consumen nuestro tiempo, y además desperdician algunas sólidas actuaciones, particularmente las de Ashley Bell en el papel principal, y Louis Herthum como su estricto pero devoto padre.

Aún así podría pasarse un rato pasadero con El Último Exorcismo... hasta que llega el inesperado final con su inevitable revelación “sorpresiva“, la cual solo causa irritación por su forzada presencia y mal implementada filmación. Casi puedo imaginar las juntas de producción (quizás incluyendo al productor Eli Roth), donde trataron de resolver la conclusión de la película, hasta que decidieron hacer lo que en ese momento les pareció más "original", sin preocuparse porque encajara en el estilo y tono del resto de la película. En fin... como dije, me gustaron algunas de las ideas expuestas por los guionistas Huck Botko y Andreu Gurland, aprecié la convicción de algunos actores, y creo que El Último Exorcismo ofrece una experiencia rescatable que tal vez merezca una modesta recomendación por su buena atmósfera y ocasional suspenso. Pero si van a seguir haciendo pseudo-documentales de terror, sugiero que no lo hagan como un truco de moda, sino como parte integral de la narrativa que no requiera saltos lógicos ni engaños para mantener su credibilidad. Ya es bastante difícil aceptar la "realidad" de la vida diaria para además tragar verdades mal simuladas en nuestros ratos de entretenimiento.

Calificación: 6.5