Cazador de Demonios Solomon Kane (Solomon Kane)

Originalmente conocí al personaje de Solomon Kane en los comics publicados por Marvel (y posteriormente Dark Horse); hasta después descubrí que en realidad fue una creación literaria del célebre Robert E. Howard (creador de Conan el Bárbaro y padre de la moderna fantasía heroica). Pero, incluso con ese ilustre origen, nunca encontré al personaje particularmente atractivo. Por eso fui a ver la nueva cinta Cazador de Demonios Solomon Kane con cierta desconfianza, exacerbada por el mal augurio de haber estado "enlatada" durante un par de años antes de recibir una pobre distribución alrededor del mundo. Afortunadamente la película resultó mejor de lo que esperaba, y su (relativamente) austera producción no le impide ofrecer buenos momentos de acción, un protagonista bien construido y una historia razonablemente interesante, aunque algo rutinaria.

Al principio de la película encontramos a Solomon Kane (James Purefoy) como un implacable pirata mercenario trabajando para la Corona inglesa en la expansión de sus colonias africanas durante el siglo diecisiete. Sin embargo un encuentro fortuito con un demonio revela a Kane que su alma está condenada al infierno y, para redimirse, promete vivir el resto de sus días como un hombre de paz. Pero será difícil mantener esa promesa cuando un hechicero llamado Malachi (Jason Flemyng), empieza a asolar la región inglesa donde Kane vive con una amable familia que le dio refugio. Entonces el ex-mercenario deberá elegir entre la salvación de su alma o la vida de los pacíficos habitantes de Inglaterra que están siendo esclavizados por las fuerzas de Satanás...

El director Michael J. Bassett tiene solo un par de películas en su filmografía (incluyendo la modesta pero notable cinta de horror bélico Deathwatch) y parece arriesgado ponerlo al frente de una ambiciosa co-producción multi-nacional, pero su talento está a la altura de la difícil labor, y consigue una buena mezcla de acción y drama, auxiliado por buenos efectos especiales (usados solo cuando la situación lo requiere), excelente atmósfera y sobresaliente diseño de producción. También aprecio que no se haga esfuerzo alguno por "modernizar" la trama; quizás hubiera sido más fácil (y económico) trasladar la narrativa a tiempos modernos, pero entonces hubiéramos perdido el "sabor" heroico del personaje, así como el contexto histórico planteado en los cuentos de Howard, y su casi académico examen de los contrastes sociales durante el período puritano de Inglaterra. Sin embargo no puedo negar que el clásico conflicto entre Dios y Satanás, junto con las numerosas (y muy obvias) referencias cristianas de la película podrían interpretarse hoy como simple propaganda religiosa. Quizás era un estilo aceptable (y hasta aplaudido) en la época de Robert E. Howard, pero hoy corre el riesgo de sentirse anticuado y hasta empalagoso.

Más importante aún es el problema principal de Cazador de Demonios Solomon Kane: su actor principal. James Purefoy (más conocido como Marc Anthony en la serie de HBO Rome) tiene indudable talento, pero creo que carece de "madera de estrella" o, en otras palabras, de esa magnética presencia que distingue a los más memorables héroes de la pantalla grande. Además, su caracterización física me recordó constantemente al Aragorn de Viggo Mortensen, situación un tanto desafortunada por invitar comparaciones con un actor mucho más fuerte en un papel icónico y genuinamente memorable. Pero bueno... quizás fue solo mi percepción personal. De cualquier modo Purefoy es físicamente apto para interpretar al aventurero Kane, y los múltiples combates con espadas, hachas y cuchillos son apropiadamente intensos e impactantes (por no mencionar sangrientos).

Por lo demás, Cazador de Demonios Solomon Kane me pareció una modesta y eficiente película de aventuras, visualmente atractiva y con una interesante disyuntiva moral como motivación del protagonista. También ayuda que el elenco secundario incluya excelentes actores europeos, como Pete Postlethwaite, Jason Flemyng y Max von Sydow. La trama es ocasionalmente cansada y repetitiva, aunque cumple su labor de introducir al personaje, establecer su universo, y preparar el camino para futuras (yo diría dudosas) secuelas. Para bien o para mal, Cazador de Demonios Solomon Kane es una de esas películas que no son particularmente buenas, pero tampoco malas; supongo que puedo recomendarla como una sólida muestra de fantasía heroica rebosante de energía y respeto por el género, aunque no muy impactante. Sin duda prefiero los satisfactorios excesos y honesta ridiculez de Conan el Bárbaro.
Calificación: 7