Entre Hermanos (Brothers)

El director irlandés Jim Sheridan no es exactamente prolífico, pero cuando trabaja podemos esperar obras de inusual intensidad narrativa. Cierto, no me gustó su última película (Get Rich or Die Tryin'), y algunas de sus más aclamadas cintas me parecieron frías (sobre todo In the Name of the Father); sin embargo eso no me impide apreciar la honestidad de sus historias, cuya modesta intimidad oculta gran ambición temática y extensas repercusiones (si de algo sirve, mi favorita es In America). Ahora, con su nueva cinta Entre Hermanos, nos da exactamente una de esas historias, donde las tribulaciones de una modesta familia evocan cuestiones más amplias y resonantes.

Los hermanos del título son Sam (Tobey Maguire) y Tommy Cahill (Jake Gyllenhaal), unidos por la sangre pero separados por sus distintas actitudes y perspectivas del mundo. Al principio de la película nos enteramos de que Sam, distinguido militar y perfecto padre de familia, está a punto de ser enviado a Afganistán, lo cual no le gusta mucho a su esposa Grace (Natalie Portman) ni a sus pequeñas hijas. Al mismo tiempo la pareja se prepara para recibir a Tommy, recién salido de presidio tras varios años de encarcelamiento por robar un banco. Obviamente se trata de la oveja negra de la familia, pero cuando Sam muere en combate, Tommy empieza a descubrir un nuevo sentimiento de responsabilidad sobre la viuda Grace y sus hijas. Pero, un momento... Sam no murió, sino que fue capturado por el enemigo y sometido a horribles torturas. Mientras tanto en los Estados Unidos, la relación entre su hermano y su esposa se hace más fuerte y cálida con cada día que pasa...

Entre Hermanos es el re-make de una cinta danesa titulada Brødre, que no he visto, y tal vez por eso me recordó más The Deer Hunter, pues nos muestra similares contrastes entre los horrores de la guerra y el conflicto interno de una familia. Quizás la adición del drama romántico sazona un poco la historia, pero a fin de cuentas transita por terreno bien conocido, y ofrece relativamente pocas sorpresas a lo largo de dos horas. Afortunadamente lo que nos ayuda a mantener el interés no es el libreto, sino las excelentes actuaciones de los tres actores principales, y la creíble evolución de las relaciones que los unen... o los separan. Natalie Portman, Tobey Maguire y Jake Gyllenhaal se sumergen en papeles que aprovechan al máximo la sinceridad que los caracteriza como actores, pues los tres son capaces de expresar sutilmente las más complejas emociones sin necesidad de trucos o manipulación sentimental. Y si combinamos eso con la metódica dirección de Sheridan y su buen ojo para capturar momentos de espontánea emoción, podemos estar seguros de que el resultado será memorable.

Memorable... pero no del todo satisfactorio. El sorprendente despliegue de sufrimiento, situaciones imposibles y lazos humanos que Sheridan conjura pierde fuerza al final, cuando algunos catárticos momentos se ven traicionados por una conclusión abrupta y conveniente, que no me pareció consistente con la integridad que mostró el resto de la trama. De cualquier modo considero que Entre Hermanos tiene mucho que recomendar, empezando por las mencionadas actuaciones de Portman, Gyllenhaal y Maguire, sin olvidar el sólido apoyo del gran Sam Shepard y Mare Winningham como los padres, y dos breves pero importantes cameos de Carey Mulligan y Jenny Wade (a quien me da gusto ver en películas "serias" tras su audaz trabajo en la demencial saga de Feast). Entiendo que Entre Hermanos llega tarde al desfile de películas sobre la guerra en el Medio Oriente, pero las verdades que revela no están sujetas a un conflicto específico, sin al riesgo de los traumas emocionales que provoca cualquier guerra… los cuales pueden ser peores que las heridas físicas. Admito que su ritmo lento y densa construcción podrían ahuyentar a espectadores con poca paciencia; pero la recompensa está en la profundidad de la historia y las dificultades morales que mueven a sus personajes. Quizás la trama no sea muy original, pero en manos de Jim Sheridan se transforma en algo más que la suma de sus partes... lo cual también aplica al lamentable efecto negativo de su brusco final. En resumen, recomendable, pero no esencial.
Calificación: 8