miércoles, 7 de diciembre de 2011

Chillerama

Me da gusto que el formato de antología esté regresando lentamente al cine de terror, pues aunque tiene sus riesgos particulares (segmentos demasiado breves o largos, calidad impredecible, incompatibilidad de temas, etc.) a fin de cuentas nos ofrecen varios relatos cortos, lo cual incrementa las probabilidades de encontrar uno que nos guste; e incluso si los demás no son particularmente buenos, al menos serán cortos y pasarán rápido. El año pasado, alrededor de estas fechas, pudimos disfrutar la notable Trick 'r Treat; y ahora llega la pintoresca Chillerama con cuatro historias dirigidas por sendos directores cuyo nombre y experiencia en el género de terror nos dan cierta confianza de que veremos algo fuera de lo común. O al menos entretenido.

Y vaya si Chillerama cumple. Su tono vulgar y su estilo "retro" podrán decepcionar a los fans del horror más solemne y formal, pero quien sepa apreciar el negrísimo humor de los relatos y el burdo homenaje que hacen al cine clásico, sin duda quedará satisfecho con los excesos estilísticos, ingeniosas premisas y grotesco "gore" que ofrece esta energética producción independiente, sin duda destinada a la categoría de culto en años futuros.

Al principio de Chillerama nos enteramos de que el autocinema Kaufman se dispone a cerrar sus puertas para siempre. Pero en su última noche de operación el afable dueño preparó un programa único, titulado "Chillerama", donde exhibirá varias películas de terror de extrema rareza, lo cual atrae a un gran número de fans ansiosos por ver estas olvidadas joyas del género fantástico. Desafortunadamente uno de los empleados del autocinema tuvo un "encuentro cercano" con un zombie (el cadáver de su ex-esposa, nada menos), y conforme avanza la noche se extiende la infección entre la audiencia, hasta que la plácida noche de cine se convierte en una orgía (literalmente) de sangre, vísceras y violencia.

Pero antes de que eso ocurra, veremos las tres películas elegidas por el afable Sr. Kaufman (Richard Riehle). La primera es Wadzilla, un homenaje al cine de monstruos gigantes de los cincuentas, con un giro decididamente escatológico. El protagonista es Miles Munson (Adam Rifkin), un tímido oficinista con problemas reproductivos que el Dr. Weems (Ray Wise) trata de solucionar con una medicina experimental. Sobra decir que la condición de Munson empeora rápidamente... y, para colmo, todo esto ocurre durante la primera cita con la chica de sus sueños. La segunda película es I Was a Teenage Werebear, y comparte la estética de los "musicales de playa" de los sesentas (al estilo de Gidget y Beach Blanket Bingo). El protagonista es Ricky (Sean Paul Lockhart), un estudiante "confundido" que no está muy interesado en su atractiva novia. Pero cuando es mordido por el misterioso Talon (Anton Troy) comienza una terrible transformación que lo obligará a definir de una vez por todas su preferencia sexual. Finalmente, la tercera película es The Diary of Anne Frankenstein, en el que el mismísimo Adolf Hitler (Joel David Moore) descubre el diario del Dr. Victor Frankenstein y procede a construir con piezas de cadáveres su propia criatura, la cual entrenará para matar a sus enemigos (o incluso a sus asustados subordinados). Desafortunadamente la criatura parece tener un origen étnico muy poco compatible con Hitler y su doctrina nazi...

Los directores de Chillerama son más conocidos por cintas tan variadas como Detroit Rock City (Adam Rifkin), Hatchet (Adam Green), 2001 Maniacs (Tim Sullivan) y Wrong Turn 2: Dead End (Joe Lynch), pero lo que tiene su obra en común es un exuberante sentido del humor y una energía que ayuda a distraernos de sus ocasionales fallas. Lo mismo ocurre con Chillerama, aunque podríamos decir que muchas de sus "fallas" son en realidad referencias intencionales a las películas que emulan. Wadzilla emplea simpáticos efectos prácticos (cortesía de los siempre creativos Hermanos Chiodo), pero tiene el peor trabajo de "green screen" que he visto en tiempos recientes. I Was a Teenage Werebear usa máscaras caseras en sus monstruos, así como los más baratos "props" de plástico para representar el desmembramiento de sus víctimas; pero lo peor son los números musicales, horriblemente producidos e interpretados por voces que sería amable llamar "amateur". El segmento Zom-B-Movie (que engloba las demás historias) se siente más moderno y menos afectado, aunque tampoco podríamos aplaudir sus zombies caseros e ineptos fluidos "day-glo". Finalmente, The Diary of Anne Frankenstein (mi segmento favorito, por cierto) evade algunos de estos problemas con sólida cinematografía monocromática e hilarantes detalles de edición y diseño que enorgullecerían al mismísimo Ed Wood.

Lo asombroso es que, a pesar de tantas limitaciones (intencionales o accidentales), Chillerama resulta ser una experiencia muy entretenida, graciosa y hasta inteligente por la sagacidad con la que captura la esencia de los períodos históricos que la inspiraron. Por lo tanto merece una sincera recomendación, con la obligatoria advertencia de que su vulgar sentido del humor podría ofender a algunos espectadores. Pero bueno... quiero pensar que quienes reconozcan las películas previas de estos directores estarán preparados para el espermatozoide carnívoro de Wadzilla, para el romance homosexual entre "hombres-oso" de I Was a Teenage Werebear, y para la incorrección política de The Diary of Anne Frankenstein. Más antologías como esta, por favor; su ejecución podrá ser algo rústica, pero respeto su honesta intención de divertirnos a toda costa, y su obvio amor por el género de terror. De hecho, me gustaría que Chillerama se convirtiera en el comienzo de una franquicia con entregas anuales; hay mucho material para satirizar, y muchos directores que merecen la oportunidad de trabajar en este formato más flexible y creativo. Bueno, creo que hasta Uwe Boll podría sorprendernos bajo estas condiciones.
Calificación: 8.5

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pablo, ¿puedes decirme cuáles son los 3 libros que han marcado tu vida? (Pasajes de La Biblia no cuentan jeje)

Pablo del Moral dijo...

Anónimo: Pues yo creo que serían más de 3, pero entre los más importantes (para bien o para mal) señalaría: La saga de The Hitchhiker's Guide to the Galaxy, de Douglas Adams; Neuromancer, de William Gibson; y The Big Book of Conspiracies, de Doug Moench. Gracias y saludos!