sábado, 8 de octubre de 2011

Aún Sigo Aquí (I'm Still Here)

No sé si alguien habrá tomado en serio a Joaquín Phoenix hace un par de años, cuando anunció su retiro de la actuación para transformarse en un cantante de rap (o "hip hop", o lo que sea). Independientemente de su cuestionable talento musical, el simple hecho de que al mismo tiempo estuviera realizando un documental sobre su transición (dirigido por el actor Casey Affleck, nada menos), manifestaba un transparente deseo de crear controversia, y quizás satirizar la "cultura de la celebridad" como lo hicieron hace cuarenta años Abbie Hoffman, Andy Kaufman y otros "culture jammers". Claro que en aquella era pre-Internet era más fácil engañar a los medios de comunicación con "performances" irreverentes que denunciaban la superficialidad de la cultura y el dominio de la mercadotecnia sobre la mente de los consumidores... pero en esta época de Twitter, "blogósfera" y continua inmersión informática es más difícil mantener la ilusión de seriedad, sobre todo cuando la "metamorfosis" del actor fue tan extrema e inesperada. Por todas estas razones no tenía mucho interés en ver el mencionado "documental", titulado Aún Sigo Aquí; pero bueno... se estrenó en México y tenía tiempo libre, así que decidí poner a un lado mis prejuicios y verlo como simple entretenimiento. ¿Sería al menos un documental interesante y entretenido, o solo un irritante capricho de una estrella que un día encontró su "Borat" interno?

Lo mejor de Aún Sigo Aquí (en mi humilde opinión) ocurre en los primeros minutos, cuando Joaquín Phoenix expresa su descontento con la "vida actuada" que ha vivido, cumpliendo las expectativas de otras personas (productores, directores, el público, etc.) e ignorando sus propios gustos y aspiraciones. Por eso un día anuncia su retiro de la actuación, y con ayuda de su "entourage" procede a desarrollar su carrera musical, poniéndose en contacto con productores de gran renombre, y en general convirtiéndose en un antipático "divo" fuera de control, deleitándose en contrariar a las personas que tratan de ayudarlo a grabar su disco, o que tratan de cambiar su decisión, señalándole que está desperdiciando su vida. Y así procede la película, con la cámara espiando los momentos buenos (muy pocos), malos (muchos) y prosaicos (casi todos) del ex-actor, dándole vueltas a la premisa hasta que se vuelve cansada e intolerable.

Lo peor es que Affleck y Phoenix probablemente tenían la genuina intención de hacer una sátira inteligente sobre el culto a la celebridad, sobre los actores que pretenden convertirse en cantantes de la noche a la mañana, sobre las celebridades que se desmoronan psicológicamente frente a las cámaras de los "paparazzi", y sobre el público que se deleita viendo caer a sus ídolos. Lamentablemente el documental carece de una estructura comprensible, o un foco narrativo específico. Básicamente son los videos caseros de un idiota con mucho dinero, mucha fama, y muchos "yes men" (y "yes women") que aceptan sus estúpidos caprichos por el simple hecho de ser famoso. Esta es exactamente la razón por la que no veo "televisión de realidad", y creo que la fórmula no mejora para nada simplemente porque el protagonista sea un respetado actor con múltiples nominaciones al Óscar. Y, bueno, ni hablemos de la calidad de realización; Aún Sigo Aquí no podría verse más barata e improvisada si hubiera sido producida por niños de primaria (mis disculpas para los niños de primaria; no lo digo como insulto).

Entonces, aprecio la intención del actor y de su neófito director, y respeto que Phoenix haya tenido el valor de llegar hasta los horribles extremos que exige este difícil papel (yo no hubiera tenido el valor de contrariar al Comandante Adama). Por otro lado, si el documental resultara ser cierto (a pesar de que Affleck mismo confesó el embuste), tampoco funcionaría como testimonio del talento musical de Phoenix, porque sus canciones son atroces (aunque no descarto la posibilidad de que el "soundtrack" pueda generar un culto irónico de fans "hipsters"). En resumen, Aún Sigo Aquí me pareció un experimento interesante pero fallido, y no puedo recomendarlo porque esas mismas dos horas podrían invertirse mejor viendo alguna de las sólidas cintas que le dieron fama a Phoenix (y que él odia, aparentemente), como Signs, Gladiator o Walk the Line. O, para el caso, podríamos ver dos horas de "televisión de realidad" y quedar igualmente irritados con los bufones que piensan que sus experiencias cotidianas son tan importantes y valiosas que merecen ser compartidas con el mundo.
Calificación: 5

2 comentarios:

Mr Soprano dijo...

Pablo, debo confesar que tenía ganas de ver este "experimento cinematográfico" y lo hice, no fue lo que esperaba, al igual que tú esperaba una crítica más ácida y concisa sobre el culto a las estrellas, en cambio creo que es un producto muuuuuyyyyyy redundante, con media hora menos de duración hubiera sido mejor, y por momentos sin sentido, entiendo que quisieron mostrar lo frívolo y estúpido del starsystem pero hay escenas que no entiendo que hacen ahi y me refiero a las que tratan de escandalizar, como las de las prostitutas, las drogas, la "venganza" del colaborador, etc. Lo único que puedo decir y que me queda más claro que antes es que Phoenix es un actorazo, no se si coincidas conmigo, pero demostró que es un actor valiente y muy capaz, ahora que sabemos que todo fue una broma y un show al mejor y más puro estilo de Andy Kauffman, queda claro que durante más de un año Joaquin representó un papel y que lo hizo muy bien, desconozco como es él en la vida real, pero en este falso documental interpreta a alguien antipatico, asqueroso y bastante desequilibrado, no me arrepiento de haber visto este proyecto, creo que quedara como un dato curioso en algunos años, pero definitivo pudo haber sido mucho mejor, la parte que realmente me gusto, fue cuando sale Ben Stiller y como dices, los primeros 20 ó 30 minutos. en fin, buena semana Pablo!!

Pablo del Moral dijo...

Mr Soprano: De acuerdo en todo (incluyendo el talento de Joaquin Phoenix). Con tantos contactos y acceso al "backstage" de Hollywood, I'm Still Here debió ser mucho más audaz e incisiva. Por otro lado, supongo que tanto Phoenix como Affleck querían seguir trabajando en el futuro, de modo que no podían ventanear a los auténticos poderes que controlan las cuerdas ("Pull the strings"). Ni hablar; supongo que no es fácil satirizar la industria donde trabajas (y donde quieres seguir trabajando). Un abrazo y feliz fin de semana!