domingo, 7 de agosto de 2011

Medianoche en París (Midnight in Paris)

Aunque el reciente "re-nacimiento" de Woody Allen representó una notable mejoría sobre sus años de mediocridad, no puede negarse que ha sido bastante irregular. Junto con sobresalientes dramas como Match Point y Vicky Cristina Barcelona hemos tenido indulgentes caprichos (Whatever Works), aburridos romances (You Will Meet a Tall Dark Stranger) y comedias simplonas (Scoop). Por lo tanto, no sabía qué esperar con Medianoche en París. ¿Sería otra olvidable escala en el paseo de Allen por Europa? ¿O una deliciosa mirada a la "Ciudad Luz" a través de los ojos de un cineasta inspirado? Me alegra muchísimo decir que fue lo segundo, pues aunque no sea una película particularmente profunda, Medianoche en París es sin duda un divertido, inteligente e inmensamente satisfactorio homenaje a las raíces culturales del siglo veinte.

El protagonista (e hipotético "alter ego" de Allen) es Gil Pender (Owen Wilson), exitoso guionista de Hollywood que intenta escribir su primera novela, sin alcanzar resultados satisfactorios. Quizás la frustración le impide disfrutar sus vacaciones en París, junto con su prometida Inez (Rachel McAdams) y sus futuros suegros, quienes se comportan como estereotípicos turistas norteamericanos, criticando todo lo que encuentran diferente y sin interés algunos en el pasado cultural de la ciudad. O quizás el problema sea el pedante Paul (Michael Sheen), viejo amigo de Inez y experto "todólogo" que no pierde oportunidad de lucir sus conocimientos sobre arte, vino, arquitectura, etc. Una noche en la que está particularmente deprimido, Gil se pierde en las calles de París... y, cuando las campanas marcan la medianoche, aparece un antiguo automóvil, cuyos anacrónicos pasajeros lo invitan a dar un paseo. Y así Gil se ve inexplicablemente transportado al París de los años veintes, cuando la capital francesa era el centro cultural del mundo. Entonces, a lo largo de varias noches, el aspirante a escritor encuentra consejos, inspiración y hasta romance al lado de figuras históricas de la talla de Ernest Hemingway, Cole Porter, Gertrude Stein, Pablo Picasso y F. Scott Fitzgerald. Desde luego Inez no le cree; y entre más tiempo pasa Gil en los años veintes, más se convence de que el mundo moderno no le ofrece nada, y quizás debería quedarse a vivir en el pasado.

La historia no es particularmente complicada o ambiciosa, pero no necesita serlo para mantenernos interesados en este histórico recorrido, cuyo propósito no es solo rendir tributo a los héroes culturales de Woody Allen, sino hacer válidas reflexiones sobre temas universales que fundamentan la civilización contemporánea, así como la creencia de que "tiempo pasado fue mejor". Y el hecho de que estas elevadas ideas existan en un libreto divertido y muy gracioso, es testimonio del talento de Allen como escritor, el cual es fácil de olvidar cuando encontramos películas como Anything Else. Afortunadamente Allen, al igual que su protagonista, encontró inusitada inspiración en París para crear su mejor película en varias décadas. Cierto, Medianoche en París no tendrá la densidad intelectual de Crimes and Misdemeanors, o el impacto emocional de Hannah and Her Sisters; pero honestamente no me había deleitado tanto una de sus obras desde hace más de dos décadas. Y, sí... "deleitado" es la expresión correcta para describir mi reacción a la película.

Hablando de reacciones, Owen Wilson es absolutamente perfecto en el papel principal. Sus reacciones ante los insólitos eventos que vive (y las titánicas figuras que encuentra) tienen el tono exacto para compartir su sorpresa con el espectador, y al mismo tiempo acepta todo con el aplomo y naturalidad necesarios para evitar más preguntas de las necesarias. De hecho, en esas reacciones reside gran parte de la comedia; como ejemplo puedo señalar el comentario que hace la primera vez que encuentra el automóvil antiguo que lo lleva a los veintes: "¿Es un Peugeot? Un amigo mío los colecciona en Los Ángeles". Bueno, escrito no es gracioso; mejor vean la película para apreciar cómo la actuación de Owen incrementa el humor, drama y sensación de asombro presentes en el guión de Allen. Rachel McAdams, Michael Sheen y el genial Kurt Fuller son igualmente buenos en sus respectivas interpretaciones de novia caprichosa, erudito pretencioso y suegro desconfiado (respectivamente); sin embargo tienden a ser figuras antagónicas, y por lo tanto resultan menos simpáticos que el renuente héroe.

Por bueno que sea Wilson en el papel principal, la película no estaría completa sin los actores que dan vida a las figuras históricas que habitan los años veintes. Creo que fue una excelente idea usar actores desconocidos para interpretarlos, pues no nos distraen con rostros famosos, ni contaminan nuestras expectativas de "conocer" a Hemingway (Corey Stoll, mi favorito en la película por su sobria mezcla de poética sensibilidad y agresiva masculinidad), Fitzgerald (Tom Hiddleston), Picasso (Marcial Di Fonzo Bo), Cole Porter (Yves Heck), Josephine Baker (Sonia Rolland), etc. La excepción positiva es Kathy Bates en el papel de Gertrude Stein, quien se roba todas sus escenas no por ser "famosa", sino por su magnífica actuación y pragmática actitud. Por otro lado, la excepción negativa sería Adrien Brody, cuya versión de Salvador Dalí se siente fuera de lugar, y resalta demasiado en un elenco semi-anónimo. Aclaro que Brody es un excelente actor; mi problema fue que su presencia parece demasiado "Hollywood" en el entorno semi-indie de Medianoche en París. Afortunadamente la escena es corta, y se le integra rápidamente Luis Buñuel (Adrien de Van) para cambiar la conversación a un nivel surrealista que me hizo reír mucho.

Y eso es lo mejor de todo: a pesar de su profunda veta cultural, Medianoche en París nunca se siente pretenciosa o inaccesible. Quienes conozcan la obra de los personajes que retrata (aunque sea MUY superficialmente, como fue mi caso) quizás la disfruten más por entender las referencias y premoniciones de eventos futuros (por ejemplo, la relación entre F. Scott Fitzgerald y su inestable esposa Zelda). Pero incluso los que no tengan interés en este período histórico podrían aprovecharla como una sólida introducción a un momento clave en la historia moderna, que con suerte los estimulará para familiarizarse con estas influyentes figuras (por ejemplo, yo nunca había escuchado de Djuna Barnes, y ahora quiero leer sus libros). Entonces, por si queda duda, le doy una efusiva recomendación a Medianoche en París, no solo por ser mi película favorita de Woody Allen en muchos años, sino porque me pareció muy entretenida, muy bien actuada y dirigida (ni siquiera he mencionado la increíble cinematografía de Darius Khondji, quien pinta hasta las esquinas más prosaicas de París con colores y atmósfera evocativos del arte pictórico) y, además de todo, es muy graciosa y accesible. Admito que Allen altera algunos hechos y toma abundantes licencias para efectos dramáticos (creo que en los veintes Picasso ya no era un "artista ignorado"); pero aún así su película es la mejor lección de historia que he tenido el gusto de atender. Y, honestamente, no soy muy fanático de la historia.
Calificación: 10

4 comentarios:

Luis dijo...

Caray Pablo! Esta peli la tengo que ver. Te estaré dando mis comentarios porque tengo ratos de no ver a Allen en buena forma (y a Owen Wilson también!). Yo no puedo hablar porque con las quimios estoy hecho mi%#$%&a pero con mucho ánimo y disfrutando del cine en la medida de lo posible.

Un fuerte abrazo,

Luis

zombidromo dijo...

Siempre he dicho que si se arreglara el centro histórico de la capital, se vería hermosa, con cafeterías, librerías, restaurantes al aire libre, obras de teatro en la calle, exposiciones de arte plástico, etc. Similar a coyoacan, podría verse como el Paris de esta cinta. En vez tiene muchos vendedores, basura y manifestaciones.
Me gusto la película, sobretodo el final y que bien que Allen encuentre nueva inspiración en la ciudad luz, hasta parece decir que se quiere quedar ahí para vivir o seguir filmando, y es que leí una vez que en Nueva York han subido los costos para filmar, y en Europa son accesibles. Owen Wilson parece madurar mejor que sus contemporáneos, ojala sigua asi, creo que Corey Stoll como Hemingway es la actuación que mas resalto para mi. Recientemente vi de Allen Mighty Aphrodite y Balas sobre Broadway y las dos me gustaron un poco mas que esta pero es una buena película. Mucha suerte Luis..

Luis dijo...

Excelente zombidromo por tus comentarios y gracias!

Luis

Pablo del Moral dijo...

Luis: Es cierto; no es solo Allen quien se redime, sino Wilson, quien obviamente puede hacer cosas mucho mejores que las comedias "apatowsas" que acostumbra. Ojalá puedas verla pronto, y mis sinceros deseos de que estés muy bien. Un abrazo y feliz fin de semana!

Zombidromo: También me pareció detectar ese subtexto de que Allen preferiría vivir en París. Quizás ya está harto de Nueva York por las mismas razones que señalas sobre el centro de la Ciudad de México ;-) Muchos saludos y gracias!