Quiero Matar a Mi Jefe (Horrible Bosses)

Esperaba encontrar en Quiero Matar a Mi Jefe otra rancia dosis de comedia vulgar llena de personajes inmaduros, que parecen salir de algún "workshop" de comedia improvisada o de un "sketch" rechazado por los productores de Saturday Night Live. Sin embargo, me sorprendió encontrar personajes más realistas y un estilo de humor diferente, más oscuro y sardónico, mezclado con elementos narrativos que casi ponen la película en la categoría de thriller “lite“. Pero no me malinterpreten... los personajes siguen siendo idiotas (digamos que no son idiotas en el estilo de Will Ferrell, sino en el de Steve Carell), y ciertamente hay humor escatológico; pero me gustó que el director Seth Gordon (quien previamente realizó la atroz Four Christmases y el brillante documental The King of Kong) ofreciera algo distinto a los "hombres-niños" que infestan la moderna comedia para adultos. No niego que haya algunas buenas películas en esa categoría, pero se está secando rápidamente su pozo de "creatividad".

Para empezar, Quiero Matar a Mi Jefe cuenta con actores que no son automáticamente identificados como payasos. Nick (Jason Bateman), Kurt (Jason Sudeikis) y Dale (Charlie Day) son tres buenos amigos con serios problemas laborales. Nick trabaja en una compañía de seguros bajo las órdenes del antipático Dave Harken (Kevin Spacey), quien lo tortura incesantemente con la promesa de un importante ascenso, siempre y cuando cumpla puntillosamente sus absurdas y arbitrarias reglas. Por otro lado, Kurt se lleva muy bien con su jefe y mentor Jack (Donald Sutherland), dueño de una pequeña industria química. Pero cuando el anciano fallece inesperadamente, la empresa pasa a manos de su hijo Bobby (Colin Farrell), un agresivo e impredecible drogadicto que solo está interesado en "la buena vida". Finalmente, el pusilánime Dale trabaja como auxiliar de la dentista Julia Harris (Jennifer Aniston), una descarada ninfómana que lo amenaza con arruinar su compromiso con la dulce Stacy (Lindsay Sloane), si no accede a sus constantes acosos sexuales.

Una noche, mientras cenan (y beben) en un restaurante, compartiendo sus tragedias laborales, los tres amigos llegan a la conclusión de que solo serán felices matando a sus respectivos jefes. Lógicamente, el primer paso será contratar los servicios de un asesino a sueldo... lo cual resulta más difícil de lo que imaginaban. Sin embargo encuentran a un "asesor" criminal que les aconseja matar personalmente a los jefes... pero intercambiando víctimas para que cada uno de los amigos posea una buena coartada, y no tenga conexiones con el muerto, lo cual podría despertar las sospechas de la policía. Nick, Kurt y Dale reconocen que es buena idea (después de todo Hitchcock la usó en la película Strangers on a Train, con Danny DeVito - no pregunten), y proceden a espiar las rutinas de sus respectivos "blancos", con el fin de encontrar el mejor momento para matarlos. Sobra decir que las cosas se complican de inmediato, y cuando alguien finalmente muere, los amigos resultan ser los principales sospechosos. ¿Lograrán convencer a los policías de su inocencia? ¿O terminarán en presidio, donde les espera un destino peor que el de sus trabajos?

No diré que Quiero Matar a Mi Jefe sea un auténtico thriller, pero me mantuvo en suspenso durante la mayor parte de la historia, pues realmente no sabía cómo terminaría. La premisa está bien llevada de principio a fin, y el desenlace me pareció generalmente satisfactorio, aunque un poco conveniente. Como sea, la película trabajó lo suficiente para ganárselo. Desafortunadamente las partes buenas están intercaladas con momentos de comedia burda y forzada que chocan violentamente con el tono inicial de la historia. Como ejemplo puedo señalar la interminable secuencia de los amigos introduciéndose furtivamente en la casa de uno de los jefes. Hasta ese momento parecían personas razonablemente "normales"; no serán genios, pero tampoco eran bufones... hasta que comienzan las rutinas de "slapstick" y los guionistas deciden arrojar toda prudencia por la ventana para conseguir risas fáciles con Jason Sudeikis metiendo objetos en su trasero, Charlie Day drogándose accidentalmente y Jason Bateman sobresaltándose una y otra vez con un gato particularmente nervioso. Admito que me hicieron reír algunas de estas rutinas, pero se sienten fuera de lugar y parecen adiciones de último momento para hacer la película más traviesa y menos "dark".

De cualquier modo lo que rescata Quiero Matar a Mi Jefe son los actores. El único que me pareció exagerado y poco creíble fue Charlie Day, quien aparentemente interpreta un papel similar en la serie televisiva It's Always Sunny in Philadelphia, la cual solo he visto en un par de ocasiones. Quizás Day tendrá fans que disfruten su afectada voz y bizarros manierismos; sin embargo no me encuentro entre ellos. Por otro lado, me gustó mucho el trabajo de Jason Sudeikis y Jason Bateman en sus habituales roles de individuos centrados pero propensos a situaciones absurdas. O quizás será que me identifiqué con su constante uso de sarcasmo y cinismo. De igual modo los "jefes" tienen amplias oportunidades de lucirse con personajes muy distintos a los que normalmente interpretan. Bueno, la actuación de Kevin Spacey me recordó su papel en Swimming With Sharks, pero de cualquier modo es un placer odiarlo por su desagradable personalidad. Colin Farrell está irreconocible como el irresponsable Bobby; su participación es relativamente corta, y aun así fue una de las más memorables en la cinta entera. Finalmente, Jennifer Aniston parece divertirse con sus vulgares diálogos y provocaciones sexuales; no me pareció una actuación estrictamente buena, pero aprecio el nuevo terreno histriónico que explora, y la convicción con la que trata de seducir al hobbit Day.

Entonces, Quiero Matar a Mi Jefe ocupa un incierto lugar entre cinta de suspenso, comedia vulgar y sitcom televisivo. Me hubiera gustado un libreto más consistente que no necesitara reducir la inteligencia de sus personajes para hacernos reír; sin embargo admito que caí en la trampa y reí en muchas ocasiones, así que merece una recomendación con la acostumbrada advertencia de que la comedia es algo muy subjetivo e impredecible, como demuestran las quejas de personas que se ofendieron por el frívolo tratamiento del acoso sexual mostrado en la película, o el implícito racismo de los personajes que buscan asesinos en barrios negros de la ciudad. En mi humilde opinión, la película es una catártica fantasía que solo trata de exorcizar las frustraciones laborales del espectador. Después de todo, la situación de trabajar para un jefe horrible es siempre graciosa, ¿cierto?

Calificación: 8