sábado, 14 de enero de 2012

Tenemos que Hablar de Kevin (We Need to Talk About Kevin)


Tenía cierta idea sobre el argumento de Tenemos que Hablar de Kevin, pero lo que no esperaba es el increíble estilo narrativo empleado por la directora Lynne Ramsay para contar esta historia sobre una familia cuya aparente normalidad esconde profundas y peligrosas vetas de disfunción que eventualmente terminan en tragedia. Tanto por su tema como por su ritmo podría decirse que Tenemos que Hablar de Kevin ofrece una perspectiva complementaria de la cinta Elephant (de Gus Van Sant), pero al mismo tiempo me recordó la ultra-realista sensibilidad de Ken Loach, donde hasta los momentos más prosaicos toman alto peso emocional cuando terminamos de armar las piezas del rompecabezas dramático que poco a poco nos entrega el director (o directora). En ese sentido me pareció una obra sobresaliente, aunque definitivamente no es el tipo de experiencia que ofrece simple entretenimiento, sino una sensación de dolor y sorpresa difícil de olvidar.

El argumento de Tenemos que Hablar de Kevin (basado en una novela de Lionel Shriver) nos relata en forma no lineal la vida de la familia Khatchadourian, desde el nacimiento de su hijo Kevin (interpretado por Jasper Newell de niño y Ezra Miller como adolescente) hasta el presente, cuando el joven está encarcelado por algún horrible crimen, y su madre Eva (Tilda Swinton) sufre los reproches de la sociedad que la considera responsable por los actos de su hijo. Y así, como espías atemporales, presenciamos aquellos momentos familiares que por sí mismos no parecen tener mucha relevancia, aunque en conjunto revelan la transformación de un "niño problema" en un adolescente agresivo con funesto potencial de violencia. ¿Es culpa de la madre? ¿O fue ella tan solo otra víctima de un individuo cruel y manipulador?

A veces me dan desconfianza las películas con una estructura caprichosa que saltan hacia adelante y atrás en el tiempo, pero en este caso la forma contribuye poderosamente al fondo, armando la historia de manera casual hasta que nos abruma con la enormidad de lo que estamos presenciando. Además, el título de la cinta se vuelve arteramente irónico cuando consideramos que Tenemos que Hablar de Kevin tiene pocos diálogos, y sus más intensas escenas son mudas pero repletas de significado en simples miradas, expresiones y lenguaje corporal. Rara vez podremos ver una obra tan magníficamente dirigida, donde cada escena aporta un nuevo ángulo a la trama, y no hay elemento que se haya ignorado como herramienta de la narrativa global. Lo cual, desde luego, incluye la ecléctica banda sonora, integrada por canciones que a veces contrastan fuertemente con las imágenes que acompañan, causando una respuesta visceral; mientras que en otras ocasiones funcionan como irónicos acentos que establecen perfectamente el melancólico tono de la cinta.

Sin embargo, la piedra puntal de la película es Tilda Swinton, en una de las mejores actuaciones de su carrera (lo cual ya es decir bastante). Este es el tipo de actuación que realmente captura al espectador, pues de algún modo nos transmite la turbulencia interna del personaje en su aparentemente impasible rostro y calmada actitud. Los demás actores son también sobresalientes (en particular los niños y adolescentes que interpretan a los hijos), pero la cinta es definitivamente de Swinton y, en mi humilde opinión, la pondría en el elevado nicho que el año pasado ocupó Natalie Portman en Black Swan. Simplemente no había visto una mejor actuación femenina (o masculina, para el caso) desde entonces. Obviamente todos estos halagos justifican una entusiasta recomendación para Tenemos que Hablar de Kevin, aunque advierto de nuevo que no es una película fácil ni divertida; no es uno de esos dramas catárticos que nos hacen llorar un poco y nos dejan satisfechos al salir del cine; por el contrario, incluso podría ser algo deprimente por mostrar una faceta de la sociedad cuya existencia conocemos pero preferimos ignorar. En resumen, una extraordinaria película que no quiero volver a ver jamás, a menos que sea en "clips" cuando Swinton gane el Óscar.
Calificación: 10

6 comentarios:

Ramon dijo...

Despues, de varias peliculas con calificaciones, no muy altas. A sido una agradable sorpresa, esta pelicula. Ojala las calificaciones con 10 abundaran, aunque ahora que lo pienso mejor, si eso sucediera, ya no necesitariamos la vida real y supongo que, nos volveriamos mas aburrido. Pero, en compensacion, cuanto placer audio-visual ganariamos jeje..

A proposito del director Ken Loach, podrias recomendarme alunas cintas, para comenzar a conocer el trabajo de este, al parecer, interesante cineasta.

Koolebra dijo...

Estimado Pablo, ¿qué calificación le darías a la película "Salsa" con Robby Draco Rosa?

René dijo...

Pablo:

Viste el film 50/50 con Gordon Levitt.

¿Qué te parece?

Saludos

René

Pablo del Moral dijo...

Ramón: De acuerdo con tu opinión sobre las películas de "10". De hecho, creo que me divierten más las malas que las buenas (bueno, no siempre). En cuanto a Ken Loach, me temo que no he visto muchas de sus obras porque no soy muy aficionado a su estilo. Sin embargo entre las que me he tolerado están: Looking for Eric, The Wind that Shakes the Barley, Ladybird, Ladybird y Bread and Roses. Saludos y gracias!

Koolebra: Lamentablemente no la he visto. Saludos!

René: No la he visto, aunque me interesa bastante. Ojalá llegue pronto a Video On Demand o al menos DVD. Saludos!

Anónimo dijo...

Qué tal, acabo de ver la película y me gustó, aunque no entiendo por qué dices que no quieres volver a verla jamás.
Creo que todo se va armando muy bien conforme va avanzando la película, las actuaciones magníficas, el guión, la dirección.
Grandes personajes Eva y Kevin, aquí el drama de la película tiene un gran toque y no exagera en cómo se presenta.
Un gran trabajo cinematográfico que tal vez muchos no sepan apreciar.
Saludos!

Pablo del Moral dijo...

Anónimo: Me da gusto que también te haya gustado; ojalá más gente la descubra, ya que ha tenido poca publicidad. En cuanto a no querer verla jamás, lo dije solo como media broma. Me dejó un mal sabor (lo cual indica que hizo bien su trabajo), y no se me antoja verla de inmediato (como ocurre con otras películas que me gustan mucho); pero quizás la re-visite en un par de años. Gracias por tu comentario y saludos!