La Casa Muda

Desde su primera escena, La Casa Muda establece una excelente atmósfera de temor y angustia gracias a las locaciones rurales y al eficiente trabajo de "cámara al hombro" que le da un aire semi-documental y nos pone al lado de los personajes para experimentar el terror de primera mano. Y para la segunda escena... un momento... ¡No hay segunda escena! La película está filmada en una larga toma continua (supuestamente), lo cual puede ser desconcertante al principio. Pero cuando nos empezamos a "meter" en la trama, se vuelve un factor importante para acentuar el suspenso que logra generar esta modesta producción uruguaya, no exenta de problemas, pero a fin de cuentas entretenida... y un poco frustrante.

Dicha trama comienza con la llegada de Wilson (Gustavo Alonso) y su hija adolescente Laura (Florencia Colucci) a una desvencijada casa en la solitaria campiña de Uruguay. Eventualmente nos enteramos de que están ahí para limpiar el inmueble, quitar la maleza que invade los alrededores y hacer reparaciones generales antes de que el dueño lo ponga en venta. Entonces, para comenzar los arreglos lo más temprano posible, decidieron llegar desde el día anterior y pasar la noche ahí. Parece un buen plan, pero las cosas se complican cuando Laura escucha sonidos extraños provenientes del segundo piso. Asustada, despierta a su padre, quien sube a investigar... y, desde luego, eso desata una serie de trágicos eventos que parecen estar relacionados con el terrible pasado de la casa.

Admiro la audacia de hacer la película en una sola toma; supongo que las nuevas cámaras digitales hacen posible esta hazaña sin tantos trucos como antes (aunque la mención de un editor en los créditos me hace sospechar, así como algunas inconsistencias en el vestuario). Como sea, quiero pensar que esta valiente decisión puede excusar la fotografía, a veces tan oscura que cuesta trabajo distinguir lo que está ocurriendo. Y el sonido también sufre, pues al principio y al final me frustró no entender los diálogos; sin embargo el resto de la cinta es casi muda (ahem), así que el deficiente audio no se convierte en un problema que impida disfrutarla. Después de todo, el minimalismo visual pone el énfasis en las actuaciones y dirección, las cuales son suficientemente competentes para compensar cualquier problema técnico.

En particular merece mención el notable trabajo de Florencia Colucci, quien casi sin diálogos debe expresar emociones cada vez más complicadas. En vez usar la cámara para mostrarnos el punto de vista de la actriz, el director Gustavo Hernández la apunta frecuentemente a su rostro, convirtiéndola en una especie de "guía empática" para el espectador, lo cual nos ayuda a seguir sus altibajos emocionales. Encontré esta estrategia útil sobre todo durante los minutos finales, cuando llega un cuestionable "twist" que cambia fundamentalmente el enfoque de la historia. La verdad me pareció un adorno gratuito que no mejora la película y además parece incompatible con su estructura y estilo. No tiene mucho sentido filmar todo en una larga toma cuando eventualmente tenemos que cuestionar la validez de casi todo lo que vimos. Pero bueno... La Casa Muda está "inspirada en hechos reales", así que tiene excusa para lanzarnos esa bola baja. Por cierto... es indispensable quedarse hasta el final de los créditos para ver un satisfactorio epílogo que explica algunas cosas, y cuestiona otras.

Entonces, La Casa Muda me pareció un experimento interesante, pero cansado en algunos momentos y engañoso en otros; además, la trama es al mismo tiempo simple e innecesariamente turbia (sin mencionar que se parece a cierta cinta francesa del "nuevo terror"). Aún así merece un lugar en el cada vez más popular sub-género del "horror minimalista", pues demuestra que no hacen falta muchos recursos ni efectos digitales para mantenernos en suspenso durante dos horas. O, mejor dicho, setenta y cuatro minutos, sin cortes.

Calificación: 7