Cortes Rápidos: Sharktopus, Area 51, Battle of Los Angeles

Sharktopus

Aunque superficialmente podría parecer que Sharktopus es tan mala como Mega Shark Vs. Giant Octopus o alguna otra pifia de The Asylum, en realidad cuenta con un factor determinante que la hace mucho más coherente y, sobre todo, divertida: el productor Roger Corman. Este legendario cineasta ha pasado casi sesenta años haciendo cine B de bajo presupuesto y, si algo le ha dejado la experiencia, es saber cómo aprovechar sus escasos recursos para que sus películas logren ser entretenidas a pesar de sus considerables limitaciones. Corman ya había probado suerte en el moderno cine digital con la igualmente divertida Supergator, pero creo que Sharktopus lo consagra como figura importante en el nuevo nicho del cine digital, cuya baja calidad no impide lograr altos niveles de energía.

Por si el nombre no fuera suficientemente descriptivo, Sharktopus se centra en la cacería de una bestia marina mitad tiburón y mitad pulpo, la cual está acabando con los turistas en las playas de Puerto Vallarta, México. Sin embargo, la audaz reportera Stacy Everheart (Liv Boughn) sospecha que el monstruo no es producto de la naturaleza... y tiene razón, pues en realidad se trata de un arma militar norteamericana que escapó de sus creadores. Entonces, mientras Stacy intenta revelar la existencia del monstruo, el despiadado científico Nathan Sands (Eric Roberts) y su hija Nicole (Sara Malakul Lane) tratan de extinguir los rumores y capturar a la criatura antes de provocar un incidente internacional. Mientras tanto, el tiburón-pulpo sigue devorando turistas con marcada predilección por chicas guapas en bikini. No lo culpo.

A diferencia de tediosos bodrios como Mega Piranha o Supercroc, Sharktopus tiene un modesto flujo narrativo, un libreto coherente y hasta actores de mediano calibre (incluyendo al siempre sufrido Eric Roberts). Claro, los atroces efectos especiales sabotean cualquier noción de realismo, pero sospecho que su intención no fue hacernos creer en la existencia de un "sharktopus", sino en divertir al espectador sin insultar (demasiado) su inteligencia. En ese nivel funciona mejor de lo que esperaba, y estimo que será más divertida para audiencias mexicanas por las locaciones jalicienses y la interpretación "gringa" de la cultura local ("Creo que es ilegal correr en México"). ¿O es racista? No sé. Como sea, me hizo reír bastante, lo cual es una de las marcas clásicas de Corman: no importa cuánto drama o tragedia haya en el libreto, siempre hay lugar para un poco de humor. Así sabemos que la cinta no se toma muy en serio, y que nosotros tampoco debemos hacerlo... lo cual no es difícil cuando vemos al sharktopus caminando por las playas de Puerto Vallarta (sí, caminando). Pero bueno, no quiero revelar las deliciosas sorpresas que guarda Sharktopus, así que solo queda darle una cauta recomendación y mantener la esperanza de que Corman siga estableciendo la pauta en esta menospreciada corriente cinematográfica. Supongo que alguien tiene que hacerlo.

Calificación: 6

Area 51 (51)

La primera cosa que me obsesionó cuando empecé a usar Internet a mediados de los noventas fue la variedad de foros y sitios dedicados a todo tipo de conspiraciones, desde las bien conocidas (el asesinato de John F. Kennedy, "Watergate", la muerte de Marilyn Monroe) hasta las más bizarras y febriles fantasías que serían humorísticas si no las tomaran tan seriamente sus seguidores (la raza reptiloide que vive en el centro de la Tierra, "Stephen King mató a John Lennon", la inminente colisión con el planeta Nibiru). Sin embargo, mi conspiración favorita siempre fue la del Área 51, legendaria (y ultra-secreta) base militar en mitad del desierto de Nevada donde, supuestamente, se conducen experimentos con tecnología alienígena (o, para los más extremos creyentes, se conducen experimentos con ayuda de aliens que intercambian información por el permiso de secuestrar humanos para sus fines particulares). Sobra decir que dudo MUCHO sobre la veracidad de todas esas "conspiraciones", pero me fascina explorar sus múltiples variantes y los arquetipos culturales que revelan; y por supuesto eso incluye consumir gustosamente las obras de entretenimiento popular que las mencionan... lo cual nos lleva a la mediocre película Area 51 (también conocida como "51"), cuyo argumento aprovecha el misterio de ese célebre sitio para darnos otra dosis de la clásica fórmula "soldados contra aliens", filmada con el mismo celo artístico que podríamos encontrar en un video casero, y con la adición de un par de actores semi-famosos para darle credibilidad al proyecto.

La trama sigue a un grupo de periodistas que reciben inesperado acceso a la famosa Área 51, para reportar a su público la realidad de su función y contenido. Lo que no saben es que se trata de un truco gubernamental para demostrar transparencia y extinguir rumores de tecnología extraterrestre. Desde luego hay aliens de muchos tipos en los más profundos niveles de la instalación subterránea; pero los periodistas solo tendrán acceso a las áreas "civiles", donde se hacen inofensivas investigaciones con tecnología ordinaria. Desafortunadamente hay un accidente, y los aliens escapan. Algunos son inofensivos, pero otros son implacables máquinas de matar, de modo que los asustados reporteros deberán cooperar con los estrictos militares para salir con vida de la base... y evitar que la infestación exteterrestre se extienda al resto del mundo.

Entre los mencionados "actores semi-famosos" podemos encontrar a Bruce Boxleitner (Tron, Babylon 5), Rachel Miner (Bully, Californication) y Jason London (esperando que lo confundan con su ligeramente más famoso hermano gemelo Jeremy), interpretando a los militares más ineptos desde Hot Shots, Part Deux. Más difícil aún que tragar los mediocres efectos especiales fue creer que estos papanatas tienen altos puestos en el ejército, o que alguien los dejaría proteger una base secreta repleta de tecnología extraterrestre. Yo no confiaría en ellos ni para cuidar mi coche en la calle. Pero bueno, en realidad es culpa del libreto; los actores hacen lo que pueden con sus deficientes papeles, y creo que Rachel Miner no queda tan mal como "chica ruda"; quizás en el futuro podría robarle un par de películas a Michelle Rodríguez. Y ya que estamos hablando de lo bueno, también me gustó la adición de un alien inteligente y servicial que coopera con los humanos para escapar de la base. Podría haber degenerado en un barato "comic relief", pero el director Jason Connery (sí, hijo del famoso Sean y actor por derecho propio en películas de esta misma calaña) lo toma tan en serio como al resto del elenco. Igualmente inesperada fue la revelación final de las causas que orillaron el motín de los aliens; sin duda es un poco absurda, pero al menos aporta motivación a la trama, a diferencia de otras mediocres cintas de monstruos contra humanos que tan solo se apoyan en el axioma "feo es malo". Incluso me atrevería a decir que, con más talento al frente y detrás de las cámaras, podría hacerse una película bastante decente con la misma idea. Pero Area 51 no es esa película, así que solo puedo recomendarla para fans del cine B con alta tolerancia a la mediocridad y amplio interés en criaturas realizadas por los tradicionales métodos de látex y alambre. El resto de la gente hará mejor en esperar el estreno de la otra Area 51, dirigida por Oren Peli (Paranormal Activity), que al parecer visitará la misma misteriosa base militar. No puede ser peor que ésta, ¿cierto?

Calificación: 5

Battle of Los Angeles

Así es, los genios del estudio The Asylum descubrieron que la adición de una pequeña palabra ("of") basta para evitar demandas legales al copiar desvergonzadamente el argumento y título de la cinta Battle: Los Angeles. Pero no debería extrañarme, vinendo de los creadores de "mockbusters" tan ilustres como Transmorphers, Paranormal Entity y la (in)olvidable Titanic II. Siguiendo esa tradición, Battle of Los Angeles resulta ser un bodrio de épicas proporciones, no solo por su incuestionable mediocridad narrativa y técnica, sino por la bajísima ambición mostrada en el plagio de ideas y situaciones. En otras palabras, Battle of Los Angeles no es mala porque copie elementos de otra película, sino porque ni siquiera sabe copiarlos bien.

El argumento se centra en los eventos que desata la súbita aparición de una inmensa nave extraterrestre en los cielos de Los Ángeles, la cual procede a atacar el centro de la ciudad con una radiación expansiva de color azul (o algo así... nunca queda claro lo que ocurre en los primeros minutos, pero asumo que es malo). El ejército monta de inmediato un contra-ataque con aviones y soldados, pero la avanzada tecnología de los invasores derrota la débil defensa terrestre. Mientras tanto, en un apartado campo de entrenamiento, un grupo de soldados enfrenta varios robots y sondas exterrestres con ayuda de un piloto que, inexplicablemente, acaba de aterrizar en un avión de hélice proveniente del año 1942... ¿cuál es el propósito real de este confuso viajero en el tiempo? Ah, y también entra a escena una hábil mujer ninja que usa su "katana" para cortar en dos las naves extraterrestres.

La adición de esos incongruentes elementos (viaje en el tiempo y artes marciales) me dio la esperanza de que Battle of Los Angeles encontraría un camino distinto, y quizás lograría algo original (aunque no fuera exactamente bueno). Pero la triste verdad es que eventualmente llega a lo mismo que casi todas las películas de The Asylum: los "héroes" corriendo sin rumbo ni propósito entre ruinas, corredores y sótanos, mientras son amenazados por periódicos efectos especiales de ínfima calidad. A pesar de eso, no puedo negar que la impredecible naturaleza de su argumento me mantuvo en suspenso, esperando la próxima ridícula escena de "acción" u otro incoherente diálogo de deslumbrante estupidez. Vale decir que en ese aspecto la película no decepciona, pues el "director" Mark Atkins carece de sentido auto-crítico (o de interés en hacer un buen trabajo), y cuando parece que la cinta no puede empeorar, heroicamente encuentra un nuevo abismo narrativo o deficiencia técnica para probar lo contrario. Entonces, no sé si Battle of Los Angeles sea peor que Transmorphers, pero sin duda se encuentra entre lo más putrefacto de The Asylum. Y, como tal, merece verse como otro deprimente hito de la cultura popular. O aunque sea por morbo.

Calificación: 4