domingo, 15 de abril de 2012
Locura en el Paraíso (Wanderlust)
Entre la avalancha de comedias vulgares y "post-modernas" (o lo que sea) inspiradas o producidas por Judd Apatow, Role Models fue una de mis favoritas, pues no solo me pareció graciosa, sino honesta en la interacción de sus personajes y en la estructura de su narrativa (además rendía homenaje a Kiss, lo cual siempre ayuda). Desde entonces el director David Wain prefirió enfocarse en televisión (incluyendo una de mis "micro-series" favoritas, Children's Hospital); y ahora que regresa a la pantalla grande con Locura en el Paraíso (uf... sin palabras) el resultado no me pareció tan gracioso y sincero, aunque ciertamente ofrece algunas risas y ocasionales reflexiones sobre el consumismo, la vida moderna, y los peligros de pensar que existe una solución perfecta contra esos "males".
Al centro de Locura en el Paraíso encontramos a la pareja de George (Paul Rudd) y Linda (Jennifer Aniston), exitosos profesionistas neoyorquinos (o tan exitosos como pueden serlo en el clima económico contemporáneo) que súbitamente pierden sus fuentes de ingreso. Entonces, sin otra alternativa viable, deciden mudarse a la mansión sureña de Rick (Ken Marino) el hermano de George, quien tiene una modesta pero segura oferta de trabajo. En el camino George y Linda caen por accidente en una "comuna" hippie llamada Elysium, y pasan una noche mágica que les hace cuestionar su estilo de vida "yuppie". Por eso, cuando fracasa la situación con su hermano, George sugiere a Linda que regresen a Elysium y pasen un tiempo replanteando sus metas y examinando sus opciones a futuro. Y así comienza una visita al "paraíso" que no siempre será cómoda o perfecta (o siquiera higiénica), pero que definitivamente cambiará sus vidas... aunque también podría destruir su relación.
No sé si habrá sido porque vi recientemente la película Martha Marcy May Marlene, donde se examina el lado siniestro de estas "comunas", pero Locura en el Paraíso me pareció demasiado frívola y conveniente, cuando pudo aprovechar la oportunidad para examinar (con humor) los pros y contras del renacimiento "hippie" cuya propuesta de una vida simple y comunitaria evoca las ideas de los "revolucionarios sociales" de los años sesentas (lo más que se acerca la cinta es durante una conversación "secreta" entre Linda y el anciano fundador de la comuna), mismas que aparentemente está ganando nuevos adeptos entre la gente cansada de los excesos impuestos por la frenética vida moderna. Desafortunadamente el director David Wain y su co-guionista Ken Marino prefieren quedarse en un nivel mucho más simple, con chistes obvios y superficiales que a veces provocan risas, pero sin el respaldo de un mensaje real como complemento del humor. Claro, es más fácil poner hombres desnudos en situaciones inapropiadas, y esperar que el público lo encuentre automáticamente gracioso.
Como ocurre frecuentemente en este sub-género de comedia, la mayor parte de las risas no proviene de las escenas que la película considera más graciosas (por ejemplo, las forzadas apariciones del novelista-enólogo-nudista, o el clásico "freak-out" de una persona seria y reprimida que ingiere accidentalmente drogas alucinógenas), sino de pequeños momentos íntimos de revelación personal, probablemente improvisados por los hábiles actores secundarios. Paul Rudd y Jennifer Aniston tienen los roles estelares, pero no resultan muy graciosos, pues simplemente repiten sus clásicas rutinas de "pez fuera del agua" que hemos visto en otras películas. Ambos tienen considerable encanto personal (aunque sus detractores pensarán otra cosa) y lo explotan al máximo para congraciarse con el espectador; pero por debajo del "carisma" lo único que hacen es reaccionar con una mezcla de ofuscación y tolerancia ante las bizarras ideologías de los pintorescos personajes que los rodean. Y son esos personajes secundarios quienes tienen los mejores diálogos y ocurrencias, desde Michaela Watkins como la semi-alcohólica cuñada de George, hasta Kathryn Hahn como la "hippie" más extrema en su fervor naturista, sin olvidar al co-guionista Ken Marino como el odioso hermano Rick; Malin Akerman en el perfecto papel de "inocente-seductora" aficionada al amor libre; y Jessica St. Clair, cuyo nombre menciono únicamente para celebrar que por fin le dieron su propia serie de televisión.
Entonces, creo que reí lo suficiente con Locura en el Paraíso para darle una recomendación, pero al mismo tiempo me decepcionó que su humor fuera tan fácil y predecible (¿no usaba Archie Bunker este mismo material a mediados de los setentas?) Tampoco me gustó que al final trataran de añadir drama artificial por medio de factores externos (villanos corporativos que amenazan el futuro de Elysium) e internos (una aparente infidelidad que puede romper la relación de los protagonistas), como si los guionistas se hubieran dado cuenta demasiado tarde de que no existe una historia concreta, sino solo una cadena de "sketches" humorísticos con el tema general de "vida natural vs. civilización". Como dije antes, creo que Wain dejó pasar la oportunidad de examinar con mayor profundidad ambos lados de la moneda; o quizás debió hacer lo opuesto, abandonando las fórmulas narrativas pre-fabricadas para sumergirse de lleno en el surrealismo y contradicciones de la vida "hippie". Habiendo dicho eso, tengo interés en el DVD de Locura en el Paraíso, pues estimo que los "outtakes" podrían ser más graciosos que la película misma. No me importa si eso significa que pagué por ver en el cine un "trailer" de dos horas promocionando dicho DVD. Suena como una moraleja perfecta para el tema anti-consumista.
Calificación: 7
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