domingo, 26 de febrero de 2012
Tan Fuerte y Tan Cerca (Extremely Loud and Incredibly Close)
A lo largo de diez años hemos visto varias películas que usan el ataque terrorista del 11 de Septiembre del 2001 como elemento dramático; a veces funciona, a veces no. Pero de un modo u otro siempre me parece un truco fácil para obtener una respuesta emocional automática, que no requiere mucha preparación ni desarrollo para impactar al espectador. Esa es la sensación que me quedó después de ver Tan Fuerte y Tan Cerca... una buena premisa irregularmente desarrollada y demasiado forzada en su empeño por hacernos llorar a toda costa. Aún así tiene suficientes buenas ideas para hacerla marginalmente recomendable.
El protagonista de Tan Fuerte y Tan Cerca es Oskar Schell (Thomas Horn), un niño de aproximadamente 10 años, quizás un poco autista, cuyo padre Thomas (Tom Hanks) acostumbraba mandarlo en "expediciones de reconocimiento" que eran al mismo tiempo acertijos para estimular la mente del niño, y estrategias para hacerlo más sociable. Sin embargo Thomas falleció durante el ataque del 11 de Septiembre, y como consecuencia Oskar empezó a alejarse emocionalmente de su madre Linda (Sandra Bullock), quien también tiene problemas recuperándose de la pérdida. Entonces Oskar descubre casualmente entre las pertenencias de su padre una llave marcada con la palabra "Black", y la toma como punto de partida para iniciar una nueva "expedición", cuyo propósito no solo será descubrir el último mensaje de su padre (si es que realmente existe), sino mantener vivo su recuerdo tanto tiempo como sea posible. Y así el niño comienza su recorrido por Nueva York, buscando pistas que conduzcan a la hipotética cerradura que abrirá la misteriosa llave...
El concepto me pareció excelente, con o sin la adición del 11 de Septiembre. La investigación de un misterio que une al niño con su padre evoca de inmediato fuertes sentimientos familiares, y lleva incluida su propia motivación e inevitable catarsis (y, bueno, no hace falta mencionar que también la vimos recientemente en Hugo). Sin embargo el director Stephen Daldry, trabajando con un libreto basado en la novela de Jonathan Safran Foer, conduce la historia con mano demasiado pesada, obligándonos a tragar situaciones inverosímiles y sometiéndonos a una mecánica narrativa lenta y difusa, que no teme violar su propia lógica cuando ve la oportunidad de presentarnos otra escena empalagosa, o un nuevo conflicto que complique las cosas. Pero lo que menos me gustó fue que depositara el peso total de la historia en un personaje un tanto antipático.
No me malinterpreten... la actuación del niño Thomas Horn es ciertamente extraordinaria, sobre todo considerando que se trata de su primera película. El problema es que el personaje está escrito como un niño muy inteligente, pero tan caprichoso y arrogante que terminó irritándome con frecuencia. Claro, entiendo que esos rasgos pueden corresponder a la realidad del Síndrome de Asperger; desafortunadamente no lo hacen compañía muy placentera durante una película de más de dos horas. Y si bien hay muchos buenos actores en el elenco secundario, se sienten tan poco usados que podrían haber sido interpretados por "extras" sin alterar demasiado la trama. Además de Tom Hanks (a quien solo vemos en "flashbacks") y Sandra Bullock (casi irreconocible bajo el peso de la melancolía) tenemos al veterano Max von Sydow en un papel silencioso pero muy expresivo... e irrelevante. Quizás en el libro estaba mejor desarrollada su función de "alma gemela", o tenía algún punto específico, a diferencia de la película, donde solo es un acompañante temporal del niño, y ocasional confidente de sus tribulaciones. También aparecen Viola Davis y Jeffrey Wright (quien aparentemente se está transformando en Laurence Fishburne) haciendo un buen trabajo en sus respectivos papeles, aunque no lo suficiente para capturar mi interés.
Obviamente Tan Fuerte y Tan Cerca es una de esas películas que dividen intensamente a su público. Algunos la aclaman como una de las mejores películas del año (incluyendo a "la Academia", que la puso entre las nominadas al Óscar... aunque sospecho que solo fue por la emoción de tener finalmente una cinta con Tom Hanks y Sandra Bullock juntos), mientras que otros la denuncian como ridícula y forzada manipulación sentimental que explota la tragedia del 11 de Septiembre para revestirse de importancia que no merece. Mi opinión está en algún punto intermedio. Como dije al principio, el concepto me gustó mucho, sin duda ofrece buenas ideas y devastadoras observaciones sobre culpa y responsabilidad... pero la experiencia general me pareció mucho menos que la suma de sus partes. O quizás fue mi habitual cinismo lo que me impidió asimilar la historia desde el punto de vista de un niño. Tal vez necesito una "expedición de reconocimiento" que me ayude a recuperar mi apreciación por la magia del cine. Eh... quizás mañana.
Calificación: 7
sábado, 25 de febrero de 2012
50/50
El contraste de drama y comedia puede dar resultados extraordinarios cuando se maneja de manera apropiada, pero también puede fracasar estrepitosamente si cruza al terreno de la explotación o el mal gusto. La película 50/50 hace en general un buen trabajo y consigue algunos buenos momentos de gran intensidad narrativa; pero, a fin de cuentas, me pareció un poco deshonesta y no tan graciosa como cree serlo. O, para el caso, no tan dramática, aunque ciertamente refleja una situación difícil que quizás merecía plantearse de manera diferente.
El título 50/50 se refiere a las posibilidades de sobrevivir que tiene el joven Adam Lerner (Joseph Gordon-Levitt), víctima de una rara forma de cáncer que invade su columna vertebral. El impacto de recibir tan mala noticia es bastante fuerte, pero el estoico joven trata de ver positivamente la situación, sometiéndose a los tratamientos necesarios e incluso haciendo buena amistad con otros pacientes de quimioterapia; pero con el tiempo no puede evitar deprimirse, sobre todo cuando su novia Rachael (Bryce Dallas Howard) se muestra incómoda con las rutinas médicas. Afortunadamente su mejor amigo Kyle (Seth Rogen) está siempre listo para mejorar su ánimo, y hace hasta lo imposible por encontrar el lado amable de cualquier situación. Pero ¿bastará el buen humor y el sexo "por lástima" para que Adam recupere la salud?
El "trailer" de 50/50 (por no mencionar la presencia de Seth Rogen) sugieren que se trata de una comedia vulgar en el estilo de Judd Apatow, pero en realidad ese aspecto de la historia es relativamente breve, y se limita unas cuantas escenas con Rogen diciendo groserías, tratando de engatusar chicas y en general luciendo sus habituales rutinas de patán vulgar pero bien intencionado. La fuerza real de la cinta reside en el genial Joseph Gordon-Levitt, cuya actuación evita caer en el amarillismo, enfrentando con sensibilidad las realidades de la enfermedad y los agresivos tratamientos a los que debe someterse su personaje. Gracias a eso, 50/50 no termina siendo uno de esos dramas gratuitos que tratan de inspirar lástima por sus personajes; por el contrario, Adam se mantiene de principio a fin como una figura estoica, realista y centrada, que debe encontrar el balance exacto entre la esperanza de sobrevivir y la asimilación de su posible fallecimiento. No es un tema agradable ni fácil de expresar, pero el director Jonathan Levine (más conocido por la cinta "vaporware" All the Boys Love Mandy Lane) sabe "engancharnos" gradualmente, sin trampas para endulzar la situación.
Bueno, con la posible excepción de un simpático perro galgo llamado "Skeletor" que forma parte de la terapia del protagonista; y de la actriz Anna Kendrick en el papel de novata terapeuta que trata de ayudarlo a sobrellevar psicológicamente el difícil trance que le agobia. Me gustó el trabajo de Kendrick como actriz, pero su personaje se siente un poco forzado y fue una de las cosas que rompió ese precario balance que mencioné previamente. De cualquier modo 50/50 me pareció una cinta bastante recomendable, a veces graciosa, a veces trágica, pero siempre atenta a resaltar la fuerza del espíritu humano durante situaciones inciertas. En lo personal, he vivido épocas dolorosas con enfermedades de parientes y amigos, así que no pude evitar cierto prejuicio ante la ligereza con la que el libreto aborda ciertos temas... pero bueno, quiero pensar que como toda obra de arte, 50/50 se apoya en la experiencia de cada espectador para complementar su mensaje. Sin duda lo logra, aunque no lo sentí como un consuelo...
Calificación: 8
viernes, 24 de febrero de 2012
Con el Diablo Adentro (The Devil Inside)
Siguiendo el ejemplo de The Last Exorcism, la nueva cinta Con el Diablo Adentro combina dos prósperas tendencias en el moderno cine de terror: la posesión satánica y el pseudo-documental. En ninguno de los dos aspectos resulta particularmente interesante o innovadora, pero su premisa muestra cierto ingenio, y la adición de "gore" superior a lo acostumbrado en estos temas la hacen al menos tolerable para fans del género, o para audiencias que no estén saturadas con los mismos clichés que ya vimos en cintas como la mencionada The Last Exorcism, The Rite, REC 2 o The Exorcism of Emily Rose.
Al principio de Con el Diablo Adentro presenciamos la investigación policíaca de un sangriento triple asesinato, ocurrido a fines de los ochentas en los Estados Unidos, durante el exorcismo de una mujer llamada María Rossi (Suzan Crowley), quien posteriormente fue recluida en un manicomio italiano. Veinte años después, la joven Isabella Rossi (Fernanda Andrade), hija de María, decide profundizar en el turbio asunto, viajando a Italia para averiguar por qué su madre fue expatriada, y para ver si hay posibilidades de continuar su tratamiento en los Estados Unidos. Y, curiosamente, en vez de contratar un abogado o un psiquiatra, Isabella decide invitar al cineasta Michael Shaefer (Ionut Grama) para documentar en video la investigación, con el supuesto fin de obtener evidencias que ayuden a la liberación de su madre. Sin embargo, cuando Isabella busca la asesoría de varios jóvenes estudiantes del Vaticano, descubre que el crimen de su madre quizás no se debió a trastornos mentales, sino a posesión satánica. ¿Será un fenómeno real, o un diagnóstico erróneo de aberraciones psicológicas?
Entonces, tenemos el estilo "documental" de The Last Exorcism, la conspiración católica de Exorcismus y el conflicto entre ciencia y religión que tan bien manejó The Exorcism of Emily Rose. Y, desde luego, no pueden faltar los clásicos síntomas de la posesión, como insultos, contorsiones, revelación de secretos personales, y las antífonas entre sacerdotes y poseídos, unos exigiendo la liberación del alma torturada, y el otro burlándose de la fe cristiana. Hablando de lo cual, al menos aprecié que en esta ocasión no hubiera un sacerdote cuestionando su vocación... aunque desde luego uno de los personajes tiene una historia de sufrimiento personal con los exorcismos. En fin, como dije al principio, solo la presencia de una protagonista más o menos fuerte, y las inesperadas escenas "gore" rescatan parcialmente la cinta, y la separan de todas las demás imitaciones de The Exorcist que hemos visto a lo largo de los años.
Para terminar rápido (como la película), y a riesgo de caer en SPOILERS, tengo que mencionar el final tan abrupto que parece un mal chiste, sobre todo cuando nos sugiere visitar cierto URL para obtener más información. ¿En serio? Había escuchado de "promoción cruzada" (y recordemos que The Blair Witch Project fue una de las primeras en unir la experiencia fílmica con la digital), pero en el caso de Con el Diablo Adentro parece tan solo un truco mercadológico o, peor aún, una excusa del director para evitarse la molestia de escribir un final coherente o satisfactorio, que ate los cabos sueltos de la trama. En resumen, no encuentro muchas razones para recomendar esta cinta, pero quizás logra evadir el aburrimiento gracias a su ágil ritmo, ocasionales sobresaltos y mediana premisa, la cual pudo servir como base de una historia más interesante si se hubiera desarrollado mejor. Pero bueno, supongo que el terror religioso tiene su público, así que no la descartaría por completo. Digo, si The Last Exorcism tuvo suficiente éxito para garantizar una secuela, quizás Con el Diablo Adentro podría sorprendernos en el futuro. Tal vez entonces podrán rectificar los detalles que fallaron, como tener un final real en vez de "spam".
Calificación: 5
miércoles, 22 de febrero de 2012
Absentia
Me está gustando mucho esta tendencia de estrenar películas por vías alternas, lo cual no solo permite recompensar económicamente a los cineastas que lo merecen, sin intervención de los grandes estudios, sino que además nos ahorra el tiempo y dinero que representaría adquirirlas en DVD, o esperar (¡ja, ja, ja, ja!) su estreno en cines. Claro, este esquema de distribución no es garantía de calidad (¿alguien dijo "Boggy Creek"?), pero en esta ocasión me alegra decir que la cinta Absentia cumple con creces su promesa de "horror independiente", con una sólida historia, fantásticas actuaciones y un brillante concepto que no encaja fácilmente en los típicos estándares de Hollywood. En resumen: una joya oculta que merece ser descubierta por auténticos fans del horror y por aficionados al buen cine que no teman visitar de vez en cuando el barrio pobre de la industria.
La historia de Absentia se desarrolla en un típico suburbio de Los Ángeles, a donde llega la joven Callie (Katie Parker) para acompañar a su hermana Tricia (Courtney Bell) durante un difícil momento de su vida: Daniel (Morgan Peter Brown), el esposo de Tricia, desapareció sin dejar rastro alguno hace siete años y, tras muchas investigaciones infructuosas, el gobierno ha determinado que finalmente puede declarársele muerto "en ausencia", para que su esposa pueda cobrar el seguro de vida, anular su matrimonio y tratar de empezar una nueva vida. Tricia está devastada por la decisión, pues significa abandonar toda esperanza de que Daniel regrese... pero finalmente decide iniciar el trámite, apoyada por su comprensiva hermana. Y entonces la afligida mujer empieza a tener pesadillescas visiones de su esposo desaparecido. Su psiquiatra, desde luego, piensa que son alucinaciones acarreadas por el estrés de la situación y los sentimientos de culpa que carga Tricia. Pero... ¿habrá algo más detrás de las visiones? ¿Y tendrá alguna relación con las desapariciones de otras personas en el mismo vecindario?
Como ocurre en las mejores películas de terror, la trama de Absentia es interesante incluso antes de incorporar los elementos sobrenaturales. La actriz Courtney Bell transmite con realismo conmovedor el conflicto interno que la divide entre la lealtad hacia su esposo desaparecido, y la promesa de empezar una nueva vida. Katie Parker hace un excelente trabajo en el papel de Callie, la hermana menor con un pasado turbio (al parecer fue adicta a las drogas durante su adolescencia) que debe dejar atrás para ayudar a Tricia, ahora que necesita apoyo moral. Redondeando el elenco (en más de un sentido) tenemos a Dave Levine como el Detective Mallory, encargado de investigar la desaparición de Daniel, durante la cual no pudo evitar desarrollar cierto afecto por la “viuda“. Por el lado creativo, el director y guionista Mike Flanagan construye la situación con elegancia y sutileza, revelándonos los factores del drama al mismo tiempo que vamos conociendo el carácter de los personajes. La historia se desarrolla orgánicamente, sin caer en fórmulas dramáticas ni atajos narrativos.
Y, bueno, desde luego no quiero revelar los inesperados giros de la trama, que se vuelve más perturbadora conforme nos enteramos de ciertos detalles adicionales, con los que podemos empezar a crear nuestra propia hipótesis sobre la desaparición del esposo. Cuando finalmente entramos de lleno al terror, Flanagan mantiene la misma disciplina, ofreciendo momentos de excelente suspenso pero sin revelar demasiado, de modo que sostiene la tensión y el interés hasta el último cuadro de la película. Y considerando que todo esto se hizo con un presupuesto mínimo, se vuelve mucho más valioso el logro del director y su estoico elenco. Por cierto, Absentia no solo se distribuye digitalmente (aunque el DVD está próximo a estrenarse), sino que su financiamiento mismo provino del Internet, gracias al sitio kickstarter.com, donde Flanagan pudo recaudar suficientes fondos para "echar a andar el proyecto" (otra fascinante razón para comprar el DVD... quiero ver ese "detrás de las cámaras").
Como siempre, esta "humilde cuna" trae consigo ciertas limitaciones técnicas que revelan el bajo costo de la cinta, incluyendo algunos problemas con la iluminación y el sonido (hay un par de escenas que parecen ensayos videograbados, en vez de secuencias filmadas formalmente) y algunos actores secundarios que se sienten ligeramente "amateur". Pero creo que son fallas perfectamente disculpables en vista de todo lo que el equipo de producción logró en esta modesta obra, que sin duda pone a Mike Flanagan "en el mapa" del horror independiente, y hace indispensable seguir su carrera futura, con la esperanza de que Absentia no haya sido producto de la casualidad, sino de genuino talento y visión artística. Como he dicho antes, el descubrimiento ocasional de estas "joyas ocultas" hacen que valga la pena sufrir tantas otras mediocres obras de horror, y nos confirman que siempre existirán cineastas con la intención de mejorar el género, en vez de producir cualquier basura con el fin de engatusar a los fans optimistas (como yo). Tan solo por eso Absentia merece nuestro apoyo... y si además añadimos que se trata de una excelente película, todos salimos ganando. Ojalá así fuera siempre.
Calificación: 9
lunes, 20 de febrero de 2012
Contrabando (Contraband)
Se supone que Contrabando es un re-make de la cinta islándica Reykjavík Rotterdam (cuyo actor principal ahora dirige esta versión norteamericana), pero para efectos prácticos es idéntica a los abundantes thrillers policiacos/criminales que hemos visto en tiempos recientes (como Brooklyn's Finest, We Own the Night, Armored, Takers o Pride and Glory). Y si bien cuenta con algunos elementos interesantes por derecho propio, estimo que en un par de días me será imposible diferenciarla de las demás obras en este rutinario género. De hecho, no será raro que empiece a confundir escenas antes de terminar esta "crítica".
Echando mano del clásico cliché "criminal reformado que debe realizar un último trabajo", Contrabando se centra en Chris Farraday (Mark Whalberg), ex-contrabandista experto que abandonó su pasado criminal y ahora vive felizmente como asesor de seguridad y devoto padre de familia junto con su esposa Kate (Kate Beckinsale) y sus dos hijos. Pero cuando su hermano Andy (Caleb Landry Jones) pierde un cargamento de droga, el iracundo mafioso Briggs (Giovanni Ribisi) le exige como compensación una exorbitante suma de dinero, que el inexperto joven desde luego no tiene. Entonces, como pago alternativo, Chris acepta organizar un contrabando de dinero falsificado proveniente de Panamá, lo cual saldará las cuentas con el peligroso Briggs. Pero no será tan fácil, pues además de evadir a las autoridades y proteger a su familia de los impacientes mafiosos, Chris deberá resolver fricciones dentro de su equipo y enfrentar traiciones de quien menos esperaba...
Si esta trama suena familiar es porque combina desvergonzadamente elementos de Gone in 60 Seconds, The Town y, en fin, cualquier otra cinta similar que se les ocurra. De hecho, la primera media hora me pareció tan aburrida y predecible que estuve considerando salirme del cine, sobre todo cuando encontré a Giovanni Ribisi (un actor igualmente capaz de buenas interpretaciones y de la más grotesca exageración) haciendo una ridícula imitación de Gary Oldman en True Romance. Pero bueno, decidí resistir la tortura y por suerte la cinta mejoró eventualmente, cuando se enfoca en los trucos y secretos del contrabando internacional, apoyada por la sólida presencia de Mark Whalberg, un actor de talento algo monótono, pero con suficiente carisma para sostener cintas de marginal interés.
Además podemos contar con el esperado desfile de actores de carácter llenando papeles secundarios que van de lo memorable (J.K. Simmons como el hilarantemente profano capitán del barco donde se transporta el contrabando) a lo ridículo (el mencionado Ribisi y sus esbirros de paquete). También aprecié el trabajo del siempre intenso Ben Foster como el mejor amigo de Chris, quien recibe la ingrata tarea de proteger a Kate y sus hijos mientras el padre cumple su misión en Centroamérica. No es un papel particularmente complicado u original, pero explota al máximo el perpetuamente angustiado rostro de Foster, elevando levemente el suspenso de la historia. Y, hablando de Kate Beckinsale, me pareció extraño encontrarla en un papel de "cara bonita/damisela en peligro" apenas unas semanas después de haberla visto como increíble mujer de acción en Underworld: Awakening. Ni hablar... trabajo es trabajo.
Sin embargo, debo aclarar que estos elementos vagamente positivos no hacen de Contrabando una película buena. Lo más que logran es hacerla tolerable, y quizás pueda entretener a quienes no conozcan las mencionadas cintas de acción criminal que recorrieron básicamente el mismo camino. Pero para quienes ya las vieron, Contrabando parecerá un "collage" de escenas recicladas (desde el típico asalto a un camión blindado, hasta la obligatoria balacera en la calle, que ya se convirtió en ingrediente de rigor - muchas gracias, Heat) o quizás se sentirá como una inesperada ocurrencia de "deja vu" que los hará pensar: "Ya vi esto antes". Entonces, quizás Contrabando merece una escueta recomendación por su dudoso valor intrínseco, pero si la evaluamos en el contexto de su género, hay mejores películas del mismo estilo y, para el caso, mejores actores para encarnar al criminal retirado que debe regresar al oficio. Si al menos la trama se hubiera centrado en mercancía más realista, quizás podría tener un componente didáctico que ofreciera algún mensaje interesante. Pero sospecho que nadie querría ver una película de acción sobre contrabando de juguetes chinos o ropa de imitación. Para eso tenemos los noticieros.
Calificación: 6.5
domingo, 19 de febrero de 2012
El Vengador Fantasma 2 (Ghost Rider: Spirit of Vengeance)
La única vez que leí comics de Ghost Rider con cierta regularidad fue a mediados de la década pasada, cuando formó parte de la línea "Marvel Knights", la cual pretendía ser una colección de títulos dirigida a "lectores maduros", con historias más violentas, crudas y sórdidas de las que habitualmente encontramos en los comics "normales" de Marvel. Sin embargo los abandoné rápidamente, pues comprendí que lo que Ghost Rider necesitaba no era más violencia o groserías, sino escritores que encontraran un ángulo apropiado para explotar el (dudoso) potencial del personaje. Desafortunadamente lo mismo aplica a la cinta El Vengador Fantasma 2, pues aunque los directores Mark Neveldine y Brian Taylor ciertamente elevan la intensidad de la acción y la ferocidad del protagonista, el argumento es un desastre de principio a fin que carece de cohesión narrativa, y solo aporta un desfile de situaciones para lucir bizarros ángulos de cámara, "stunts" en cámara lenta y notables efectos especiales. Aún así logra divertir, pero deja la amarga sensación de que pudo ser más.
En la primera Ghost Rider vimos cómo el motociclista Johnny Blaze (Nicolas Cage) hizo un trato con Mefistófeles que lo dejó con la identidad alternativa del Vengador Fantasma, un flamígero demonio con cara de calavera destinado a castigar transgresores y arrebatarles el alma (o algo así... no me pidan explicar la revuelta cosmogonía de la saga). Al final de aquella cinta (¿spoiler?) Blaze decidió quedarse con la maldición y usar sus poderes para beneficio de la humanidad. Pero al comenzar El Vengador Fantasma 2 lo encontramos viviendo casi como ermitaño en Europa, tratando de evitar situaciones que despierten al demonio que lleva dentro. Por eso rechaza al misterioso Moreau (Idris Elba) cuando le pide ayuda para salvar a un niño de las garras del Rourke (Ciarán Hinds), la más reciente encarnación del Demonio. Pero cuando Moreau ofrece levantar la maldición a cambio de su ayuda, Blaze se une renuentemente a la cruzada del extraño sacerdote... lo cual no solo implica mantener vivo al niño Danny (Fergus Riordan), sino ayudar a su madre Nadya (Violante Placido) y rechazar los constantes ataques de varios agentes demoníacos, dirigidos por el implacable Carrigan (Johnny Whitworth).
Así es... otra aventura modular con un "mcguffin" (el niño) como detonador del argumento, y con una anti-héroe en busca de redención para justificar la violencia en secuencias de creciente complejidad, pero nulo suspenso. Me gustaron las películas Crank y Crank: High Voltage, en las que los directores Neveldine/Taylor forjaron su frenético estilo visual (al mismo tiempo que experimentaron con la ausencia de argumento coherente), pero la fórmula no se adapta muy bien al mundo de los super-héroes, pues por mucha acción que incorporen a la trama, no existe conexión alguna con el espectador, ni emociones que respalden las hazañas del protagonista. En otras palabras, no sentí el menor interés por el sufrimiento de Johnny Blaze, ni tragué su incongruente drama personal, ni sentí amenaza alguna por parte del blando super-villano. Creo que hasta en Thor se hizo un mejor esfuerzo por esbozar el crecimiento del personaje y las lecciones que aprende con cada experiencia.
Habiendo dicho eso, sería un error esperar que El Vengador Fantasma 2 se ajuste al universo fílmico de Marvel. Su estilo es evidentemente distinto, y de cualquier modo el personaje de Ghost Rider no encajaría en el entorno de The Avengers, así que conviene reducir expectativas y no juzgarla en el contexto incorrecto. Cuando mucho, podemos tomarla como un muestrario de delirante cinematografía y efectos especiales que, en mi humilde opinión, justifican el precio del boleto, aunque me duela decirlo, pues generalmente estoy en contra de la mentalidad "estilo sobre substancia". Pero cuando el "estilo" es tan arrollador y contundente, tengo que aceptar derrota ideológica. La presentación del Vengador Fantasma es simplemente increíble; me gustó que gran parte de las escenas transcurrieran de día (en particular una asombrosa persecución en carretera), pues podemos apreciar con lujo de detalle los increíbles "stunts" y los efectos especiales, no siempre realistas pero invariablemente dinámicos y divertidos. La simulación de fuego y humo es asombrosa; por otro lado, las cadenas digitales nunca me parecieron convincentes, y hay algunos "dobles sintéticos" demasiado notorios. Lástima que para disfrutar estas escenas debamos aguantar una historia trillada y aburrida que casi nos hace añorar el "drama" de la primera película.
Hablando de lo cual, el eje de la saga sigue siendo Nicolas Cage, y aunque esta vez su actuación no fue tan profunda como esperaba (?), tiene buenos momentos de humor... cuando no lo intenta. Sus "chistes" son torpes y previsibles; pero sus momentos de seria introspección llevan ese irreverente sarcasmo que tan bien maneja Cage, y que arrancan una sonrisa al hacernos cómplices del humor, en vez de víctimas (también admito que me hizo gracia su risa de "lindo pulgoso"). Redondeando el elenco tenemos a Idris Elba cobrando un cheque fácil como el enigmático sacerdote "biker"; Ciaran Hinds como el Demonio más insípido del mundo; Violante Placido como obligatoria cara bonita que no teme entrar a la pelea cuando hace falta; y... ¡¿Christopher Lambert?! (lo siento, no hay “cameo“ de Stan Lee - aunque pensándolo bien, Lee no tuvo nada que ver con la creación del personaje). Pero bueno... las auténticas estrellas de El Vengador Fantasma 2 son definitivamente los efectos y el exuberante estilo visual de los directores. No debería bastar para rescatar la película, pero de algún modo lo consigue (en mi humilde opinión), y no me arrepiento de verla porque mostró imágenes que permanecerán en mi memoria durante bastante tiempo (esa grúa minera será difícil de olvidar) Y ni siquiera he mencionado la orina de fuego...
Calificación: 7 (si fuera fiel a mis principios posiblemente le pondría 5)
sábado, 18 de febrero de 2012
El Artista (The Artist)
Curioso… dos películas en un mismo año que rinden homenaje a los inicios del cine. De ambas, creo que Hugo fue sin duda la más ambiciosa y espectacular, pero El Artista cuenta una historia más redonda, tal vez un poco predecible, pero con un desbordante encanto que provoca una sonrisa constante y nos lleva de la mano a un final satisfactorio, no solo por la sencilla mecánica del libreto, sino por su habilidad para transportarnos a una época más inocente y menos complicada... aunque solo se vea así a través del engañoso lente de la nostalgia.
La trama de El Artista comienza en el año 1927, y nos muestra al actor de cine mudo George Valentin (Jean Dujardin) en la cima de su carrera, adorado por las multitudes que ven sus aventuras en la pantalla grande, siempre acompañado por su fiel perro Uggie (Uggie). Pero su carrera se ve amenazada cuando llega la nueva tecnología del sonido, y las películas habladas (o "talkies") empiezan a llamar la atención del público, impulsando el nacimiento de estrellas como Peppy Miller (Bérénice Bejo), a quien George alguna vez ayudó cuando la chica era una simple extra en sus películas. Sin embargo George es un hombre orgulloso de su trabajo, y siente que el arte real está en el cine mudo, así que renuncia a su contrato con el productor Al Zimmer (John Goodman) y procede a filmar su propia película. ¿Logrará rescatar su carrera, o tendrá que enfrentar la triste realidad de su obsolescencia?
Lo primero que llama la atención en El Artista (y, aceptémoslo, la razón por la que ha recibido tantos halagos de Hollywood) es porque está filmada como si realmente se hubiera producido en 1927, en blanco y negro, sin sonido y con acompañamiento musical para acentuar la emoción de sus escenas (ah, y sin olvidar los carteles intersticiales con diálogos selectos de los actores). Por lo tanto podríamos agruparla con la moderna tendencia del cine "retro"; sin embargo la realidad es que el estilo anacrónico de El Artista no es solo un "gimmick" (como lo ha sido en tantas otras películas), sino parte fundamental de su narrativa, de modo que la forma enriquece al fondo y viceversa, entrelazando historia y fantasía con gran ingenio y obvio amor por aquel incipiente período del cine, donde se forjaron las fórmulas que disfrutamos (o soportamos) hasta la actualidad.
El director Michel Hazanavicius y su personal técnico realizaron un excelente trabajo capturando la atmósfera, ritmo y textura del cine mudo. Quizás juegan de vez en cuando con el formato, pero en general se mantienen dentro de los parámetros del período, incluso limitando su película a un aspecto cuadrado, en vez de usar el "widescreen" habitual. También merecen mención los efectos especiales, engañosamente invisibles pero indispensables para dar vida al Hollywood de principios del siglo veinte. Sin embargo, lo más importante no son los adornos visuales, sino las actuaciones que logran crear genuina emoción sin la ayuda de palabras. En ese aspecto Jean Dujardin y Bérénice Bejo (por no mencionar el brillante elenco secundario) realizan un trabajo notable, llegando a ese punto exacto de exageración teatral y detalle íntimo que poseían los mejores actores de la época. Muchas veces tendemos a ver esas películas "viejas" casi como comedias involuntarias, llenas de aparatosos gestos y excesivo melodrama, pero los actores estaban probando los límites del nuevo medio, y sus mejores exponentes (Buster Keaton, Lillian Gish, Lon Chaney) descubrieron el balance que ahora Bejo y Dujardin reproducen con sorprendente fidelidad.
En cuanto a la trama, no conviene revelar demasiado, pues ya de por sí es bastante sencilla y dependiente de los clásicos valores morales del viejo Hollywood (pre-Código Hays y pre-McCarthy). Sin embargo está muy bien desarrollada e incluso encuentra la manera de sorprendernos en un par de ocasiones con ingeniosas implementaciones de clichés que toman un giro inesperado. Y, bueno, no hace falta aplaudir más al celebrado perrito Uggie, quien roba todas las escenas donde participa. No sé si haya sido una referencia intencional, pero no pude dejar de pensar en Asta, el famoso terrier que acompañó a William Powell en las películas de The Thin Man... no eran mudas, pero la presencia del inteligente can crea una ineludible similitud. En fin, creo que El Artista merece una sólida recomendación, pues para los aficionados al cine clásico será una maravillosa experiencia nostálgica, y para las generaciones modernas (quizás los que salieron confusos de Hugo... "¿Quién era ese viejito que hacía malos efectos especiales?") será una brillante lección de historia, no muy precisa pero más graciosa y emotiva que cualquier libro sobre el tema. Y, bueno, si después de verla quedan con ganas de ver algunas de las películas a las que hace referencia, tienen suerte, pues la gran mayoría está en el dominio público y pueden verse legalmente en YouTube o cualquier otro archivo de material cinematográfico. Entonces, si me disculpan, esta era la excusa que necesitaba para volver a ver The Mark of Zorro, Intolerance y The General...
Calificación: 9
viernes, 17 de febrero de 2012
Historias Cruzadas (The Help)
(Nota: Los distribuidores se están apresurando para estrenar las candidatas al Óscar, y finalmente llega a cines de México esta interesante película, así que publico nuevamente su crítica para comodidad de los lectores.)
Siempre que veo una película sobre opresión racial (ya sea que se ubique en el período de la esclavitud, o la posterior segregación, o la actual mezcla de volátiles culturas) no puedo evitar ciertas sospechas sobre las auténticas intenciones del relato. Por ser un tema controversial puede usarse como base de reflexiones inteligentes y provocativas... o como truco fácil para llamar la atención y despertar emociones intensas en el espectador. ¿A cuál de las dos categorías pertenece la aclamada cinta The Help? Honestamente no podría asegurarlo, pues a lo largo de sus dos horas el tono cambia con alarmante frecuencia, desde predecibles clichés telenoveleros hasta genuino drama con profunda resonancia emocional. Sin embargo a fin de cuentas el balance cae del lado positivo gracias a sus potentes actuaciones y a la precisa narrativa que impide perder de vista el mensaje principal, al mismo tiempo amargo y optimista.
Cubriendo un período histórico de fines de los años cincuentas hasta el comienzo de los sesentas, el argumento de The Help se desarrolla en un pequeño pueblo del estado norteamericano de Mississippi, donde la sombra de la esclavitud nunca se disipó completamente, creando un terreno fértil para la segregación y conflictos raciales, exacerbados por el cambio social que ya se vislumbraba en el horizonte. Pero en el pueblo de Jackson la auténtica igualdad está muy lejana, y aunque la población negra es técnicamente "libre", la falta de oportunidades los obliga a trabajar como servidumbre de adineradas familias que los tratan con desdeño y arrogancia.
El libreto escrito por el director Tate Taylor muestra las clásicas huellas de una historia "comprimida", donde varios puntos importantes se sienten apresurados o superficiales, mientras que otros elementos ocupan espacio sin contribuir sustancialmente a la trama. Vale decir que esto es normal en adaptaciones de libros, y sin duda Taylor trató simplemente de preservar lo más posible de la exitosa novela de Kathryn Stockett para satisfacer a sus admiradores. Sin embargo, me hubiera gustado que el tiempo gastado en ciertos eventos (como una inútil sub-trama romántica) se invirtiera en desarrollar mejor algunos de los fascinantes personajes que se quedaron "cortos" dentro del numeroso elenco. Otro pequeño desatino (en mi humilde opinión) fueron los momentos cómicos, a veces demasiado forzados y predecibles. La principal culpable de esto es Jessica Chastain en el papel de Celia Foote, una "nueva rica" que hace hasta lo imposible por ser aceptada en el círculo social de las altaneras damas locales. O, quizás sería más preciso decir que Chastain es simplemente víctima del libreto, pues su actuación es generalmente buena, e incluso se roba mi escena favorita de la película (cuando siembra flores).
Sin embargo, The Help puede sobrevivir estos tropiezos en virtud de la excelente química compartida por el elenco, y las intensas relaciones que forjan las protagonistas. Esa interacción es lo mejor de la película, y descarta cualquier sospecha de manipulación sentimental, pues no necesita exagerar para que apreciemos en los rostros de las actrices el sufrimiento de sus personajes y la catarsis que representa algo tan simple como desahogar sus penosos recuerdos y tristes experiencias. Aunque esté basada en una novela, la película The Help se siente como una historia verídica por la sinceridad de las actuaciones y el realismo de las situaciones que plantea, tristemente creíbles en el marco histórico donde se ubica. Y quizás haya bastante realidad detrás de la ficción, pues la autora Kathryn Stockett aparentemente creció en un pueblo similar, y se antoja posible que el personaje de Skeeter sea parcialmente autobiográfico, lo cual solo hace más profunda la experiencia.
Entonces, aunque sentí algunas irregularidades tonales y narrativas, creo que The Help merece una entusiasta recomendación no solo por sus actuaciones, sino por las disyuntivas morales que plantea, la riqueza visual de su período histórico y, sobre todo, por el mensaje que nos deja, sin duda positivo pero lejos de parecer ingenuo. En cuanto al "Oscar buzz", será perfectamente natural encontrar a Viola Davis y Octavia Spencer entre las nominaciones a cualquier premio de actuación. Y aunque Emma Stone tiene un papel más pasivo, nos demuestra que su talento llega más allá de las comedias románticas y juveniles donde la vemos con frecuencia. Ah, y no quiero olvidar a Bryce Dallas Howard en un difícil papel que conjuga malicia con ignorancia para darnos una memorable villana digna de odio y lástima. En resumen, The Help usa una fórmula simple para presentar una historia compleja, que trasciende el problema racial para examinar la turbulencia emocional que compartimos como humanos, sin importar el color de la envoltura. Creo que sigo prefiriendo el estilo belicoso y directo de Spike Lee, pero ciertamente hay lugar para una interpretación más comercial y accesible de los mismos temas.
Calificación: 9
jueves, 16 de febrero de 2012
The Sleeper
La publicidad de la cinta The Sleeper incluye la siguiente frase: "Lo que Ti West hizo con los setentas, Justin Russell hace con los ochentas". Ajá... valientes palabras. En cierto modo el director Justin Russell cumple esta promesa en un nivel superficial, pero a fin de cuentas su película fracasa porque la aburrida historia no muestra el mismo esmero que empleó al reproducir el estilo visual del cine "slasher" ochentero. A pesar de ello, The Sleeper puede ofrecer un rato de nostálgico entretenimiento gracias a su competente "gore" y al humor involuntario de sus diálogos y actuaciones.
La trama se ubica en el solitario campus de una genérica universidad norteamericana (¿están todos de vacaciones, o la escuela solo tiene una docena de estudiantes? No estoy seguro), y gira en torno a los asesinatos de varios adolescentes relacionados de algún modo con una fraternidad femenina, cuyas integrantes (y sus novios) empiezan a recibir llamadas telefónicas de un perturbado individuo que llora como niño mientras anuncia el nombre de su próxima víctima. Cuando los sobrevivientes se dan cuenta de que algo raro está pasando (no son exactamente genios, después de todo) llaman a la policía, y varios agentes se presentan para investigar el caso... aunque solo sirven como nuevas víctimas para el implacable asesino. ¿Quedará alguien vivo para resolver el misterio? ¿Y quedará algún espectador despierto para enterarse?
Desde los primeros segundos The Sleeper impresiona por su minuciosa réplica del cine ochentero. El "stock" cinematográfico, los encuadres, la paleta de colores... bueno, hasta la tipografía de los créditos contribuye a la ilusión de que estamos viendo alguna olvidada imitación de Friday the 13th o Halloween (lo único que falla es la moda y peinados de los actores, aunque tal vez la adición de “cabello de Farrah“ y “mullets“ hubiera parecido forzada). Pero conforme avanza la película se vuelve obvio que la trama no hace justicia a los elementos audiovisuales. El libreto no se toma la molestia de establecer antecedente alguno para el asesino o las jóvenes víctimas. No hay "historia de origen", motivo para los crímenes o algún rasgo humano que inspire simpatía por los anónimos estudiantes (sin embargo el director encuentra tiempo para torturarnos con un horrible interludio musical, espantosamente coreografiado al ritmo de una ridícula canción de proto-rap). Claro, muchas de estas fallas pueden encontrarse en las cintas "slasher" de los ochentas pero, en serio, si van a hacer un homenaje a este género, ¿no sería más apropiado emular sus mejores características, en vez de duplicar sus errores?
Para empeorar las cosas, los actores son absolutamente blandos e intercambiables. El asesino es patético, no usa máscara ni cuenta con algún "gimmick" que lo haga especial o memorable. Y al final (¿spoiler o advertencia? Ustedes decidan) ni siquiera se resuelve satisfactoriamente el "misterio" de los asesinatos, o la motivación del villano (y tampoco entendí por qué se llama "Sleeper"). Hablando de actores, Russell trata de ganar crédito con los fans del cine "B" dándole un papel secundario a Joe Bob Briggs, legendario crítico y entusiasta erudito del cine de explotación. Me gustan mucho sus artículos y respeto inmensamente sus esfuerzos por dar legitimidad a un género habitualmente despreciado. Pero, ¿como actor? No gracias, Joe Bob. Mejor ponte tu sombrero y regresa al autocinema imaginario donde tus muchos admiradores te recordamos.
Para ser justos, las muertes en The Sleeper son abundantes y bastante buenas, realizadas con una ingeniosa mezcla de efectos tradicionales, precisa edición y la combinación justa de falsedad y realismo para tener buen impacto, pero sin traicionar el estilo "retro" de la cinta. La banda sonora (con la excepción de aquella horrible canción de pseudo-rap) es absolutamente brillante, con discordantes sintetizadores y percusiones electrónicas que sin duda aprobaría John Carpenter o Tangerine Dream (de hecho, voy a ver de inmediato si está disponible en iTunes)(no, desafortunadamente no está). Y, bueno, a fin de cuentas no puedo odiar por completo una película cuya honorable intención fue rendir tributo a uno de mis géneros cinematográficos favoritos (aunque haya tropezado tantas veces con su propio entusiasmo). Entonces, puedo recomendar The Sleeper con el más mínimo margen positivo, y solo para conocedores del cine "slasher" que sepan apreciar por igual los aciertos y fallas de la película. Para el resto del público y los aficionados casuales al horror ochentero, hay mejores imitaciones que van desde vistosas réplicas profesionales (Machete) hasta auténticas "reliquias modernas" libres de glamour o afectación (Return to Sleepaway Camp). En resumen, Justin Russell no hizo lo mismo que Ti West... pero podría acercársele un poco si estudia con mayor empeño sus VHS's de The Burning, My Bloody Valentine y Black Christmas.
Calificación: 6
martes, 14 de febrero de 2012
The Big Year
Me interesaba bastante la película The Big Year por el trío de actores principales, pero el tema sonaba tan raro que casi me abstuve de verla. Y si bien es cierto que una cinta sobre "pajareo" (el hobby de observar aves) ofrece pocas posibilidades dramáticas y una estructura narrativa demasiado dispersa, a fin de cuentas terminó divirtiéndome porque el elenco construye personajes interesantes que mantienen la historia a flote hasta en sus más abstractos o tediosos momentos.
La trama (inspirada en hechos reales) sigue a tres entusiastas aficionados a la observación de aves, muy distintos entre sí, pero unidos por su pasatiempo. Stu Preissler (Steve Martin) es el millonario director de un emporio químico; pero lo único que desea es retirarse para poder entregarse de lleno a su pasión aviaria. Por otro lado encontramos a Brad Harris (Jack Black), programador humilde y divorciado (sí, por culpa de su hobby) que se ha vuelto experto en reconocer muchas especies de aves por sus sonidos distintivos. Y finalmente tenemos a Kenny Bostick (Owen Wilson), el campeón mundial de observación de aves, listo para romper su propio récord antes de que alguien más lo supere. Pero, ¿cómo se define al campeón de este "deporte"? Aparentemente la jerarquía de los "pajareros" se basa en una competencia llamada "el Gran Año", la cual consiste en tratar de ver (o fotografiar) todas las especies de aves norteamericanas que sean posibles en el transcurso de un año. Suena simple, pero para triunfar se requiere viaje constante, conocimiento de fenómenos climáticos, rutas migratorias, y desde luego una devoción absoluta por las aves y sus hábitos. Entonces, siguiendo a cada uno de estos aficionados durante los 365 días de su "Gran Año", vamos internándonos en el curioso mundo de la observación de aves, y de paso conocemos las personalidades de los competidores, así como sus problemas personales y las razones por las que buscan el triunfo.
Ahora que lo pienso, debí decir "cuatro actores principales", pues aunque The Big Year se enfoca en Steve Martin, Jack Black y Owen Wilson, resulta igual de indispensable la narración de John Cleese, quien nos orienta constantemente sobre los secretos del "pajareo", al mismo tiempo que nos describe el estado emocional de cada competidor. Y, claro, Cleese sabe añadir a la narración ese perfecto toque de sarcasmo que nos hace partícipes del humor, sin llegar a burlarse abiertamente de los obsesionados observadores de aves. Aún así, no será sorpresa que la cinta haya sido un rotundo fracaso económico; de hecho, creo que hubiera funcionado mejor como una modesta cinta "indie" (¿no hubiera sido éste un argumento más apropiado para Birds of America?) con actores desconocidos y un estilo visual más simple. Pero bueno, admito que la multitud de nombres célebres (incluyendo a Rashida Jones, Rosamund Pike, Kevin Pollak, Joel McHale, Dianne Wiest, Jim Parsons, Anjelica Huston, Tim Blake Nelson y Brian Dennehy), los elaborados efectos visuales (como cuando seguimos la migración de un colibrí a través de cientos de millas de mar) y la banda sonora (con canciones de Coldplay y otros) ayudaron a disimular las sustanciales fallas narrativas de The Big Year... pero no la rescataron del todo.
Para eso tenemos el trabajo de Martin, Black y Wilson (aunque entenderé si algunas personas consideran la cinta in-rescatable). A pesar de la excéntrica premisa, ninguno de ellos cae en burdo "slapstick" o payasadas forzadas. Por el contrario, lo mejor de la película es el fino balance en el desarrollo de los personajes, bien definidos como seres humanos con inseguridades y esperanzas que moldean sus actitudes de manera realista, sin traicionar (o siquiera tratar de explicar) su obsesión por las aves. Saben que el resto de la gente los considera extraños, y están acostumbrados a las confusas miradas de quienes no comprenden su afición; pero nada de eso altera su sincero entusiasmo y su honestidad consigo mismos. Claro que para llegar a ese punto debemos pasar por demasiadas escenas de inconexo melodrama que no logra unir armónicamente las aventuras de estos protagonistas. Por eso The Big Year se siente confusa y desorganizada durante gran parte del tiempo, pues cada vez que nos interesamos en una sub-trama, la atención cambia bruscamente a otro personaje; y así ocurre una y otra vez, hasta que el libreto llega a la "recta final", cuando por fin logra unificar las historias entrelazadas.
Por otro lado, entiendo la dificultad de dar estructura a una competencia difusa y casual que dura un año y no sigue un formato deportivo convencional. Por eso fue buena idea centrar el drama en el carácter de los personajes y dejar que los demás elementos encajen como puedan a su alrededor (lo cual lamentablemente rara vez ocurre). Lo que ciertamente "encaja" fue el subtexto de la historia, pues el "pajareo" podría fácilmente reemplazarse con algún otro "hobby", y la trama seguiría funcionando como un interesante análisis del comportamiento obsesivo, que en ocasiones llena algún hueco de nuestra vida, o sirve para compensar limitaciones en otros aspectos, o simplemente designa una meta concreta en una vida carente de rumbo. Entonces, puedo recomendar The Big Year más como experiencia didáctica que como simple comedia. No es muy cómica, a veces aburre, pero ofrece notables momentos de reflexión y emotivas revelaciones que justifican parcialmente su existencia. Y, claro, para fans del "pajareo" será indispensable ver esta cinta, pues inspira respeto por el hobby, y nunca se burla de sus practicantes. A menos que la canción Surfin' Bird los ofenda. Todavía la traigo atorada en la cabeza…
Calificación: 6.5
domingo, 12 de febrero de 2012
La Dama de Negro (The Woman in Black)
Sé que el gancho principal de La Dama de Negro es la presencia de Daniel Radcliffe en su primer papel importante tras la conclusión de la saga de Harry Potter, pero a mi me interesaba más ver una nueva producción del estudio Hammer Films, que por fin regresa al terror gótico que lo hizo famoso durante los años sesentas y setentas. Y ciertamente eligieron el material perfecto en la novela The Woman in Black (escrita por Susan Hill y previamente adaptada a televisión y teatro), pues cuenta con todos los elementos del horror tradicional, respaldados por una interesante historia que en muchos aspectos se siente familiar, pero no trillada. O al menos no demasiado.
Después de un sombrío prólogo en el que presenciamos una tragedia infantil, la trama nos presenta al protagonista Arthur Kipps (Daniel Radcliffe), un abogado con problemas económicos que aún resiente el fallecimiento de su esposa varios años atrás, durante el nacimiento de su pequeño hijo Joseph (Musha Handley). Para congraciarse con sus patrones, Arthur acepta viajar al campo para poner en orden los papeles de una vieja casona cuyos dueños murieron en circunstancias extrañas. Parece un trabajo simple, pero desde su llegada al pueblo el joven abogado nota el recelo de los habitantes, quienes le advierten sobre el peligro que le espera en la mansión abandonada; pero él los ignora suponiendo que son simples supersticiones de gente ignorante. Sin embargo desde los primeros momentos de su estancia, Arthur siente que lo acompaña una maligna presencia, y cuando investiga en la historia de la casa empieza a cambiar de opinión sobre las "supersticiones" de los pueblerinos. Pero, ¿logrará reconocer la verdad antes de que sea demasiado tarde?
El director James Watkins ganó cierto renombre como director y/o guionista de varias medianas cintas de terror, como Eden Lake, My Little Eye y la menospreciada secuela The Descent: Part 2. Sin embargo La Dama de Negro es muy distinta a aquellas obras, tanto en forma como en fondo, pues se aleja por completo del "gore" y la violencia para enfocarse en el suspenso y la tensión "a fuego lento" que logra generar gracias a sus increíbles escenarios y tenebrosa atmósfera, magníficamente realizada por el diseñador de producción Paul Ghirardini y el fotógrafo Tim Maurice-Jones, cuyo trabajo evoca el mejor cine sobrenatural de los sesentas, rebosante de sombras, neblina y elegantes composiciones que siempre nos hacen sospechar de lo que se esconde en los límites del cuadro. En cuanto a la dirección, Watkins muestra paciencia y disciplina al dejar que muchas escenas transcurran a su propio ritmo, revelando gradualmente los secretos de la casona; de esta manera el drama cobra tanta importancia para mantener nuestro interés, como los frecuentes sobresaltos que, en efecto, me hicieron brincar en más de una ocasión.
Habiendo dicho eso, creo que la cinta exagera demasiado con los sustos (acompañados por obligatorios acentos musicales), sobre todo cuando empiezan a interferir con el desarrollo de la historia. El abuso de estos trucos baratos (no hay gato maullador, pero sí hay un cuervo ruidoso) revela la inseguridad de un director (o productores) con poca confianza en la historia y baja opinión del público, al que temen aburrir con elementos tan anticuados como "historia" y "personajes". No obstante, la estrategia funciona ocasionalmente, sobre todo al principio de la cinta (por ejemplo en la escena de la mecedora), antes de que pierda fuerza por excesiva saturación. De hecho, creo que los mejores momentos de La Dama de Negro ocurren casi en silencio, sin necesidad de hacerse notar con una estridente nota musical. Pero bueno... por la gritería que escuché en el cine quiero suponer que la mayor parte de la gente disfrutó de esas escenas. Me alegra que hayan apreciado la experiencia más que yo.
Entonces, a pesar de sus repetitivos sustos y abundantes clichés (niños malignos, juguetes siniestros, pantanos oscuros), creo que La Dama de Negro merece una modesta recomendación por ser suficientemente entretenida para pasar un rato en el cine con inofensivos sustos y una conclusión inesperada que no sigue la clásica ruta del "happy ending" (aunque la escena final sea un poco ridícula). En cuanto a Daniel Radcliffe, admito que superó mis bajas expectativas con una actuación decente; quizás la trama necesitaba un actor más expresivo, pero Radcliffe cumple su labor de transmitir la depresión del personaje, especialmente cuando lo vemos en su infeliz vida familiar. Como sea, La Dama de Negro gana su propia identidad, y en ningún momento parece "Harry Potter y el Fantasma Digital". Finalmente, a modo de comparación diré que, en lo que respecta a la nueva etapa de Hammer Films, La Dama de Negro no me pareció tan buena como Wake Wood, pero definitivamente mejor que The Resident. Aún hay mucho camino por recorrer, pero siento que van por la ruta correcta. No puedo pedir más.
Calificación: 7
sábado, 11 de febrero de 2012
El Espía que Sabía Demasiado (Tinker, Tailor, Soldier, Spy)
¿Una de las mejores novelas de espías jamás escrita, llevada a cine por el director de la extraordinaria Let the Right One In? Suena como una perfecta combinación de talento y material, pero también hay grandes riesgos al condensar un relato tan denso en solo dos horas de película... por no mencionar el complejo marco histórico, que quizás resultará demasiado abstracto y desconocido para audiencias contemporáneas (¿cuántas personas de menos de treinta años recuerdan la "guerra fría"?) Sí, en ese aspecto la cinta El Espía que Sabía Demasiado exige mucho de su público, pero quien esté dispuesto a enfrentar el reto tendrá como recompensa una experiencia única, narrativamente hipnótica, intelectualmente estimulante y con más suspenso que cualquier moderno “blockbuster” de acción. Parece mentira que apenas estemos en febrero y ya encontré mi segunda película favorita del año.
Como se puede esperar del autor John le Carré, la trama de El Espía que Sabía Demasiado es bastante compleja, pero se reduce a una simple premisa que nos revelan de inmediato: hay un doble agente ruso infiltrado en los más altos niveles del Servicio de Inteligencia británico (conocido afectuosamente como "el Circo" por la calle en la que se ubican sus oficinas). El director de MI6, conocido por el nombre clave de "Control" (John Hurt) sospecha de cinco altos funcionarios, pero no tiene pruebas definitivas; y cuando Control es despedido por causar un incidente internacional en Hungría, parecería que sus sospechas pasarán al olvido. Sin embargo el astuto anciano tiene amigos poderosos en el gobierno, y por orden ejecutiva se le ordena al espía retirado George Smiley (Gary Oldman) que investigue privadamente la existencia del supuesto agente ruso, con el joven Peter Guillam (Benedict Cumberbatch) como su único ayudante. Y así comienza una impredecible cadena de eventos, causas y relaciones que pondrán a prueba su pericia, su lealtad y hasta su vida misma.
Por si no queda claro, El Espía que Sabía Demasiado es un fascinante thriller realizada al estilo de "la vieja escuela", de modo que su pausado ritmo y metódica narrativa tienen más en común con The Conversation y The Quiet American, que con la saga Bourne o la serie de Mission: Impossible. En otras palabras, no encontraremos en esta historia persecuciones a alta velocidad, peleas de artes marciales, ni "gadgets" de alta tecnología (la trama se ubica a principios de los años setentas, así que el "gadget" más sofisticado es un venerable procesador de palabras Wang). Afortunadamente no hace falta ningún adorno moderno para mantenernos cautivados con este minimalista relato de misterio, paranoia y traición, donde cada escena contribuye con alguna pista o detalle que enriquece el drama y nos exige poner mucha atención, pues el director Tomas Alfredson acostumbra dejarnos en medio de una escena sin explicar lo que está pasando, o quienes son los personajes. Queda de nuestra parte ir deduciendo la secuencia de eventos y los inescrutables vínculos entre los personajes, lo cual hace doblemente satisfactoria cada descubrimiento de la intrincada investigación.
Pensándolo bien, ni siquiera hay grandes sorpresas ni giros catastróficos; la trama mantiene un tono sobrio de principio a fin, y aunque ocasionalmente somos testigos de violencia y peligro, Alfredson maneja estas escenas como algo casual, ciertamente trágico pero común en el mundo del espionaje... lo cual solo las hace más impactantes dentro de su modesta presentación. Pero lo mejor de todo es que la deliciosamente revuelta historia es solo la mitad del atractivo. La otra mitad consiste en conocer gradualmente a los personajes, adivinando sus secretos y conociendo su carácter, el cual es tan importante para resolver el misterio como las ambiguas pistas que nos proporciona el libreto. Y desde luego tenemos que agradecérselo a un impresionante elenco trabajando en perfecta sincronía y atrapándonos de inmediato en sus interpretaciones de hombres falibles, a veces valientes, a veces traicioneros, pero siempre un paso adelante de sus rivales. Naturalmente es Gary Oldman quien carga con gran parte de la película, pero todos sus colegas merecen igual aplauso; no hay una actuación floja u olvidable, y entre las que más me impresionaron está desde luego el ilustre John Hurt como el paranoico "Control"; Tom Hardy como un "cleaner" que se enamoró de la mujer equivocada; Mark Strong como el espía que provoca el incidente en Hungría; y el menospreciado Toby Jones en un raro papel serio que demuestra el talento y gran personalidad que no siempre deja ver en sus roles cómicos.
En cuanto a la fidelidad del libreto (escrito por Peter Straughan y la finada Bridget O’Connor, a quien está dedicada la película) con la novela de le Carré, creo que se hizo un buen trabajo destilando los elementos esenciales y omitiendo los que no afectan sustancialmente a la trama (por ejemplo, no existe la novia de Peter Guillam; y el "incidente" del principio toma lugar en Hungría en vez de Checoslovaquia). Pero no me pregunten por la adaptación televisiva que se hizo en los setentas con Alec Guiness, pues no recuerdo prácticamente nada, y creo que fue mejor así. Entonces, solo queda darle una efusiva recomendación a El Espía que Sabía Demasiado, con la obvia advertencia de que su parsimoniosa y metódica narrativa podría aburrir a quien espera ver a James Bond esquiando en los Alpes, o a Jason Bourne saltando de un edificio a otro. Finalmente, tal vez parezca hipérbole decir esto después de haber visto tan solo dos películas de este director, pero creo que Tomas Alfredson se consagra como un director completo y maduro, poseedor de la precisión técnica de David Fincher, la visión artística de David Lynch y la pericia dramática de David Lean. Bueno, definitivamente es hipérbole, pero no me extrañaría que el futuro confirmara estas exageraciones, pues rara vez he encontrado una película tan meticulosamente producida y tan expertamente ejecutada. En general no soy afecto a decir "ojalá hicieran película de equis novela", pero después de haber visto El Espía que Sabía Demasiado, nomino a Alfredson como la persona ideal para filmar la trilogía Blue Ant de William Gibson (Pattern Recognition, Spook Country y Zero History)... este es exactamente el estilo que necesita, y no aceptaré otra cosa. A menos que el director caiga en manos de Hollywood y termine haciendo thrillers románticos con Channing Tatum y Cameron Diaz...
Calificación: 10