Sin pensarlo demasiado, REC fue quizás la película de terror que más me gustó en el 2008 (aunque su fecha oficial de estreno en España fue 2007). Muchas películas han empleado el truco de simular cinematografía documental e improvisada (incluyendo el decano de los zombies, George Romero, en la inferior Diary of the Dead), pero pocas lo han hecho de manera tan intensa y creíble. Y si combinamos eso con actuaciones totalmente naturales y terroríficas situaciones, el resultado es una impresionante película que combina en perfecta proporción suspenso, sangre y genuino terror.
Como puede suponerse, ese gran logro no pasó desapercibido para los estudios de Hollywood y, siguiendo su funesta tradición, decidieron realizar una versión norteamericana en vez de apoyar la distribución masiva de la excelente cinta original. Ahora que lo he visto, acepto que el re-make no es malo, pero eso no disculpa la inexplicable xenofobia fílmica que infecta a la industria cinematográfica de los Estados Unidos.
Al principio de Cuarentena conocemos a Angela (Jennifer Carpenter), conductora de un programa televisivo llamado "Night Shift", quien se prepara para grabar un segmento sobre la actividad nocturna en un cuartel de bomberos, con ayuda de su camarógrafo Scott (Steve Harris). Durante un rato las cosas se desarrollan de manera inofensiva y hasta un poco aburrida, por lo que Angela se alegra cuando finalmente los bomberos responden un llamado, que resulta ser una emergencia médica en un viejo edificio. Pero lo que comienza como una situación rutinaria se convierte en una masacre cuando algunos habitantes del edificio empiezan atacar violentamente a sus vecinos... y a los visitantes. Entonces Angela y los bomberos tratan de escapar... pero se los impide una barricada aparentemente colocada con el fin de contener el contagio masivo que infesta el edificio.
Para terminar lo más rápidamente posible con las inevitables comparaciones, diré que Cuarentena es obviamente inferior a REC. Para empezar, la trama ha sido inexplicablemente alterada para cambiar el origen de la amenaza, y aunque ciertas escenas clarifican el inicio del contagio, también logran que se pierda el misterio que la original mantuvo durante más tiempo, promoviendo la angustia y confusión del espectador. Otra desventaja son las actuaciones; usualmente me gusta mucho el trabajo de Jennifer Carpenter (especialmente en el excelente programa televisivo Dexter), pero en Cuarentena se siente exagerada en los momentos de mayor tensión, y con demasiada frecuencia me "sacó" de la película, recordándome que estaba viendo a una actriz simulando terror. En la versión española Manuela Velasco interpretó el mismo papel de manera más natural y creíble, y lo mismo aplica al resto del elenco. Cuarentena, por el contrario, no puede evitar que sus actores se sientan más "Hollywood", no sólo en su pulida apariencia, sino en sus estudiadas reacciones. Pero su más notoria falla es la absoluta inutilidad de la película entera. ¿Para qué tratar de arreglar lo que no estaba roto? Claro, lo olvidé... la mencionada xenofobia.
Siendo justos hay que apreciar también el hecho de que no mucha gente vio REC, de modo que para una buena parte del público Cuarentena será una experiencia original, y en ese aspecto hay que admitir que es una competente cinta de terror cuya compacta trama y frenético ritmo produce mejores resultados que todos los re-makes de cintas asiáticas producidos en años recientes. Los efectos prácticos son agradablemente sangrientos y los trucos digitales casi invisibles, contribuyendo en gran medida a la ilusión de realidad que añade impacto a la historia. Y aunque la última toma fue torpemente revelada en los cortos de la película, esa inolvidable secuencia final está editada quizás con un poco más de disciplina y coherencia que en la versión española.
Me sentiría mal si no recomendara Cuarentena, porque a fin de cuentas es un buen re-make (por innecesario que sea) y cumple decorosamente su función como película de terror. Se ven reflejados en ella los esfuerzos del equipo técnico y creativo, y sería injusto no valuar su labor aunque se hayan limitado a copiar lo creado por otros. Indudablemente sería mejor ver REC para apreciar la experiencia original no diluida ni interpretada por sensibilidades norteamericanas, pero en su defecto Cuarentena puede tomarse como un imperfecto aunque funcional substituto que, en el mejor de los casos, nos recordará que no siempre tendremos igual suerte en lo que se refiere a re-makes. Al menos tenemos algo que agradecerle.
Calificación: 8
sábado, 31 de enero de 2009
viernes, 30 de enero de 2009
Sólo un Sueño (Revolutionary Road)
Es natural que las expectativas que genera Sólo un Sueño sean muy elevadas. No sólo marca el regreso de Sam Mendes al drama doméstico que le dio su fama inicial (con American Beauty), sino que también reúne a la pareja de Leonardo DiCaprio y Kate Winslet, cuya previa colaboración resultó en la cinta más taquillera de la historia (Cool as Ice)(No, perdón: Titanic). En ciertos aspectos Sólo un Sueño cumple esas irreales expectativas, pero a fin de cuentas no pasa de ser un predecible drama, muy bien actuado pero algo lento, sin ese "algo" que lo distinguiría de tantas otras solemnes tragedias domésticas.
La trama se desarrolla en la década de los cincuentas, y sigue la relación entre Frank (Leonardo DiCaprio) y April (Kate Winslet), a quienes seguimos a través de los años desde su entusiasta noviazgo hasta su amargo matrimonio, repleto de traiciones, heridas y callado sufrimiento, ocasionalmente aliviado por breves momentos de felicidad.
Vaya, pues no tomó mucho la sinopsis de esta larga película que ciertamente retrata de manera cruda y realista el colapso de un matrimonio, pero sin encontrar a lo largo de sus dos horas algo narrativamente especial que la separe de tantos otros dramas familiares cuyo desarrollo es bastante parecido. Como dije, las actuaciones son indudablemente sobresalientes, pero después de la tercera gritería doméstica ¿qué otro truco le queda a la película? Parece que el escritor se dio cuenta de ello, y en los últimos quince minutos nos inflinge un doloroso evento que busca ser el clímax emocional de la historia... una catarsis que nos podría dejarnos deprimidos, pero satisfechos. Quizás funcione para algunas personas, pero a mi me pareció un truco de última hora para encontrar una salida "fuerte" después de tanto tibio melodrama.
Los aplausos recibidos por Winslet y DiCaprio son totalmente merecidos, aunque me alegra encontrar que Michael Shannon consiguió también reconocimiento (en la forma de una nominación al Óscar) por su excelente trabajo como un vecino cuya ligera disfunción cerebral le permite decir en voz alta duras verdades que en aquella época (e incluso hoy) debían mantenerse reprimidas y bien ocultas tras la idílica fachada del "american way", floreciente en la década de la post-guerra. De éste modo Shannon se transforma en algo así como la conciencia del público, señalando lo que parece obvio aunque nadie se atreva a expresarlo. También puedo señalar dentro del elenco secundario a Kathy Bates (como la madre de Shannon), Dylan Baker, Max Casella y Jay O. Sanders (como co-trabajadores de DiCaprio), cuya sólida presencia me hizo desear por un momento que la cinta pusiera más énfasis en el trabajo del esposo que en sus conflictos con la esposa. No muy buena señal en esta película.
A pesar de todas estas quejas encontré muy interesante la dirección de Sam Mendes, quien logra capturar tanto significado en los detalles y breves momentos íntimos de la relación como en las escandalosas peleas y tensos enfrentamientos. Las imágenes que nos ofrece el cinematógrafo estrella Roger Deakins son simplemente perfectas, bañadas en esos desaturados colores pastel que evocan precisamente la década y sus optimistas imágenes de adorables casas suburbanas, sonrientes amas de casa y los estoicos hombres de negocios que formaban el idealizado sostén de la sociedad norteamericana.
Espero que quede claro que disfruté todos los elementos de la película... excepto la historia, que yo considero lo más importante en la experiencia fílmica. Sin embargo, la excelencia en sus demás aspectos garantiza una recomendación bien merecida, pues si bien Sólo un Sueño hace y dice lo mismo que hemos visto y escuchado antes... lo hace muy bien, con formidables actuaciones y una densa atmósfera balanceada por su inocencia y su implícita represión. Creo que hay mejores (o más entretenidos) trabajos con las mismas ideas y mensajes (desde las notables The Ice Storm y Far From Heaven, hasta las más burdas series televisivas Married With Children y Desperate Housewives), pero pocos serán tan impactantes por su forma... aunque el fondo se sienta un tanto reciclado. Entonces no puedo decir "Sam Mendes lo hizo de nuevo", pero definitivamente puedo decir "Sam Mendes lo hace como nadie". Y a veces con eso basta.
Calificación: 7.5
La trama se desarrolla en la década de los cincuentas, y sigue la relación entre Frank (Leonardo DiCaprio) y April (Kate Winslet), a quienes seguimos a través de los años desde su entusiasta noviazgo hasta su amargo matrimonio, repleto de traiciones, heridas y callado sufrimiento, ocasionalmente aliviado por breves momentos de felicidad.
Vaya, pues no tomó mucho la sinopsis de esta larga película que ciertamente retrata de manera cruda y realista el colapso de un matrimonio, pero sin encontrar a lo largo de sus dos horas algo narrativamente especial que la separe de tantos otros dramas familiares cuyo desarrollo es bastante parecido. Como dije, las actuaciones son indudablemente sobresalientes, pero después de la tercera gritería doméstica ¿qué otro truco le queda a la película? Parece que el escritor se dio cuenta de ello, y en los últimos quince minutos nos inflinge un doloroso evento que busca ser el clímax emocional de la historia... una catarsis que nos podría dejarnos deprimidos, pero satisfechos. Quizás funcione para algunas personas, pero a mi me pareció un truco de última hora para encontrar una salida "fuerte" después de tanto tibio melodrama.
Los aplausos recibidos por Winslet y DiCaprio son totalmente merecidos, aunque me alegra encontrar que Michael Shannon consiguió también reconocimiento (en la forma de una nominación al Óscar) por su excelente trabajo como un vecino cuya ligera disfunción cerebral le permite decir en voz alta duras verdades que en aquella época (e incluso hoy) debían mantenerse reprimidas y bien ocultas tras la idílica fachada del "american way", floreciente en la década de la post-guerra. De éste modo Shannon se transforma en algo así como la conciencia del público, señalando lo que parece obvio aunque nadie se atreva a expresarlo. También puedo señalar dentro del elenco secundario a Kathy Bates (como la madre de Shannon), Dylan Baker, Max Casella y Jay O. Sanders (como co-trabajadores de DiCaprio), cuya sólida presencia me hizo desear por un momento que la cinta pusiera más énfasis en el trabajo del esposo que en sus conflictos con la esposa. No muy buena señal en esta película.
A pesar de todas estas quejas encontré muy interesante la dirección de Sam Mendes, quien logra capturar tanto significado en los detalles y breves momentos íntimos de la relación como en las escandalosas peleas y tensos enfrentamientos. Las imágenes que nos ofrece el cinematógrafo estrella Roger Deakins son simplemente perfectas, bañadas en esos desaturados colores pastel que evocan precisamente la década y sus optimistas imágenes de adorables casas suburbanas, sonrientes amas de casa y los estoicos hombres de negocios que formaban el idealizado sostén de la sociedad norteamericana.
Espero que quede claro que disfruté todos los elementos de la película... excepto la historia, que yo considero lo más importante en la experiencia fílmica. Sin embargo, la excelencia en sus demás aspectos garantiza una recomendación bien merecida, pues si bien Sólo un Sueño hace y dice lo mismo que hemos visto y escuchado antes... lo hace muy bien, con formidables actuaciones y una densa atmósfera balanceada por su inocencia y su implícita represión. Creo que hay mejores (o más entretenidos) trabajos con las mismas ideas y mensajes (desde las notables The Ice Storm y Far From Heaven, hasta las más burdas series televisivas Married With Children y Desperate Housewives), pero pocos serán tan impactantes por su forma... aunque el fondo se sienta un tanto reciclado. Entonces no puedo decir "Sam Mendes lo hizo de nuevo", pero definitivamente puedo decir "Sam Mendes lo hace como nadie". Y a veces con eso basta.
Calificación: 7.5
jueves, 29 de enero de 2009
Behind Enemy Lines II: Axis of Evil y Behind Enemy Lines: Colombia
Dentro del lucrativo mercado de cine directo a DVD el terror es quizás el más prolífico género (si no contamos la pornografía). Pero las películas de acción también abundan, y no hay que olvidar que probablemente fueron las primeras en aprovechar ese innovador método de distribución en los ochentas (si no contamos la pornografía) cuando el video casero empezó a mostrar su viabilidad, alcance y popularidad. Y así como el terror directo a DVD sigue casi siempre fórmulas bien establecidas (slasher, zombies, monstruo de la semana), el de acción también cuenta con sub-géneros definidos, como búsqueda-y-rescate, artes marciales y venganza, todos ellos generalmente anclados por alguna "estrella" venida a menos o en proceso de acenso. Steven Seagal, Jean-Claude Van Damme y Wesley Snipes se disputan el liderazgo en esos estilos, pero recientemente ha surgido una nueva corriente que no se apoya en la decreciente fama de un actor específico, sino en el "reconocimiento de marca", aprovechando el marginal éxito de alguna película para generar secuelas vagamente relacionadas con la original pero diseñadas para atraer al mismo tipo de público.
Lo cual nos lleva a la saga de Behind Enemy Lines. La original película me pareció un entretenido pero olvidable thriller militar auxiliado en gran medida por la energética actuación de Owen Wilson y la sólida presencia del genial Gene Hackman. Su título describe perfectamente el argumento, y sospecho que fue armado con partes sobrantes de varias películas bélicas creadas en los cincuentas y sesentas (como la clásica The Battle for Anzio, con Robert Mitchum y Peter Falk). Entonces, cuando algún emprendedor ejecutivo decidió continuar la saga en la forma de baratas películas para DVD, resultó muy simple reciclar la misma trama con actores menos conocidos, efectos digitales más modestos y filmar en algún país con buenos paquetes de estímulo económico. Y eso fue exactamente lo que hicieron... pero para mi sorpresa las dos secuelas resultaron ser bastante competentes y entretenidas, a pesar de sus evidentes limitaciones y su apresurada manufactura.
Behind Enemy Lines 2: Axis of Evil aprovecha un fascinante (y aterrador) pasaje de la historia moderna que no es muy conocido: la tensa crisis entre Estados Unidos y Corea del Norte que en 1994 estuvo a punto de iniciar una guerra entre ambos países, con posibles consecuencias nucleares para Corea del Sur. Afortunadamente se logró evitar esa tragedia por medios diplomáticos, pero nada impide que regrese en el aún más volátil entorno político moderno... y esa es la premisa de esta película: Corea del Norte está una vez más amasando armas atómicas (bueno, un sólo proyectil) y, para no repetir la crisis pasada, el Presidente Manning (Peter Coyote) decide enfrentar la situación con una operación más sutil, enviando un pequeño grupo de "Navy Seals" para sabotear las instalaciones nucleares en Corea del Norte. Sobra decir que las cosas no ocurren tan eficientemente como prometieron los generales que diseñaron el ataque, y varios aguerridos soldados terminan extraviados en el peligrosísimo territorio norcoreano, tratando de regresar a terreno amigo antes de morir... y antes de que su mera presencia desate el conflicto internacional que trataban de evitar.
Acepto que me entretuvo, pero debo también advertir que Behind Enemy Lines 2: Axis of Evil sufre los eternos problemas de este tipo de películas: actuaciones mediocres, personajes irreales, clichés de principio a fin (fuentes de sangre digital, escenas de violencia acompañadas por plañidera ópera y desde luego: ¿sobrevivirá el aguerrido soldado que se interesa en la espiritualidad coreana?) acompañados por secuencias de acción que hacen su mejor esfuerzo por emocionarnos, aunque no siempre lo logran por más sobre-editadas que estén. Por el lado positivo, la dirección mantiene un buen balance entre la mencionada acción y las decisiones diplomáticas del gobierno y el alto mando militar. De hecho, algunas de las discusiones éticas que se desarrollan en el genérico "centro de comando" entre el Presidente, sus cautos asesores políticos y los agresivos generales son más interesantes que las escenas con balazos, explosiones y efectos especiales. También ayuda la presencia de buenos actores de carácter, como Peter Coyote, Keith David, Ben Cross, Bruce McGill y Glenn Moreshower; sus nombres están lejos de ser famosos; pero sus reconocibles rostros y su talento elevan inmensamente la película, tomando en serio sus papeles y dando peso a sus predecibles diálogos. No obstante, debo aclarar: nada de lo que ocurre en la película podría considerarse "realista"... pero en el nivel de una caricatura frívola y totalmente escapista, cumple decorosamente su cometido de hacernos pasar noventa minutos interesados en la pantalla... lo cual es cada vez más raro en el cine "de verdad".
Supongo que esa pseudo-secuela tuvo razonable éxito, pues recientemente se estrenó una tercera parte, Behind Enemy Lines 3: Colombia y, como su título oblicuamente sugiere, se desarrolla en el delicado contexto de la "guerra contra las drogas". En ella vemos de nuevo a un aguerrido escuadrón de "seals" en una misión secreta de espionaje dentro de aquel país, donde deberán investigar la razón del incremento de actividad en un campamento de las F.A.R.C. (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Cuando llegan, sin embargo, encuentran una sorpresa... la sospechosa actividad resulta ser una conferencia de paz entre las F.A.R.C. y el ejército colombiano. Desafortunadamente las negociaciones se interrumpen bruscamente cuando llega un misterioso grupo armado que aniquila por igual a ambas facciones, orquestando el ataque de modo que los espías norteamericanos (que de cualquier modo ingresaron ilegalmente a Colombia) parezcan ser culpables de la masacre. Entonces, los pocos "seals" que logran escapar deciden rescatar a sus compañeros capturados, arriesgándose a empeorar la situación diplomática resultante.
A diferencia de Axis of Evil , Behind Enemy Lines: Colombia no cuenta con el respaldo de tantos buenos actores de carácter... pero sí de varios luchadores, pues la WWE se incorporó como co-productora de la película. El resultado es que las interesantes escenas de política y diplomacia se volvieron repetitivas y tediosas (sólo Keith David regresa en esa labor), al mismo tiempo que la acción se volvió más brutal y espectacular (sigo enfatizando que nada es "realista"), y hay un par de bien coreografiadas peleas y balaceras que ayudan a compensar las esperadas fallas narrativas de la cinta. También mejoran los escenarios, pues al filmar en Puerto Rico el director consiguió más credibilidad en entorno y "sabor" local, a diferencia de los inconsistentes bosques de Bulgaria disfrazados de Corea del Norte en la previa secuela.
En resumen, Behind Enemy Lines: Axis of Evil y Behind Enemy Lines: Colombia inexplicablemente continúan la saga iniciada por una película mediocre de modesto éxito, aunque debo aceptar que no lo hacen mal. Me gustaron más que muchas otras cintas de acción directas a DVD gracias a su honesta energía (a diferencia de la cada vez más anémica obra de Steven Seagal) y a su apropiado y entusiasta elenco (que no gira en torno a una ególatra estrella, como en la obra de Wesley Snipes). Además, en cierto modo estimularon mi nostalgia por una época en la que las cintas de acción no requerían millones de dólares de efectos digitales, sino sólo un grupo de audaces actores con más músculo que talento, algunas explosiones y un ridículamente entretenido argumento, corto en inteligencia pero amplio en melodrama. Probablemente esta recomendación no parecerá muy atractiva para audiencias acostumbradas a las mega-épicas cintas de acción que produce Hollywood, y lo entiendo perfectamente... después de todo es bien sabido que el cine directo a DVD nace bajo un estigma de insignificancia que muchos encuentran difícil de ignorar. Pero quien no tema enfrentar el riesgo, podría quedar gratamente sorprendido por estas sencillas películas, tal vez no por los aciertos que consiguen, sino por las fallas que logran evitar.
Calificación: 7
martes, 27 de enero de 2009
Una Muerte Inesperada (Grace is Gone)
Honestamente no sentía muchos deseos por ver OTRA película criticando la actual guerra entre Estados Unidos e Iran. ¡Perdón! Quise decir Irak. No quise adelantarme. Volviendo al punto, ya he visto demasiadas películas de buena calidad sobre el mismo tema, además de que la llegada del nuevo gobierno norteamericano irremediablemente restará peso y relevancia a todas las obras artísticas dedicadas a criticar la previa administración. No obstante, siempre me ha gustado el trabajo de John Cusack, y supongo que cualquier diatriba contra la guerra merece atención, al menos para ver si emplea una perspectiva distinta.
Para mi sorpresa, Una Muerte Inesperada logró encontrar esa novedosa perspectiva, y aunque la película en general no resulta particularmente notable, considero su propuesta válida y aún relevante, pues la situación que retrata seguirá ocurriendo. Presidente nuevo o no, los Estados Unidos seguirán sufriendo las consecuencias de sus acciones durante muchos años más, y tal vez el futuro nos traerá nuevas películas orientadas a ese fenómeno... algo así como las muchas películas que se realizaron sobre Vietnam en los setentas y ochentas.
¿Qué es esto? ¿The Huffington Post? Claro que no. Volviendo a la película, Una Muerte Inesperada comienza estableciendo la rutinaria vida de la familia Philipps, en la que Stanley (John Cusack) trabaja como vendedor y cuida a sus dos pequeñas hijas Heidi (Shélan O'Keefe) y Dawn (Gracie Bednarczyk), mientras su madre Grace (Dana Lynne Gilhooley) sirve en Irak bajo las órdenes del Ejército Norteamericano. Pero todo se desmorona para Stanley cuando recibe la noticia de que su esposa ha muerto en combate. Entonces, abrumado por su dolor, el hombre decide ocultar la noticia a sus hijas, llevándolas en un improvisado viaje en automóvil durante el cual podrá examinar sus recuerdos y considerar su situación futura.
Una Muerte Inesperada funciona en dos niveles. El más obvio es su retrato de las consecuencias que tiene una guerra en la vida doméstica y emocional de quienes se quedan en casa, a la vez temerosos pero optimistas sobre el destino de sus seres queridos. Pero su más sutil e interesante aspecto es la interpretación de la guerra desde un punto de vista muy distinto al que podríamos esperar en una película con este tema. Hubiera sido demasiado fácil identificar al protagonista como un pacifista liberal, y simplemente obligarlo a repetir la larga lista de quejas popularizadas por otras películas (como Fahrenheit 9/11). Pero fue mucho más provocativo construir un personaje que apoya la guerra y está orgulloso de la labor de su esposa, quien arriesgó su vida para mantener las libertades que el resto de la gente no aprecia adecuadamente. Por eso lo que más me gustó de la película no fue el intenso drama familiar (que es razonablemente emotivo y realista), sino las conversaciones que Stanley tiene con otras personas, en las que afloran no sólo sus disparidades políticas, sino una más profunda diferencia en el modo como se puede percibir el mundo. En mi humilde opinión, esos son los mejores momentos de la película, aunque deban integrarse a un manipulador y simple drama para llegar a su público.
Su estructura lineal y parsimonioso ritmo hacen que Una Muerte Inesperada se sienta pesada en algunos momentos a pesar de su corta duración, y sobra decir que el solemne tema no busca exactamente la diversión del espectador. Sin embargo merece una recomendación por la frescura de su enfoque, las actuaciones del elenco entero (las niñas son particularmente impresionantes) y la sobria dirección del novato James C. Strouse, cuyo preciso balance de emociones y narrativa garantizarán una mirada a su trabajo futuro. Ya estoy cansado de películas sobre la guerra, pero Una Muerte Inesperada llegó mucho más allá del simple mensaje anti-bélico que exhiben sus predecesoras, y como consecuencia su espectro ideológico se extendió hasta inusitados aspectos de la vida diaria, donde no siempre hay finales felices ni catarsis satisfactorias... sólo dolor y tiempo.
Calificación: 8
Para mi sorpresa, Una Muerte Inesperada logró encontrar esa novedosa perspectiva, y aunque la película en general no resulta particularmente notable, considero su propuesta válida y aún relevante, pues la situación que retrata seguirá ocurriendo. Presidente nuevo o no, los Estados Unidos seguirán sufriendo las consecuencias de sus acciones durante muchos años más, y tal vez el futuro nos traerá nuevas películas orientadas a ese fenómeno... algo así como las muchas películas que se realizaron sobre Vietnam en los setentas y ochentas.
¿Qué es esto? ¿The Huffington Post? Claro que no. Volviendo a la película, Una Muerte Inesperada comienza estableciendo la rutinaria vida de la familia Philipps, en la que Stanley (John Cusack) trabaja como vendedor y cuida a sus dos pequeñas hijas Heidi (Shélan O'Keefe) y Dawn (Gracie Bednarczyk), mientras su madre Grace (Dana Lynne Gilhooley) sirve en Irak bajo las órdenes del Ejército Norteamericano. Pero todo se desmorona para Stanley cuando recibe la noticia de que su esposa ha muerto en combate. Entonces, abrumado por su dolor, el hombre decide ocultar la noticia a sus hijas, llevándolas en un improvisado viaje en automóvil durante el cual podrá examinar sus recuerdos y considerar su situación futura.
Una Muerte Inesperada funciona en dos niveles. El más obvio es su retrato de las consecuencias que tiene una guerra en la vida doméstica y emocional de quienes se quedan en casa, a la vez temerosos pero optimistas sobre el destino de sus seres queridos. Pero su más sutil e interesante aspecto es la interpretación de la guerra desde un punto de vista muy distinto al que podríamos esperar en una película con este tema. Hubiera sido demasiado fácil identificar al protagonista como un pacifista liberal, y simplemente obligarlo a repetir la larga lista de quejas popularizadas por otras películas (como Fahrenheit 9/11). Pero fue mucho más provocativo construir un personaje que apoya la guerra y está orgulloso de la labor de su esposa, quien arriesgó su vida para mantener las libertades que el resto de la gente no aprecia adecuadamente. Por eso lo que más me gustó de la película no fue el intenso drama familiar (que es razonablemente emotivo y realista), sino las conversaciones que Stanley tiene con otras personas, en las que afloran no sólo sus disparidades políticas, sino una más profunda diferencia en el modo como se puede percibir el mundo. En mi humilde opinión, esos son los mejores momentos de la película, aunque deban integrarse a un manipulador y simple drama para llegar a su público.
Su estructura lineal y parsimonioso ritmo hacen que Una Muerte Inesperada se sienta pesada en algunos momentos a pesar de su corta duración, y sobra decir que el solemne tema no busca exactamente la diversión del espectador. Sin embargo merece una recomendación por la frescura de su enfoque, las actuaciones del elenco entero (las niñas son particularmente impresionantes) y la sobria dirección del novato James C. Strouse, cuyo preciso balance de emociones y narrativa garantizarán una mirada a su trabajo futuro. Ya estoy cansado de películas sobre la guerra, pero Una Muerte Inesperada llegó mucho más allá del simple mensaje anti-bélico que exhiben sus predecesoras, y como consecuencia su espectro ideológico se extendió hasta inusitados aspectos de la vida diaria, donde no siempre hay finales felices ni catarsis satisfactorias... sólo dolor y tiempo.
Calificación: 8
lunes, 26 de enero de 2009
Rápido y Fogoso (Sex Drive)
En vista de que la "saga" de American Pie fue cuidadosamente destruida por las abominables secuelas directas a video que nada tuvieron que ver con el agudo tono de la original, los productores de Rápido y Fogoso vieron una oportunidad y la aprovecharon, tratando de retomar la combinación de humor vulgar y exagerados personajes que hizo memorable aquella cinta. Y si bien lograron superar el nivel de picardía y mal gusto que estableció American Pie, se quedaron cortos en el aspecto cómico y emocional.
Reciclando el viejo estándar de "joven que necesita urgentemente perder su virginidad" (y de paso copiando el argumento de la semi-clásica The Sure Thing), Rápido y Fogoso sigue a un trío de amigos (dos hombres y una chica) conduciendo varios cientos de kilómetros para que Ian (Josh Zuckerman) pueda acostarse con Tasty (Katrina Bowden), una mujer que conoció en línea, y que le ofreció sexo seguro con la condición de que la visitara al volante de un clásico automóvil deportivo. Por supuesto el camino les depara todo tipo de aventuras y problemas, desde menonitas sarcásticos hasta esposos iracundos. Y, claro, Ian no se da cuenta de que la mujer perfecta ha estado siempre a su lado.
No hay cliché que se quede sin usar en Rápido y Fogoso, ni escena que no hayamos visto en otras películas: la embarazosa situación sexual descubierta por los padres del protagonista, el insoportable hermano mayor que lo tortura constantemente (James Marsden en uno de los escasos roles graciosos en la película), el precoz hermano menor con más experiencia que todos los demás personajes, y el perfectamente predecible final en el que la felicidad resulta estar más cerca de lo que todos creían. Los actores son bastante anónimos pero tolerables, y hay un par de cameos bien utilizados que logran generar una o dos sonrisas.
Sin embargo, ninguno de esos magros atributos bastan para recomendar la película porque el guión simplemente no es gracioso, especialmente si ya se han visto algunas de las tantas comedias sexuales juveniles que siguieron el éxito de la mencionada American Pie, y que aparentemente agotaron todas las variaciones del mismo tema. De hecho, no me explico por qué Rápido y Fogoso tuvo estreno en cines, cuando merecía formar parte del amorfo montón de horribles estrenos directos a DVD (como Cougar Club, Pledge This, Dorm Daze y otras que afortunadamente ya olvidé) que también giran en torno a un grupo de adolescentes obsesionados con el sexo. Entonces, sugiero evitar esta aburrida película que no funciona ni por méritos propios ni como barata imitación de American Pie... lo cual tampoco sería un gran halago.
Calificación: 3
Reciclando el viejo estándar de "joven que necesita urgentemente perder su virginidad" (y de paso copiando el argumento de la semi-clásica The Sure Thing), Rápido y Fogoso sigue a un trío de amigos (dos hombres y una chica) conduciendo varios cientos de kilómetros para que Ian (Josh Zuckerman) pueda acostarse con Tasty (Katrina Bowden), una mujer que conoció en línea, y que le ofreció sexo seguro con la condición de que la visitara al volante de un clásico automóvil deportivo. Por supuesto el camino les depara todo tipo de aventuras y problemas, desde menonitas sarcásticos hasta esposos iracundos. Y, claro, Ian no se da cuenta de que la mujer perfecta ha estado siempre a su lado.
No hay cliché que se quede sin usar en Rápido y Fogoso, ni escena que no hayamos visto en otras películas: la embarazosa situación sexual descubierta por los padres del protagonista, el insoportable hermano mayor que lo tortura constantemente (James Marsden en uno de los escasos roles graciosos en la película), el precoz hermano menor con más experiencia que todos los demás personajes, y el perfectamente predecible final en el que la felicidad resulta estar más cerca de lo que todos creían. Los actores son bastante anónimos pero tolerables, y hay un par de cameos bien utilizados que logran generar una o dos sonrisas.
Sin embargo, ninguno de esos magros atributos bastan para recomendar la película porque el guión simplemente no es gracioso, especialmente si ya se han visto algunas de las tantas comedias sexuales juveniles que siguieron el éxito de la mencionada American Pie, y que aparentemente agotaron todas las variaciones del mismo tema. De hecho, no me explico por qué Rápido y Fogoso tuvo estreno en cines, cuando merecía formar parte del amorfo montón de horribles estrenos directos a DVD (como Cougar Club, Pledge This, Dorm Daze y otras que afortunadamente ya olvidé) que también giran en torno a un grupo de adolescentes obsesionados con el sexo. Entonces, sugiero evitar esta aburrida película que no funciona ni por méritos propios ni como barata imitación de American Pie... lo cual tampoco sería un gran halago.
Calificación: 3
domingo, 25 de enero de 2009
La Novia de Mi Mejor Amigo (My Best Friend's Girl)
No soy particularmente aficionado a las comedias románticas, pero he visto suficientes para darme cuenta de que es indispensable que la pareja central sea lo suficientemente agradable para hacer que el público quiera verlos juntos al final de la película (un buen ejemplo podría ser Some Kind of Wonderful, del director Howard Deutch). Si cuentan con ese esencial ingrediente, pueden disculparse los blandos chistes, las trilladas situaciones y los artificiales conflictos con los se amarga la relación media hora antes de que termine la película, preparando el terreno para el "gran gesto romántico" que reunirá de nuevo a la pareja antes de que lleguen los créditos finales.
Por eso no sé si La Novia de Mi Mejor Amigo (¿¡también de Howard Deutch!?) es increíblemente innovadora o simplemente espantosa, pues la pareja protagónica me pareció insoportable por una colorida variedad de razones. Ustedes mismos decidan: al principio de la película conocemos a Tank (Dane Cook), quien gana dinero prestando un inusual servicio: cuando una mujer se enoja con su novio, éste contrata secretamente a Tank para que salga con ella y se comporte de manera grosera, ofensiva y en general intolerable durante la cita. De ese modo la mujer se dará cuenta de lo bueno que era su ex-novio (comparativamente), y regresará a él con los brazos abiertos. Por eso cuando su amigo Dustin (Jason Biggs) tiene problemas con la guapa Alexis (Kate Hudson), Tank ofrece sus servicios. Dustin se muestra un poco aprensivo, pues conoce los extremos niveles de grosería que emplea Tank, pero finalmente acepta la propuesta. No obstante, el problema sólo empeora cuando Alexis termina enamorándose de Tank, quien no desea traicionar a su amigo Dustin, pero al mismo tiempo reconoce que es rara la mujer que lo encuentra aceptable como pareja... ¿cómo resolver tan delicada situación? Respuesta: con más insultos y procacidad.
Usualmente no trago las rutinas del vulgar comediante Dane Cook, aunque debo admitir que es perfecto para el papel de Tank. Ignoro si se habrá ceñido al guión, o si improvisó gran parte de sus ofensivos parlamentos, pero la verdad es que pocos actores podrían vomitar constantes groserías con esa energía y convicción. Sin embargo ahí termina el realismo, pues resulta difícil creer que Kate Hudson (o casi cualquier mujer en el mundo) tendría tan baja autoestima como para verse "intrigada" o atraída por los peores comportamientos del irritante fulano. Para ser totalmente honestos, debo confesar que no estoy casado, y ha pasado bastante tiempo desde que estuve en una relación romántica. Por eso ignoro si el cortejo entre parejas ha "evolucionado" hasta los niveles que muestra la película, pero voy a suponer que no, y que La Novia de Mi Mejor Amigo está usando brutal exageración para hacernos reír.
¿Lo logra? Supongo que la tolerancia de cada espectador determinará su reacción ante los más viles insultos y soeces actitudes. No estoy diciendo que me hayan ofendido... como fan de Kevin Smith, Chris Rock, George Carlin y Eddie Murphy, creo que reconozco y aprecio el uso de lenguaje vulgar en contextos humorísticos. Simplemente me costó trabajo conciliar esa "técnica" con el usualmente meloso mensaje de las comedias románticas. Y, como dije, no ayuda mucho que haya encontrado a todos los personajes antipáticos y artificiales.
No sé si debo recomendar La Novia de Mi Mejor Amigo o emitir una alarmada advertencia contra su obscena actitud. Como dije, reí varias veces, pero también noté varias personas saliéndose del cine (principalmente parejas jóvenes), y no me imagino viendo al película en compañía de una mujer en la que no tuviera la mayor confianza posible... el tipo de confianza que permite flatulencia en el lecho compartido (¿Qué puedo decir? Creo que me contagió la película). Por otro lado, nunca pensé que una comedia romántica retara así las pre-concepciones que tengo sobre ese género, de modo que será mejor tomar el camino fácil de siempre y decir que La Novia de Mi Mejor Amigo me pareció un experimento interesante que tiene el potencial de explotar en la cara del espectador... o de hacerlo reír. Mucha suerte decidiendo.
Calificación: 6.5
Por eso no sé si La Novia de Mi Mejor Amigo (¿¡también de Howard Deutch!?) es increíblemente innovadora o simplemente espantosa, pues la pareja protagónica me pareció insoportable por una colorida variedad de razones. Ustedes mismos decidan: al principio de la película conocemos a Tank (Dane Cook), quien gana dinero prestando un inusual servicio: cuando una mujer se enoja con su novio, éste contrata secretamente a Tank para que salga con ella y se comporte de manera grosera, ofensiva y en general intolerable durante la cita. De ese modo la mujer se dará cuenta de lo bueno que era su ex-novio (comparativamente), y regresará a él con los brazos abiertos. Por eso cuando su amigo Dustin (Jason Biggs) tiene problemas con la guapa Alexis (Kate Hudson), Tank ofrece sus servicios. Dustin se muestra un poco aprensivo, pues conoce los extremos niveles de grosería que emplea Tank, pero finalmente acepta la propuesta. No obstante, el problema sólo empeora cuando Alexis termina enamorándose de Tank, quien no desea traicionar a su amigo Dustin, pero al mismo tiempo reconoce que es rara la mujer que lo encuentra aceptable como pareja... ¿cómo resolver tan delicada situación? Respuesta: con más insultos y procacidad.
Usualmente no trago las rutinas del vulgar comediante Dane Cook, aunque debo admitir que es perfecto para el papel de Tank. Ignoro si se habrá ceñido al guión, o si improvisó gran parte de sus ofensivos parlamentos, pero la verdad es que pocos actores podrían vomitar constantes groserías con esa energía y convicción. Sin embargo ahí termina el realismo, pues resulta difícil creer que Kate Hudson (o casi cualquier mujer en el mundo) tendría tan baja autoestima como para verse "intrigada" o atraída por los peores comportamientos del irritante fulano. Para ser totalmente honestos, debo confesar que no estoy casado, y ha pasado bastante tiempo desde que estuve en una relación romántica. Por eso ignoro si el cortejo entre parejas ha "evolucionado" hasta los niveles que muestra la película, pero voy a suponer que no, y que La Novia de Mi Mejor Amigo está usando brutal exageración para hacernos reír.
¿Lo logra? Supongo que la tolerancia de cada espectador determinará su reacción ante los más viles insultos y soeces actitudes. No estoy diciendo que me hayan ofendido... como fan de Kevin Smith, Chris Rock, George Carlin y Eddie Murphy, creo que reconozco y aprecio el uso de lenguaje vulgar en contextos humorísticos. Simplemente me costó trabajo conciliar esa "técnica" con el usualmente meloso mensaje de las comedias románticas. Y, como dije, no ayuda mucho que haya encontrado a todos los personajes antipáticos y artificiales.
No sé si debo recomendar La Novia de Mi Mejor Amigo o emitir una alarmada advertencia contra su obscena actitud. Como dije, reí varias veces, pero también noté varias personas saliéndose del cine (principalmente parejas jóvenes), y no me imagino viendo al película en compañía de una mujer en la que no tuviera la mayor confianza posible... el tipo de confianza que permite flatulencia en el lecho compartido (¿Qué puedo decir? Creo que me contagió la película). Por otro lado, nunca pensé que una comedia romántica retara así las pre-concepciones que tengo sobre ese género, de modo que será mejor tomar el camino fácil de siempre y decir que La Novia de Mi Mejor Amigo me pareció un experimento interesante que tiene el potencial de explotar en la cara del espectador... o de hacerlo reír. Mucha suerte decidiendo.
Calificación: 6.5
sábado, 24 de enero de 2009
Hotel Para Perros (Hotel for Dogs)
Hace una semana escribí sobre la irritación que me causó Marley y Yo con su empalagoso sentimentalismo. La lógica dictaría que esta semana Hotel Para Perros debería causar una similar (o peor) reacción por ser aún más irreal, forzada y artificial. Sin embargo, la diferencia está en la intención. Mientras que Marley y Yo pretende ser un semi-serio y realista retrato de la vida con un perro, Hotel Para Perros nunca pretende ser más que una fantasía infantil (producida por Nickelodeon, por si quedaran dudas) sin un atisbo de seriedad, credibilidad... o innovación. El beneficio oculto de eso es que, al no intentar mucho, lo poco que logra basta para cumplir su mediocre función.
Hotel Para Perros sigue a Andi (Emma Roberts) y Bruce (Jake T. Austin), hermanos huérfanos que han pasado por muchos hogares adoptivos debido a sus travesuras y rebeldía, que incluye mantener secretamente a un perro llamado Friday como mascota. Y ahora, aún con el peligro de perder a su más recientes padres (Lisa Kudrow y Kevin Dillon), los hermanos deciden establecer y mantener un hotel para perros: en realidad un edificio abandonado donde albergan tantos perros callejeros como puedan adoptar, con ayuda de dos empleados de una tienda de mascotas. Desde luego el plan no cae muy bien a los adultos de la localidad, incluyendo a los villanos de la perrera, los vecinos y la policía, que aún persigue a Andi por un par de fraudes que cometió para poder comprar alimento para sus "huéspedes".
Como puede esperarse, el guión de Hotel Para Perros no deja que cosas tan absurdas como la realidad se interpongan en el camino de la historia, de modo que tenemos perros callejeros mágicamente adiestrados para realizar complicados trucos, manejar mecanismos electrónicos que Bruce construye (tan complejos que el niño podría ganar una fortuna escribiendo para la revista Make), una inagotable reserva de piezas para tales mecanismos y, sobre todo, cuatro jóvenes con el suficiente tiempo libre (y la dedicación) para mantener el elaborado hotel. Pero bueno... como dije, la cinta es una fantasía, y si pude tragar los desvaríos de Zathura o Charlie and the Chocolate Factory, sin duda puedo aceptar las inexplicables hazañas perrunas de Hotel Para Perros aunque se desarrolle en el mundo "real", y no en el espacio exterior o en el universo burtoniano... además ¿cómo podría resistirme a una película que se atreve a incluir un perro con tres patas?
El humor de la película (y el inocuo romance entre la chica y un amigo) está a la altura de cualquier programa infantil de Nickelodeon (muy apropiado, supongo) y aunque no logró provocarme más de una o dos sonrisas (el simulador de automóvil es bastante ingenioso), los niños que estaban en el cine rieron con bastante frecuencia (sin contar las instancias de "aaaaooooh" después de alguna escena particularmente "tierna"), lo cual me invita a deducir que la amanerada historia funcionó bien para su público objetivo. Por mi parte, agradecí en silencio varias cosas: que los personajes humanos fueran más o menos simpáticos y con mínima "actitud"; que la fantasía no incluyera mundos mágicos secretos; y que la trama no postulara que la base indiscutible de la felicidad es usar ropa de moda (como en Wild Child y Aquamarine, ambas también con Emma Roberts).
Entonces, contra toda lógica y orgullo propio debo dar una limitada recomendación a Hotel Para Perros como una cordial e inofensiva película para niños que no aburrirá demasiado a los padres, y que al menos transmite moralejas más nobles y útiles que las de tantas otras cintas para niños que sólo buscan explotar modas pasajeras, artistas prefabricados y franquicias televisivas. Sí, es manipuladora, absurda y predecible, pero dudo que funcionara de otra forma. Y si el genial actor Don Cheadle la consideró suficientemente buena para incluirse en su elenco (quizás para pagar la mensualidad de su hipoteca), habrá que aceptar que no fue del todo mala.
Calificación: 6.5
Hotel Para Perros sigue a Andi (Emma Roberts) y Bruce (Jake T. Austin), hermanos huérfanos que han pasado por muchos hogares adoptivos debido a sus travesuras y rebeldía, que incluye mantener secretamente a un perro llamado Friday como mascota. Y ahora, aún con el peligro de perder a su más recientes padres (Lisa Kudrow y Kevin Dillon), los hermanos deciden establecer y mantener un hotel para perros: en realidad un edificio abandonado donde albergan tantos perros callejeros como puedan adoptar, con ayuda de dos empleados de una tienda de mascotas. Desde luego el plan no cae muy bien a los adultos de la localidad, incluyendo a los villanos de la perrera, los vecinos y la policía, que aún persigue a Andi por un par de fraudes que cometió para poder comprar alimento para sus "huéspedes".
Como puede esperarse, el guión de Hotel Para Perros no deja que cosas tan absurdas como la realidad se interpongan en el camino de la historia, de modo que tenemos perros callejeros mágicamente adiestrados para realizar complicados trucos, manejar mecanismos electrónicos que Bruce construye (tan complejos que el niño podría ganar una fortuna escribiendo para la revista Make), una inagotable reserva de piezas para tales mecanismos y, sobre todo, cuatro jóvenes con el suficiente tiempo libre (y la dedicación) para mantener el elaborado hotel. Pero bueno... como dije, la cinta es una fantasía, y si pude tragar los desvaríos de Zathura o Charlie and the Chocolate Factory, sin duda puedo aceptar las inexplicables hazañas perrunas de Hotel Para Perros aunque se desarrolle en el mundo "real", y no en el espacio exterior o en el universo burtoniano... además ¿cómo podría resistirme a una película que se atreve a incluir un perro con tres patas?
El humor de la película (y el inocuo romance entre la chica y un amigo) está a la altura de cualquier programa infantil de Nickelodeon (muy apropiado, supongo) y aunque no logró provocarme más de una o dos sonrisas (el simulador de automóvil es bastante ingenioso), los niños que estaban en el cine rieron con bastante frecuencia (sin contar las instancias de "aaaaooooh" después de alguna escena particularmente "tierna"), lo cual me invita a deducir que la amanerada historia funcionó bien para su público objetivo. Por mi parte, agradecí en silencio varias cosas: que los personajes humanos fueran más o menos simpáticos y con mínima "actitud"; que la fantasía no incluyera mundos mágicos secretos; y que la trama no postulara que la base indiscutible de la felicidad es usar ropa de moda (como en Wild Child y Aquamarine, ambas también con Emma Roberts).
Entonces, contra toda lógica y orgullo propio debo dar una limitada recomendación a Hotel Para Perros como una cordial e inofensiva película para niños que no aburrirá demasiado a los padres, y que al menos transmite moralejas más nobles y útiles que las de tantas otras cintas para niños que sólo buscan explotar modas pasajeras, artistas prefabricados y franquicias televisivas. Sí, es manipuladora, absurda y predecible, pero dudo que funcionara de otra forma. Y si el genial actor Don Cheadle la consideró suficientemente buena para incluirse en su elenco (quizás para pagar la mensualidad de su hipoteca), habrá que aceptar que no fue del todo mala.
Calificación: 6.5
viernes, 23 de enero de 2009
El Espíritu (The Spirit)
Como decía mi abuelito: "Zapatero a tus zapatos".
He leído comics desde niño, pero quizás los hubiera dejado atrás junto con la infancia (como le ocurre a mucha gente) si no hubiera sido por la obra de Frank Miller. Su famoso período en Daredevil, seguido por su doble triunfo revitalizando a Batman (con The Dark Knight Returns y Batman: Year One) llegó en el momento justo para enseñarme las alturas narrativas y visuales a las que podían llegar los comics cuando se atrevían a trascender los entretenidos pero vacuos nichos de super-héroes y humor infantil (aunque también le debo ese favor a Grant Morrison, Alan Moore y Neil Gaiman). Y aunque la posterior carrera de Frank Miller nunca igualó esas icónicas obras, sobra decir que se ha mantenido como un pilar en el arte secuencial, cuyos trabajos continúan avanzando los límites del medio y estableciendo estándares que el resto de sus colegas aspiran a seguir.
Por todo eso y más, sus fans quedamos encantados con la noticia de que, tras el éxito comercial y artístico de la película Sin City (inspirada en otra de sus famosas obras), Miller mismo se encargaría de escribir y dirigir la adaptación fílmica del seminal comic The Spirit, creado por el legendario Will Eisner, quien durante los cuarentas y cincuentas básicamente modernizó el naciente medio del comic y resultó ser tan influyente en el futuro de esta disciplina como medio siglo después lo sería Frank Miller. Las optimistas noticias siguieron llegando con la lista de estrellas (especialmente femeninas) que se integraron al elenco, y aunque el papel principal quedó en manos de un actor casi desconocido, tuve confianza en que Miller sabía lo que hacía, y que de ninguna manera traicionaría la obra de Eisner, su ídolo, amigo y mentor. Pero, como en uno de los amargos y cínicos finales del comic The Spirit, nuestro optimismo fue grotescamente pisoteado por la película que ahora tenemos que sufrir.
The Spirit sigue las aventuras del epónimo héroe, alter-ego del ex-policía Denny Colt (Gabriel Macht), quien después de morir en el transcurso de su peligrosa profesión regresa a la vida como un vigilante justiciero e inmortal, protegiendo a los ciudadanos de Ciudad Central contra los coloridos villanos que acechan en sus calles. Al principio de la película conocemos al Pulpo (Samuel L. Jackson), eterno enemigo de Spirit, quien desesperadamente busca un artículo que le conferirá gran poder; pero por diseño o accidente el valioso objeto cae en manos de Sand Saref (Eva Mendes), amiga de Colt que prefirió seguir una vida criminal. Y así, durante casi dos horas vemos un desfile de ambiguas y tediosas escenas que de algún modo siguen la obsesión del Pulpo con su invaluable objeto y de Colt con capturar al Pulpo. Enjuague y repita.
La verdad es que hay muchas cosas positivas en The Spirit, pero por cada vistosa imagen, seductora "femme fatale" o graciosa línea de diálogo, hay que soportar un guión turbio e incoherente, repleto de aburridos monólogos y escenas que no parecen tener punto, quedándose además mucho más tiempo del que necesitan... o merecen. Podría achacar tales fallas al editor de la película, pero eso no explica las planas actuaciones ni el más plano nivel emocional de la película, que pretende ser operática y extravagante, pero que sólo consigue frustrar con sus constantes cambios de tono y su pretenciosa actitud. No hace falta decir que Miller seguramente vio trabajando a su colega Robert Rodríguez en Sin City y decidió copiar el mismo estilo visual (después de todo, él lo inspiró con sus novelas gráficas) y técnica de personajes reales sobre fondos digitales. Es una lástima que lo que no copió fue la más básica labor del director: guiar a los actores, proveer contexto emocional y orquestar escenas con ritmo y significado. El resultado es una cinta visualmente impresionante pero narrativamente hueca, que efectivamente ignora todo lo bueno del comic The Spirit y abraza todo lo malo del cine moderno.
En fin, no culpo a Miller por haber reunido un elenco de guapas actrices para dar vida a las múltiples mujeres que habitan el mundo de Spirit, sólo para después ignorar sus actuaciones; tampoco lo culpo por haber fallado al escribir un libreto para cine, que obviamente requiere talento muy distinto al necesario para crear un gran comic. Pero sí lo culpo por la arrogancia representada en esta película, que muestra todos los síntomas de haber sido creada por un "artista" más interesado en el estilo que en la sustancia de su obra. Jeph Loeb, otro gran escritor de comics, estuvo envuelto en la temprana pre-producción de The Spirit, y supuestamente su interpretación de la historia era más parecida al cine "noir" de los cuarentas, lo cual hubiera resultado más apropiado para respetar el espíritu de The Spirit (je). Pero Miller descartó el trabajo de Loeb cuando se incorporó al proyecto, y aunque su nueva visión es definitivamente atractiva en un nivel, pierde toda relevancia al carecer de aventura, suspenso y emoción. De cualquier modo seguiré admirando a Miller... siempre y cuando se quede en el medio artístico que mejor domina. Zapatero a tus zapatos... y dibujante a tu tintero.
Calificación: 5
He leído comics desde niño, pero quizás los hubiera dejado atrás junto con la infancia (como le ocurre a mucha gente) si no hubiera sido por la obra de Frank Miller. Su famoso período en Daredevil, seguido por su doble triunfo revitalizando a Batman (con The Dark Knight Returns y Batman: Year One) llegó en el momento justo para enseñarme las alturas narrativas y visuales a las que podían llegar los comics cuando se atrevían a trascender los entretenidos pero vacuos nichos de super-héroes y humor infantil (aunque también le debo ese favor a Grant Morrison, Alan Moore y Neil Gaiman). Y aunque la posterior carrera de Frank Miller nunca igualó esas icónicas obras, sobra decir que se ha mantenido como un pilar en el arte secuencial, cuyos trabajos continúan avanzando los límites del medio y estableciendo estándares que el resto de sus colegas aspiran a seguir.
Por todo eso y más, sus fans quedamos encantados con la noticia de que, tras el éxito comercial y artístico de la película Sin City (inspirada en otra de sus famosas obras), Miller mismo se encargaría de escribir y dirigir la adaptación fílmica del seminal comic The Spirit, creado por el legendario Will Eisner, quien durante los cuarentas y cincuentas básicamente modernizó el naciente medio del comic y resultó ser tan influyente en el futuro de esta disciplina como medio siglo después lo sería Frank Miller. Las optimistas noticias siguieron llegando con la lista de estrellas (especialmente femeninas) que se integraron al elenco, y aunque el papel principal quedó en manos de un actor casi desconocido, tuve confianza en que Miller sabía lo que hacía, y que de ninguna manera traicionaría la obra de Eisner, su ídolo, amigo y mentor. Pero, como en uno de los amargos y cínicos finales del comic The Spirit, nuestro optimismo fue grotescamente pisoteado por la película que ahora tenemos que sufrir.
The Spirit sigue las aventuras del epónimo héroe, alter-ego del ex-policía Denny Colt (Gabriel Macht), quien después de morir en el transcurso de su peligrosa profesión regresa a la vida como un vigilante justiciero e inmortal, protegiendo a los ciudadanos de Ciudad Central contra los coloridos villanos que acechan en sus calles. Al principio de la película conocemos al Pulpo (Samuel L. Jackson), eterno enemigo de Spirit, quien desesperadamente busca un artículo que le conferirá gran poder; pero por diseño o accidente el valioso objeto cae en manos de Sand Saref (Eva Mendes), amiga de Colt que prefirió seguir una vida criminal. Y así, durante casi dos horas vemos un desfile de ambiguas y tediosas escenas que de algún modo siguen la obsesión del Pulpo con su invaluable objeto y de Colt con capturar al Pulpo. Enjuague y repita.
La verdad es que hay muchas cosas positivas en The Spirit, pero por cada vistosa imagen, seductora "femme fatale" o graciosa línea de diálogo, hay que soportar un guión turbio e incoherente, repleto de aburridos monólogos y escenas que no parecen tener punto, quedándose además mucho más tiempo del que necesitan... o merecen. Podría achacar tales fallas al editor de la película, pero eso no explica las planas actuaciones ni el más plano nivel emocional de la película, que pretende ser operática y extravagante, pero que sólo consigue frustrar con sus constantes cambios de tono y su pretenciosa actitud. No hace falta decir que Miller seguramente vio trabajando a su colega Robert Rodríguez en Sin City y decidió copiar el mismo estilo visual (después de todo, él lo inspiró con sus novelas gráficas) y técnica de personajes reales sobre fondos digitales. Es una lástima que lo que no copió fue la más básica labor del director: guiar a los actores, proveer contexto emocional y orquestar escenas con ritmo y significado. El resultado es una cinta visualmente impresionante pero narrativamente hueca, que efectivamente ignora todo lo bueno del comic The Spirit y abraza todo lo malo del cine moderno.
En fin, no culpo a Miller por haber reunido un elenco de guapas actrices para dar vida a las múltiples mujeres que habitan el mundo de Spirit, sólo para después ignorar sus actuaciones; tampoco lo culpo por haber fallado al escribir un libreto para cine, que obviamente requiere talento muy distinto al necesario para crear un gran comic. Pero sí lo culpo por la arrogancia representada en esta película, que muestra todos los síntomas de haber sido creada por un "artista" más interesado en el estilo que en la sustancia de su obra. Jeph Loeb, otro gran escritor de comics, estuvo envuelto en la temprana pre-producción de The Spirit, y supuestamente su interpretación de la historia era más parecida al cine "noir" de los cuarentas, lo cual hubiera resultado más apropiado para respetar el espíritu de The Spirit (je). Pero Miller descartó el trabajo de Loeb cuando se incorporó al proyecto, y aunque su nueva visión es definitivamente atractiva en un nivel, pierde toda relevancia al carecer de aventura, suspenso y emoción. De cualquier modo seguiré admirando a Miller... siempre y cuando se quede en el medio artístico que mejor domina. Zapatero a tus zapatos... y dibujante a tu tintero.
Calificación: 5
jueves, 22 de enero de 2009
Otis
Impulsado por el éxito de películas como Hostel (y su secuela), los remakes de The Texas Chainsaw Massacre y The Hills Have Eyes (y sus respectivas secuelas) y Saw (y sus interminables secuelas), el cine de tortura (también conocido por el amarillista término de "porno-tortura") ascendió rápidamente en el gusto de los aficionados al terror, y con igual rapidez parece estar extinguiéndose, dejando el terreno libre para la siguiente obligatoria etapa: la sátira de ese controversial sub-género.
Otis es quizás la primera película que acepta el reto de encontrar humor en el rancio concepto del villano que secuestra jóvenes para torturarlas y satisfacer sus torcidos impulsos sexuales. En gran medida lo logra, encontrando un ingenioso e inesperado giro que da un enfoque totalmente nuevo a la fórmula. Pero así como hace muchas cosas bien, también tropieza en varios aspectos que tienden a diluir sus considerables logros. Sin embargo, no puedo negar que la experiencia resultó ser muy diferente a la que ofrecen muchas otras películas que manejan los mismos temas sin imaginación o gracia.
El Otis del título es un obeso y obsesivo repartidor de pizzas con la horrible costumbre de secuestrar atractivas chicas, encadenarlas en su sótano y usarlas para recrear (con muchas mejoras) su adolescencia. Así es como Riley (Ashley Johnson), su más reciente víctima, se ve en el involuntario papel de porrista que admira al mejor jugador de fútbol (Otis), o como quinceañera con su mejor vestido en el baile de graduación acompañando a su apuesta pareja (Otis), o en un automóvil en el autocinema, soportando las torpes manos de su tímido novio (Otis). Pero cuando Riley logra escapar, su desesperada familia (irritada ante la impotencia de la policía) mantiene el secreto sobre la identidad del secuestrador, pues planea cobrar venganza a su muy personal manera.
Como dije, el libreto de Otis rebosa humor (aunque no siempre funciona) y su principal fuente es la familia de la víctima, que desde antes de ser secuestrada vive en un entorno suburbano previsiblemente disfuncional, con un hermano apático (Jared Kusnitz), un padre pusilánime (Daniel Stern) y una madre dominante (Ileana Douglas) que no duda en mostrar violenta iniciativa para vengar las vejaciones inflingidas a su hija... y más allá. No cabe duda que la familia aporta los mejores momentos de la película, en los que el realismo de sus reacciones genera genuino impacto emocional... pero también son culpables de generar las peores escenas, en las que sus exageradas actuaciones nos sacan de la historia y diluyen la tensión. Los primeros veinte minutos (que nos muestran al villano y sus métodos) y la media hora final (donde vemos la venganza de la familia) son lo mejor de la película y supongo que por sí mismos hacen que Otis merezca una recomendación. Pero la hora intermedia transcurre pesadamente, mostrándonos por un lado las aburridas obsesiones del villano y la estoica actitud de su víctima, y por otro la tediosa investigación en la que un inepto agente del FBI riñe con la cada vez más antagónica familia, en repetitivas escenas que pudieron abreviarse sin alterar la historia y sin cansarnos con redundantes discusiones y ruidosa gritería. En resumen, parece que el director y guionista encontró un sólido concepto, pero no tuvo suficiente confianza en él, de modo que decidió añadir elementos y situaciones que obstruyeron lo bueno de su idea y enfatizaron lo malo.
Quizás las fallas de Otis me parecieron más notorias porque el resto funciona bastante bien y, a fin de cuentas, no queda más que admitir que incluso con sus deficiencias resulta mucho mejor que tantas otras cintas similares que no aspiran a nada que no sea regurgitar los bien conocidos ingredientes de la tortuosa receta. Pero para no terminar con ese vago elogio, diré que un elemento que me sorprendió agradablemente fue la música. Como asiduo espectador de cine independiente de terror, estoy acostumbrado a escuchar bandas sonoras que van de lo simplista a lo pretencioso; de pistas orquestales generadas digitalmente hasta genéricas canciones de rock, usualmente donadas por grupos desconocidos que gustosamente contribuyen a cambio de la exposición que la cinta les dará (o porque son amigos del director). No obstante, Otis luce una impresionante colección de famosas canciones (Venus, de Shocking Blue; Cum On Feel the Noize de Quiet Riot; Don't Fear the Reaper, de Blue Oyster Cult; I Ran, de A Flock of Seagulls, etc.), interpretadas por los artistas originales, un impresionante (¡y seguramente costoso!) logro que aporta considerable atmósfera y credibilidad a una humilde cinta que resultó mucho mejor de lo que yo esperaba, pero no lo suficiente como para aclamarla incondicionalmente. Pero bueno... mientras no llegue una mejor sátira del cine de tortura, supongo que Otis podrá presumir de estar en la cima de su raro nicho y no estará mintiendo. Veremos cuánto le dura el gusto.
Calificación: 7
Otis es quizás la primera película que acepta el reto de encontrar humor en el rancio concepto del villano que secuestra jóvenes para torturarlas y satisfacer sus torcidos impulsos sexuales. En gran medida lo logra, encontrando un ingenioso e inesperado giro que da un enfoque totalmente nuevo a la fórmula. Pero así como hace muchas cosas bien, también tropieza en varios aspectos que tienden a diluir sus considerables logros. Sin embargo, no puedo negar que la experiencia resultó ser muy diferente a la que ofrecen muchas otras películas que manejan los mismos temas sin imaginación o gracia.
El Otis del título es un obeso y obsesivo repartidor de pizzas con la horrible costumbre de secuestrar atractivas chicas, encadenarlas en su sótano y usarlas para recrear (con muchas mejoras) su adolescencia. Así es como Riley (Ashley Johnson), su más reciente víctima, se ve en el involuntario papel de porrista que admira al mejor jugador de fútbol (Otis), o como quinceañera con su mejor vestido en el baile de graduación acompañando a su apuesta pareja (Otis), o en un automóvil en el autocinema, soportando las torpes manos de su tímido novio (Otis). Pero cuando Riley logra escapar, su desesperada familia (irritada ante la impotencia de la policía) mantiene el secreto sobre la identidad del secuestrador, pues planea cobrar venganza a su muy personal manera.
Como dije, el libreto de Otis rebosa humor (aunque no siempre funciona) y su principal fuente es la familia de la víctima, que desde antes de ser secuestrada vive en un entorno suburbano previsiblemente disfuncional, con un hermano apático (Jared Kusnitz), un padre pusilánime (Daniel Stern) y una madre dominante (Ileana Douglas) que no duda en mostrar violenta iniciativa para vengar las vejaciones inflingidas a su hija... y más allá. No cabe duda que la familia aporta los mejores momentos de la película, en los que el realismo de sus reacciones genera genuino impacto emocional... pero también son culpables de generar las peores escenas, en las que sus exageradas actuaciones nos sacan de la historia y diluyen la tensión. Los primeros veinte minutos (que nos muestran al villano y sus métodos) y la media hora final (donde vemos la venganza de la familia) son lo mejor de la película y supongo que por sí mismos hacen que Otis merezca una recomendación. Pero la hora intermedia transcurre pesadamente, mostrándonos por un lado las aburridas obsesiones del villano y la estoica actitud de su víctima, y por otro la tediosa investigación en la que un inepto agente del FBI riñe con la cada vez más antagónica familia, en repetitivas escenas que pudieron abreviarse sin alterar la historia y sin cansarnos con redundantes discusiones y ruidosa gritería. En resumen, parece que el director y guionista encontró un sólido concepto, pero no tuvo suficiente confianza en él, de modo que decidió añadir elementos y situaciones que obstruyeron lo bueno de su idea y enfatizaron lo malo.
Quizás las fallas de Otis me parecieron más notorias porque el resto funciona bastante bien y, a fin de cuentas, no queda más que admitir que incluso con sus deficiencias resulta mucho mejor que tantas otras cintas similares que no aspiran a nada que no sea regurgitar los bien conocidos ingredientes de la tortuosa receta. Pero para no terminar con ese vago elogio, diré que un elemento que me sorprendió agradablemente fue la música. Como asiduo espectador de cine independiente de terror, estoy acostumbrado a escuchar bandas sonoras que van de lo simplista a lo pretencioso; de pistas orquestales generadas digitalmente hasta genéricas canciones de rock, usualmente donadas por grupos desconocidos que gustosamente contribuyen a cambio de la exposición que la cinta les dará (o porque son amigos del director). No obstante, Otis luce una impresionante colección de famosas canciones (Venus, de Shocking Blue; Cum On Feel the Noize de Quiet Riot; Don't Fear the Reaper, de Blue Oyster Cult; I Ran, de A Flock of Seagulls, etc.), interpretadas por los artistas originales, un impresionante (¡y seguramente costoso!) logro que aporta considerable atmósfera y credibilidad a una humilde cinta que resultó mucho mejor de lo que yo esperaba, pero no lo suficiente como para aclamarla incondicionalmente. Pero bueno... mientras no llegue una mejor sátira del cine de tortura, supongo que Otis podrá presumir de estar en la cima de su raro nicho y no estará mintiendo. Veremos cuánto le dura el gusto.
Calificación: 7
martes, 20 de enero de 2009
Che, El Argentino (Che, Part One)
Sé que Ernesto "Che" Guevara es una de esas figuras históricas que causan controversia por tener igual número de admiradores y detractores. Personalmente no sé lo suficiente para tener una postura propia... simplemente considero que cualquier personaje político, de cualquier época, puede ser transformado en héroe o villano según el contexto en el que se ubique su obra, y según la perspectiva de quien lo quiera mirar.
Es obvio que el director Steven Soderbergh está dentro de los admiradores de ese célebre revolucionario argentino-cubano, y supongo que tiene todo el derecho de basar su película Che en material muy subjetivo (el libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, escrito por el mismo Guevara) pues evidentemente no fue su intención filmar una sobria y balanceada biografía... sin embargo, esa inusual actitud logró lo que muchas otras biografías no consiguen. He visto demasiadas cintas biográficas que pretenden mostrarnos la vida de alguien famoso, pero para hacerlo sienten la necesidad de diluirla y modificarla para que encaje en el clásico formato de película hollywoodense: introducción de personajes, desarrollo, conflicto, resolución, final feliz (o triste... da igual). Este proceso es útil para hacer las películas más asimilables y comerciales, pero al mismo tiempo reduce al sujeto a una mera colección de viñetas "importantes" que casi nunca nos ilustran en verdad sobre el intangible elemento que hizo único al individuo en cuestión.
Por el contrario, Che ignora toda regla narrativa, desechando estructuras pre-fabricadas y manipulación dramática para mostrarnos varios momentos relevantes en la vida de Guevara, ubicándonos en medio de la acción sin mucha explicación o contexto más allá del que logramos deducir en cada escena. Y así, a lo largo de dos horas y con un estilo casi documental, vemos la planeación y ejecución del golpe de estado que derrocó a Fulgencio Batista como dictador de Cuba (pero no vemos el ascenso político del Che, ni su papel en el régimen de Fidel Castro... supongo que eso vendrá en la segunda parte de esta extraña épica histórica). Como puede esperarse, también los actores siguen esa directiva y su trabajo resulta extraordinario, libre de afectaciones histriónicas y cien por ciento natural. No hay diferencia alguna entre los famosos (Benicio del Toro, Demián Bichir) y los desconocidos... todos dejan de ser "actores" para convertirse en campesinos, soldados, guerrilleros o lo que haga falta para complementar la increíble atmósfera de la película.
Es muy probable que Che podrá ser apreciada al máximo sólo por estudiosos y académicos que hayan memorizado de principio a fin la vida de Ernesto Guevara. Igualmente supongo que sólo ellos podrían evaluar la veracidad de su contenido y el realismo de la ejecución. Y también imagino que la película resultará aburrida y confusa para quien sólo espere una de las mencionadas biografías hollywoodenses, cuidadosamente planeadas para máximo entretenimiento e impacto emocional. En cierto modo aprecio que Soderbergh haya respetado lo suficiente a su sujeto (y a su público) como para entregarnos una versión más honesta y directa... pero creo que un poco de contexto o explicación hubiera hecho la experiencia más clara y didáctica.
Al parecer no puedo escribir sobre una película de Steven Soderbergh sin decir lo mismo: Che es un experimento fascinante y, al igual que cualquier "historia oficial", su triunfo o fracaso dependerá de la particular visión y expectativa de cada persona. Yo no esperaba denuncia política ni idolatría revolucionaria, sino sólo una película interesante que invitara a pensar, y desde ese punto de vista creo que Che cumplió su cometido con el beneficio adicional de mostrarnos lo que puede ser una biografía cuando pierde el miedo de asustar a su público. Francamente, no tengo mucho interés en ver la segunda parte para saber más sobre el "Che" Guevara... pero sí tengo muchas ganas de verla para presenciar la continuación de este raro experimento fílmico. No sé si esa fue la intención del director, pero funcionó en mi caso.
Calificación: 8
Es obvio que el director Steven Soderbergh está dentro de los admiradores de ese célebre revolucionario argentino-cubano, y supongo que tiene todo el derecho de basar su película Che en material muy subjetivo (el libro Pasajes de la Guerra Revolucionaria, escrito por el mismo Guevara) pues evidentemente no fue su intención filmar una sobria y balanceada biografía... sin embargo, esa inusual actitud logró lo que muchas otras biografías no consiguen. He visto demasiadas cintas biográficas que pretenden mostrarnos la vida de alguien famoso, pero para hacerlo sienten la necesidad de diluirla y modificarla para que encaje en el clásico formato de película hollywoodense: introducción de personajes, desarrollo, conflicto, resolución, final feliz (o triste... da igual). Este proceso es útil para hacer las películas más asimilables y comerciales, pero al mismo tiempo reduce al sujeto a una mera colección de viñetas "importantes" que casi nunca nos ilustran en verdad sobre el intangible elemento que hizo único al individuo en cuestión.
Por el contrario, Che ignora toda regla narrativa, desechando estructuras pre-fabricadas y manipulación dramática para mostrarnos varios momentos relevantes en la vida de Guevara, ubicándonos en medio de la acción sin mucha explicación o contexto más allá del que logramos deducir en cada escena. Y así, a lo largo de dos horas y con un estilo casi documental, vemos la planeación y ejecución del golpe de estado que derrocó a Fulgencio Batista como dictador de Cuba (pero no vemos el ascenso político del Che, ni su papel en el régimen de Fidel Castro... supongo que eso vendrá en la segunda parte de esta extraña épica histórica). Como puede esperarse, también los actores siguen esa directiva y su trabajo resulta extraordinario, libre de afectaciones histriónicas y cien por ciento natural. No hay diferencia alguna entre los famosos (Benicio del Toro, Demián Bichir) y los desconocidos... todos dejan de ser "actores" para convertirse en campesinos, soldados, guerrilleros o lo que haga falta para complementar la increíble atmósfera de la película.
Es muy probable que Che podrá ser apreciada al máximo sólo por estudiosos y académicos que hayan memorizado de principio a fin la vida de Ernesto Guevara. Igualmente supongo que sólo ellos podrían evaluar la veracidad de su contenido y el realismo de la ejecución. Y también imagino que la película resultará aburrida y confusa para quien sólo espere una de las mencionadas biografías hollywoodenses, cuidadosamente planeadas para máximo entretenimiento e impacto emocional. En cierto modo aprecio que Soderbergh haya respetado lo suficiente a su sujeto (y a su público) como para entregarnos una versión más honesta y directa... pero creo que un poco de contexto o explicación hubiera hecho la experiencia más clara y didáctica.
Al parecer no puedo escribir sobre una película de Steven Soderbergh sin decir lo mismo: Che es un experimento fascinante y, al igual que cualquier "historia oficial", su triunfo o fracaso dependerá de la particular visión y expectativa de cada persona. Yo no esperaba denuncia política ni idolatría revolucionaria, sino sólo una película interesante que invitara a pensar, y desde ese punto de vista creo que Che cumplió su cometido con el beneficio adicional de mostrarnos lo que puede ser una biografía cuando pierde el miedo de asustar a su público. Francamente, no tengo mucho interés en ver la segunda parte para saber más sobre el "Che" Guevara... pero sí tengo muchas ganas de verla para presenciar la continuación de este raro experimento fílmico. No sé si esa fue la intención del director, pero funcionó en mi caso.
Calificación: 8
lunes, 19 de enero de 2009
Netherbeast Incorporated
El modo más claro y conciso para describir la pelicula Netherbeast Incorporated es: The Office con vampiros. Desafortunadamente el potencial que sugiere ese extraño híbrido no es totalmente aprovechada por un guión impreciso y no tan gracioso como pretende ser.
Basado en un famoso corto, el largometraje Netherbeast Incorporated sigue los problemas que enfrentan en sus diarias tareas los trabajadores de la empresa Berm-Tech Industries, muy similares a los que experimenta cualquier oficinista: jefes ineptos, compañeros odiosos, mala organización... la única diferencia es que todos los empleados de Berm-Tech son vampiros (aunque es un término que prefieren evitar), y además de sobrevivir en el competitivo entorno corporativo actual, también tienen que ocultar su presencia al resto del mundo mientras sobreviven alimentándose de carne y sangre humana. En general tienen su rutina bastante bien adaptada, pero las cosas se complican cuando un especialista en eficiencia llega inesperadamente a "optimizar procesos", y empieza a descubrir detalles muy extraños en el funcionamiento de la empresa... y no sólo en lo que respecta a productividad.
La idea es bastante ingeniosa y, gracias al perfecto elenco, hay muchas simpáticas escenas que van desde el surrealista humor de encontrar reemplazo para un compañero muerto con una estaca en el corazón, hasta las incómodas risas que generan los constantes esfuerzos por aparentar normalidad en un lugar lleno de vampiros. Más aún, es posible encontrar dentro de la trama algunos incisivos comentarios sobre la mentalidad corporativa contemporánea, con el vampirismo funcionando como metáfora o analogía de muchas situaciones que resultarán familiares para quien trabaje en una oficina (como la dificultad de ser "el nuevo", o las delicadas maniobras requeridas para señalar evidentes errores cometidos por un jefe ciego a su propia ineptitud). El problema es que esos momentos graciosos forman parte de una historia difusa y torpemente estructurada. Para empezar, la mitología que el guión construye para explicar los orígenes y métodos del vampirismo resulta demasiado compleja, ilógica y arbitraria. Parecería que el escritor se vio en la necesidad de inventar nuevas reglas y rebuscadas condiciones (como la existencia de un misterioso mineral necesario para la supervivencia de los vampiros... ¿perdón?) con la única función de añadir tensión y drama a una fórmula que, en mi humilde opinión, hubiera funcionado mejor con un enfoque más simple e intuitivo.
Mencioné hace un momento al elenco, y aunque el sobrecargado libreto obstruye la narrativo de la película, los bien seleccionados actores contribuyen positivamente a su éxito. Los veteranos comediantes Darrell Hammond (más conocido por su extraordinaria parodia de Bill Clinton en Saturday Night Live) y Dave Foley (quizás más famoso por su participación en el excelente "sitcom" Newsradio) son las caras más conocidas en la película, y no niego que tengan muy buen desempeño en ella; pero los más sobresalientes intérpretes son los menos famosos Steve Burns (¡de Blue's Clues!) y Amy Davidson, protagonistas de un clásico romance prohibido entre vampiro y humano, que no sólo resulta humorístico, sino bien desarrollado y hasta emotivo por el realismo de las reacciones y actitudes de los personajes (aunque el fetiche ventrílocuo de la joven puede parecer exagerado...) Aparecen también otros célebres actores (como Robert Wagner, Judd Nelson y Jason Mewes), pero sus participaciones son relativamente cortas, tanto en tiempo como en entusiasmo. Sobra decir que Netherbeast Incorporated es un proyecto de muy reducido presupuesto, y quizás algunas "celebridades" consideraron que no hace falta invertir gran devoción en un papel cuando la paga es reducida.
No estoy seguro de cuál podría ser el público perfecto para esta inusual cinta. El especializado (y ocasionalmente incómodo) humor al estilo de The Office podría resultar demasiado sutil o afectado para algunos fans del terror; mientras que la sangre, violencia y forzada mitología tal vez ahuyenten a los espectadores casuales que sólo buscan una ligera comedia. A fin de cuentas no puedo negar que Netherbeast Incorporated me hizo reír varias veces, y que disfruté la copiosa (pero inofensiva) violencia, pero los mencionados defectos del sinuoso libreto evitaron que la disfrutara más. Creo que merece una escueta recomendación, pero observando que sus partes aisladas funcionan mejor que el todo. Quizás con mayor espíritu de marca, optimización de identidad y práctica competitiva, este proyecto hubiera tenido más sinergia, mejor "branding" y operatividad funcional interna. Estamos en contacto.
Calificación: 6.5
Basado en un famoso corto, el largometraje Netherbeast Incorporated sigue los problemas que enfrentan en sus diarias tareas los trabajadores de la empresa Berm-Tech Industries, muy similares a los que experimenta cualquier oficinista: jefes ineptos, compañeros odiosos, mala organización... la única diferencia es que todos los empleados de Berm-Tech son vampiros (aunque es un término que prefieren evitar), y además de sobrevivir en el competitivo entorno corporativo actual, también tienen que ocultar su presencia al resto del mundo mientras sobreviven alimentándose de carne y sangre humana. En general tienen su rutina bastante bien adaptada, pero las cosas se complican cuando un especialista en eficiencia llega inesperadamente a "optimizar procesos", y empieza a descubrir detalles muy extraños en el funcionamiento de la empresa... y no sólo en lo que respecta a productividad.
La idea es bastante ingeniosa y, gracias al perfecto elenco, hay muchas simpáticas escenas que van desde el surrealista humor de encontrar reemplazo para un compañero muerto con una estaca en el corazón, hasta las incómodas risas que generan los constantes esfuerzos por aparentar normalidad en un lugar lleno de vampiros. Más aún, es posible encontrar dentro de la trama algunos incisivos comentarios sobre la mentalidad corporativa contemporánea, con el vampirismo funcionando como metáfora o analogía de muchas situaciones que resultarán familiares para quien trabaje en una oficina (como la dificultad de ser "el nuevo", o las delicadas maniobras requeridas para señalar evidentes errores cometidos por un jefe ciego a su propia ineptitud). El problema es que esos momentos graciosos forman parte de una historia difusa y torpemente estructurada. Para empezar, la mitología que el guión construye para explicar los orígenes y métodos del vampirismo resulta demasiado compleja, ilógica y arbitraria. Parecería que el escritor se vio en la necesidad de inventar nuevas reglas y rebuscadas condiciones (como la existencia de un misterioso mineral necesario para la supervivencia de los vampiros... ¿perdón?) con la única función de añadir tensión y drama a una fórmula que, en mi humilde opinión, hubiera funcionado mejor con un enfoque más simple e intuitivo.
Mencioné hace un momento al elenco, y aunque el sobrecargado libreto obstruye la narrativo de la película, los bien seleccionados actores contribuyen positivamente a su éxito. Los veteranos comediantes Darrell Hammond (más conocido por su extraordinaria parodia de Bill Clinton en Saturday Night Live) y Dave Foley (quizás más famoso por su participación en el excelente "sitcom" Newsradio) son las caras más conocidas en la película, y no niego que tengan muy buen desempeño en ella; pero los más sobresalientes intérpretes son los menos famosos Steve Burns (¡de Blue's Clues!) y Amy Davidson, protagonistas de un clásico romance prohibido entre vampiro y humano, que no sólo resulta humorístico, sino bien desarrollado y hasta emotivo por el realismo de las reacciones y actitudes de los personajes (aunque el fetiche ventrílocuo de la joven puede parecer exagerado...) Aparecen también otros célebres actores (como Robert Wagner, Judd Nelson y Jason Mewes), pero sus participaciones son relativamente cortas, tanto en tiempo como en entusiasmo. Sobra decir que Netherbeast Incorporated es un proyecto de muy reducido presupuesto, y quizás algunas "celebridades" consideraron que no hace falta invertir gran devoción en un papel cuando la paga es reducida.
No estoy seguro de cuál podría ser el público perfecto para esta inusual cinta. El especializado (y ocasionalmente incómodo) humor al estilo de The Office podría resultar demasiado sutil o afectado para algunos fans del terror; mientras que la sangre, violencia y forzada mitología tal vez ahuyenten a los espectadores casuales que sólo buscan una ligera comedia. A fin de cuentas no puedo negar que Netherbeast Incorporated me hizo reír varias veces, y que disfruté la copiosa (pero inofensiva) violencia, pero los mencionados defectos del sinuoso libreto evitaron que la disfrutara más. Creo que merece una escueta recomendación, pero observando que sus partes aisladas funcionan mejor que el todo. Quizás con mayor espíritu de marca, optimización de identidad y práctica competitiva, este proyecto hubiera tenido más sinergia, mejor "branding" y operatividad funcional interna. Estamos en contacto.
Calificación: 6.5
domingo, 18 de enero de 2009
Dulces Sueños (The Good Night)
Qué gran desilusión. Pero era de esperarse... la comedia Dulces Sueños tiene un impresionante elenco de talento internacional, y sin embargo se mantuvo "enlatada" durante casi un año. Ahora tras su mediocre desempeño en varios mercados del mundo finalmente nos llega como "estreno de relleno".
El argumento es otra instancia del popular "hombre maduro tiene crisis existencial". En este caso el hombre es Gary Shaller, un ex-músico de rock deprimido por ver su vida reducida a escribir "jingles" publicitarios. Pero su depresión podría curarse cuando una exótica mujer se le aparece en sueños, y Gary comienza a investigar la disciplina de "sueños lúcidos" con el fin de tomar control sobre las bizarras situaciones que su subconsciente está creando. Sin embargo, esa obsesión empieza a afectar su matrimonio con Dora (Gwyneth Paltrow) y su relación con su mejor amigo Paul (Simon Pegg)... situación que sólo empeora cuando Gary conoce a la versión real de la mujer que lo visita en sueños.
Los personajes de Dulces Sueños son marginalmente graciosos; el tema de los sueños lúcidos es demasiado vago, pero podría tener potencial humorístico. Sin embargo el libreto elige centrarse en las más mundanas (y tediosas) actividades del protagonista, arrastrándonos durante noventa poco interesantes minutos de escenas carentes de energía e inteligencia. Lo único que marginalmente rescata la experiencia son las actuaciones del mencionado elenco, que si bien debe luchar contra el insulso material, al menos consigue transmitir al espectador un poco de sus respectivos talentos, ya sea humor (en el caso de Freeman y Pegg), drama (Gwyneth Paltrow y la guapa Penélope Cruz) o indescriptible presencia (Danny DeVito, Michael Gambon).
Dulces Sueños representa el debut en largometrajes de Jake Paltrow (sí, hermano de Gwyneth), y aunque admiro su capacidad para atraer tan distinto pero considerable talento, no puedo aplaudir su lerdo estilo, y mucho menos su inusual capacidad para fallar con tantos recursos a su favor. Esta será una crítica muy corta, porque siento que ya perdí demasiado tiempo en esta cinta, y sólo me queda advertir a otros fans de Pegg, Freeman y demás, que no caigan en la misma trampa. Mejor vean otra vez sus DVDs de The Office (versión británica) o Spaced , y ahórrense la decepción. Sólo así mi aburrimiento no habrá sido en vano.
Calificación: 3
El argumento es otra instancia del popular "hombre maduro tiene crisis existencial". En este caso el hombre es Gary Shaller, un ex-músico de rock deprimido por ver su vida reducida a escribir "jingles" publicitarios. Pero su depresión podría curarse cuando una exótica mujer se le aparece en sueños, y Gary comienza a investigar la disciplina de "sueños lúcidos" con el fin de tomar control sobre las bizarras situaciones que su subconsciente está creando. Sin embargo, esa obsesión empieza a afectar su matrimonio con Dora (Gwyneth Paltrow) y su relación con su mejor amigo Paul (Simon Pegg)... situación que sólo empeora cuando Gary conoce a la versión real de la mujer que lo visita en sueños.
Los personajes de Dulces Sueños son marginalmente graciosos; el tema de los sueños lúcidos es demasiado vago, pero podría tener potencial humorístico. Sin embargo el libreto elige centrarse en las más mundanas (y tediosas) actividades del protagonista, arrastrándonos durante noventa poco interesantes minutos de escenas carentes de energía e inteligencia. Lo único que marginalmente rescata la experiencia son las actuaciones del mencionado elenco, que si bien debe luchar contra el insulso material, al menos consigue transmitir al espectador un poco de sus respectivos talentos, ya sea humor (en el caso de Freeman y Pegg), drama (Gwyneth Paltrow y la guapa Penélope Cruz) o indescriptible presencia (Danny DeVito, Michael Gambon).
Dulces Sueños representa el debut en largometrajes de Jake Paltrow (sí, hermano de Gwyneth), y aunque admiro su capacidad para atraer tan distinto pero considerable talento, no puedo aplaudir su lerdo estilo, y mucho menos su inusual capacidad para fallar con tantos recursos a su favor. Esta será una crítica muy corta, porque siento que ya perdí demasiado tiempo en esta cinta, y sólo me queda advertir a otros fans de Pegg, Freeman y demás, que no caigan en la misma trampa. Mejor vean otra vez sus DVDs de The Office (versión británica) o Spaced , y ahórrense la decepción. Sólo así mi aburrimiento no habrá sido en vano.
Calificación: 3
sábado, 17 de enero de 2009
Marley y Yo (Marley & Me)
Durante los primeros minutos de Marley y Yo hay una escena tan ridículamente empalagosa (la pareja besándose en la nieve, mientras comienza la canción Shiny Happy People de R.E.M. ) que creí necesario considerarla irónica, lo cual despertó mi entusiasmo pues pensé que me esperaba una traviesa sátira de las películas "tiernas" sobre animales que cambian la vida de personas que lo necesitan. Después de todo, no me pareció posible que una actitud tan sentimentaloide y "rosa" pudiera tomarse en serio. Sin embargo, conforme avanzó la película me di cuenta de que me había equivocado y no había ironía alguna en el cursi guión.
Marley y Yo sigue las peripecias del epónimo Marley (Clyde), un perro labrador retriever adorable pero indisciplinado que enriquece la vida y cambia las actitudes de sus dueños John (Owen Wilson) y Jennifer (Jennifer Aniston) a lo largo de trece años en los que la pareja experimenta varios cambios, triunfos y las normales vicisitudes de la vida en familia. Eso es todo... no hay realmente una historia definida, sino sólo un desfile de momentos optimistas o dramáticos separados por graciosas anécdotas centradas en el caótico comportamiento de Marley.
Como algunos lectores sabrán, soy amante de los perros (de todos los animales en general), y he vivido literalmente toda mi vida con al menos uno (ahora son cuatro, todos rescatados de la calle) de esos notables animales compartiendo mi casa. Realmente los considero como miembros de la familia y no como juguetes desechables. Ciertamente los cuido y atiendo con gusto, aunque no llevo ese entusiasmo al grado de comprar la revista Dog Fancy ni a tratarlos como mimados niños. Creo que desde su punto de vista todos somos parte de la misma jauría y estoy perfectamente cómodo en ese papel. Y siempre los saco a pasear con correa.
Por eso me irritó ver los forzados chistes que mostraban al perro haciendo travesuras que, en gran medida, podrían haberse evitado con un poco de sentido común por parte de los dueños (¿en serio, amarrar el vigoroso perro a una ligera mesa de plástico? ¿Por qué no mejor atar su correa a la silla de ruedas de un anciano? ¿Qué podría salir mal?). Aclaro: no estoy viendo la película como hechos reales (aunque está inspirada por un libro basado en la vida de su escritor) y espero no estar proyectando demasiado mi ideología en este artículo... simplemente estoy criticando el guión, escrito con el menor esfuerzo posible, amparándose en el factor "cute" del simpático perro y sus juguetonas hazañas. No sentí que la cinta tuviera intención alguna de crear personajes interesantes, situaciones realistas o una historia sólida y entretenida. No puedo negar que reí en un par de ocasiones ("¿De quién es ese perro?"), pero a fin de cuentas Marley y Yo me pareció una versión más "seria" de Beethoven y sus interminables secuelas, que no pasan de ser una exhibición de chascos caninos, pero que al menos no pretenden ser melodramas románticos realistas con personajes sofisticados y actores sobre-pagados. No serán películas perfectas, pero para el caso me gustaron más My Dog Skip y la más aniñada Because of Winn-Dixie; también fueron fábulas pre-fabricadas, pero las encontré un poco más honestas y digeribles que los artificiales sentimentalismos de Marley y Yo.
Me gusta el eventual mensaje de la trama; me agrada la combinación de Jennifer Aniston y Owen Wilson, y la adición del gran Alan Arkin mejora bastante la película (por no mencionar el rápido cameo de Dave Barry, mi humorista favorito); me gusta el perro protagónico y la intención de retratar la relación realista entre canino y humano. Pero no siento que hayan conseguido expresarla de manera balanceada y honesta. Sin embargo, me dieron ganas de leer el libro que inspiró la película, lo cual es el mayor halago que puedo hacer a Marley y Yo. Supongo que puedo recomendarla en su más básico nivel como melodrama familiar con agradables actores, pero no tragué ni uno de sus de sus acaramelados intentos por conmovernos... incluyendo su tremendamente manipulador final.
Calificación: 6
Marley y Yo sigue las peripecias del epónimo Marley (Clyde), un perro labrador retriever adorable pero indisciplinado que enriquece la vida y cambia las actitudes de sus dueños John (Owen Wilson) y Jennifer (Jennifer Aniston) a lo largo de trece años en los que la pareja experimenta varios cambios, triunfos y las normales vicisitudes de la vida en familia. Eso es todo... no hay realmente una historia definida, sino sólo un desfile de momentos optimistas o dramáticos separados por graciosas anécdotas centradas en el caótico comportamiento de Marley.
Como algunos lectores sabrán, soy amante de los perros (de todos los animales en general), y he vivido literalmente toda mi vida con al menos uno (ahora son cuatro, todos rescatados de la calle) de esos notables animales compartiendo mi casa. Realmente los considero como miembros de la familia y no como juguetes desechables. Ciertamente los cuido y atiendo con gusto, aunque no llevo ese entusiasmo al grado de comprar la revista Dog Fancy ni a tratarlos como mimados niños. Creo que desde su punto de vista todos somos parte de la misma jauría y estoy perfectamente cómodo en ese papel. Y siempre los saco a pasear con correa.
Por eso me irritó ver los forzados chistes que mostraban al perro haciendo travesuras que, en gran medida, podrían haberse evitado con un poco de sentido común por parte de los dueños (¿en serio, amarrar el vigoroso perro a una ligera mesa de plástico? ¿Por qué no mejor atar su correa a la silla de ruedas de un anciano? ¿Qué podría salir mal?). Aclaro: no estoy viendo la película como hechos reales (aunque está inspirada por un libro basado en la vida de su escritor) y espero no estar proyectando demasiado mi ideología en este artículo... simplemente estoy criticando el guión, escrito con el menor esfuerzo posible, amparándose en el factor "cute" del simpático perro y sus juguetonas hazañas. No sentí que la cinta tuviera intención alguna de crear personajes interesantes, situaciones realistas o una historia sólida y entretenida. No puedo negar que reí en un par de ocasiones ("¿De quién es ese perro?"), pero a fin de cuentas Marley y Yo me pareció una versión más "seria" de Beethoven y sus interminables secuelas, que no pasan de ser una exhibición de chascos caninos, pero que al menos no pretenden ser melodramas románticos realistas con personajes sofisticados y actores sobre-pagados. No serán películas perfectas, pero para el caso me gustaron más My Dog Skip y la más aniñada Because of Winn-Dixie; también fueron fábulas pre-fabricadas, pero las encontré un poco más honestas y digeribles que los artificiales sentimentalismos de Marley y Yo.
Me gusta el eventual mensaje de la trama; me agrada la combinación de Jennifer Aniston y Owen Wilson, y la adición del gran Alan Arkin mejora bastante la película (por no mencionar el rápido cameo de Dave Barry, mi humorista favorito); me gusta el perro protagónico y la intención de retratar la relación realista entre canino y humano. Pero no siento que hayan conseguido expresarla de manera balanceada y honesta. Sin embargo, me dieron ganas de leer el libro que inspiró la película, lo cual es el mayor halago que puedo hacer a Marley y Yo. Supongo que puedo recomendarla en su más básico nivel como melodrama familiar con agradables actores, pero no tragué ni uno de sus de sus acaramelados intentos por conmovernos... incluyendo su tremendamente manipulador final.
Calificación: 6