Uno de los más fascinantes personajes en la mitología moderna es sin  duda Sherlock Holmes y, como corresponde a todo  héroe literario, sus aventuras fueron llevadas al cine prácticamente  desde el momento de su creación, comenzando por la epónima Sherlock Holmes, de 1916.  Desde entonces el famoso detective creado por Sir Arthur Conan Doyle ha aparecido en más de  doscientos programas de televisión, series radiales y películas, incluyendo las que interpretó  Basil Rathbone entre 1939 y 1946,  consideradas por muchos como la versión definitiva del personaje. Sin  embargo, hay muchas interesantes variantes que no necesariamente  siguieron al pie de la letra la adusta prosa de Doyle; sin ir muy lejos,  la reciente Sherlock Holmes (de Guy  Ritchie) ofreció una interesante perspectiva con más énfasis en la  acción y con el genial Robert Downey, Jr. apropiándose del papel; sin  embargo mi Holmes favorito sigue siendo el gran George C. Scott en la  bizarra, pero muy entretenida They Might Be Giants.La trama se ubica en Nueva York, en época actual (o "actual" al momento de filmarse la película, a principios de los años 70s). El protagonista es Justin Playfair (George C. Scott), exitoso abogado que perdió la razón tras el fallecimiento de su esposa, y por eso su ambicioso hermano Blevins (Lester Rawlins) quiere declararlo legalmente incompetente para controlar su fortuna. Pero no será tan fácil, pues la enfermedad de Justin es muy curiosa... el hombre está convencido de ser el legendario Sherlock Holmes, y no solo lo emula en su característica vestimenta, sino en su tremenda sagacidad mental, con la que asombra a los doctores que tratan de analizarlo. Desde luego "Holmes" desprecia cualquier ayuda médica, y solo quiere que lo dejen tranquilo para poder resolver un "caso" nuevo que exige su atención. Pero su opinión cambia cuando conoce a la psiquiatra encargada de atenderlo... cuyo nombre es nada menos que la Dra. Watson (Joanne Woodward). Entonces "Holmes" la adopta de inmediato como asistente y, con la confusa doctora a cuestas, comienza su investigación sobre la más reciente fechoría de su eterno enemigo, el Profesor Moriarty.
La primera mitad  de They Might Be Giants es una  maravillosa combinación de elegante humor, chispeantes diálogos e  inteligentes homenajes al legado literario de Sherlock Holmes. Aunque el  protagonista no siempre se toma la molestia de explicar sus procesos  lógicos, es muy divertido presenciar su análisis de personas y  situaciones para desentrañar misterios o resolver problemas... aunque  sean tan triviales como abordar un taxi. Lo mejor de todo es que nunca  estamos totalmente seguros de la locura de "Holmes"... desde luego es un  hombre que adoptó una fantasía como mecanismo de defensa contra la  pérdida de su esposa; pero también hay sutiles pistas que sugieren la  existencia de una conspiración real, con un "Moriarty" detrás de los  eventos que retrata la película, de modo que la historia nos va  atrapando, hasta hacernos cómplices en la locura del protagonista,  poniéndonos de su lado para que cumpla exitosamente su misión.
El  problema (siempre hay un problema) llega con la segunda mitad de la  película. Poco a poco la historia pierde cohesión y termina acercándose  peligrosamente a la farsa, gracias a algunos momentos de torpe  "slapstick" y a una conclusión que bordea en la incoherencia... aunque  algunos le llamarían "realismo mágico". Como sea, me parece un error  desperdiciar las firmes bases de la historia con una conclusión ambigua y  nada satisfactoria. O quizás el director Anthony Harvey nos preparó una trampa, y todos los elementos  cuidadosamente colocados para hacernos creer que la película se dirigía  a un punto específico eran meras ilusiones; de ese modo sentimos una  similar confusión a la que experimenta "Holmes" cuando sus planes no  rinden los frutos esperados. O una tercera alternativa: Harvey  simplemente no supo cómo terminar la película.
A pesar de ese  considerable tropiezo, They Might Be Giants merece una cauta  recomendación por el sobresaliente trabajo de George C. Scott y Joanne Woodward. Quizás no sean muy conocidos por las  nuevas generaciones de cinéfilos, pero en su momento fueron enormes  íconos de la pantalla grande, y con mucha razón. Además de sus  impecables actuaciones individuales podemos disfrutar la traviesa  química generada por su interacción, repleta de guiños al espectador  pero sin dejarnos olvidar el nudo dramático y las consecuencias que  amenazan a los protagonistas si llegara a derrumbarse el "castillo en el  aire" de sus delirios detectivescos. Y, por si fuera poco, me encantó  descubrir que, tras esa densa maraña de ideas, locura y misterios,  persiste la esencia de Doyle mismo, con una sólida base intelectual  adornada por humor y personajes vibrantes que capturan la imaginación  del lector (o espectador).E
ntonces, dista mucho de ser una  película perfecta, pero sigo viendo con cariño They Might Be Giants por  su irreverente pero preciso retrato de un Sherlock Holmes moderno y a  la vez antiguo, con una actitud adecuada para la urbe contemporánea, sin  olvidar el refinamiento del Londres victoriano. Supongo que podría  llamársele "cinta de culto" con la implícita aceptación de fallas  significativas que no alcanzan a destruir sus grandes virtudes... al  menos desde el punto de vista de sus admiradores. Desafortunadamente el  DVD se encuentra descontinuado, aunque algunos comerciantes lo venden a precios  exorbitantes; por eso la mejor opción para verla parecen ser los canales  de películas clásicas, donde puede descubrirse ocasionalmente como una  piedra semi-preciosa de escaso valor material, pero alto nivel  recreativo. No se si Arthur Conan Doyle hubiera aprobado este "frívolo"  tratamiento de su creación; pero sin duda se hizo con la mejor intención  de respetar su memoria. Si tan sólo Moriarty no hubiera arruinado el  final...Calificación: 8
Menuda sorpresa encontrarme una crítica aquí de esa curiosa película. Yo la vi, la primera vez, hace mucho tiempo y efectivamente la primera mitad me pareció genial. Lástima que perdiera el rumbo en la segunda mitad, tanto, que sentí una enorme pena por el personaje que interpreta Scott por la forma en que se estaba echando a perder el ritmo de la historia, especialmente por ese ininteligible final. ¿Sería esa la intención? Aunque por otra parte, leí por ahí que algunos se lo achacan a la edición final que impuso el estudio que la produjo, donde se eliminaron escenas en el montaje.
ResponderBorrarComo sea que sea, lo que sí estoy seguro que lo que seguramente estuvo a punto de ser una memorable cinta de culto ahora es una curiosidad casi desconocida.
Una verdadera lástima.
Saludos.
@lfredo: Me alegra que alguien más la conozca! Y, desde luego, coincido con lo que dices. Pero la primera parte me gusta tanto que después de haberla visto varias veces ya no me irrita ese inexplicable final ;-) Saludos y feliz fin de semana!
ResponderBorrarPues justamente ayer vi esta película, atraído por el argumento y puedo decir que no me decepcionó. Como bien apuntáis, el inicio es sublime. Nos presentan un Sherlock Holmes cuidadoso con los detalles, lógico, sagaz,...
ResponderBorrarLa figura de la dra. Watson es una sorpresa para mi, desde el momento en que nos la presentan a poco a poco como evoluciona para convertirse en un Sancho, fiel compañero de Don Quijote.
La película tiene muchas referencias a Don Quijote, desde el título (en inglés), hasta algunos comentarios sobre él, pasando por la trama principal que es la de un doctor que sigue a su paciente en su locura y en el que al final acaba creyendo en él.
El final se deshincha un poco o no, según si has logrado ver a los "gigantes" :)
Koryrik: Me da gusto que hayas tenido oportunidad de verla, y muchas gracias por esa interesante perspectiva; aunque los personajes hacen la mención de Don Quijote, yo no había profundizado tanto en la analogía, y suena sin duda apropiada. Mucha suerte y un saludo!
ResponderBorrarLa vi hace algun tiempo, me parecio una historia singular, y no me parece que se pierda continuidad porque el personaje de Scott precisamente es asi, por el escape de la realidad y la complejidad de la vida y su relacion con el personaje de J.Woodward, brillantemente interpretados. Es una pelicula que quizas no sea muy conocida, pero si es inolvidable.
ResponderBorrarAnónimo: Entiendo lo que dices sobre el personaje de "Holmes", y sin duda es consistente su escape de la realidad. Pero el resto de la historia está tan ingeniosamente construida, que no pude evitar decepcionarme con ese súbito giro final hacia la fantasía. Por lo demás, concuerdo en que es inolvidable. Gracias y saludos!
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