Del director de Dumpster Baby y Mondo Bondo, nos llega ahora la indescriptible Dear God No!, una perversa y alucinante destilación de temas extraídos del "mejor" cine de explotación setentero. Esto fue lo que intentaron hacer Quentin Tarantino en Death Proof, y Rob Zombie en The Devil's Rejects; sin embargo el director James Bickert es el artículo genuino, y por lo tanto logró crear una joya de mal gusto y depravación con mínimo dinero y nula influencia de Hollywood (y nulo sentido común, lo cual solo hace la experiencia más deliciosa).
Al principio de Dear God No! encontramos una violenta pandilla de motociclistas llamados "Impalers" terminando su más reciente "hazaña" (asesinar brutalmente a un grupo de monjas). A continuación se dirigen a un inmundo bar "honky tonk" para concretar ciertos asuntos ilegales con el dueño del establecimiento. Desafortunadamente la "negociación" termina en balazos, y los motociclistas huyen tras asesinar a todos los testigos de la masacre, incluyendo dos policías que trataban de imponer el orden. Entonces, para ocultarse temporalmente de la ley, la pandilla se refugia en la remota cabaña del Dr. Marco (Paul McComiskey), un científico con turbio pasado que vive con su tímida hija Edna (Madeline Brumby), aún deprimida por el fallecimiento de su madre, quizás como consecuencia de los misteriosos experimentos de su padre. Pero los pandilleros no están interesados en la ciencia, y proceden a inflingir todo tipo de torturas, tanto físicas como mentales, en el profesor y su hija, así como en la pareja de recién casados que tuvo la mala fortuna de visitarlos ese día. Y cuando las torturas alcanzan el más grotesco nivel de inhumanidad, llega Sasquatch.
El cine de explotación se ha vuelto un popular modelo creativo para cineastas modernos, no solo por su nostalgia implícita, sino porque puede servir como justificación de la falta de talento y bajos valores de producción que usualmente aquejan el cine de horror independiente. Muchos directores piensan que su ineptitud y errores podrán parecer intencionales si hacen una película "retro", emulando el cine de los setentas y ochentas. Gran error. Excelentes obras como Hobo With a Shotgun, House of the Devil, y ahora Dear God No!, nos enseñan que hace falta genuino talento para producir una buena película con esas características, y que no bastan los filtros de "película vieja" ni los vestuarios de época para conseguir una narrativa interesante y entretenida. Dear God No! podrá tener un argumento simple, exagerado y hasta absurdo, pero también posee suficiente energía y convicción dramática para capturarnos en la acción y mantenernos en suspenso, al mismo tiempo que nos hace reír con su patente estupidez y ridículos personajes. Suena contradictorio, pero la combinación funciona muy bien para quien sepa apreciar este menospreciado estilo cinematográfico.
No obstante, la cinta está muy lejos de ser perfecta. Su tono general hace irrelevante la diferencia entre lo que está mal hecho por decisión propia (por ejemplo, los efectos especiales al nivel de Herschell Gordon Lewis) y lo que quedó mal por falta de talento (las actuaciones), pero aún así hay cosas que siguen sintiéndose como fallas. En el papel de los desalmados "Impalers" tenemos auténticos "bikers" que simplemente canalizan su actitud natural para dar realismo a sus diálogos; sin embargo las víctimas no tienen igual suerte, pues sus actuaciones se sienten rígidas y más amateur de lo que parece aceptable. También tengo algunas objeciones sobre la edición; la cinta dura apenas ochenta minutos, y aún así está repleta de relleno innecesario. Supongo que puede ser parte del humor "retro" y, técnicamente hablando, no tengo objeción en ver "strippers" con máscaras de Richard Nixon bailando durante los numerosos pasajes musicales de Dear God No! Pero... ¿casi diez minutos de lo mismo? Hay una línea entre el humor repetitivo y el aburrimiento, y el director no tiene objeción en cruzarla tantas veces como sea necesario para "inflar" el metraje de la cinta.
Pero bueno, el contenido real que rodea este relleno es suficientemente divertido, perverso y energético para disculpar cualquier indulgencia "creativa", así que puedo recomendar Dear God No! para conocedores del cine de explotación que quieran ver algo muy cercano a "joyas" clásicas como I Spit on Your Grave, Ilsa: She Wolf of the SS o Thriller: A Cruel Picture, pero realizado sin el artífice y glamour de las copias hollywoodenses que imitan el estilo, mas no el espíritu de este difícil género. Y será conveniente advertir de nuevo que hay material bastante extremo y ofensivo en la película, así que procedan con precaución. Podrían quedar asqueados ante la monstruosa violencia... o volverse adictos a un estrato cinematográfico repudiado y a veces censurado (por cierto, tuve que comparar el DVD canadiense, pues el norteamericano está “temporalmente agotado“). Les aseguro que no es una adicción fácil de satisfacer.
Calificación: 8.5
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